capitulo 6: Alma rota.

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Serkan bolat

Mis pasos eran acelerados, quería alcanzarla y solucionar la discusión que había tenido con ella, quería aclararle que había entendido todo mal o por lo menos hacer el intento de que me escuchara.

Me detuve por unos segundos en busca de mi respiración, entonces su silueta se dibujo a varios metros de mi. La neblina marcaba su figura en la oscuridad, la miré por un par de segundo y corrí de nuevo hasta ella.

Mi ritmo cardíaco se aceleró, estaba por rendirme, pero realmente necesitaba hablar con ella.

- ¡Espera!- grité deseando que me escuchara. Ya no podía dar ni un paso más, mi cuerpo no me lo permitía - ¿Por qué haces esto? - le pregunté.

- No me detuviste - Era tan extraño que a la distancia puediese escuchar su susurro

- No lo entiendo - confesé sin recibir una aclaración por su parte - ¿por qué siempre que apareces a los pocos segundos te vas? - cuestioné.

- Por que ha si lo has querido tú. Cualquier culpa que sientas, ha sido toda tu responsabilidad. Si hubieses ido por mi, todo fuese diferente - la vi darse media vuelta - pero no lo hiciste - comenzó a caminar perdiéndose entre las sombras.

Volví a seguirla, pero desapareció. Entonces mis pies se enredaron y sentí mi cuerpo caer al vacío y justo allí desperté.

- ¡Maldita sea! - murmuré tirando una almohada al suelo de mi habitación. De nuevo aparecía ella es mis sueños y la culpa que hace tantos años me seguía.

Me levanté y busqué entre mis cosas la caja que guardaba después de tanto tiempo. Rebusqué en ella y saqué la foto de la mujer que me torturaba en mis sueños. Luego tomé aquella placa que grababa su nombre, Kaia. Sonreí al recordarla. Guardé todo y me dirigí a tomar una ducha, tenía una reunión importante con los patrocinadores de un proyecto que aun estaba en criterios de aceptación y luego debía ir al café.

                        
                             ••••••••••

La reunión había sido mejor de lo que esperaba, después de un par de acuerdos se decidió realizar la ejecución del proyecto. Ahora, Iba de camino al café-bar, quería asegurarme que todo estuviera bien con la integración de Eda.

Al llegar parecía que había subestimado todo, puesto que se encontraba riendo junto a Cenk, uno de los trabajadores, por lo cual no tuve ninguna duda en interrumpir.

Carrapeé ganandome la atención de ambos.

- Buenos días - dijeron al unísono, lo cual los hizo reír nuevamente.

- Veo que te han recibido muy bien - Ella asintió. Su sonrisa no podía ser más amplia de la que ya mostraba.

- Tengo un buen compañero, ¿hay algo mejor que eso? - Cenk por su parte la miró con una sonrisa algo... ¿tímida?... quizás - Oye... - carraspeó - señor serkan, me podría aclarar exactamente cual será mi cargo ya que en el correo que recibí ayer no lo especificó.

¿Señor serkan? ¿ Por qué se comporta tan formal? ¿acaso ya deje de ser su... el desconocido?. La miré por un par de segundos.

- Eda, puedes venir conmigo - pedí. Y así lo hizo. Al llegar a la pequeña oficina que conservaba en la última parte del café, abrí la puerta y dejé pasar a Eda. Al cerrar  la puerta la miré con los ojos entrecerrados. Estaba nerviosa puesto que no dejaba de jugar con sus manos - ¿Es enserió?, resulta que ahora soy "Señor serkan" - Suspiré y me dirigí a mi asiento.

- ¿Que? - la vi confundirse por un par de segundos, pero luego su carcajada retumbó en aquel espacio - ¿Para esto me has traído aquí?.

- Pensé que ya eramos amigos, Señorita Eda - recalqué las dos últimas palabras.

¿Y si Te Quedas? - Edser.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora