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Aenyra llegó junto a Jacaerys a dónde iban a entrenar, al llegar se encontró con Aemond y Ser Criston.
--- ¿Y Lucerys? --- pregunto Aenyra a Jacaerys al no ver a su hermano.
Jacaerys comenzó a reír.
--- No vendrá --- dijo el. --- Al parecer tiene miedo de que Aemond cobre venganza ---
Aenyra rodó los ojos y terminaron de acercarse a los dos hombres que los esperaban.
Aemond sonrió al ver a la chica y tomó una espada para entregársela.
--- ¿Comenzamos? --- pregunto Ser Criston, los tres asintieron. --- Los primeros serán Aemond y Jacaerys --- explicó. --- Princesa, conmigo ---
Aenyra alzó la espada que Aemond le había dado y se acercó a Ser Criston.
--- ¿Hasta que alguien muera? --- pregunto Aemond divertido.
Jacaerys lo miro y negó con la cabeza.
--- Hasta que logres desarmar al oponente --- explicó Ser Criston.
---- Le quitas lo divertido ---- Expreso Aenyra sonriendo.
Aemond sonrió divertido pero la risa no duró mucho ya que casi al instante Criston la atacó con la espada, ella lo esquivo gloriosamente y así comenzó el entrenamiento, Ser Criston daba créditos a la chica la cual esquivaba y golpeaba de manera muy buena, pero claro tenía que recordar de quien era hija.
Aemond sin más hizo que Jacaerys perdiera su espada para terminar su entrenamiento y poder ver a la chica contra Ser Criston, quien justo en ese momento avanzaba de reversa esquivando la espada de la mujer la cual se miraba muy concentrada en lo que hacía, en un descuido el hombre casi cae cosa que la mujer aprovecho para hacer un fino pero nada profundo corte en la mano del hombre quien si gimió por el dolor pero no soltó la espada, Aenyra sonrió ante eso y continuo su ataque de pronto Ser Criston estaba contra la espada y la pared, literalmente hablando, aún así no dejaba de defenderse, Criston no pudo evitar poner su espada frente a su rostro para evitar el ataque que la chica haría, grave error ella solo lo había engañado, dio un golpe en el corte que había hecho antes haciendo así que el hombre soltara la espada, la chica al final puso la punta de su espada en el cuello del hombre y sonrió.
