CAPÍTULO XV

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CAPÍTULO XV

Por un varios días las cosas eran igual, el duque parecía no saciar su deseo y Luna tampoco podía negarlo. No se quejaba, se sentía tan bien con tales cosas que solo se rendía al placer.

—Señorita, se la ve muy bien —Carmel  sonrió

—Lo estoy —devolvió el gesto —¿donde está?

—Fue al establo, volverá en un momento

—Está bien, iré a la biblioteca. Puedes retirarte y descansar

—Con permiso

Se dirigió al lugar tomando algún libro al azar aunque no lo leyera, ya que algo llegó a su mente despertando su preocupación.

—¿Lista para una aventura aquí? —besó su cuello

—Me asustaste —se exaltó

—Lo siento, ¿en que piensas? —sonrió

—A todo esto —se señaló a ambos —no pensé en cierta “consecuencia”

—¿Que clase de consecuencia? —preguntó despreocupado

—Nosotros, bueno. No me das descanso —dijo un poco incómoda

—No pareces en desacuerdo cuando lo hacemos —tomó el libro

—No es el punto y cuida tus palabras —lo señaló —¿podría ocurrir? —se señaló el vientre

—No —respondió con tranquilidad —tanto Alexandre como yo, no podemos tener hijos. No habrá más descendientes y menos con humanas, es prácticamente imposible así que no te preocupes —sonrió atrayéndola

—Es un alivio —suspiró

—Te dije que disfrutaras sin preocupaciones, ¿que estas haciendo? —sonrió

—Lo siento, pero debía preguntar

Se besaron con lentitud hasta ser interrumpidos.

—Siento la interrupción, joven llegaron unas enviadas del Conde —avisó Carmel

—¿Envidas? ¿sucede algo? —preguntó Luna mirandolo

—No, esto es por ti. Acompañame

Los tres fueron hasta la sala donde estaban cuatro jóvenes muy animadas. Al ver al Duque sonrieron ampliamente despertando los celos en Luna.

—Duque —se inclinaron —nuestro señor nos envió para servirlo

—¿Servirlo? —preguntó Luna con seriedad

—En realidad deben hacerle ropa nueva a esta señorita —la señaló —ustedes están al tanto de los estilos humanos, hagan lo que les pida

—Como ordene —asintiron

—¿Que es todo esto? —lo miró

—Te molestan los vestidos, así tendrás la ropa que desees. Carmel ayudalas en todo lo que necesiten

—Con gusto —sonrió

Por varios días aquellas jóvenes estuvieron en el palacio haciendo ropa para Luna. Ella estaba gustosa pero no podía evitar molestarse por como miraban y quedaban maravilladas con V cada vez que pasaba.
Cenaban con tranquilidad en compañía de las jóvenes mientras una sonreía con picardía.

—Creo que ya tengo suficiente ropa —dijo mirando al Duque

—¿En serio? —sonrió

—¡No! —respondió una de las jóvenes —quiero decir, aún hay mucho por hacer. Las prendas le encantarán señorita

EL LLAMADO DE LUNA [TERMINADA]Where stories live. Discover now