Día 3, después del Derrumbe. "Solo Vuela"

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Una vez leí un cuento sobre un pájarito, que su nido estaba hecho en las ramas de un viejo árbol de un parque, cómodo esperaba que la pájaro mamá llegara a alimentarlo y a cubrirlo bajo sus alas por tremendas ráfagas de viento que habían, ya que entraba las temporadas de invierno y la mayoría de las aves que habían estado con ellos, ahí, ya habían emprendido vuelo en busca del cálido y generoso sol primaveral a algún otro lugar. Pero este pájarito no quería emigrar. Se sentía tan seguro y cómodo en ese nido... - ¿Para que emigrar?- , se decía a sí mismo, - si al final tengo aquí mi nido, mi árbol, tengo alimento, estoy seguro aquí-.

El invierno ya se hacía dueño de aquella ciudad, tanto que un día la mamá pájaro ya no volvió. Pero el pájarito aún no quería salir del nido porque lo sentía propio, seguro, y pensaba que nada le pasaría. Pero un día la lluvia y el viento rodeo al viejo árbol y sin piedad alguna lo botó, y el pájarito que nunca había querido aprender a volar quedó sumergido en un charco de barro con todas las ramas encima de él, Se desesperó un poco pero pronto comenzó a sentir como es que el charco se volvía calentito para él, y pensó - tal vez si me quedo aquí, pueda comer hojas del mismo árbol, tomar agua de la lluvia que cae, el barro de este charco me cubre, ¿Qué más malo podría pasarme?"- 

Los días pasaron y el pájarito siguió ahí. Un día despertó enfermo, tal vez, por la humedad del charco de barro, tal vez porque no podía más que hacer que estar ahí y se preguntaba donde estarían sus hermanos, su mamá sus amigos, las demás aves. Y comenzó a darse a cuestionar si su decisión había sido la mejor. 

Su miedo a salir del confort de su supuesto hogar lo tenía al borde la muerte, - tal vez, este es mi destino- se dijo- pero algo dentro de él lo hacía pensar que tendría una nueva oportunidad, pero no quería dejar ese lugar, el árbol que lo vio nacer, las hojas que lo alimentaron y hasta el charco que ya le calentaba en ciertas ocasiones cuando algo del rayo del sol salía. Nuevamente dejó que pasaran los días sin darse cuenta que se estaba haciendo amigo de la muerte. Y un día a penas abrió los ojos y sintió una fuerza que nunca había sentido, y decidió con apenitas fuerzas comenzar a salir del charco de barro, que ya a esas alturas, hasta olor de agua estancada tenía. Tanto le costó que la duda nuevamente se hizo de su mente y pensó que no podría salir de ahí. Ese lugar ya no le gustaba, ese lugar lo incomodaba, ya no era cálido como un hogar, ya las pocas hojas verdes que quedaban a su cercano alrededor no le saciaban su hambre, pero sentía que no tenía fuerzas para levantar sus alas y salir de ahí- "¿cómo lo voy hacer, si nunca he volado?. ¿ y si nunca aprendí?, ¿y si más allá, no hay nada?- Sus dudas y su miedo estaban terminando de quitarle el último aliento de vida, pero algo muy dentro de él se dejó escuchar y como pudo alzó sus alas y con su piquito sacó las ramas que lo aplastaban, hasta pudo salir de ahí, y aún con las alas llenas de barró, con esa carga, voló. Sí, voló y dejaba que la misma lluvia del invierno lavara sus alas y cuando esta paró, él decidió emprender el vuelo a buscar el calor del gigantesco sol. Sin parar, llegó a un hermoso jardín donde el cálido sol alumbró su rostro y escucho el canto de sus pares jugando en este bello lugar y volvió sentirse seguro otra vez, pero esta vez más libre que nunca.

Que increíble es que muchas veces creemos que por estar seguros en un lugar, es ahí donde debemos estar y creemos que no hay nada más allá.

Muchas veces pasamos dificultades y dejamos que el miedo nos caiga encima y creemos que con eso sobreviviremos, nos dejamos rodear por el barro y nos acostumbramos tanto a ese estado que no nos damos cuenta que hasta hay mal olor a nuestro al rededor. Nos convencemos que ese es el lugar, el miedo nos paraliza, y nos quita hasta los sueños que en algún momento tuvimos. Y nos convencemos que es lo que nos merecemos, sin darnos cuenta que valemos más y podemos más. 

¿Las fuerzas?, las fuerzas provienen de dentro de nosotros mismos, las fuerzas las da el creador, el mismo que te hizo única o único, el mismo que quería que entendiera que ahí no es. Que por muy calentito y cómodo que este ese lugar,  si no te ayuda a volar lejos, a cumplir sueños (metas), para luego seguir soñando, no es donde tienes que estar. 

Ese lugar pronto caerá, y la idea, no es que caigas junto con todo eso, sino que podas volar. Y si es posible antes que todo se derrumbe y te dañe tanto, que quiera matarte.

¿Haz visto el vuelo de las águilas?, pueden llegar a alcanzar 6000 metros de altura. Y desde su punto de vista no hay obstáculo que la detenga, porque ellos ven desde arriba las cosas, desde las alturas. De ahí el dicho "tiene vista de águila".

Si me preguntarán hoy,  si yo ya estoy a 6000 metros de altura, yo tendría que contestar, sincera y rotundamente. "NO".  Pero si te puedo contar que estoy con todas mis fuerzas dejando que la intensa lluvia quite de mi el peso del barro que se me acumulo en mis alas cuando estuve en el fétido charco de barro y agua estancada. Hoy estoy en esa parte de mi vida. Pero no dudo que llegaré lejos. No dudo que mis sueños al fin se hagan realidad, no dudo que pronto llegaré al un hermoso lugar donde el sol resplandezca mi rostro y me enseñe a volar ya no como pájaro sino que como águila, y llegaré a volar 6000 metros de altura y veré mi pasado, como eso, como el pasado, como un mal recuerdo que me enseño que jamás debo dejarme morir por alguna tormenta que desarme mi supuesta "segura casa", sino como el trampolín para emprender el vuelo y llegar a ser mejor de lo que fui y hoy soy. 

"Pajarito...sal del charco, y aprende a volar como las águilas" "SOLO VUELA... Y HAZLO ALTO"


                                                         Pero los que esperan a Jehová

                                                                tendrán nuevas fuerzas;

                                                       levantarán alas como las águilas;

                                                              correrán, y no se cansarán;

                                                           caminarán, y no se fatigarán.

                                                                                                  ISAÍAS 40.31

Árbol de CalleryWhere stories live. Discover now