Síndrome H .- (KurokoNoBaske...

بواسطة Ssomiel77

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-OMEGAVERSE- Durante la 2da Guerra Mundial, el gobierno de Japón, en un esfuerzo de fortificar su armada, env... المزيد

Sorpresas
Te encontré
Mi Amigo
Fragancia
Lentamente
Me Envuelves
Dulce Tacto
Señales que Duelen
Resplandeciente
Despertar
Naturaleza Primigenia
Caótica Magia
Evanescer
Sonrisa
Por favor
Miserable

Serendipia

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بواسطة Ssomiel77

"Todo una vez solamente acontece 

y una vez sí deberá suceder. 

Lejos, allí donde el campo florece,

debo morir y desaparecer..."

- Michael Ende- 


Tenía una calma triste, desastrada, con los ojos fijos en el libro de sus manos y la mente fija en sus penas impidiéndole leer, siendo la única línea releída su propia angustia duplicada. Luchaba contra esa incertidumbre opresiva queriendo dominarlo. Su mirada cerúlea, normalmente intensa y expresiva; no reflejaban rastro de vitalidad, solo una turbia resignación mezclada en amargura, tras haberse deshidratado a pura lágrima la noche previa. De vez en cuando, hacia acopio de toda su voluntad, sacudía la cabeza y se enderezaba en su asiento tratando de reanudar su lectura a hoja abierta, pero pronto se ensimismaba otra vez, mirando solo ante sí, un cúmulo de letras ilegibles; hundiéndose, lento y seguro, al recóndito abismo rocoso llamado consciencia. Y después de estar así quién sabe cuanto tiempo, sin poder pasar del primer párrafo, cerró el encuadernado fuertemente en un seco sonido, dejándolo sobre sus piernas en señal de rendición. 

Entonces, hacia la ventana, viró Kuroko, observando el mosaico afuera del cristal. Un perpetuo manto azul escarlata se difuminaba a la lejanía, vientos orientales halaban nubes moteadas que desfilaban lentas al horizonte, ocultando, a veces, la gran esfera solar; cuya luminiscencia perdía fuerza transformando su luz en crepuscular, matizando el firmamento en degradados purpurinas deleitables a la vista. Se dejaba ver, diminuta, la mitad de una luna errante, apresurada por reclamar escena, y haciendo acto de escasa presencia, un séquito de estrellas parpadeaban en los cielos. Dicho panorama otorgaba sensaciones de cálido afecto, una solidaridad implícita, cómplice a quienes buscaban respuestas o calma mirando a las alturas. 

Y tal vez, en algún rincón del moderno Tokio, bajo ese vasto cielo solidario, conflagraban personas con vidas de desenlaces felices. E instintivamente, Kuroko rió, un jadeo trémulo, irónico, burlesco, pues en su caso, las culpas lo anclaban con estacas muy bien al suelo; una realidad asfixiante le comprimía en angustia; y ni los vientos orientales, la luna errante o el cielo con su falsa e hipócrita solidaridad mostraron compasión a su vida, que parecía tornarse, cada vez más miserable.

Apartando la atención del vidrial, despeinó sus cabellos de la nuca hacia adelante, suspirando cansado mientras cerraba los ojos. Ahora, de nueva cuenta volvía al hospital, si bien no postrado en una camilla con ganas insanas de copular, pero sí en extremo ansioso. Sentado en esa sofisticada e inquietante sala de espera; de tapizado floral en tonalidades pastel; columnas y vigas superiores cubiertas en madera pulida dando un aspecto 3D; muebles de cuero blanco  divididos entre sí  por maceteros ornamentales; una máquina expendedora de café cuyo aroma inundaba la sala.

A Kuroko le daba impresión de estar en una oficina de arquitectos que en un consultorio clínico; sin embargo, ese póster en vinilo tamaño real, donde una mujer y un hombre omegas acariciaban su vientres gestantes; la mesita de centro, con variedad de revistas sobre "Planificación familiar y procesos in-vitro"; y un televisor empotrado de 60 pulgadas transmitiendo, valga decir, "Qué esperar cuando estás esperando"...quitaban toda ilusión óptica. A ello, un matrimonio adulto; una pareja adolescente y un niño quinceañero eran quienes ocupaban las demás sillas de espera; y  extraordinariamente...todos en la sala eran varones, varones cargando abultados vientres de embarazos avanzados.


<< ¡¿Kamisama cómo es eso posible?!  >> causaba gran grima al peliceleste enervando su columna.




No entendía qué rayos hacía él esperando cita para el "Obstetra". A su personal entendimiento, aun era un simple adolescente virgen; y su madre no estaba en condiciones de darle un hermanito.

Era sábado. Kuroko hizo esfuerzos para mostrarse jovial esa mañana después que su alma estuvo en duelo consigo mismo los últimos días; se dejó hundir en depresión. No esa peligrosa depresión enfermiza hasta suicida; sino un decaimiento sumamente abrumador pero igual de alarmante. Faltó tres días a clases, en ése tiempo apenas cambió su pijama y fue obligado tragar las comidas diarias - siempre a medias-. Se desconectó del mundo exterior. Según su madre, las chicas fueron a visitarle, en especial Momoi por ser vecinos; pero la mayor no notificaba las visitas al menor, le bastaba oír el lloriqueo constante de su hijo bajo sábanas, temblando e hipando de impotencia, para entender que Kuroko se hallaba indispuesto. 

Esa omisión de información provocó que Tetusya se enfadara mucho más con sus progenitores. Sí, podría estar llorando mares; no obstante, prefería llorar acompañado, o al menos, distraerse con otra presencia que no fuera estrictamente su familia. No sabía cuántas cosas más sus padres le ocultaban...por favor... ¿Esconderle la existencia de Alfas-Omegas por un concepto político? ¿Pedirles a sus amigas no comentar el tema a su hijo cuando Satsuki es omega? Ese vano pretexto, "lo hicimos por tu bien"...bah. El único bien logrado fue que Tetsuya dudara confiar en sus padres. 

Era rutina, una agobiante rutina. Conciliaba sueños infelices durante la noche, y al despertar tenía un humor de perros, irritado y furibundo mandando al diablo todo, incluso su existencia. Desayunaba en silencio, intercambiando palabras solo si era necesario; para luego encerrarse en su cuarto ocupando la mañana en leer, husmear en Internet o cualquier hobby que entretenga su mente. Pasada las quince horas, iniciando la tarde y tras almorzar, sus emociones se embotaban, cansadas, dejándolo parco e insípido; la fortaleza ganada por las mañanas se acobardaba, discurriéndose entre sus dedos. Ahí, una vez vacío, la decepción lo cubría como frías neblinas, frustración golpeando su alma acusándolo por débil. Y con la mano, escondiendo su boca, ahogaba quejidos, lágrimas contenidas contrayendo el rostro hasta, finalmente, caer dormido de pena. 

Esa parte suya llamada "omega" casi lo mataba una semana atrás; literalmente, estuvo muerto sesenta segundos. Al fallar los desfibriladores el doctor estaba a punto de iniciar un masaje cardíaco interno a pecho abierto; sin embargo, cuando el bisturí hacía su primer trazo, el cardiógrafo marcó pulso de súbito y el respirador mecánico volvió a funcionar.

Cualquier persona agradecería a Dios por perdonarle la vida. Pero Kuroko ni tiempo tuvo. Solucionado su histérico corazón, devino la terrible fiebre del celo, lubricando en exceso, rompiendo un vaso sanguíneo nasal - el cual cauterizaron de emergencia- e insufribles calambres en el hipogastrio. Le asignaron doctores omegas, quienes administraron el índice mínimo de supresores; al ser su primer celo, este debía manifestarse por completo siguiendo su curso natural; dejar adecuar su organismo al sexo alterno. Lo aislaron totalmente y aplicaban morfina para los calambres, siendo estos últimos un síntoma atípico del celo.

La explicación médica a su tremendo colapso fue << Tarde o temprano tu celo debía manifestarse. Las fuertes feromonas Alfa como ingerir ciertas drogas estimulantes te indujeron despertando a tu omega. Y estas teniendo, en un  solo celo, todos los que no tuviste desde los diez años; al estar tu cuerpo desacostumbrado, el corazón no soportó tal cambio biológico y falló >>. Traduciendo...estaba jodido. 



El dichoso celo duro seis días con sus noches enteras; y al séptimo, Kuroko descansó.



 Le dieron el alta con una abominable carga mental y emocional. Un niño Omega proveniente de la más ordinaria línea Beta.




Masajeó sus párpados con ambos puños, bostezando disimuladamente. Prendió la pantalla de su celular viendo la hora; hacía 15 minutos sus padres ingresaron a consulta, se suponía que él también entrara con ellos, mas la obstetra le pidió esperar afuera sin razón aparente, obligando al pobre comerse las uñas de nervios. 


<< ¿Por qué tanto suspenso? >> pensó reacomodándose en su sitio.



Necesitando estirar las piernas, se paró rumbo a la mesita de centro, tomó un puñado de skittles del frasquito y viendo tantos folletos encima cogió uno al azar. Arrastrando los pies volvió a su sitio; se llevó los caramelos a la boca y desdobló el tríptico leyendo el título el cual resaltaba por sus letras mayúsculas. 


Infórmate- Conoce- Planifica 

EMBARAZOS MULTIFETALES

Síndrome del Gemelo Evanescente

Para muchos, el embarazo es una de las cosas más maravillosas  - ¡Mentira! - las parejas acuden a sus revisiones periódicas y el ultrasonido revela la sorpresa que tendrán gemelos. Pero, puede haber complicaciones, y cuando repiten la siguiente ecografía mensual descubren que sólo hay un feto. ¿Qué pasó con el otro?

El fenómeno Síndrome del Gemelo Evanescente (SGE), suele ocurrir durante el primer trimestre gestante antes de la semana 16. El tejido fetal termina siendo reabsorbido total o parcialmente por el cuerpo de la madre, la placenta o, incluso, el otro hermano. 

Se desconocen las causas del SGE, la evidencia hasta la fecha apunta a  anomalías cromosómica producidas desde el principio del desarrollo del embrión. En lo embarazos gemelares (multifetales), uno de los embriones cesa su evolución por diversas razones, siendo la más destacable la débil formación.

Aunque es la ecografía que corrobora un SGE, en la mayoría de casos ni el gemelo superviviente ni la madre requieren tratamiento médico. Sin embargo, algunas ocasiones la madre podría padecer un aborto espontáneo; y a manera excepcional, los embriones al fusionarse pueden dar la mutación en el gen SRY, asociado en prima facie al nacimiento de un individuo Hermafrodita... 





<<¡Ok! Mucho por hoy>> se reprendió un hastiado Kuroko cerrando el folleto y devolviéndolo a su lugar original. 

No estaba dispuesto a seguir llenando su cabeza de tanta información especulativa. Necesitaba calma, le urgía calma y no factores estresantes acumulándose. Mas su incertidumbre nunca escuchaba a su raciocinio, y al siguiente instante de nueva cuenta se ahogaba en sus pensamientos

Agravando su psicosis, recordó lo averiguado en Internet durante estos días depresivos. Algunos códigos genéticos podían saltarse generaciones, mas no desparecer. Los genes recibidos de los progenitores, contienen toda la información que nos hace ser quienes somos. Cada persona hereda de sus padres un 50% de material genético. << Siendo el azar quien determina qué heredamos >>. De los 23 pares de cromosomas, 22 son autosomas (definen los rasgos físicos; abarcan hasta la 9°generación pasada, incluso más) y 1 alosoma (llamado "cromosomas sexuales", define el sexo). Estos últimos cromosomas siguen un patrón de transmisión diferente al resto, siendo mucho más restrictivo por ser directos, un sólo origen, únicamente heredados de padres a hijos. Para los Alfas-Omegas, dicho alosoma portará, además, el género sexual secundario según la raza. En resumen, uno era alfa u omega si un padre también lo es.

Los padres de Tetsuya eran indudablemente betas. Como corroboró el análisis sanguíneo, no hubo mestizaje Alfa-Omega alguno de lado paterno ni materno, es decir, su secuencia genética estaba "limpia" de esos genes y que, mágicamente saltara un gen omega  sin antecesor hereditario... increíble; casi "un milagro", a palabras de su doctora al hospitalizarlo. 



<< ¿Existirá una cura para no ser omega? >> divagaba Kuroko en su océano de pensamientos.



Entonces unos gritos despabilaron al peliceste, direccionando su atención a la película reproduciéndose. Las actrices protagonistas entraban en labor de parto, vociferando maldiciones en muecas adoloridas; luego, el estridente llanto de bebés embadurnados en sangre y grasa blanquecina. Los pacientes espectadores se enternecieron, incluso la pareja adolescente se dieron un tierno beso. Kuroko estaba horrorizado, se cubrió los ojos como si presenciara una masacre; ni si quiera "El exorcista" se comparaba a eso ¿Quién demonios escogió la película? ¿Se supone que él viviría eso? ¡Que Tetsuya es hombre, joder! Buscó visualmente el control, y al no hallarlo consideró lanzar su zapatilla al televisor.  

- Que miedo...- murmuró para sí, restregándose el rostro cabizbajo y llevó una mano al estómago sintiéndolo revuelto.

- Es natural cuando se vive tu primer embarazo.- habló de pronto una calmosa voz a su lado. Kuroko volteó a la derecha, encontrando al sonriente omega quinceañero, apariencia andrógina y aroma a margaritas. Tenía cabello largo azabache, ojos achocolatados y una piel clara como la suya. Ah, y un vientre de siete meses.-  También ansías tener a tu cachorro en brazos pronto.- acarició su vientre con notable devoción. 



<<¿Cachorro? ¿Tendrá un perrito? >>. Se cuestionó Kuroko frunció el ceño sin entender; y atando cabos sueltos, dedujo que refería a un bebé.


- Disculpa, no estoy en cinta.- se explicó un poco apenado rascándose la nariz.- Pero puedo imaginarlo, es decir, llevas un niño por meses, le dicen...el milagro de la vida.- su voz salió dudosa, sin creer sus palabras. 

 - Es más que eso.- aquel jovencito reflejaba una auténtica felicidad e ilusión grabada en sus ojos pardos.-  Te genera tantos sentimientos que se apilan dentro del corazón; te hace fuerte, te hace especial

- Creo que... se llama amor.- agrega el peliceleste causando una risa risueña al contrario, el cual le contagia.- Soy Kuroko Tetsuya.- extiende su mano cordial. 

- Momochi Haku.- corresponde el gesto sin desaparecer su sonrisa.- Si no estás en la "dulce espera"... ¿Planeas tener uno con tu Alfa?

-¿Eh? No, sólo espero a mis padres. Aún soy demasiado joven para ello.- dijo en tono reprochable e inmediatamente se arrepintió; la pareja de la otra silla lo miraron avergonzados y el jovencito se vio pensativo.- L-lo siento, yo...- decayó sus hombros tensos.- recién descubrí que soy Omega, no tengo ningún Alfa y...todo ha sucedido muy rápido, apenas lo asimilo.

- Entiendo, no te disculpes.- sonrió comprensivo.-  Siendo omegas negamos nuestra naturaleza, actuamos y deseamos ser betas. Claro, hasta que llega el primer celo y la mentira se nos cae.- Kuroko asintió sin corregir lo dicho, él no "actuaba" ni mentía nada; ser Omega era como si descubriera América.- Pues, Bienvenido al Omegaverse.- agregó Haku, apuntando el chocker negro envolviendo el cuello del peliceleste.

Se sonrojó, alzando en reflejo su mano a dicha zona. La doctora le mandó a casa con el collar, diciéndole que a donde vaya, especialmente en la preparatoria, debería usarlo. Hasta cumplir mayoría de edad o, ser marcada por un Alfa a voluntad - no comprendiendo qué significaba "ser marcado" -. Dio un vistazo rápido a Haku; este no traía el aparatejo, al igual los otros dos omegas esperando cita.

- Es por seguridad, tranquilo.- alegó el Omega gestante.- Mantiene tus feromonas controladas, así los Alfas las perciben neutrales. Si emanas miedo, rechazo o estado de indefensión, se ajustará más el seguro y el cuero se endurezera. Sólo tú lo puedes abrir.

El choker era ancho, como una venda; en el área de la nuca había un broche circular tamaño del pulgar, pues funcionaba vía dactilar. Dichos collares eran entregados por cualquier centro médico a un costo muy accesible, y eran renovables cada cuatro años.

-Únicamente podrás desabrocharlo si tus feromonas no están alteradas, es decir, relajadas y normales. Suele pasar que drogan al Omega, o el mismo celo, se relaja su capacidad consciente pero sus feromonas se desequilibran... bueno, eso también detecta el collar.

