CAPÍTULO 17

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Diana de gales.

El reloj marcaba las ocho con cuarenta y cinco del día, tomaba un jugo de naranja ya que es lo único que realmente me apetecía. Mi cabeza estaba en otro lugar, ni siquiera había salido de mi habitación, aún los niños seguían dormidos.

Miraba el vacío de la cama y una sonrisa me invadió con nostalgia. Creer en el "cambio" de Carlos había sido un completo error. No había llegado ni siquiera a dormir, llamé a buckinham haber si en algún momento había llegado, me contestó una mujer del personal y me aseguró varias veces que no. No se había comunicado conmigo, ni una sola llamada.

Acaricie mi vientre mientras pensaba en todo lo que habíamos pasado las últimas semanas, en la cuales mis esperanzas de que todo mejoraría se había hecho presentes una y otra vez. Pero realmente me había equivocado, el puede estar con Camila o con cualquier otra mujer.

Deje el vaso de jugo vacío a un lado y me dispuse a salir de la cama, necesitaba salir de la habitación o realmente me volvería loca en cualquier momento.

Cuando estuve fuera de la habitación pude divisar al personal hacer su trabajó y al verme, dedicarme una grata sonrisa y hacer una reverencia, al instante seguir haciendo su trabajo.

Un cierre fuerte en la puerta principal hizo que llamara la atención de todos. Tome dirección a las escaleras rápidamente y pude ver a Carlos llegar de mala gana.

De inmediato me retire e hice lo posible para que no me vea, así que tome dirección rápida hasta el cuarto de Harry y William. Sabía que con la actitud que tenía no preguntaría por mi, así que era mejor que no me viera.

Estaba apunto de entrar, pero recordé que de alguna u otra forma Carlos siempre viene ha ver a los niños. No tenía más opción que enfrentarlo, si no me ignoraba como en varias ocasiones.

—buenos días—vi a Carlos acercarse a mi rápidamente.—diana se que e...

—no quiero explicaciones, no las necesito. No quiero excusas, ni falsos argumentos—interrumpo a Carlos en el momento.

—diana se que esto no está bien, pero por favor escúchame—el se acercó mucho más.

—no me interesa escucharte. No cuando se que esto no es casualidad, seguramente estuviste con otra mujer, incluso con Camila. No entiendo cual es tu necesidad de haberme mentido, te escucharía, pero me mentiste una vez más. Realmente pensé que habías cambiado Carlos, pero no lo hiciste.

—no seguiré insistiendo, se que eso puede hacerles daño.

—ahora resulta que te importamos—digo en una pequeña risa irónica.

—no puedes decir que no, me importan, tu, los niños y ese bebé que viene en camino.

—si claro. Ve con los niños, te estuvieron esperando para mostrarte un juguete que les regalo la reina.

Intente pasar por su lado pero el me detuvo tomándome del brazo, sin ejercer fuerza pero aún así no dejando que me fuera.

—¡no me toques!—reaccione de inmediato mientras me soltaba de su agarre. Me dolía todo esto, a tal punto de  que mis ojos ardieron.

—diana cálmate. Piensa en ese bebé que llevas en tu vientre, por favor.

—déjame en paz entonces. No quiero ni siquiera verte, te hubieses quedado con la persona que pasaste la noche. Fue un error haber creído en ti otra vez.

Fue lo último que dije antes de ver una expresión de dolor pasar por su rostro. Que claramente no le tome atención, porque si el sufría, yo lo hacía mucho más.

Finalmente pase por su lado, solo quería salir de ahí, después de todo distraerme durante un momento no sería nada malo. Mi estrés estaba en un punto alto y en algo tiene razón Carlos, eso le haría daño a mi bebé. Salir y despejar mi mente me haría muy bien.

Tome dirección a otra de las habitaciones de Buckingham.

—puedes traerme una ropa cómoda, por favor—le pedí a unas mujeres que pasaba por el pasillo.—estaré aquí.

Ella asintió y yo solo le respondí con una sonrisa. Estaba apunto de entrar a la habitación, cuando miré que frente a mi, con una sonrisa y su traje de trabajo, venia Brad. Mi chófer.

—buenos días, su alteza—saludo una vez estuvo cerca.

—buenos días, Brad. Me alegra verte, gracias por traer a mis hijos a salvo ayer.

—es mi trabajo. Se que si algo les pasara, usted se afectaría demasiado, siempre intentaré protegerlos.

—Gracias—respondo con una sonrisa.—Brad puedes llevarme al lago, que queda alejado de aquí. Necesito distraerme.

—por supuesto, la estaré esperando.

El hace una reverencia y pasa por mi lado. Era un hombre atractivo, tenía treinta años, los cuales no aparentaba. Sus ojos eran color avellana y su cabello era completamente oscura, siendo un poco más alto que yo.

—su alteza—la mujer a la cual le había pedido la ropa aparece frente a mi con la ropa en sus manos. Hizo una reverencia y me la entregó.

—Gracias—fue lo último que dije cuando entre a la habitación. 

El lago al cual quería ir era de completa tranquilidad, aunque quedaba dentro del espacio campestre del palacio, era alejado del recinto.

Me termine de poner la fresca ropa que tenia y salí de la habitación. Antes de irme le dije a una de las niñeras de Harry y William que si despertaban, les dieran el desayuno. Pensaba ir solo unos minutos, ya que pasar tiempo con mis hijos era la mejor parte del día, por ende no me demoraría.





 Pensaba ir solo unos minutos, ya que pasar tiempo con mis hijos era la mejor parte del día, por ende no me demoraría

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Miraba el agua cristalina del lago frente a mi, el verano había secado un poco el agua, pero aún así seguía siendo hermoso. Los destellos del sol se hacían presente mientras impactaban sobre la cristalina agua. Pensaba en lo que haria una vez llegue al palacio, ademas de las decisiones que tomaria. Ya llevabamos aqui al rededor de veinte minutos. Me encontraba sentada frente a él junto a Brad, quien con sus bromas y chistes había levantado mi ánimo.

—puedo decirle algo su alteza—su voz hizo que quitara mi mirada del lago y la dirigiera hacia el, me miraba fijamente mientras el color de sus ojos se hacían más notables bajo el sol.

—antes que nada, solo llámame diana y háblame de tú, por favor.

—bien. Diana, puedo decirte algo.

—si—sonreí al verlo dudar en sí acatar mi orden.

—nunca te han dicho que te vez hermosa cuando sonríes—su comentario me tomo por sorpresa y aun así no dije nada.

Sabía sobre los sentimientos de Brad, por equivocación una vez lo había escuchado hablando de eso con uno de los chóferes y además su amigo. El cual le recomendaba que no dijiera eso ya que podía ser peligroso, pues era la esposa del príncipe de la corona. El confesó todo a su amigo, incluso la manera en la que se había sentido cuando me vio por primera vez.

—gracias por decírmelo.

Mi mirada y la suya hicieron contacto por un segundo. Hasta que vi un acercamiento realmente peligroso de su parte...

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