♦ Final feliz ♦

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El palacio fue decorado con coronas de flores y bandas enormes de color dorado. Dando el significado de la coronación.

Mikasa yacía en su habitación, arreglándose con su vestido con jatrofa. Se sentía emocionada, ese era el día donde el poder pasaría por completo a sus manos.

- ¿Cómo te sientes? - preguntó tomando sus manos

- Nerviosa, asustada pero tengo la confianza de que todo estará bien - sonrió

- Me alegra, te recuerdo que la ceremonia es casi el cien por ciento Natal y la otra parte forma Paradis, para hacerlo lo más familiar ésta cultura como la de la isla - dijo Kiyomi

- Está bien, gracias - suspiró

La mujer mayor la quedó viendo por un rato con una sonrisa.

- Te vez tan bella; ven, vamos a la sala - tomó una de sus manos, Mikasa asintió y fue con la mayor.

Rodearon el salón principal por atrás, llegando al lugar donde la consagración tendría lugar.

Rodearon el salón principal por atrás, llegando al lugar donde la consagración tendría lugar

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Kiyomi se fue para hacer entrar a los invitados cuando llegara la hora. Poco después llegó Eren.

- Tardaste un poco - dijo sonriente, tomándose de la mano

- Aún me pierdo - respondió

Mikasa rió discreta

- Te entiendo, yo también me perdía al principio - abrió los brazos del chico y rodeó su cuerpo con ellos - ¿Estás listo para que te llamen Alteza o Majestad? - preguntó

- No, será extraño - sonrió

Miraron las ventanas, pareciera que estas mismas hablaban de la historia de Hizuru.

- Es emocionante, no crees? - dijo rompiendo el silencio

- Tal vez, no estoy seguro pero - colocó su mano en el pecho de la chica sintiendo su palpitar - Siento tu emoción - dijo dándole un beso en su cuello que la hizo reír. Pronto la flauta soprano comenzó a sonar, por lo que la ceremonia iba a comenzar, ambos tomaron su lugar, todos los invitados entraron mirando asombrados el lugar. Al comenzar oficialmente la ceremonia prestaban atención, conmovidos, emocionados, pues Mikasa tomaría su "verdadero" lugar .

Un silencio se formó, Mikasa se arrodilló recibiendo protección, valor, purificación y respeto simbólico con todo ese ritual. En su cabeza colocaron una corona improvisada con corteza de bambú decorada con algunos diamantes y piezas de oro. Después de ello bebió de un vaso para después levantarse y volver a arrodillarse esta vez frente al público, estableciendo oficialmente su posición en la realeza oriental.

Mi origen asiáticoOù les histoires vivent. Découvrez maintenant