3. Nuestras dalias.

466 77 36
                                    

Dalias: aunque variando significado según su color, comúnmente usadas para expresar inestabilidad

...

Julián nunca se iba a olvidar de la primera vez que conoció a Emilia.

Ambos nacidos en Calchín, un pequeño pueblo perdido en la vasta extensión que es la provincia de Córdoba, asistieron a la misma escuela desde jardín pero solo se empezaron a hacer amigos en primer grado.

La primera vez que interactuaron, según la memoria del propio Julián, fue en primer grado. Si ahora es tímido, antes era mil veces peor. De chico le costaba muchísimo acoplarse a los círculos sociales, le costaba siquiera hablar con la gente. Solía pasar los recreos solo porque no lograba reunir el valor para preguntarle a los demás chicos si se podía unir a jugar con ellos, realmente le dificultaba la vida. Con mucha fascinación, miraba a los otros nenes jugar al fútbol en los recreos. Él quería ser como ellos, pero no podía.

Hasta que un día su mundo se dió vuelta por la aparición de una nena que con una sonrisa y dulces palabras lo invitó a jugar con ellos.

-Vení Juli, nos falta uno para jugar, sumate.

-Eh... Pero-

Julián no llego a poner excusas que la chica ya lo había agarrado del brazo y lo había llevado hasta la canchita del patio. Él le dijo que no sabía jugar pero ella se rió, dándole poca importancia.

Desde entonces, Emilia lo invitaba siempre a jugar y se hicieron amigos.

Con el tiempo fueron creciendo y su relación también, de repente ya no eran nenes jugando a la pelotita, eran adolescentes experimentando su primera relación juntos. La primera vez las cosas entre ellos no funcionaron y pensaron que era mejor quedarse como amigos. Pero luego de unos años decidieron darse otra oportunidad. Al parecer fue una buena decisión y desde entonces se hicieron novios.

4 años habían pasado desde que decidieron darle otra oportunidad a lo suyo, 4 años en los que todo había cambiado.

Si bien es verdad que los finales felices son cosa de los cuentos de hadas, nada podría haber preparado a Julián para la tosca transición de su relación.

Los primeros meses fueron de ensueño, todo marchaba bien, tan bien que se mudaron a Buenos Aires tal como habían soñado desde chiquitos. Se mudaron juntos y Julián empezó su negocio de flores al mismo tiempo que empezaba a cursar la carrera de ingeniería agronómica, mientras que Emilia trataba de cumplir su sueño de ser profesora de educación física.

Entre sus estudios y el negocio de Julián, no se veían muy seguido, como mucho dormían en el mismo colchón.

Tal vez parte de que el primer año de relación haya sido tan bueno era eso, que no se veían.

Al año siguiente todo empezó a decaer realmente, llegaron las peleas, las excusas y las mentiras por parte de Emilia, quien salía de noche bajo el pretexto de que iba a trabajar pero al volver se notaba que claramente era falso, aquella mujer no había tocado una pala en su vida.

Su novio, siendo quien es, la perdonó por sus mentiras bajo la condición de que tenían que dejar de tener secretos.

Julián era verdaderamente un pelotudo.

En el tiempo que había pasado desde su llegada a Buenos Aires, había hecho un par de amigos a los que le comentaba lo que pasaba en su relación ya que necesitaba con quien desahogarse. A estos amigos no les caía bien Emilia pero no querían armar bardo. Él era consciente que ellos no la querían pero siempre trató de defenderla bajo la excusa de que son amigos de la infancia.

Nuestras gardenias | Enzo x JulianWhere stories live. Discover now