- Claro, entiendo, relajado y consciente...- dudaba mucho que vaya necesitar abrir el choker un día, juzgando por su insipiente vida social e inexistente vida amorosa.

- Aunque un collar por más inhibidor, no impedirá cuando halles a tu destinando.

-¿De-destinado? ¿Qué es eso?- Kuroko quedó incrédulo, frunciendo las cejas confundido. ¿Había algo más que no sepa?

-Vaya, en verdad eres nuevo en esto.- se divertía el azabache, llevando un mechón de pelo tras la oreja.- Es la persona que el Destino eligió para ti, desde siempre, para siempre. Con quien compartirás el amor, y puede que no la vida.

- Con destino...te refieres a Dios.

- Los Dioses se subyugan al Destino, no pueden interferir en él.

- Suena al mito de las "almas gemelas", el "hilo rojo"... muy fantasioso, a un...

- ¿Cuento para niños?- Haku completó la frase mental de Kuroko.- Tal vez, pero es tan real como tú y yo. Nuestra raza posee la cualidad de identificar a nuestros propios destinados...lo sientes...lo sabes y ya.- llevó su mano al corazón haciendo puño.- En los betas es más complicado, tardan mucho en darse cuenta por sus deficientes olfatos. 

Kuroko solo asentía en automático siguiendo la corriente. Aquellas suposiciones de Haku le hicieron creer que al jovencito le lavaron el cerebro con infladas historias románticas. 

-Espera...¿olfato?- alzó una ceja.- Dices entonces que... encontrar a tu "destinando" ¿Depende a cómo huele?- esa teoría definitivamente se llevaba el premio al disparate del año. ¿Acaso ese niño nunca viajó en metro? Kuroko llegó a percibir hedores tan nauseabundos, inconcebibles para la decencia humana, olores húmedos a podrido, hasta enmohecidos saliendo de una persona ¿Y uno así encuentra al amor de su vida? ¡Já! 

- Sii.- afirmó muy convencido el gestante.- Cuando encuentres a tu destinado, lo entenderás.- olfateó el aire moviendo graciosamente la nariz para después sonreír.- Vinieron por mí, un gusto conocerte Kuroko-san. - acomodó su cárdigan rosa abrigándose el vientre e intento incorporarse con dificultad.

- Te ayudo.- se enderezó, brindando su brazo como apoyo y sujetando la cintura redonda de Haku.- ¿Y tu cita?- a paso lento, caminaron hacia el pasillo exterior.

- Ya la tuve, entré un turno antes que llegaras.- Kuroko ni se dio cuenta al estar tan ensimismado.- estaba esperando a mi Alfa, tenía trabajo y me pidió no salir hasta que volviera. Ya sabes, bueno, ya sabrás. Los alfas son demasiado sobreprotectores con sus parejas. Zabu apenas me deja ir al baño sin él hahaha.


<< Eso no es ser Alfa, es ser tóxico >>. concluía Kuroko muy convencido.


- Disculpa si soy impertinente pero...¿Qué edad tienes?- preguntó sin más. 

- Quince.-  <<¡Lo sabía! seguro se dejó endulzar el oído por un pedófilo>>.- Tras fallecer mi madre, mi padrastro me echó.  Normalmente iría a un albergue público, pero el Estado prioriza su preocupación a niños betas, desplazando el resto de niños alfas u omegas huérfanos al considerarnos una carga al presupuesto nacional, y las ONG's privadas no pueden darse suficiente abasto...yo tenía ocho años.- << ¿Ah? ¿Racismo biológico en pleno siglo XXI?>>.-  La familia Imperial es beta y el parlamento pugna contra esta clandestina "segregación racial"... en fin...política. 

Kuroko sacudió la cabeza confundido contrayendo los párpados ¿Esa era la política que apoyaban sus padres? y peor aún...¡¿Su padres eran racistas?!

- E-espera espera .- batió las manos en el aire.- ¿De qué estás hablando? Y-yo nunca...-exhaló hondo.- No tenía idea...mis padres...son betas y su inclinación es la "negación" o algo así

El jovencito ladeó la cabeza entornando una mirada dudosa.- Cómo tú podrías ser omega si tus padres son betas. 

- Es la misma pregunta que tenemos nosotros, y por eso vinimos aquí.- se detuvieron a medio corredor, importando poco si cortaban el paso.- ellos...dijeron que su ideología política era una negación proteccionista, y por ello callaron. Obviamente no imaginaron tener un hijo omega.- ironizó el peliceleste, cabizbajo, sintió una daga incrustarse dentro...decepcionaba a sus padres. 

-  La "negación" es una ideología neutralista que surgió post-guerra.-explicaba Haku.- En resumen, no amparan ni van contra los derechos Alfa-Omega; son indiferentes por así decirlo... prefieren pasar por agua tibia las desigualdades.- el rostro del embarazado se afligió al decir todo ello, compareciéndose por Kuroko pues hablaba de sus amados padres.- Mientras no les afecte, esta bien. Lo integran betas, incluso mismos alfas y omegas conformistas.

- Y si es una posición neutral...significa...hay una radical ¿verdad?.- preguntó temeroso. Haku asintió .- ¿Cómo es?

Apartheid, ese es su objetivo.- dijo sin rodeos y el peliceleste jadeó.- Pero no te preocupes Kuroko-san, son tiempos modernos, ya nadie apoya ideas tan arcaicas, solo alguno que otro desubicado hahaha.- aquella sonrisa tenía pizcas de mentira.  

- ¿No tienes miedo? Por tu bebé... 

