2. Planes, necesito planes

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(Lydia)


Nada más poner un pie en Góngora miró hacia los lados en busca de "los tenistas" siempre era mejor saber dónde estaban y qué se estaban lanzando.

―¡Cuidado!

Si algo había aprendido en sus años de estudiante es que al escuchar esa palabra lo mejor que podía hacer era tirarse al suelo. No obstante el chico que iba tras ella no tuvo tan buenos reflejos y fue golpeado por una bola de billar en el estómago.

―¡Dijimos cuidado!

―¿¡Quién lanza bolas de billar?! ―gritó el profesor de educación física antes de comenzar a perseguir al grupo de tenistas con un extintor.

Río divertida y se puso en pie, sacudió sus piernas y caminó hacia el interior de Góngora.

―¡Lydia! ―Al escuchar la voz de Eli estuvo tentada de fingir que no la había escuchado y huir pero luego recordó que era su mejor amiga así que se detuvo y esperó a que su amiga la alcanzase―. Tengo un nuevo plan, le voy a hacer vudú a la profesora para se ponga enferma y tengan que mandar una sustituta.

―Igualmente las parejas ya están hechas ―dijo mientras ambas subían las escaleras hacia su clase.

―Pero es que no es justo! ¡A ti te toca con el señor-caliente-y-misterio-Gael y a mí con el polígamo ese! ¡No es justo!


Lydia suspiró y buscó paciencia.

Eli era su mejor amiga y la quería pero como no dejase de quejarse pronto por ser pareja de Aaron la envenenaría con sus acuarelas. A ella le había tocado con Gael y no por eso se había pasado lloriqueando las últimas veinticuatro horas.

―Si sólo pudiéramos cambiar ―murmuró Eli.

―Eli ya le rogaste ayer a la profesora, al director e incluso al profe de filosofía y todos te dijeron lo mismo: no ―recordó con vergüenza al recordar como ambas hasta se había puesto de rodillas para pedir el cambio de pareja―. Tendrás que hacer el trabajo con él.

―¿Por qué no pudo tocarme otra persona? ¿Por qué? ―preguntaba Eli al cielo como si fuera una actriz de drama.

Puso los ojos en blanco y dejó que su amiga prosiguiese con su drama mientras ella pensaba en un nuevo dibujo, no obstante sintió como alguien le daba un fuerte empujón haciendo que tirase todas su libretas de dibujos al suelo.

―¡Eh tú! ―gritó furiosa, Gael la miró de rejo pero no dijo nada y siguió caminando como si no hubiera pasado nada―. ¡Ag!

―Lydia ¿por qué tiraste tus libretas? ―preguntó Eli desde el pasillo.

―¡Me empujó, otra vez! ¿No lo viste? ―Eli negó con la cabeza y ella se agachó enfadada―. ¡Me encantaría saber qué le pasa a ese chico conmigo!

―Ya te he dicho que son imaginaciones tuyas, ¿por qué el chico más sexy de toda la escuela iba a odiarte? ―Eli suspiró y comenzó a abanicarse.

―Eso, ¿por qué iba a odiarte? Vale que tú y yo no nos hablamos mucho pero me caes bien ―saludó Aaron que se agachó y le entregó la última de sus libretas.

―No hablábamos de ti ―dijo Eli con disgusto.

―Hablabas del chico más sexy de Góngora, es obvio que hablabas de mí ―contestó Aaron con media sonrisa, Eli hizo una mueca de asco y Lydia no pudo evitar reír ante la cara de consternación de Aaron.

Besos sabor magenta (TQST Libro #2.5)©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora