Moa.
Observé con atención el disfraz que estaba tendido en el sofá de la sala mientras trataba de convencerme en que había hecho una buena inversión.
Era un disfraz de lo que sería la mujer de Frankenstein, o bueno, el monstruo.
Frankenstein era el creador.
Una peluca de mala calidad larga con dos rayos blancos a los costados, un vestido blanco y unos cuantos accesorios como lo era un collar para simular los tornillos y una dentadura falsa.
— Espero que realmente valga la pena.—Me dije mientras me tiraba al costado del espacio que ocupaba el disfraz para tomar mi celular.
Unas cuantas reacciones y DM's en Instagram me hicieron arquear una ceja confusa, entrando a la aplicación para darme cuenta de que todo era en referencia a las stories publicadas.
— Mierda. —Susurré mientras entraba a mis stories para percatarme de cuales eran, y aunque no era algo malo para mí me sorprendió.
Robert y yo teníamos la mania de tomar el celular del otro pero no para nada malo, solo tomar fotos del otro y uno mismo.
No hubiese implicado problema si tan solo no lo hubiera visto cierta persona que evitaba.
¡Tom había visto la storie!
¡Maravilloso!
— Estúpido, Robby. —Chisté con furia antes de desplazarme entre mis apps con agilidad para entrar a mis mensaje.
Los mensajes de Tom sin abrir y percatandome, habían pasado ya casi 6 horas desde que me los mandó.
Carajo.
Entré al chat quedándome absorta por mi mente en blanco ¿Cómo se le responde a una persona después de ignorarla? ¿Debía simular que no lo había hecho?
Mi día transcurrió hasta que al despertar en la siguiente mañana, acompañada con un nudo en mi estómago me puse de pie y esperé hasta que cayera la noche.
Después de ignorar por completo a Tom el día anterior y no hablarle en la mañana para asegurar que la cena de Halloween seguía en pie, me sentía rara, solo esperaba que todo fuera bien hoy.
Tres golpes en la puerta de un hogar conocido sonaron entre el bullicio tras de mí de los niños emocionados por los dulces que recibían, así como los mayores supervisandolos.
— Dulce o truco. —Dije cuando fui consciente de que mi mini infarto había pasado al verlo.
Unos ojos azules se achicaron ante mi presencia— Truco.—Mientras abrazaba más a su cuerpo una bandeja con dulces.
— Puedo desaparecer mi puño en tu cara ¿Quieres ver? —Por su mirada parecía verme hasta los pecados.— Amargado.—Chisté. Su risa hizo eco en mí.
El cuerpo de Tom se hizo a un lado permitiendome para al interior de su casa, yo que cargaba unas cuantas cosas pasé con cuidado mientras escuchaba unas infantiles voces hablar.
Caminé con confianza hasta la cocina para dejar todo ahí siendo seguida por una alegre cola vacilante y cuatro patas.— Hola Willow.~—Susurre con suavidad dirigiendome a verla.
Willow tenía encima un disfraz de bombero, su traje rojo y su casco cosa que me hizo soltar un sonido de ternura.
— Feliz Halloween—Escuché a Tom despedirse de los infantes mientras cerraba la puerta y dejaba la bandeja en una mesa cercana.— ¿Eres...? —Se quedó callado al verme con atención.
— La novia de Frankenstein. —Dije dando unos pasos para dar una vuelta y mostrar mi disfraz.— Espera...
Mis ojos marrones recorrieron el cuerpo de Tom mientras abría la boca fingiendo estar ofendida.— ¡Tom!
— ¿Qué? —Preguntó en un tono de inocencia.
— ¡Tenías que estar disfrazado!
— Lo estoy.
— ¡No es cierto!
— Sí, sí es verdad.
— No cuenta.
Frente a mí.
Un hombre de 1.75 de altura, de ojos azules y un cabello sedoso castaño-rubio portaba una pijama completa de Panda.
¿O era un lemur?
Facepalm.
— Ay Tom. —Dije con resignación mientras soltaba una risa pequeña negando con la cabeza.
Enojarme con Tom nunca fue fácil, todo mi enojo u ofensa era en vano, no podía simplemente enojarme.
¡Y ni hablar de cuando simulaba hacerlo! Me ganaba la risa.
— En fin ¿Que planes hay exactamente aparte de la cena? —Pregunté volviendome a la cocina para acercarme a las cosas que traje.