-Para nada- interrumpió el pequeño discurso moral.- La sociedad de hoy es progresista. Además me tiene a mi, a su padre, también tendrá a sus hermanitos menores.- se sonrojó diciendo lo último.- Un hogar lleno de amor.  


<<¿Hermanitos? ¿Cuántos hijos planea tener?>>.


- Eres muy optimista Momochi-kun, dado las dificultades que tuviste cualquiera hubiera perdido la fe. 

-  La vida callejera es muy dolorosa, y sí...perdí la fe en su momento. Sin embargo, las cosas pasan por algo...- Haku giró la cabeza hacia el final del pasillo, achinando los ojos sonriente, suspiró.-y lo encontré a él...

Kuroko viró el rostro en dirección donde enfocaba el quinceañero; un hombre alto, fornido, piel morena y traje impecable hacia acto de presencia. Mínimo, superaba a Haku unos once años. No obstante, pudo ver en ambos una mirada tan pura, idolatrada...una mirada enamorada ¿Quién era Kuroko para juzgar? sus pensamientos juiciosos se silenciaron; germinando en él un tímido deseo...algún día, si el Destino lo permitía, poder compartir esa misma magia con alguien. 

Se despidió de Haku con la mano, observándolo alejarse con su Alfa destinado, a vivir una vida con desenlace feliz.   



<< Destino... ¿Yo tendré uno?>> vaciló divertido.




Aquel intercambio de palabras con Haku mejoró mucho su humor. Envuelto en apacible calma,  rotó sobre su eje para retornar a la sala, y cuando atravesaba el marco dando el primer paso, sintió su celular vibrar en el bolsillo; la potente voz de Beyoncé cantando Single Ladies como tono "llamada entrante" estalló  rompiendo la atmósfera causando un eco ensordecedor. Momoi había amenazando con cambiarlo porque su tranquilo -aburrido-  ringtone de piano nunca se oía nada, configurándolo por uno que en verdad se escuche...y vaya se escuchaba. Sumido en verguenza del pequeño escándalo formado, apresurado, se alejó unos metros de la sala para contestar tranquilo sin antes ver quién era.

- ¿Hola?

- ¡¡Teeeet-chaan!!- la siempre enérgica voz de Takao resonó tan fuerte al otra lado de la línea que pareciera tenerlo en altavoz, obligando a Kuroko apartar el teléfono salvaguardando su tímpano.- ¡Neeh! ¡Cuanto tiempo que no oigo tu linda voz! Te he extrañado muucho Tet-chan, la escuela es taan aburrida sin ti  y encima me visteas por whatsapp~ ¿Cómo estás? ¿Dónde estas? ¿Con quién? ¿Qué haces? ¿Planes para hoy? 

- Buenas tardes Takao-kun.- saludó Kuroko recobrando la compostura frotándose la sien y el celular a diez centímetros de su oreja.- Yo también te extrañé. Perdón por vistearte, estuve indispuesto por temas de salud, y no te preocupes, ya mejoré.- fue sincero, en verdad extrañaba al atolondrado Kazunari.- Ahora estoy en el hospital, pero dime ¿Qué sucede? 

- ¡¿KHÉ?! ¿El hospital? ¡Dime en cual, voy corre corriendo!- la voz del azabache sonó alarmista, seguida de sonidos como tropezones y cosas caer.  

- Takao-kun, ya lo dije, no te preocupes, es una visita rutinaria. Además para cuando llegues yo seguro me habré ido.- alegó en voz calma, razonando con su amigo. 

-Ay Tet-chan, sorry not sorry.- parafraseó en un pésimo inglés.-  es que todo el mundo está medio raro desde el incidente, en clases nadie se atreve a verse la cara por más de cinco segundos ¡Es estresante!-aún sin verlo, Kuroko imaginaba el puchero que tendría Takao ese momento.-  Encima tú faltas ¡TRES DÍAS!, tú que eres señor asistencia perfecta. Y cuando pregunto a las chicas por ti, sutilmente me mandan a la mierda...- 

Fue de esperarse. Aparte de sus padres y abuela; Momoi era la 4ta persona conocedora sobre su reciente condición Omega, y por obvias razones, Riko la 5ta. Asimismo, Takao era "nuevo" en el grupo; en consecuencia, las féminas guardaron el "secreto" sólo entre ellas por respeto a su amigo peliceleste, hasta que él mismo se sienta cómodo comentarlo al azabache. Sin embargo, ese tipo de secretos no se guardaban eternamente, pues el collar inhibidor terminaría delatándolo al primer vistazo. Entonces Kuroko rememoró en su mente los días cotidianos en clases con Takao; allí, en el largo cuello de Kazunari, solía traer un lindo collar negro... su amigo era omega. 

Se sintió, otra vez, traicionado, como si su vida fuera una vil mentira apañada por quienes apreciaba.

- ...¿Y? ¿Qué dices Tet-chan?- la espera de una pronta respuesta trajo a Tetsuya de nuevo a tierra, reprendiéndose por su mente desconcentrada sin prestarle verdadera atención a las palabras de Takao, pues ahora no sabía qué decir. 

-Ugh...sí...claro.- afirmó lo que sea tratando de disimular.- Lo que digas Takao-kun. 

- ¡¿En serio?! ¡Yeei! Entonces está dicho, nos vemos a las  9pm en la estatua de Hachiko, frente al metro de Shibuya ¡Hoy somos fiesta! ¡Wujuu! Avisa que llegarás mañana con el pan. Nos vemos en unas horas Tet-chan.- y Takao colgó finalizando la llamada. 

Kuroko se quedó ahí, a mitad de pasillo, el celular aun en la oreja y un gran signo de interrogación flotando en su cabeza. Respiró hondo, tratando de mantener la paz que ya no tenía e hilando las últimas palabras de Takao, dándole un sentido coherente a lo que se perdió escuchar al ensimismarse mientras el otro hablaba como perico.





Shibuya. Fiesta. Pan... 





¿Acaso aceptó salir de fiesta con Takao? ¿Esta noche?



Cual alma lleva el diablo y con sus dedos de tortuga, devolvió la llamada al azabache. Entonces gracias al cielo, esa conocida voz contestó. 




"Usted no cuenta con saldo suficiente para realizar esta llamada, por favor realice una recarga".






<< MAL-DITA-SEA >>.

Kuroko como buen pobre, nunca tenía saldo; por ende, tampoco megas de Internet. Debería esperar retornar a casa y conectarse al WiFi para cancelar vía whatsaap a su amigo; disculparse sinceramente alegando no haberle escuchado cuando hablaban y el tener asuntos pendientes que ocupaban su tiempo esa noche.  Y sí, por asuntos pendientes era enclaustrarse, tomar su lechita con café y escuchar música sad mientras está enrollado como sushi en sus mantas. Un buen plan para un sábado nocturno. Hoy se estrenaba un capítulo de su serie ya olvidada, pues esperaba que se acumulen para mirarlas de una velada, tal vez sea hoy.

Además no tenía dinero para pasajes o comprar alcohol barato, tampoco pidió permiso, y las salidas de última hora nunca son del agrado a los padres. Pero...tenía ahorros en su alcancía de chanchito, podría sacar el dinero con una aguja larga. Sus padres eran demasiado permisivos, porque aun sonando machista, Tetsuya es varón y tenía el beneficio de llegar a casa muy pasada la hora acordada; ventaja que carecían sus amigas, obligándolo sin querer a regresar "temprano". 

Por otro lado estaba Takao, se escuchaba tan emocionado respecto a la fiesta, ellos dos nunca se han visto en otro lugar distinto a clases, siendo esa la razón principal que Takao propuso salir. Y luego venía el peliceleste, enfurruñado consigo a romper esa invitación, formulando excusas vanas justificando así su desidia... era cruel.

Kuroko no era, ni de chiste, un fiestero o chico de vicios; se enorgullecía decir que a sus 16 años jamás fumó cigarros o yerba, ni comió los happy brownies horneados por el primo de Momoi o escapó de casa pasada medianoche, teniendo una muy favorable ventana a la calle siendo malgastada. 

Respecto al alcohol...bueno, su primera y única borrachera -hasta ahora- fue a sus prematuros trece junto a las chicas. Riko hurtó el vino cosecha coleccionable de su padre e hicieron pijamada donde Momoi aprovechando la ausencia de los mayores. Esas experiencias que se viven una vez, quedando una terrible jaqueca y patéticas anécdotas recordadas solo en flashes. Bastaba decir que Kuroko confundió el closeth de Momoi por el baño... tiñendo su ropa en lindos colores morados aromatizados en vómito alcoholizado. En fin, eran pubertos. Ahora adolescentes, estaban en medio proceso de aprendizaje sobre bebidas espirituosas mediante prueba y error, cuyos resultados concluyentes fueron: 1° Todo es más pasable con Coca-Cola. 2° Tetsuya se sonrojaba al primer sorbo, motivo por el cual se quedaba con el mismo vaso la noche entera. Y 3° Poseía una particular debilidad al vino.

Aunque, esa sensación de libertad superficial producto del alcohol fuera el núcleo central de una fiesta, no lo era todo. Lo desestresante y ameno de pasar el rato con amigos... siendo precisamente eso lo que necesitaba Kuroko, abandonar la cueva depresiva llamada monotonía. Y haciendo forzada memoria, recordaba a Takao decirle algo sobre sus amigas asistir a un lugar, siendo lo más obvio, dichosa fiesta. 




Desde esa perspectiva, sólo un poquito, le tentaba salir.  




- ¿Con qué ropa iría?- meditaba en voz baja mirando el techo. 

-  Con la que olvidaste recoger del tendedero esta mañana.- ahogó el grito de la vida en un jadeo, la sigilosa presencia de su padre a espaldas casi le hace tirar su celular del susto.

-¡Papá!- exclamó agarrándose el corazón con una mano y guardando su celular con la otra.- Deja de hacer eso por favor. 

-Tú lo haces siempre, ya sabes lo que se siente, hijo.- sonrió el mayor, extendiéndole el libro que había estado leyendo antes.- Lo dejaste adentro .- el peliceleste tomó el encuadernado mirando de soslayo, suspiró.- ¿Saldrás de fiesta más tarde?

- No creo, fue una total confusión.- inseguro, abrazó el libro buscando apoyo; seguía pendiente su cita médica y le dijeran sus resultados.- ¿Dónde está mamá? ¿Ya debo entrar? 

-Respecto a eso, mamá sigue dentro, demoraremos unos minutos más.- sacó su billetera del bolsillo trasero y extendió un billete de mil yenes.- Ten, adelántate a casa, tu cita se pospuso para mañana. 

-No comprendo.- el menor frunció el ceño sin tomar el dinero.- ¿Mamá está bien? Se suponía que hoy darían los resultados de mis análisis. Yo puedo esperar padre.- refutaba. 

El adulto dobló el billete guardándolo en el bolsillo del buzo que vestía su hijo. Acto seguido, peinó los celestes cabellos algo revueltos; y sus ojos avellana simulaban realizar un scaner completo a Tetsuya, ascendiendo desde los pies, para detenerse férreamente en las gemas aguamarine del menor, quien se removió incómodo sin saber a dónde mirar. Ese imperturbable semblante de su progenitor, su boca en una perfecta línea serena, y la ligera escoriación rojiza bajo sus ojos no eran buen augurio.

