Capítulo 2 (Parte 1)

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Justin Kirkland vio arrancar el Honda rojo del parking de la gasolinera. Hannah Baker. Él no había puesto los ojos en esa pelirroja desde hacía trece años. No desde que Luke se graduó en el instituto  y la escuchó cantar, con su guitarra y su voz angelical haciendo sentir al auditorio con las palabras del mañana. En ese momento, él se acababa de casar... con Beth, porque él fue tan estúpido de no utilizar un condón una noche. Este es un error que él nunca volvería a cometer. 


Estúpido había sido su segundo nombre por años. Lo único bueno que  salió de ese matrimonio fue Jossie. Esa bebita. Su propio ángel. Su hermoso dolor de cabeza.


No sabía cómo criar a una chica en el amanecer de sus años adolescentes. Y Jossie se decidió a hacérselo imposible. Dejarla con sus padres por las próximas tres semanas le pareció la única respuesta a su situación. Él tenía que hacer este trabajo solo. No había otra forma. El contrato era muy valioso para dejar a alguien más manejar la programación del nuevo programa de comunicaciones de la Marina y él no podría llevarse a una chica de trece años a un submarino en medio del Atlántico. Sí Josie pensaba que era aburrido estar con su abuela y su abuelo en su granja de alubias de soja por tres semanas, Justin también se imaginaba como podría sentirse en un tubo redondo de metal bajo el agua. Aunque de todos modos la Marina no le dejaría.


Y se arrepentiría si Jossie no pasaba tiempo con su madre. El nuevo marido de Beth, Richie, era el problema. Justin lo supo desde la primera vez que le vio. A él nunca le gusto la forma en la que Richie miraba a Jossie. A él no le gustaba la forma en que ese hijo de puta miraba a Beth, tampoco, pero su ex mujer no le escucharía ahora, más que cuando estaban casados. Todo lo que él podía hacer era proteger a su pequeña niña y pelear con los abogados de Beth para pelear por visitar supervisadas.


Dios, él estaba tan cansado de pelear. Había visto bastante de eso mientras estuvo en la Marina. Justin subido en su camión y mirando a Jossie. Ella tercamente le rechazó. Ella se parecía mucho a su madre, le daba angustia. ¿Podría ella resultar como Beth? ¿Seduciendo hombres para conseguir lo que quiera? Justin intentó infundir buenas ideas morales a su hija, pero a los trece años, ella estaba hablando sobre novios y citas. Y su amiga, Laura, no ayudaba con la situación. Hace una semana, las dos se fueron sigilosamente de la casa de Laura mientras Jossie se quedaba a dormir, ellos se fueron a recogerlas en la casa de un chico del instituto.


Esto fue la gota que colmó el vaso. El año pasado, las amigas se saltaron la escuela varias veces, robó varias veces en una tienda en la alameda, y la pillaron fumando detrás de los cuartos de baño del estadio de futbol.


Al principio, Justin creía que Jossie quería intentar llamar su atención o rebelarse contra su divorcio, hasta dos años más tarde, pero él lo había probado todo –las charlas, los grupos de apoyo, los argumentos—nada de esto sirvió.


Unas semanas de verano en medio de los campos de alubias de soja no eran ideales para muchachas desesperadas por crecer como el también él fue niño, pero para Justin estaba fuera de sus opciones.  Al menos aquí, en Arkansas, no podría meterse en demasiados problemas.


Ella tendría que caminar diez millas ( km) para ir a la ciudad, y él sabía que la gente aquí estaría un poco más pendiente  que en otros lugares. La vigilarían. Eran así de entrometidos. Cuando fue en coche a lo largo del camino de grava, yendo al cortijo de su padre, sus pensamientos giraban alrededor del lugar en el que creció. Él no podía contar cuantas veces anheló escaparse de ello, y ahora, sentía que este era el único lugar al que pertenecía. Cuando él entró a formar parte de la Marina el 9/11, estaba excitado por ver el mundo y matar algunos culos de terroristas.

Promise me: Kirkland's family (libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora