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 Francisco le dejó la mochila y se fue excusándose con que tenía muchas tareas por hacer

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Francisco le dejó la mochila y se fue excusándose con que tenía muchas tareas por hacer. Andrea no lo culpó, su madre la había dejado mal parada y él había quedado en el medio del asunto solo por ayudarla. Le mandó un mensaje pidiéndole disculpas y le agradeció por creerle y acompañarla al cementerio, pero él no contestó, siquiera aparecía como conectado.

Después del café, su madre volvió a la oficina en la que trabajaba. Eleonora era escribana y se había asociado con un conocido del pueblo para compartir el estudio contable, por lo que pasaba las mañanas y las tardes allí. Cuando escuchó que el sonido del auto se alejaba, Andrea soltó un suspiro y se levantó para subir las escaleras haciendo mucho ruido con los pies.

Al abrir la puerta de su dormitorio, vio a Eusebio flotando en el medio de la habitación boca abajo con los brazos cruzados.

—Fui al cementerio —dijo ella mientras cerraba la puerta detrás de sí sin darle tiempo a que él dijera algo.

Eusebio dio una voltereta dejando una estela de humo en el aire con forma de semicírculo. La miró con los ojos muy abiertos y la boca entreabierta.

—¿'Tas loca, mujer? ¿'Tas bien? —preguntó con apuro, acercándose para rodearla y verificar que estuviera sana. Ella le restó importancia con un gesto de la mano.

—Fran me acompañó, me dio apoyo moral. —Andrea ignoró los labios fruncidos de Eusebio al considerarlo un gesto de celos. Siquiera debía compararse con Pancho, uno estaba vivo y el otro muerto, no había motivos para tal sentimiento—. Y "hablé" —Hizo una comillas con los dedos— con Baltazar Terra. Él dio a entender que eres su hijo... creo.

Eusebio se quedó inmóvil, flotando en el aire como una campanilla de viento mecida por la brisa. Pestañeó, incómodo con la revelación, y Andrea levantó las manos para dejarlas caer con un suspiro.

—Perdoname, Euse, soy una investigadora malísima.

—No, mija, tranquila —habló al fin, con la voz hecha un hilo—. No importa. ¿Dijo algo más?

Ella alzó los hombros e hizo un puchero con los labios.

—Que esta casa sería tuya si no hubieras desaparecido...

Eusebio no era un fantasma especialmente silencioso, así que estuviera callado no le daba buena espina. Andrea movió una mano en el aire, intentando estirarla para consolarlo, pero recordó que él no tenía un cuerpo y lo atravesaría sin más.

—'Toy bien —dijo él al ver sus intentos frustrados—. Ni que me importara saber qué era de mi. Ya 'toy muerto, ¿qué cambiaría saber qué me pasó?

—Euse...

—No, Andy, ya 'tá. Lo intentaste, lo intentamo'... Una mancha triste no lastima a nadie, ¿verdá?

—Eusebio, no digas pelotudeces. No voy a dejar que...

Él meneó la cabeza sin dejar que terminara de hablar. Giró en redondo dubitativo antes de atravesar el suelo y desaparecer.

Hay un fantasma en mi habitación [Completa]Место, где живут истории. Откройте их для себя