- Tedy ¿Cuándo creciste tanto?.- su voz salió rasposa en un intento por sonar conciliador.-  Si fue ayer que te llevaba sobre mis hombros y me pedías jugar a los soldaditos contigo.- estirando el brazo, apretó el hombro contrario.- Ahora mírate, todo un hombrecito...- susurró nostálgico remarcando la última palabra y omitiendo agregar "omega" a la frase; quizá, si no lo decía en voz alta, negando su condición,  su hijo sería normal.- Ve, diviértete esta noche, sé un caballero y buen amigo. Tu madre está bien, las doctoras son unas locas dramáticas, ya mañana nos preocuparemos cuando vengamos.- hizo un gesto manual restando importancia.

-  Ehm... ¿ok?- no sabía qué hacer o decir ¿Desde cuándo un padre motiva a un hijo por salir de fiesta?- entonces, me estas dando permiso...- más que afirmar, sonó a pregunta.

-Nunca sales hijo. Solo se vive una vez y la juventud es breve.

-Papá, yo no pensab...

-Pronto anochecerá .- cortó.-  habrá tráfico y nos embotellaremos con el carro. Mejor ve tú primero y toma el autobús, así ganas tiempo en alistarte. 

-...- Kuroko suspiró, girando la cabeza en círculo tronándose los huesos.- ¿Pero todo en orden? ¿Por qué me derivaron a obstetricia? ¿Le pasó algo a mamá?- insistía. 

- Para ser tan joven te preocupas como un viejo, Tedy.- bromeaba su padre, sin embargo Tetsuya hablaba en serio.-  Todo está bien, mamá está bien y tú también. Ahora anda, ya vete .- apuró palmeando la espalda del peliceleste.

Tetsuya hubiera seguido de cargoso e insistente -talento muy suyo- toda la tarde; esas respuestas tan ambiguas eran insuficientes, en vez de calmarlo, lo alteraba más, formulándose un millón de teorías a cada segundo de silencio o pregunta evadida.  No obstante ¿Qué hacer? el mayor ya había huido de nuevo a la sala dejando al menor plantando cual poste.

Literalmente, vino de paseo al hospital.  



Resignado, inspiró de lleno y exhaló lento mientras iba rumbo a la salida. Se decidió por regresar caminando a casa, ahorraría un pasaje y le daría  40 minutos para pensar. Acomodó mejor su chalina ocultando el collar y cubriendo su nariz, sentía verguenza andar así por la calle, imaginaba a la gente volteando a mirarle como si  fuera un objeto exhibicionista andante. Asímismo, su olfato seguía sensible, causándole repulsión cada nuevo aroma al percibirlo e irritaba su irrigación sanguínea nasal; usaría un barbijo, sin embargo lo ahogaban, terminando con dolores en las orejas debido al elástico, una chalina era más normal. 

Saliendo al exterior viento helado golpeó su rostro, batiendo su cabellera en fugaces ondas. Y mirando al horizonte, cielos tintos de color azul suavemente desvanecido, avivado por resabios de rojizo rubor solar, transformaba la tarde en una paliativa sensación sosegada. Entonces una noble pereza hizo reconsiderar la extenuante caminata, optando, finalmente, tomar el autobús y deleitarse del vespertino paisaje urbano en la comodidad de su asiento.

Fue al paradero y se sentó a esperar. Sacó su celular tomando tiempo, aprovechando en cambiar el ringotne antes de pasar humillación pública. Al rededor de quinces minutos demoraría el transporte. Y matando tiempo, abrió el libro que traía: "El Perfume"; buscando la página donde pausó su lectura, siéndole complicado recordar el número de esta. No utilizó separadores ni dobló la hoja; tenía extremo cuidado como si manipulara un hermoso cristal pulido. La razón: el libro no le pertenecía, y si sus cuentas no fallaban, lo devolvería en una semana. 

Movido por un tierno recuerdo, volvió a cerrar el libro levantando sólo la tapa superior; allí, en la esquina inferior derecha de la primera página, en una muy pequeña e impecable caligrafía rezaba "Disfrútalo". 

Y su retumbante pecho, inundado de dulces sentimientos; y sus labios risueños, mordiéndose temerosos, acallando las voces conmovidas de sus emociones; logrando oír el latido quizá acelerado de su corazón. Sus ojos celestes quedaron inmóviles, posados sobre aquella hechicera palabra, presto a interpretar, aun a manera ilusoria, los mil mensajes implícitos en ella. Kuroko pasó el índice encima del escrito y sonrió. Ese pequeño gesto fácilmente pasaría desapercibido, la letra tan minúscula hecha adrede, como si quien la escribió aparentara no haberla escrito. Una graciosa contradicción.




<< Es muy amable>>. pensó Kuroko enternecido. 




Al minuto, su celular irrumpió sonando, esta vez Beyoncé fue desplazada por Satie. Observó el nombre remitente, deslizando hacia abajo su chalina para poder gesticular mejor,  y al tercer timbre contestó. 

- Aló, papá.


A su izquierda, giró el cuello. Una segunda voz a lado suyo - que también giró a la par- había dicho sus mismas palabras al mismo tiempo, porque dos celulares timbraron con el mismo ringtone, resultando una cómica coincidencia, ambos sentados mirándose las caras.

Hubieran sonreído casuales, disculparse asintiendo la cabeza y volver a sus respectivas llamadas sin problemas. Claro, es lo que hacen dos desconocidos. 