— ¿Que has traído? —Me preguntó de regreso mientras se acercaba a mí.
— Cervezas, refresco, he traído papitas. —Enliste mientras sacaba todo.— Dulces de coco, y helado.—Saqué el bote de helado de fresa para ir a guardarlo en el congelador.
Pero al momento de voltearme me sobresalte al ver a Tom detrás de mí, a mis espaldas, quedando ambos en una cercanía peligrosa que hizo que mi corazón diera vuelco.
Podía ver sus facción perfectas.— Idiota. —Chisté dándole un golpe de palma en un hombro.
Él rió ante mi reacción.
¿Cómo podía burlarse de mi vulnerabilidad ante él?
— ¿Te parece si vemos algunas películas después de cenar? —Propuso.
— Claro, me parece perfecto.
Nos quedamos callados escuchandose solamente como yo movía algunas cosas para lograr guardar el helado.
Cuando logré guardar el helado me volví a verlo percatandome de que él me veía con unos ojos acusadores.
— ¿Sí?
— ¿Todo bien? —Preguntó.
— ¿Perdón?
— ¿Todo bien.
— ¿A que te refieres? Sí, supongo que todo bien. —Susurré con confusión alejandome del refrigerador.
Su silencio me hizo verlo directamente a los ojos.— ¿Todo bien? —Pregunté yo.
— Sí, supongo que todo bien. —Fruncí mi ceño al escucharlo, la misma respuesta que yo.
— Tal parece que hay un problema aquí. —Frente a frente, a una distancia de un metro o más estaba Tom con un rostro serio.
— Por mí no ¿Hay un problema para ti?
— Tom. —Arrastré la vocal de su nombre con un tono pesado y serio.
— Moa.—Me respondió de la misma forma.
— No me jodas ¿Cuál es tu problema?
— No lo sé, ayer siquiera te dignaste a responder mis mensajes.
Me tensé al escucharlo y como recurso en lo que ideaba mi excusa rodé los ojos, justo cuando estaba por hablar él me ganó la palabra.
— ¿Hice algo que no te gustó? ¿Te ofendí de alguan forma? Sé que estabas muuuy ocupada con Robert —Enfatizó el "Muy".— Pero creo que nada te costaba decirme que ya tenías planes, pude haber hecho otras cosas en lugar de esperar una respuesta que no iba a recibir. —Su tono de voz comenzó a alzarse mientras se desplazaba hasta la sala dejandome en la cocina, sola.
— Wow, relájate, simplemente olvidé responderte. —Mentí.
— Oh, sí, ya lo creo. —Con burla e ironía terminó por tumbarse en el sofá de la sala
— Es verdad, lo olvidé, cuando me fui de tu casa estaba muy cansada, desperté, vi tu mensaje y dije: “Despabilate un poco, y le respondes.” me quedé dormida y cuando me desperté, tuve que hacer algunas cosas, estuve ocupada.—Explicaba las cosas tratando de evitar detalles.
Tom simplemente me sostuvo la mirada unos segundos alzando sus cejas antes de volver a ponerla sobre la televisión la cual se había encargado de encender.
— ¡Tom! —Reproche, me había encaminado hasta él para estar enfrente, di un paso para acortar la distancia y darle una palmada en el hombro.— ¡Por qué te enojas? —Pregunté alzando mi voz para hacerme notar.
— ¿Por qué? ¡Porqué simplemente no pudiste decirme que No! Dices que no tenías tiempo pero si lo tuviste para subir tres stories a Instagram.
— ¿Me estas recriminando eso? ¡Ni siquiera las subí yo!
— ¿Entonces quién sí no fuiste tú? —Sus ojos achinados me miraban de una manera retadora e incriminatoria, cosa que me resultaba ofensivo.
— ¡Robert! Robert lo hizo, él toma a veces mi celular.
Su mirada se suavizó pero permanecía dudosa.
— ¿Y para que toma tu celular Pattinson?
— ¿Por qué tantas preguntas? Siquiera eres mi novio para tener que darte explicaciones.
La expresión que antes tenía se vio con sorpresa, estaba impactado.
— Tienes razón. —Dicho esto, su voz había cambiado, seria y grave, su mirada puesta al televisor pero apesar de no mirarme se notaba el enojo en sus ojos azules.
Yo me quedé parada mientras lo observaba.
Él sentía mi mirada.
