Capitulo 4

341 17 2
                                    

Ya me habían dado de alta y estaba con Erick esperando a que su padre llegara para recogernos y volver a su casa, o tal vez tendría que decir nuestra casa, ya que Erick prácticamente me obligo quedarme por el accidente, pero igual, ¿Quién lo hubiera rechazado?

Todavía tengo el brazo y la pierna enyesada, pero es inútil, porque las sirenas curamos rápido, ahora mismo podría correr un maratón entero sin ninguna preocupación. Pero bueno, si quiero parecer humana tengo que permanecer con esto durante un mes entero.

-Ahí llego papá-dijo Erick empujándome suavemente- vamos.

Asentí y camine dificultosamente hasta el auto. Erick me abrió la puerta y me ayudo a subir en la parte trasera del auto, y él se subió de copiloto.

-¿Cómo te sientes Layla?-Pregunto Ernesto.

-Pues bien- le dije con una sonrisa-Pero ya quiero que me saquen estas cosas.

-Ya falta poco-rió

El resto del camino lo hicimos en silencio, pero con Erick nos dábamos miraditas por el espejo, por ahí el padre nos veía y se reía, lo que producía que mis mejillas ardieran.

-Bueno chicos-dijo Ernesto deteniendo el auto-ya hemos llegado.

Erick me ayudo a bajar y a entrar a la casa. Cuando abrieron la puerta saltaron papeles de colores y había un cartel enorme que decía: Bienvenida a casa Layla. Yo me quede sorprendidísima en el umbral de la puerta con la boca abierta. Mia y Elena salieron de sus escondites con una sonrisa de oreja a oreja ya que su plan había salido de maravilla.

-No tenían que hacer todo esto-dije por fin saliendo del shock.

-Sí, te lo mereces y más-dijo Erick agarrando mi mano.

-Cualquier chica que hace que mi hijo se ponga así, se lo merece- dijo Ernesto dándome un abrazo.

-Gracias-dije abrazando a todos

-Bueno-dijo Erick- ahora lo importante.

-¿Qué cosa?-pregunte mirándolo preocupada.

- Esta noche dormirás en mi habitación-dijo riendo.

.Pero ¿y tú?

-Yo dormiré en el sofá-dijo señalándolo.

-No es muy justo-dije quejándome- yo debería dormir en el sofá.

-Tu estas malherida-dijo Erick- asique ya está dicho.

Lo mire de mala gana pero al final asentí

-Ven-dijo Erick agarrándome por la cintura- te mostrare donde es.

Le pase mi brazo bueno por los hombros y recorrimos el pasillo hasta la última habitación. Abrió la puerta y entramos a un lugar espacioso, con las paredes azules, donde en el centro había una cama grande de madera oscura y en una de las paredes un armario que llegaba hasta el techo.

-Aquí vas a dormir-dijo soltándome la cintura.

Fui hacia la cama y me senté.

-Aquí podríamos dormir los dos- dije acariciando la tela suave del cubrecama.

-Es cierto-dijo con una sonrisa- pero, primero, estas herida, y segundo, mi padre me mataría.

-Tu padre no tiene porque enterarse-dije mirándolo a los ojos- y yo ya me siento bien.

-Lo dejaremos para otro día- dijo sentándose al lado mío

Baje la cara, pero el levando mi pera y me beso.

Amor AcuaticoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora