Epílogo

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Sus ojos fueron moviéndose, en señal de que estaba despertando

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Sus ojos fueron moviéndose, en señal de que estaba despertando.

Segundos después, sus parpados se abrieron poco a poco, recibiendo los leves reflejos de rayos del sol en sus pupilas. Tardó unos segundos más en acostumbrar su vista a la luz, pero cuando ya lo hizo, observó el lugar.

Agust se encontraba acostado en una cama de dos plazas, la cual estaba en una amplia habitación. La paredes de esta eran de un color verde pastel, además de que habían pedazos de vidrio y zircon en algunos lugares de las paredes formando figuras abstractas. Un gran ventanal estaba del lado izquierdo de la cama, por la cual entraban los rayos de sol, y una ventisca que transmitía paz cuando movía las finas cortinas.

Su mirada ahora se dirigió al tejado, el cual se veía muy alto, y tenía más pedazos de zircon con algunos espejos pequeños. Agust frunció el ceño. Todo se le hacía conocido, pero no podía definir dónde estaba y como había llegado allí.

Un leve miedo llenó su ser, y lentamente fue sentándose en la cama, observando que tenía puesta una pijama de seda, también de color verde pastel como las paredes. Apretó las sábanas que lo rodeaban con uno de sus puños tratando de calmarse.

Giró su vista hacia la mesita al lado de la cama, dándose cuenta de la velita aromática puesta allí. Manzanilla y miel. Ese era el aroma que esta desprendía. Su aroma favorito.

¿Qué estaba ocurriendo? ¿Qué hacía él allí?

Sus labios temblaban un poco, y sus ojos se aguaron. La ansiedad hacía que quisiera llorar, a eso sumándole que lo último que recordaba no era para nada grato y lindo.

Estando a punto de sollozar, la puerta fue abierta, haciendo que respingara en su lugar y llevara su mirada hacia allí.

Sus ojos se abrieron llenos de sorpresa, pero a la vez de alivio, alegría, y un millar de emociones.

- J-Jimin... - susurró, sin dejar de llorar.

Jimin se acercó a él lo más rápido posible, sentándose frente a su cuerpo, y lo quedó mirando por unos segundos. Su mirada reflejaba toda la emoción, incredulidad y amor que sentía.

- Agust...amor... soy yo...Jimin - dijo sin poder contener sus lágrimas. Llevó sus manos hacia la cara de este, acariciandola como si tuviera miedo de romperla, o como si aún no creyera que de verdad lo estaba tocando.

- Eres tu... - susurró Agust, sin poder dejar de ver directo a sus ojos. - ¿De verdad estás aquí conmigo?

- Si mi niño, estamos aquí juntos. - Sin poder resistirlo, lo tomó en sus brazos y sentandolo en su regazo, lo abrazó con toda la fuerza y cariño que tenía. Agust se aferró a su torso al instante, asentando la cabeza en su pecho.

- Jiminie...¿cómo es posible? Yo...yo...estaba en tus brazos aquella noche en esa bodega, y...

- Shhh...no recuerdes más aquello, eso ya no importa, ahora volviste a mi, nada más interesa. - Jimin acariciaba su cabello y espalda, mientras lloraba y ponía la cabeza sobre la suya.

 "HOTEL CALIFORNIA" || JIMSU - DIKIWhere stories live. Discover now