CAPÍTULO 23 "¿Quién soy ahora?

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CAPÍTULO  23 “¿Quién soy ahora?

Johanna…

Me encontraba en aquel hermoso jardín aquel donde amé por primera vez a un hombre, aquel donde se consumo nuestro amor, aquel que me traía tan gratos recuerdo.

¿Pero que era esa silueta que veía a lo lejos? No podía creerlo era él, tal y como yo lo recordaba, tal hermoso, guapo, fornido. Ahí estaba justo delante de mi a tan solo unos metros, el  corazón me daba vuelcos y latía sin cesar, me acerqué lentamente y mientras más  cerca estaba mas rápido caminaba hasta llegar a correr, mi corazón salía por mi garganta y el aliento se me había ido, cuando llegué a él, se hallaba intacto no se movía ni siquiera parpadeaba, lo abracé y llegó a mi su olor, aquel tan peculiar, el seguía sin moverse…

-¿Mami?, mami, despierta, mamaaá,- me decía mi hermosa hija mientras me besaba la mejilla y movía mi cabeza con suavidad, una vez más soñaba con Abraham.

Me parecía increíble cuando miraba hacía atrás, pensar como habían pasado ya tantos y tantos días, que se convirtieron en meses y después en años, ahora mi niña tenía ya cinco años, iba al jardín de infantes y a su corta edad vivía en una terrible incertidumbre.

Juro que he tratado pero me ha sido imposible, sabía que algún día llegaría este día pero ha sido tormentoso tener que explicarle quien y donde esta su papá.

Primero pensé en decirle que había muerto, después pensé en decirle que nos había abandonado, y aunque esto ultimo era cierto, lo consideré injusto para todos, así que opté por decirle que él trabajaba volando en un avión y que difícilmente podría conocerlo, aun así ella pregunta cada semana cuando vendrá y si podemos ir a visitarlo al aeropuerto.

Sé que si ella sabe esperar, en un futuro cuando sea grande podrá leer este diario o mejor dicho, memorias, y entonces sabrá la verdad, pero hasta entonces seguiré con esta farsa.

Abraham…

Podría decirse que en este mismo instante no soy yo mismo, que incluso estoy irreconocible, mi vida de ha ido al infierno, solo hay algo que me mantiene de pie, algo que me hace despertar cada mañana y seguir respirando, y eso por supuesto son mis dos amores.

Desde hace ya un poco más de cuatro años, visito la misma banca y veo a las mismas personas e incluso conozco algunos hábitos extraños de la gente, por ejemplo sé que en punto de las seis treinta de la mañana pasa el señor de la tienda buscando a su gata que se escapó hace tres años, ¿me pregunto si sabrá que no volverá?

También esta la señorita que vive en los departamentos de enfrente de la cafetería, ella pasa casi a la misma hora, mirando el reloj, parece que siempre tuviera prisa, me gustaría frenarla algún día y pedirle que disfrute la vida, pero obviamente se asustaría o incluso llamaría a la policía, y no la culpo cualquiera lo haría, ahora mismo estoy en harapos, con el cabello tan largo que podría hacerme un peinado para fiesta, y con barba, todo un vagabundo a mi parecer.

Tan irreconocible estoy que en una ocasión Johanna pasó a medio metro de mi, volteó a verme me vio a los ojos y siguió su camino, como si ni siquiera  nos conociéramos, como si jamás en la vida me hubiese visto antes, y no puedo negarlo ese día me destrozo el alma.

Y ahora justo a las 7:30 es momento de ver a mis dos amores, la vida ha cambiado tanto, al principio me sentaba las miraba y Johanna tan hermosa caminaba con nuestra hija de la mano, ella aun se veía tiste en ese entonces, frecuentemente vestía pijamas y playeras, después pasó el tiempo y comenzó a arreglarse un poco  más, Jois, como me gusta llamarle a mi hija, ahora no caminaba, sino brincaba de la mano de su madre, siempre rumbo al colegio.

Ahora Johanna camina de la mano de Jois, y del otro extremo camina un hombre, ciertamente desconozco su nombre, aunque me parece haber escuchado que se llama Alex,  ellas lucen felices, comienzo a creer que ya es muy tarde y que jamás podre volver a sus vidas, y todo por cobarde.

Esto me enfurecía de tal manera que siempre terminaba lanzando rocas en el lago del parque.

¿En que me he convertido?

Si te preguntas como me mantengo es sencillo, pues mientras mas harapos tengo mas caridad recibo, asi que esta me basta para vivir,  cada año, pago la renta completa de un cuarto, sumamente frio, feo y barato, cuando si necesito mas dinero es el mes en el que Jois cumple años, siempre deposito una cantidad en la cuenta bancaria de Johanna, ¿Si lo notará? No estoy seguro de ello, pero la acción me basta.

Todas las noches sin excepción me duermo recordando todos y cada uno de los momentos que viví con Johanna, sueño con ella y me despierto  entre lágrimas pensando en todo el daño que le he hecho.

-¡Cobarde!, ¡Cobarde!, ¡mil veces cobarde!.- me grito a mi mismo todas la mañanas mientras lloro, abrazando una foto de ambas, que guardo celosamente desde ya hace un tiempo.

Alex…

La hermosa mujer de veintitantos se dirigía hacia mi, yo contemplaba embobado su belleza, esos ojos tremendamente profundos y siniestros a la vez, esa silueta incomparable, y… esa niña tan hermosa que la acompañaba, tomándola de la mano, aquella niña me derretía por completo el corazón, era como tener un ángel en mi presencia, a veces sentía la necesidad de alabarla, su belleza tan parecida y diferente a la de su madre.

Por su parte Johanna hacia que despertasen en mi hasta los mas bajos instintos, podía mirarla con tanta ternura y a la vez desearla con tanto ahínco, deseaba poder tenerla entre mis brazos, colmarla de besos infinitamente y poseer su cuerpo con el mio, pero no importaba cuanto deseara su cuerpo, cuanto deseaba amarla…

Ella no sentía lo mismo por mi, una ocasión hace cinco meses cuando intenté confesarle mi sentimiento por ella, me evadió y dijo que lo sentía mucho pero aun seguía enamorada de un tal ABRAHAM por supuesto ella jamás me ha contado nada sobre el,  ni en donde esta, ni siquiera si el es el padre de su hija.

Y yo respeté su decisión de ser únicamente amigos, simplemente hay ocasiones que la sangre me hierve en deseo y no puedo evitar verla con tanto amor.

Por el contrario ella sabe todo de mi, pues me he dado a la tarea de contárselo, a veces parece no interesarse, ya que solo asiente con la cabeza  mientras me escucha.

Desearía poder hacer que ella me amase como yo a ella, parece imposible pero no pretendo rendirme.

Sensaciones Prohibidas (terminando y corrigiendo)Where stories live. Discover now