Capítulo 7

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Cerró la puerta en un golpe estridente que alertó a Byrion y a Diane que sentados en el sillón de la sala, estiraron el cuello, sorprendidos ante semejante ingreso

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Cerró la puerta en un golpe estridente que alertó a Byrion y a Diane que sentados en el sillón de la sala, estiraron el cuello, sorprendidos ante semejante ingreso. Frente a sus ojos Drake resoplaba molesto. La imagen los desconcertó, pues estaba cubierto de barro hasta mitad de la pierna; sus ropas mojadas y pegadas a su piel; el cabello despeinado y con algunos mechones cayendo sobre su rostro.

— ¿Hasta cuándo piensa llover? Estoy hastiado. Ha llovido toda la maldita noche. —Pronunció ante su mirada antenta.

— Drake, amigo... ¿No habías ido a una fiesta distinguida? Porque tal parece que vienes de darte un revolcón en un chiquero. —Acotó Byrion con una ceja levantada y una sonrisa socarrona.

—Eso creí, pero todo se complicó y aquí me ves... La lluvia ha sido una maldita desgracia para adornar una noche donde todo absolutamente ha salido mal.

— ¿Has vivido tantos años en la amazonia y te quejas de una lluvia? —respondió Byrion mientras con sus pies estirados sobre la mesa y sus brazos en el respaldar, bebía un sorbo de la copa.

—Me quejo de la lluvia, del lodo y de la poca intuición que cargué esta noche. —Volvió a reprocharse su equivocación, pues estaba seguro que le traería varios dolores de cabeza. —Perdí mi navaja... —Byrion se incorporó y Diane levantó sus ojos pardos sobre el marco de sus anteojos mientras la aguja de su costura se detuvo. —Se me perdió en el jardín de los Hemingway...

—Explícate Drake porque no logro entenderte. ¿Cómo diablos pudiste perderla? —Él resopló mientras se bebía una copa de un solo trago y sentía el ardor recorrer su garganta. En aquel segundo la secuencia de hechos desafortunados, recorrieron sus pensamientos uno tras otro a la velocidad de la luz mientras ellos aguardaban expectantes.

—Nada. Me equivoque de persona y en el afán de no matar al equivocado, la deje caer en la hierba.

— ¿Cómo que al equivocado? Me extraña de ti...

—Creí que era el perro que buscamos y en lugar de eso me encontré con una solterona capaz de abofetear a cualquiera. —Byrion arrugó el ceño y Diane dejó la costura sobre la mesa. Ambos lo contemplaron en silencio. — ¿Qué? Dejen de mirarme así... Es la verdad...

— ¿Te abofeteó una mujer? —Cuestionó Diane incrédula aunque con la voz suave y pacífica que la caracterizaba. Asintió de mala gana recordando el instante en que aquella mano pequeña se había estrellado en su mejilla. Byrion lanzó una carcajada estruendosa y Diane lo observó desconfiada. Drake huyó de sus ojos inquisidores estirando su cuello hacia atrás en el sillón y entornando los suyos lo suficiente para que parecieran cerrados. Estaba seguro que si lograba verlos directamente leería en ellos el cansancio y la decepción que cargaba las últimas noches. A pesar de sus intentos por evadirla, ella lo observaba atentamente.

— ¿Y la vieja vivió para contarlo? —Preguntó Byrion con ironía.

— ¿Vieja? No... no era vieja... —Respondió aún con sus ojos entornados.

ANTE TI, SOYWhere stories live. Discover now