Capítulo IV

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Estaba atónito con el celular en la mano, mientras estaba yacido plácidamente en el sofá de casa, tomando cerveza y viendo series en la televisión. Juraría que era una broma de mal gusto, hasta que apareció su fotografía de perfil de whatsapp. Tragué saliva y no supe que más decir. En un segundo, en una confesión de mi amada por siempre, me povocó la muerte un instante, en el que mi mente cesó y no supo que responderle.  Sé muy bien que es una mujer que vale la pena y no es digna de mí, yo, un monstruo insaciable, vacío que sólo ama por noche, por placer.  Únicamente por respeto, aprecio, decidí responderle llanamente, sin revelar mis pensamientos más deseos de tenerla en mi cama, poseer su cuerpo y luego olvidarme de su corazón para que no dañara el mio.

- Lo tengo trabado en la garganta, durante 10 años. Es momento de soltarlo. Te amo, y me importas demasiado - me escribió en el teléfono que disparó mi estado atónito, - pero tenia que decírtelo, lo lamento. Sé que no te importa....

- No digas eso, sí me importas.. - sólo pude escribirle.

Recuerdo la primera vez que la vi, hace diez año atrás - ella piensa que soy una piedra sin memoria y un alma, lo cierto es que soy una piedra de cristal delicado, que teme romperse - su pelo castaña rizado, su estatura de niña de 14 años y sus anteojos de marco de plata. Lo que me enamoró de ella justamente fue desarrollado cuerpo, que atinaba el de una adolescente madura, como lo era yo en ese entonces, de dieciocho años.

Su boca calló repentinamente y por tres días no supe más de ella. Tampoco iba a escribirle ya que soy un despiadado sin sentimientos visibles - porque en verdad que los tengo, pero solo son de mi propiedad privada - y continué mi vida. Soy el chofer del sub-secretario de la Municipalidad y tengo un trabajo de ocho horas donde lo paseo por toda la ciudad.

Existen muchas mujeres en mi vida, amo acostarme con todas ellas y no tener nada serio de todo el asunto, pero ella tiene un lugar especial en mi corazón. Debería demostrárselo, lo sé, pero mi orgullo simplemente es más fuerte. Mostrarse un poco afeminado, en gesto de querer abrir el corazón, resulta algo no machista e iba en contra de mi crianza. Tengo la llave para remediarlo, hace mucho tiempo que mi cuerpo yace sólo sin compañia explicita de un amor que me contenga, me escuche y me guíe por el camino correcto. Decidí cortarme solo, disfrutar de la vida sin responsabilidades pero sobre todo, sin rendirle cuentas a ninguna mujer.

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