Hazme olvidar

2. Coincidencias.

—¡Cora!—oigo una voz familiar llamarme detrás de mi.

Me giro viendo a Aubrey dar saltos y hacer signos con sus manos, sonrió al verla ahí y me acerco a ella. Que me abraza con fuerza al verme.

—Te llevó llamando por más de una hora, no respondes—me recrimina separándose de mi.

—No tengo ninguna llamada tuya—le digo extrañada mirando mi teléfono.

—Porque le tome prestado el móvil a Justin, no me respondiste y estaba preocupada...¿sabes siquiera qué hora es?—me dice, alterada

La miro extrañada y entiendo todo cuando veo la hora reflejada en mi teléfono. Son las nueve, y mis padres adoptivos, vienen a por mi en una hora. Y este sitio no está precisamente cerca del centro. Mierda

—¡joder tenemos que irnos!—siento el miedo invadirme y la tomo de la mano—No te pares, no quiero excusas

No refuta nada y la saco de la fiesta lo más rápido posible, porque mi amiga es tan sociable que es capaz de ponerse a hablar con alguien por el camino. No contenta con es, andamos demasiado rápido hasta el centro, corriendo en algunos tramos y tengo que arrastrar a Aubrey conmigo, porque insiste en ligarse a un chico de un puesto de café para que le regale un capuchino. Finalmente, sudando e hiperventilando, llegamos en veinte minutos al centro.

Subimos las escaleras corriendo, ella se tropieza y a pesar de no tener tiempo me burlo de su caída, la supervisora nos riñe y nos advierte de que no podemos correr, pero le hacemos caso omiso encerrándonos en nuestro cuarto mientras ella nos grita.

—¡au!—se queja mi amiga corriendo al baño y yo solo río.

No paro mientras ella se cura la rodilla, comienzo a recoger las cosas que no había metido en la maleta, y me quito lo que llevo puesto sin preocuparme porque Aubrey me vea. Optó por ponerme ropa limpia y más sencilla, unos joggers grises y una camiseta negra larga. Tomo las deportivas más decentes y unos calcetines sin agujeros, y hecho a mi amiga del baño para asearme.

Una vez salgo la veo mirarme encima de la cama, y hay una pequeña sonrisa en su rostro.

—Estabas...sudada, como cansada—señala y yo le restó importancia, porque por la picardía en sus ojos sé a qué se refiere

—Hemos corrido más que en todo el mes junto, claro que estaba cansada—la intentó manipular haciendo como si lo que dijese es absurdo, pero ella lo nota.

—No, ya parecías...ya sabes, agotada—sube y baja sus cejas

—¿qué quieres decir con eso?—pregunto fingiendo tranquilidad mientras trato de hacerme una cola de caballo lo más decente posible

—¿con quien ha sido? ¡no me digas que ha sido Cameron!—me señala acusatoria

—¿que? ¡no!—me sale una mueca de desagrado al recordar lo que ha pasado en la fiesta.

—¿que ha pasado con él?—me pregunta confundida

—Estaba muy borracho y ha sido bastante frustrante, pero ya está—le respondo y me siento a su lado en la cama, decido contarle lo que ha pasado porque sé que va a insistir—Se llama Caleb.

—¡lo sabía! Tenías cara de que acababas de follar—sonríe satisfecha y yo me rio

—Tu debes de saberlo bien, tu vida sexual es muy activa—señalo y ella alza una ceja

—¿qué insinúas?

—Que tengo una ninfomana por amiga—le digo divertida chocando mi hombro con el suyo.