28 de noviembre de 2014

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Finalmente accedí a la idea de Matthew, si él estaba tan seguro de aquello, yo no era quien para pararle los pies. Por suerte, al menos por mi parte, había conseguido convencerlo para pasar una última noche en casa, asunto que, siendo sinceros, no le hizo mucha gracia, pero tuvo que aceptar; él sabía que sino, yo no iría con ellos.

- ¿Lo tienes todo? - preguntó Matthew dirigiéndome una mirada sin ningún tipo de expresión. Se la devolví y asentí mientras me colgaba la mochila entre los hombros: pesaba mucho. Agarré las llaves del ford junto con la chaqueta y salí dirigiéndome al ascensor. Esperé a que mi madre y Matthew entraran, luego, seguí sus mismos pasos. Antes de continuar compruebo nuevamente que lo tengo todo. Entre los tres llevamos bastante comida en lata, tanta que me parece excesiva, aquello me enerva. Además, y para rematar, cada uno llevábamos un cuchillo "por si acaso". En el fondo se que está exagerando, todo aquello no podía ser para tanto, yo seguía pasiva, calmada, relajada, sin ninguna preocupación, al fin y al cabo acabaría dándose cuenta de que todo lo que estaba haciendo no servía de nada.


Espero a mi hermano y a mi madre, los cuales también se dedicaron a comprobar que lo tenían todo.

- Mucho cuidado al salir, cuchillo siempre en mano - le lanzo una mirada de irritación y a la vez preocupación

- Matthew creo que exageras demasiado. Si nos ven con a los tres con un cuchillo por la calle ... pensarán que estamos locos - después de decir eso el mi dirige una mirada similar a la mía, solo que el tan solo expresa cólera.

- ¿Crees que exagero demasiado? - da un paso y se coloca en frente mía, frente con frente me analiza de arriba abajo. Aparto la mirada y levanto la barbilla.

- Esto solo es el comienzo hermanita - aunque parezca que esto último lo dice con afecto, lo dice con rabia y con una sonrisa sarcástica. Me saca de quicio cuando se comporta de esa manera. Le doy un pequeño empujón para que se aleje y el tan solo sigue sonriendo mientras retrocede chocando sin fuerza contra la pared del ascensor. « Está exagerando Cait. ¿Has visto su sonrisa? Bromea, tan solo es eso » pienso aún sin tenerlo del todo seguro. Marco el botón " -1 " con brusquedad y noto como el ascensor baja poco a poco hasta llegar al garaje.



-Conduzco yo -se apresuró a decir Matthew, suspiro pero como no quiero discutir con él le arrojo las llaves para que las coja.

-¿Dónde iremos? -pregunto mientras nos dirigimos al coche

- Lo primero es salir de la ciudad - en realidad, eso ya lo sabía, así que me sigue dejando con la misma duda que antes, cosa que detesto que haga. No le digo nada, tan solo me subo al coche en el asiento del copiloto después de dejar que mi madre pasara a uno de los asientos traseros. La noto callada, parece tomárselo con calma, algo que no comparto con ella, puesto que me dedico todo el santísimo viaje a preguntar cosas y más cosas, hasta que llego a la conclusión de que mi hermano no responderá a ninguna de ellas. Decido calmarme, es algo que estoy segura que me ayudará. Sí, antes me lo estaba tomando con sosiego, pero lo intrigada que me deja siempre mi hermano puede con mis nervios. Observo a mi madre. Quiero tranquilizarla, voltearme o sentarme con ella para convencerla de que todo irá bien, pero pienso que quien necesita eso soy yo y mi hermano no lo iba a conseguir. Por mucho que me hubiese cuidado de pequeña como si hubiese sido un padre para mi, en este caso era totalmente distinto. Él, aunque no lo expresaba, parecía preocupado de verdad y centrado tan solo en sus planes, se veía que no tenía tiempo para tratar conmigo. Lo comprendía, pero no encontraba el sentido a todo lo que estaba ocurriendo.


[...]


Para cuando llegamos a la autopista ya ha anochecido, no exageradamente, pero dado las fechas actuales, a pesar de ser apenas las ocho de tarde, la noche cae antes de lo previsto. Miro al frente, volviendo al mundo actual y dejando atrás mis pensamientos. Suspiro al vernos inmersos en medio de un tremendo atasco. Parecía que aquella autopista no tuviese fin, por lo que salí para comprobar los vehículos que permanecían inmóviles delante nuestra, esperando encontrar causante de tal alboroto.

- Oh mierda ... - murmuré sin quitar ojo al montón de vehículos que obstruían la salida de la ciudad.

- ¡Joder! -exclamó Matthew dando un golpetazo al volante.

- Matthew cielo, tranquilízate - soltó mi madre acariciándole el pelo.

- ¡Mierda! ¿Por qué cojones no lo pensé? -exclamó llevándose las manos a la cabeza enfurecido.

-¿Qué ocurre? - me apresuré a decir asomando la cabeza desde fuera por la ventanilla.

- ¡Claro! ¡Todos han pensado lo mismo! - aún no comprendo por qué tanto grito y enfado, es un atasco, bastante grande sí, pero tan solo un atasco al fin y al cabo.

- ¿Quieres parar de comportarte como un crío? Ya me estás hartando Matthew, estás llevando esto demasiado lejos. ¡¿No te das cuenta de que esto es tan solo una paranoia tuya?! -le gritó en un ataque de cólera, cosa que, en parte funcionó, pero realmente no me hizo mucho caso.

- Mierda ... ¿No os dais cuenta? - preguntó más calmado, con la mirada perdida en la inmensa carretera. Ambas fruncimos el ceño

- Ellos también saben lo que está pasando - dijo dándose leves golpes en la cabeza como si hubiese hecho al mal - Huyen Cait, huyen -le miré anonadada. ¿A qué se refería? ¿A los muertos?

- No Matthew pero ... A ver ... - comencé a decir intentando negar todo aquello, pero las palabras se perdieron en mi garganta. En serio, seguía pensando que no podía ser para tanto, pero su forma de hablar me empezaba a preocupar de manera drástica. Quise seguir hablando, pero unos desagradables sonidos me lo impidieron, aquello se volvió un caos. Disparos.

-¡¿A quién disparan?! - me cubro con los brazos y busco la puerta del vehículo.

-¡CAITLYN AL COCHE! - varias balas atravesaron cristales de los vehículos que teníamos delante, me metí rápidamente en el ford ignorando los disparos. Agaché la cabeza, cerrando con fuerza los ojos. Llegué a la conclusión de que quedarnos allí quietos era lo peor que podíamos hacer, estábamos indefensos y a los proyectiles penetraban ferozmente las ventanas del tres puertas

- ¡TENEMOS QUE MOVERNOS, MATTHEW! - le grito para que me llegase a oír y a la vez me hiciese caso. Pensé que aquello le molestaría, pero no fue así. Los tres salimos, yo acompañaba a mi madre para no dejarla atrás mientras que Matthew avanzaba delante nuestra con el cuchillo entre los dedos. Íbamos en dirección a los disparos, supuse que tendría algún plan, por lo que no protesté y opté por quedarme al margen. Consigo distinguir la figura de una persona que se dirigía hacia nosotros. Su estado parecía enfermizo e inquietante, su mirada no expresaba absolutamente nada, parecía en mal estado por lo que mi propósito fue ayudarle. Al instante, cuando me quise dar cuenta estaba sobre mí, su mandíbula era extremadamente grande, trataba de morderme. Ambos forcejeamos, uno por sobrevivir y el otro por alimentarse. ¿Caníbales?Finalmente un fluido espeso y de color carmesí salpicó mi cara. Abrí los ojos y la imagen que apareció ante mí era espeluznante. Un rostro desfigurado con un cuchillo atravesándole el cráneo. Grité, grité muy fuerte pero fue inaudible. Presa de miedo comencé a temblar y me lo quité de encima lo antes posible. Me aparté del cadáver arrastrándome para luego ponerme en pie. Matthew agarró el cuchillo que permanecía incrustado en el cuerpo, lo miré, aterrada.

- Qué ... ¿Qué has hecho?- pregunté con voz temblorosa y entrecortada.

- Corre Cait, corre - dijo mi hermano. Le hice caso, seguí corriendo detrás de él, junto con mi madre. Lo que se avecinaba a continuación no tenía buena pinta, quería salir de allí.

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⏰ Last updated: Apr 29, 2015 ⏰

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