Extra

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  • Dedicado a A todas las fieles lectoras.
                                    

Los pies no me dan para más corriendo por ese largo pasillo con mis deportivas, suerte que estaba vestida y nos habíamos podido ir enseguida. Me detengo unos segundos antes de entrar en la habitación. Tengo miedo y mis manos tiemblan violentamente, mi corazón martillea fuertemente en mi pecho y jadeo por la carrera. Había sido incapaz de hablar desde que me había enterado que llevaba más de seis horas despierta y yo no estaba con ella. No culpaba a Alex, pero me sentía tan mala amiga que no podía a penas mirarle.

Toco una vez antes de entrar justo cuando Alex y Óscar me alcanzan.

— Adelante— oigo su suave voz y se me para por un momento el corazón.

La veo al lado de la ventana, lleva una bata azul y el pelo rubio despeinado, cae hasta su cintura. Ahoga un grito cuando me ve y yo vacilo dando un paso hacia ella. Su boca se frunce y sé que se va a poner a llorar, porque siempre lo hace. Doy los pasos que nos separan e impacto contra su cuerpo frágil y más delgado, no me he dado cuenta cuando he empezado a llorar y la abrazo, más fuerte. Su olor, sus brazos alrededor de mi cuerpo, su llanto, todo me recuerda a mi hogar. Me separo lo suficiente para ver su rostro surcado de lágrimas.

— Eres real. — susurro y ella ríe mientras sigue llorando.

— ¿Por qué has tardado tanto? —solloza mirándome con sus ojos verdes. Una punzada de dolor atraviesa mi corazón.

— Yo... Me he enterado ahora, lo siento Co, lo siento muchísimo. —digo y ella limpia mis lágrimas. — te he echado de menos, ¿sabes? No puedo creerme que estés despierta. — sollozo abrazándola de nuevo.

— No me acuerdo de nada. Los médicos no paran de preguntarme cosas y no sé responder. Unos me pedían el móvil de mis padres o de mi hermano. — su cara se crispa.

— Tranquila, estamos juntas ahora. — digo guiándola hasta la camilla. — ¿Te duele algo? ¿Estás bien?

— Sí, solo un poco... abrumada. Pero estoy bien. — me asegura con media sonrisa.

Un suave toque en la puerta hace que me gire. La doctora Medina esta allí y Alex y Óscar detrás.

— Hola Elena, estaba esperándote por aquí. — me sonríe la doctora.

— Ella es tu doctora, ha estado muy pendiente de ti y de tu caso. —explico a Corina.

— ¿Que hace Alex aquí? —me susurra mientras la doctora la ausculta. Veo que mira a Alex y a Oscar. Alex parece algo nervioso.

— Es una larga historia, ¿te acuerdas de Óscar?

— Sí, claro que me acuerdo. — Corina le sonríe tímidamente. — Ha estado conmigo toda la mañana. — Óscar toma su mano y yo les miro fijamente. ¿Entonces sí estaban juntos? Seguro que su historia debía estar muy avanzada para que Corina permita ese acercamiento.

— ¿Recuerdas algo de la noche del accidente? — pregunto cruzándome de brazos.

— No... — frunce el ceño ella.

— Estabas con Óscar, ¿recuerdas? — empiezo.

— No es bueno que la acribillemos a información— dice la doctora, pronto irá recordando, y si no lo hace hay que ir poco a poco.

La doctora sale de la habitación pidiéndoles a Óscar y a Alex que salgan. Óscar le da un breve beso en los labios.

— ¿Qué hacía Alex Sáenz aquí? — me repite ella, yo me siento en la camilla a su lado.

— Es una larga historia Co, ya te lo iré contando. — susurro con su mano entre las mías. — Te he echado muchísimo de menos.

— Te diría lo mismo, pero parece que el tiempo no ha pasado. Siento que hayas pasado por esto tú sola. — me abraza y yo le devuelvo el abrazo.

Déjame amarte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora