Monstruo.

Por Fernandaa0107

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Elizabeth Snow. Una chica con apariencia tierna y amigable. Si, lo es. Pero, también es reservada, dura y frí... Mais

Protagónico.
Prólogo.
Capitulo 1.
Capitulo 2.
Capitulo 3.
Capitulo 4.
Capitulo 5.
Capitulo 6.
Capitulo 7.
Capitulo 8.
Capitulo 9.
Capitulo 10.
Capitulo 11.
Capitulo 12.
Capitulo 13.
Capitulo 14.
Capitulo 15.
Capitulo 16.
Capitulo 17.
Capitulo 18.
Capitulo 19.
Capitulo 20.
Capitulo 21.
Capitulo 22.
Capitulo 23.
Capitulo 24.
Capitulo 25.
Capitulo 26.
Capitulo 27.
Capitulo 28.
Capitulo 29.
Capitulo 30.
Capitulo 31.
Capitulo 32.
Capitulo 33.
Capitulo 34.
Capitulo 36.
Capitulo 37.
Capitulo 38.
Capitulo 39.
Capitulo 40.
Capitulo Final.
Epílogo.
¡Historia Nueva!

Capitulo 35.

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Por Fernandaa0107

Él corria por aquel pasillo oscuro, mirando de tanto en tanto a sus espaldas, escuchaba los gritos y pasos de los hombres que lo perseguían, al fondo del pasillo vio aquella ansiada puerta de metal, sabía que llegaria, sin embargo, ellos también. Ideo un plan de defensa a los pocos segundos en los que llegó a la puerta y la abrió. No se molestó en cerrarla, de todas formas ellos entrarían.

Al darse la vuelta, ellos venían con sus armas apuntandole. Eran cuatro hombres, podría con ellos, pasó meses preparandose para este momento en cuanto ellos supieron de su paradero. Uno de ellos disparo tres veces hacia él, pero las balas quedaron suspendidas en el aire a varios centímetros de su cara, él sonrió de lado y las balas cayeron al suelo dejando un eco perturbador. Alzó su mano hacia enfrente y con un ademán las armas salieron volando hacia los lados. Los hombres no perdieron tiempo y se lanzaron hacia a él.

El primero de ellos terminó con el cuello roto en cuanto él apenas lo pensó, al segundo de ellos si le dio un poco de pelea, sin embargo terminó con su vida asficciandolo, los otros dos se habían quedado quietos frente a ellos, sin poder mover un dedo y no sabían porque. Él les planto frente y con un movimiento de sus manos uno de ellos salió disparado hacia una de las paredes golpeando fuertemente y cayendo al suelo. Le resto importancia y se acercó al ultimo que seguía sin moverse, le quito del rostro aquella extraña máscara que hacia ruido cuando respiraban, deabajo traía una especie de pasamontañas, también se la quitó. Revelando a un hombre moreno de ojos grises, quien tenía una expresión altanera a pesar de la situación en la que se encontraba.

-¿Para quién trabajan?.- preguntó él mirandolo amenzante.

-Vete al infierno, fenómeno.- espetó el moreno.

Él chasqueo la lengua.

-Respuesta incorrecta.

Posicionó sus manos de una manera que parecía que tenía una caja invisible entre sus manos, empezó a acercalas entre ellas al momento que el tipo gritaba de dolor, tanto que su cara se empezó a poner roja y sangre salía de su nariz. Al igual que de su boca.

-¿¡Para quien trabajas!?- preguntó de nuevo con furia.

-Pudrete.- musitó con dificultad el hombre escupiendole en la cara, él logró girar su rostro sin embargo la sangre cayó en su mejilla.

Giró lentamente el rostro al hombre de nuevo, dedicandole una mirada que llenó de terror al moreno.

-Bien. Tu lo pediste.

Él no se tento mas en lo que estaba haciendo, de un movimiento junto sus manos y el hombre perdió la vida al momento que sangre brotaba de su boca y nariz, pues sus organos habian explotado con si una presión invisible los hubiera hecho estallar, él soltó un suspiro y cuerpo del hombre terminó en el suelo.

-Ay, que incómodo.

Se giró alarmado y sorprendido ante la voz femenina a sus espaldas, ella lo miraba sonriente mientras jugueteaba con una estaca de hielo entre sus manos, se acercó unos pasos mirando su rostro, ella sonrió de lado sentada en la silla giratoria frente a su escritorio, uno de sus pies descansaba ahí. Se acercó un poco mas y sonrió de lado pensando en una sola persona.

Liam Blackwell.

-La famosa Killer Frost.- musitó algo divertido.

-Es soy yo.- presumió ella lanzandole una mirada coqueta.

Él se cruzó de brazos sonriendo de lado, preguntándose momentáneamente si Liam habría venido con ella. Prefiriendo no hacer vocales sus pensamientos.

-¿Y a que debo el honor de que hayas tenido que viajar hasta  York solo para visitarme?.- preguntó por lo bajo.

Ella sonrió mas. Sus siguientes movimientos fueron tan rapidos que a él no le dio tiempo de reaccionar cuando ella se puso de pie y lanzó la estaca de entre sus manos en su dirección. Solo dio un respingo cuando la estaca pasó por un lado de su cabeza y escuchó un quejido a sus espaldas, sorprendido se giró, notando al hombre que había lanzado contra la pared con una estaca enterrada en su lado izquierdo, justo en su corazón. El arma que había tomado entre sus manos, cayó al suelo al mismo que el hombre.

Él giró lentamente su rostro a ella de nuevo y la vio sentada en el escritorio mirandolo de manera coqueta. Debía admitirlo, ella era realmente hermosa, sin embargo el pensarla de alguna otra manera le hacía sentirse un poco culpable al pensar en su mejor amigo Liam.

-Gracias.

-No fue nada. No me sirves muerto.- simplifico ella efectuando una mueca. Aquel tono de voz que utilizó logró alarmando.

-Supongo que necesitas algo de mí, ¿no?.- preguntó caminando hacia ella a paso despreocupado.

-Así es.- respondió ella y no espero a que él le preguntara.- Escuché por ahí que eras una especie de enfermero para Carrick Cavanagh.

La mención de aquel hombre logró enfurecerlo de inmediato.

-¿Que buscas?.- espetó terminando por acercarse a ella, en un movimiento rapido ella enrollo sus piernas en la cintura de él y lo jaló hacia ella sin soltarlo, llevando sus manos a su cuello, él no supo como reaccionar ante aquel arrebato y mentiría si dijera que aquello no provocó nada en él.

-Tu eres uno de los pocos que saben lo que soy, así que ir con alguien común y corriente no es una opción.- comentó acercando sus labios a los de él, acariciando sin llegar a besarlo.- Creo que tengo un problema y quiero confirmarlo.- murmuró por lo bajo acariciando los cabellos rubios de él al igual que su cuello.- Y si es lo que yo creo, necesito que me ayudes a solucionarlo, Jack.

Él no se resistió mas, no pudo pensar en mas en cuanto vio aquellos ojos blancos brillantes, era como si lo estuviera hipnotizando con aquel brillo y la voz sensual que estaba utilizando. Con sus caricias y su voz que empezaba a ser un eco, sintió sus fríos labios posarse sobre los suyos en un beso pasional.

Y cayó.

Si algo había aprendido Frost últimamente, era que las personas caía voluntariamente ante un Monstruo con cara de angel, aprendió a manipular a las personas. O en este caso, a hombres, era como una especie de arma, los mantenía en un trance y los usaba de la manera en la que ella quería. Elizabeth, atrapada en su propio cuerpo, luchaba contra todo, deseaba tener la suficiente fuerza de voluntad para evitar lo que Frost planeaba hacer.

Pero falló.

Y lo siguiente que ocurrió, se lo reprocharia el resto de su existencia.

((((*****))))

Edward se paseaba de un lado a otro por la estancia, procesando lo que sus padres y el idiota de Liam le decían. Tallo su rostro una y otra vez frustrado, mirando de hito a hito a su creador y al idiota que culpaba por el abandono de la mujer de su vida.

-¿Están diciendome que ya saben su paradero, pero no me van a decir porque no quieren que vaya a verla?.- cuestionó cólerico, ambos asintieron.- ¿¡PORQUÉ!?.- gritó enfurecido.

-Hijo, apenas a pasado una semana. Si ella no ha venido, es porque aún no está lista.- dijo Carlisle con voz calmada.

-Hay que darle tiempo.- agregó Esme.

-¿¡Tiempo!?¡Ni siquera sabemos si es Elizabeth en realidad, podría ser Killer Frost la que este tomando el control justo ahora!¡Haciendo quien sabe qué!.- exclamó el vampiro completamente preocupado.

-Crei que eras tu el que pensaba que ambas eran una sola.- comentó Carlisle mirando a su hijo con curiosidad.

-Ahora lo dudo...- musitó en voz baja.- Mi Elizabeth no es así, ella no actua por impulso.- murmuró pensando en el doloroso momento en que le había lanzado el anillo a la cara, esa fue Frost. Recordó también cuando en sus ojos cafés noto la tristeza y el dolor que sentía, esa era su Elizabteh.

-Liza es muy orgullosa, pasaría otra semana antes de que ella se decidiera por venir...

-Sé como es mi mujer. Gracias.- espetó Edward con amargura mirando com mala cara a Liam.

Seguía sin aceptar que él estuviera aquí. Pero su padre, Carlisle, había aceptado a ayudarlo con sus problemas, claro que el no era psicólogo, pero tenía conocimiento de muchas cosas. La última semana se habían concentrado en buscar a Liza y también en tener cuertas platicas o sesiones con Liam, haciendole ver que no era amor lo que sentía por Liza, sino un profundo cariño de hermandad que él confundió. La manera en la que vivió y, fue criado y manipulado por Cavanagh y su difunta esposa Meredith lo llevaron a ver las cosas de manera confusa.

Él ahora se veía mejor que antes, incluso se había disculpado con Edwaed por todo lo que había pasado, el apuesto vampiro pir supuesto supo que sus disculpas habían sido sinceras, pero le dejó en claro que, pese a aceptarlas, no le agradaba por completo aún.

Liam suspiró, se acomodó las mangas de su camisa y se cruzó de brazos, mientras hablaba.

-Bien. Yo podría ir a buscarla, sé con quien está.- comentó despreocupado.

El apuesto vampiro le dedicó una mirada en leyendo sus pensamientos como él no pretendía hacerlo con segundas intensiones, solo deseaba disculparse con ella y dejarla ser feliz, aclarar las cosas y que todo vuelva a ser como antes.

-Si vas, yo iré contigo.- dijo entre dientes.

-Hijo...- pretendió interferir su padre, pero Liam lo interrumpió.

-No se preocupe, Doc. No me molesta.- aseguró el castaño.- Si es Frost quien está afuera, es mejor que vayamos ambos.

Carlisle suspiró como si de pronto necesitara aire, se tallo la frente algo debutativo, pero al final accedió, advirtiendoles que no se mataran entre ellos y que no causaran caos en New York. Liam acepto de inmediato alegando que partirian esa misma noche y que habría que preparar todo.

Una hora antes de partir, Edward se encontraba en su habitación, mirando con aire melancólico la caja de terciopelo, cuestionandose si llevarla o no. No estaba seguro si ella volvería con él, si seguía enojada y si era así, él debía plantearse algo para recuperarla, no estaba dispuesto a perderla, por nada del mundo.

Tres toque en la puerta lo alertaron, no había escuchando a nadie subir.

-Es hora.

El apuesto vampiro guardo la pequeña caja, dispuesto a no perder la esperanza.

-Enseguida voy.

Tomo la mochila donde llevaba cosas esenciales para aquel espontáneo viaje. Se animó a si mismo para darse valentía y fuerzas para recuperar a su prometida.

Te amaré por siempre, Elizabeth. Solo espero que no me odies.

((((*****))))

Se encontraba recostada sobre una camilla de metal, solo con su ropa interior puesta, a su lado veía a Jack mover cosas en una maquina extraña que serviría para saber que llevaba dentro de su vientre. El pensar que fuera un bebé del vampiro le hacía preocuparse en grandes cantidades por la salud física de Elizabeth. Sacudió su cabeza alejando esos pensamientos y varios escenarios que, por mucho que ella disfrutara ver sangre, el pensar que fuera la de Liza, la asustaba y perturbada mucho.

Se concentró mejor en el hombre a su lado, aquel rubio que estaba con el torso descubierto, solo con sus pantalones puestos, pero sin abrochar. Lo miró sin pudor alguno de pies a cabeza, él sonrió al notar su mirada.

-¿Te gusta lo que vez?.- preguntó él divertido.

-Mucho.

El rubio rió ante la sinceridad de la peliblanca, sin embargo su risa se apagó en cuanto ella soltó un quejido y efectuó una mueca.

-¿Estas bien?.- preguntó él preocupado.

-Es solo jaqueca.- respondió ella masejeando sus sienes, Jack la miró con curiosidad.

Frost sabía que el dolor en su cabeza era Elizabeth intentando por todas las de la ley tomar control de su cuerpo, sin embargo Frost no lo permitía, había intentado comunicarse con ella, pero en aquel momento Elizabeth la odiaba tanto por haber tenido sexo con un el rubio, que para ella era un desconocido y que lo único que los vinculaba era Liam, por ser un amigo en común.

-Tu nombre real es Elizabeth, ¿Cierto?.- preguntó él haciendose el desentendido.

Frosto soltó una risa.

-Mas o menos.- Jack la miró confundido.- Digamos que, Elizabeth,... es como mi inquilina.- comentó golpeando su cabeza.

Él ya había investigado un poco sobre los dones de Elizabeth Snow, su conocimiento al respecto era poco, pero ahora lo veía con mas claridad y debía admitir que aquello le preocupó mucho. El pensar que estuvo con ella intimamente sin que la verdadera Elizabeth estuviera de acuero le hizo sentirse un completo patán y violador. Debía hacer algo al respecto. Carraspeo concentrándose en hacer la ecografía.

-Bien, veamos que ocurre aquí.- comentó acercando un pequeño aparato al vientre de ella, quien miró la pequeña pantalla en blanco y negro. No lograba diferenciar nada.

Jack movió el aparato casi por todo el vientre de la peliblanca, concentrado en la pantalla. Lo que encontró segundos despues casi lo hace atragantarse con su propia saliva.

-Oh, mierda.

-¿Qué?¿Que es?.- preguntó ella con ansiedad en su voz.

Jack abrió la boca para responder, pero ningún sonido salió de su boca, el ver lo que la pequeña pantalla mostraba lo hizo sentirse peor por lo que había hecho con ella hace unos momentos.

-¡Maldición, Jack!¡Habla de una vez!.- gritó despues de intentar ver lo que la pantalla mostraba, pero ella no lograba diferenciar nada.

-¡Estas embarazada!

Aquello la dejó en shock, incluso había dejado de sentir el dolor en su cabeza, lo que indicaba que incluso en su interior Elizabeth también estaba sorprendida. Sin darse cuenta, le dejó el completo control a Elizabeth, algo de lo que solo la susodicha y el hombre frente a él se percato.

Elizabeth derramó lagrimas sin darse cuenta, imaginó un montón de momentos y futuros con una pequeña criatura de ella y de Edward nada mas, porque era de Edward, ella no había estado con nadie mas que con su vampiro. Excluyendo completamente al rubio frente a ella, ya que sería imposible aquello.

Dios mío.

No sabía lo que vendría despues de este descubrimiento, pero realmente no le importaba en lo absoluto, porque ahora solo podía  pensar en la vida que crecía dentro de ella y en pedirle perdón a su vampiro.

-Estoy embarazaba.- musitó incredula.

Una sonrisa radiante creció en su rostro. Una sonrisa que solo las mujeres son capacez de dar al momento de saber que una vida crece dentro de su ser.

-Voy a ser mamá.

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