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Uno, dos, tres

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Uno, dos, tres...

JiMin cuenta con su mano los minutos que ha llevado en silencio en el salón. La nieve que cae en el exterior no le permite ver la hora del día por las nubes del cielo, por lo que la distracción de cualquier cosa para saberlo le permite ignorar la situación frente a él.

La expresión de Belma es difícil de descifrar, y a pesar de que lo ha estado invitando a la casa principal en los últimos tres días con la excusa de tomar algo, no ha podido comprender el ceño extraño y la tensión en los hombros de la mujer que de vez en cuando se presentan ante sus ojos.

Además de un saludo formal—para entrar a los salones del oeste a tomar ese algo—no hay más comunicación entre ese lapso hasta que se conducen en otra despedida formal y seca. Realmente no ha habido nuevas palabras entre ellos más que las de sus valores de respeto, y el castaño no sabía como sentirse ante la situación.

Por lo que tuvo que concentrarse en la vista blanca del jardín extenso a través de las ventanas frente a él para no dejarse ahogar por los pensamientos que le habían dado un terrible dolor agudo que se acentuaba en su pecho en las últimas noches. Sabiendo las nuevas noticias, era de esperar que esa irritación tendría que pasar a segundo plano.

Hace apenas un día Jack había llegado apresurado hacia él, interrumpiendo una de las conversaciones de su situación médica con HoSeok que había exigido para su tranquilidad en lo que parecida ser un embarazo riesgoso.

Jack era el bajá principal, muy cercano a YoonGi, tanto como JungKook.
Por lo que las noticias de la situación en Kiev con las otras mafias eran de su mayor preocupación. En ese tipo de encuentras no había palabras de entendimiento y diplomacia, no cuando grandes grupos en la sombra que controla el mundo se reúne para temas serios e inquietudes pendientes.
El saber que la discusión había escalado hasta temas de guerra internacional le sobrepuso los nervios. Llegando a recordar como sus banyalar le contaron de las bombas nucleares dadas de Anek Hasmet a Truman y a su comité estadunidense que llevó a los sucesos trágicos de 1945 en Japón. Tal recuerdo sigue pesando en la historia de La Roja hasta días presentes.
Y JiMin tenía presente que el conocimiento de choques que escalaron a guerras o ataques por intereses de las mafias que se terminaron disfrazando en conflictos internacionales no podía ser ignorado.

Él sabía que el conflicto en la oscuridad podría subir a un tema internacional público donde las razones podrían ser alejadas de la verdadera realidad de los que en verdad tejían ese tipo de hostilidades.

Afortunadamente, su anuncio trajo una justificación para la disolución del harem. Y Jack le había dicho con expresión seria que YoonGi no lo había tomado bien—algo justificable, tomando en cuenta que la noticia llegó en medio de la mesa de discusión—; sin embargo, la ventaja de la falta de argumentos para la objeción de líderes de los otros clanes no se podía negar. No podía tomarse como una falta de respeto, y la pena hacia los Nerit solo sirvió como llave para otra razón de proteccionismo que se llevaría.
Los Cariporsi no dijeron nada, gustosos de mantener a NamJoon aún dentro de lo que ellos creían una oportunidad, y se enorgullecieron mediocremente sin saber las verdaderas razones de la estancia de su omega por permiso de JiMin.
Desafortunadamente, la Unione Corse estaba lejos de eso y no compartía la misma jovialidad.
Por lo que el tema de peligro continental escaló hasta adherir la presencia de la Bratva y la Tríada de Asia.

Mafia Roja | YoonMin (Adaptación)Where stories live. Discover now