Sabía que sentía mi mirada pero él se resistía a verme.
Indignada me regresaba a la cocina no sin antes ser interrumpida por el timbre de la puerta principal.
Seguramente eran los niños que venían a pedir dulces.
Mi mirada marrón se volvió a Tom que siquiera se inmutaba a levantarse del sofá, refunfuñé rodando los ojos exasperada, caminé hasta la puerta para abrirla.
Después de haberme encargado de darle dulces a los niños y divertirme viendo esos trajes ingeniosos me regresé directo a la cocina donde al pasar el umbral, como si hubiese sido magia, me olvidé del motivo por el cuál llegaba.
Fruncí el ceño al no recordar y decidida a volver sobre mis pasos caminé hasta la mesa del comedor donde me senté perdiendome en mi celular.
Vaya forma de celebrar Halloween.
No tenía por qué estar indignada con Tom, él no debería estarlo ¿O sí?
Creo que al final si fui realmente una grosera al no hablarle.
Siquiera me percaté cuando Tom se puso de pie, estaba tan sumida en mis pensamientos que solo el sonido y el movimiento cercano de un objeto me sacó de mi mente.
— ¿Uh? —Frente a mí una cerveza y unas pizzas, suponía que eso íbamos a cenar.
Al alzar mi mirada Tom estaba frente a mí sentandose en silencio, una sonrisa salió de mis labios.
Como si se tratara de una pelea de hermanos, esto era una reconciliación silenciosa, me tocó vivirla muy seguido con mi madre.
La caja de la pizza se abrió y ambos comenzamos a comer, todo en silencio.
— ¿Quieres ketchup? —Preguntó extendiendome el complemento , a lo que yo asentí.
— ¿Salsa? —Respondí preguntando mientras se la extendía.
Ambos ocupamos de las cosas que tenía el otro.
Mis reconciliaciones con Daniel era similares, aunque con Daniel no me limitaba a quedarme callada, llegabamos a pelear con palmas y desgreñadas aunque nada iba en serio pues apenas uno ponía una mano en el otro nos tocaba aguantar la risa.
— Tienes... —Dijo Tom captando mi atención, hizo una seña con su mano.
— ¿Qué?
— Tienes un poco de... Aquí. —Volvió a hacer la seña, entendí que probablemente me había manchado así que limpié una comisura.
Tom rió.— No tonta. —Dijo con gracia, extendió su mano para limpiar la otra comisura de mi labio.— Tenías ketchup... ¿O salsa? No lo sé.
Reí.— Perdón por haberte dicho eso.
— Perdóname tú por favor, no fue apropiado, tienes razón al decir que no soy tu novio como para que me des explicaciones.
— Y ni siéndolo debería dártelas. —Completé.
Tom soltó una risa asintiendo.— Tienes razón, claro... Solo perdóname por ello.
— No es nada, solo fue un malentendido.—Le sonreí sin mostrar mis dientes pues ambos hablabamos con la boca llena de pizza.
El silencio reinó al igual que la comodidad en ella.
Esta paz solo la tenía con Daniel, Robert, James y Tom, una paz que sin duda me gustaba demasiado.
— ¿Te parece si vamos las películas y comemos en la sala?—Preguntó Tom.
— ¿Que película veremos? —Pregunté yo asintiendo mientras me ponía de pie para seguirlo y ayudarlo a llevar las cosas hasta la sala.
— ¿El origen del planeta de los Simios?
— Uh, claro, me gusta esa película aunque odio a Dodge Landon.
Claramente con burla.
— Oh, sí, yo también lo odio, es un maldito.
No nos sentamos en el sofá, yo tomé lugar en el piso, Tom estaba por sentarse en el sofá pero al verme imitó mi acto.
Ambos comíamos en el suelo y mientras Felton ponía la película, yo abría mis piernas para dejar a una cariñosa Willow acercarse y recostarse posando su cabeza en mi vientre.
Incliné mi cabeza un poco.
Cuando inició la película sentí el peso de la cabeza del joven de ojos encantadores recargarse en la mía.
Sentí mi corazón bombear sangre con tanta presión que creí morir.
Este hombre me volvía loca.
Feliz Halloween.
N/A: Haciendo cálculos, Timber es quién debe ser la cachorrita de Tom en la temporalidad de la historia pero por una falta mía, puse a Willow, lo siento, y gracias.