CAPITULO IX

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                CAPÍTULO IX

Carmel lo había convencido de que sea amable y darle la oportudad a Luna de que demuestre que los humanos no eran tan malos como algunas vez se lo habían demostrado.
La esperaba para cenar y luego llevarla a la azotea para hablar con ella.

—¿Enfermedad del lobo?

Era la primera vez que escuchaba algo como eso, como ella misma lo dijo momentos antes, era irónico. Parecía que el destino se estaba burlando de ambos pero al saber que su vida estaba en juego solo podía ofrecerle un poco de amabilidad.
Esa noche pensó mucho en la sitúacion de Luna, fuera de su enfermedad había algo en particular que había llamado su atención, sus ojos. Esos ojos negros como la noche que parecían no haberse afectado cuando lo vieron, no mostraron temor.
Al día siguiente decidió vigilarla personalmente sin que lo notara, Carmel se lo había dicho desde el primer día «Es una joven muy bonita, quien sabe y podría ser...»
Muchas veces había mencionado eso, incluso antes de que Luna apareciera. No negaba su encanto  femenino pero no era lo que buscaba, para él la belleza no residía en el aspecto ni en nada exterior y hasta el momento Luna no había demostrado eso que buscaba.

—A veces la verdad va mucho  más allá —la escuchó murmurar mientras dejaba el libro y salía

Ante  de ir a su habitación mandó a un guardia al bosque para que llevara a un antiguo conocido.

—¿Porque el señor de estas tierras pide mi presencia? —el encapuchado se arrodilló ante él

—Levantate, quiero que hagas algo para alguien

—Lo que desee, ¿de que se trata? —lo miró con esos ojos rojizos al igual que su cabello

—Una pócima para retrasar una enfermedad mortal o en su defecto para aliviar el dolor —dijo con seriedad

—No hay problema, solo necesito el nombre de la enfermedad

—Es conocida como la enfermedad del lobo

—¿Acaso su majestad está enfermo? —se sorprendió

—No, no es para mi. Haslo lo más rápido posible, el guardia te llevará a tu habitación

—Como ordene, estará listo para mañana en la mañana

Sin más se retiró, ¿quien era él? Aquel pelirrojo era el hechicero más poderoso de sus tierras, descendiente de la aprendiz más cercana de una antigua hechicera hace mucho tiempo. Si quisiera podía tomar esas tierras y las de los  príncipes pero curiosamente los hechizos no hacían efecto en el Duque ni el Conde, así se mantenía bajo control y juró lealtad y servicio a los gobernantes.
Al día siguiente, luego de verificar que la pócima estuviese lista mandó llamar a Luna quien entró con muy mal aspecto.

—Acompañame

La llevó hasta el hechicero quien clavó su mirada en ella en cuanto la vió. Notó una sonrisa fugaz en sus labios, sabía lo que pasaba por su mente

—Puedes irte —lo miró con seriedad

Antes de salir hizo una reverencia y los dejó solos. De pronto Luna se quejó tomándose el pecho.

—Bebe esto —le extendió el frasco

—¿Que es? ¿Quieres envenenarme? —frunció el ceño por el dolor

—¿Porque estas tan a la defensiva conmigo? ¿temes que te devore? —no respondió —tranquila, detesto a los humanos y mucho más a las mujeres. Además dije que sería amable, soy de palabra

—Solo es por como me siento, disculpa —tomó lo ofrecido y lo bebió todo

Quedó mirándola con atención, su aspecto mejoró al instante.  No se veía enferma, sino todo lo contrario, se veía revitalizada.
Pero no esperaba cierta reacción por algo que dijo inconscientemente, el tacto no era lo suyo y no pudo aprenderlo ni con las mejores enseñanzas. Luego de recibir unos insultos, actitud inusual y que devorara su comida Luna se retiró sin agradecerle.

EL LLAMADO DE LUNA [TERMINADA]Where stories live. Discover now