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Habían entrado a un bar clandestino, brillante, dé techos altísimos frecuentado por todo tipo de escoria y famosos de la comunidad mágica de Nueva York. Todos los magos y brujas criminales de aquella ciudad estaban allí, reunidos con las personas tal vez mas relevantes de la misma como si los carteles de "SE BUSCA" colgando en las paredes no existieran.
Una atractiva mujer, cantante de cabaret, actúa en un escenario, acompañada de varios duendes músicos que hacían honor a la melodiosa y digna voz de la joven. Prácticamente todo el bar la observaba o mejor dicho, admiraban. No había hombre que no se dispusiera a tragar saliva al ver como sus pasos se volvían cada vez mas audaces. Todo estaba deslucido y destaradlo, y la atmosfera era de diversión y perversidad.
-Afortunada, chica afortunada, que se casó con un chico como tú. Ella te echaría si alguna vez, alguna vez supiera de toda las cosas que me dices que haces...
Los recién llegados se sentaron en la única mesa libre que quedaba en el establecimiento. Botellas y vasos llenos de blaster volaban por encima de las cabezas de los clientes hasta dirigirse a la mesa de los propietarios. Jacob y Queenie intentaban pedir entre tanto en la barra algo de beber mientras que Tina y Newt se habían quedado en la mesa sentados sin saber el que hacían en aquel lugar.
-¿Que es lo que buscamos aquí? .- murmullo Newt incomodo por el entorno.- Dudo que aquí logremos encontrar algo...
-La amiga de Queenie trabaja aquí.
-Y...¿Qué tiene que ver su amiga con todo esto?
-Si alguien puede encontrar a tu bestia esa es ella.-respondió con incomodidad, a Tina tampoco le gustaba estar rodeada de delincuentes que ella misma había encerrado.- Así que ten paciencia.
Newt lo entendió; asintió y miro el vaso que apareció enfrente suyo, pero prefirió no beberlo.
-¿Y quien es?
Tina suspiro y miro hacia el escenario que tenían a unos metros de ellos, Newt miro en aquella dirección encontrándose con la majestuosa mujer que actuaba en el escenario. Sus pocas ropas junto a la mirada perdida que tenia le hacia estremecer al Magizoólogo. Miro en otra dirección.
-Oh.
-Si, lo se. Es algo..- no encontró las palabras para describirla.- Única, pero es buena persona.
Rato después ambos vinieron con varias copas mas para acompañar la velada. Jacob ya había tomado dos de los chupitos de la risa y Queenie no podía despegar su mirada de el.