Pero hubo un problema. Esas coincidentes personas sí se conocían. 



Jadeó. Quería creer que podría engañarse, tratarse de un espejismo; Kuroko conocía su cansada e inestable mente; mas un aspecto resaltante le hizo cabildear de nuevo sus ideas. Porque, sea donde sea, Kuroko distinguía sin titubear cada ínfima partícula de sublime perfume; estaba gravado como hierro fundido en su piel, en su olfato; bastaba una espora para reconocerlo...para saber que estaba ahí, frente suyo, haciéndolo ceniza en su bullente fulgor aromático.  



Hojas de té y olivo.




Su propia gravedad se vio sacudida, su centro desorbitándose; y Kuroko colisionó en un efímero instante, similar al reventar de una frágil burbuja, con la descomunal e inesperada presencia de unos ojos esmeralda, profundos como bosques dormidos; mirándolo confuso a centímetros de distancia. Sintiéndose terriblemente sorprendido, su interior vibró, algo en su estómago se agitó como una potente flama estremeciendo su cuerpo y latiendo también en su pecho.

Tal colapso interno carecía de lógica. Pues ninguna lógica aplicaba cada que él estaba cerca suyo. La defensa de Kuroko desbarataba erizándose hasta las células, junto a un agradable calor arremolinándose en el vientre. 

No sabía qué tipo de magia poseía  Midorima Shintaro para hacerse ver tan diferente de otros; qué secretos encubría esos enigmáticos faros verdosos. La curiosidad acechando; si pudiera destapar verdades y llegar a una respuesta solo al contemplarse mutuamente. Pero al contrario, Kuroko se sumergía entre suaves mareas, perdido, atrapado en ese misticismo... y le gustaba tanto como se sentía.  

La voz clamante del auricular hizo recordar al peliceleste que su padre esperaban en línea, rompiendo así el contacto visual, borrando la dulce sensación formada perdiéndose en el aire. 

La llamada fue breve, ni medio minuto. Simplemente el mayor confundió marcar el número...genial; ahora Tetsuya se inquietó hasta los cimientos apremiado de nervios, pues Midorima continuaba conversando y al momento que cortara no sabría cómo actuar o siquiera saludar. En situaciones distintas, la indiferencia sería muy grata, cada quien mirando al frente  negando la existencia del otro, o más fácil, huir lejos de allí sin mirar atrás. No obstante, ¿Qué probabilidad hay en cruzarte a tu crush en un paradero? Cero. Una casualidad de tal magnitud debía tener nombre. ¿Destino? Además, Kuroko nunca sacaba ése libro prestado de casa por miedo a deteriorarlo, siendo la presente situación única vez; encima encontrarte con el dueño original mientras lo lees...  ¡Rayos! ¿Cuánto tiempo llevaba ahí Midorima? ¿Había visto su cara boba acariciando como un pervertido su libro? ¡AHH! 

Sumado a ello, ¡Kuroko vestía horrible! Un buzo gris oversize que usualmente era pijama; su vieja sudadera tribal ya descolorida, sus mugrientas zapatillas "blancas" y la casaca cortavientos de su madre. ¡Dios! ¡Qué verguenza! Comparado al estilizado e impecable peliverde vistiendo unos jeans oscuros, mocasines bien lustrados, un simpático suéter de hilo café donde asomaba el cuello de una camisa azul, una bufanda cuadrilé sin anudar y su gabardina color acero.              

En primer lugar, tal encuentro no debería afectarle. No eran amigos, menos confidentes, máximo estrictos compañeros de clases ¿Qué opinión tenía Midorima sobre él? Un lector no presta sus libros originales a cualquiera; al menos eso pensaba Kuroko, que a lo mucho compartía obras con su primo Mayuzumi por ser mayor y considerarlo responsable. Quizás, a ojos de Shintaro, veía al peliceleste igual, como alguien responsable gracias a que guardó un lapicero ajeno para devolverlo a su dueño.    




<< ¿Por qué demora tanto el autobús? Me quiero ir...>> se abrumaba lloriqueando internamente.



Y Tetsuya fue consciente del palpito fuerte de su propio corazón cuando vio por el rabillo a Midorima colgar y el sonido indicativo de llamada terminada; resultándole imposible pensar en un tema medianamente decente de conversación o mínimo, girar a saludar casual. Seguía petrificado, atónito, sumiendo así la atmósfera en peligrosos silencios incómodos.  

Bien, primero son los modales, un simplón y ordinario saludo no mataba a nadie, qué clase de imagen daría ignorar a quien de tan buena predisposición le prestó un libro sin pedirlo. Entonces, viendo al peliverde no mostrar ánimo alguno por hablar - enfrascándose en el celular-  Kuroko tendría por ambos; así él no sería quien quedara mal parado, y si el contrario fingiera demencia en conocerlo, sólo afirmaría la hipótesis de Riko sobre ser "doble cara". 



<< Las palabras derriban murallas y la amabilidad nunca pasa de moda. >> se automotivaba. 



Estabilizándose un poco, volteó lentamente dispuesto a romper la barrera glacial entre ellos, abriendo la boca para dejar salir su monólogo...

- Al parecer sí leíste, Kuroko.-el saludo del peliceleste murió antes de nacer. La voz grave de Midorima irrumpió tomando delantera, robándole el escaso oxígeno acumulado para crucial momento. 

-¿Mi-midorima-kun? ¿Qué haces aquí?- ¡Oh! ¡Reverendo idiota! Kuroko se reprendió de porqué diablos dijo eso, quedaba como un completo tonto, fingiendo demencia cual niña fresa haciéndose la interesante. Era OBVIO que notó  la presencia del peliverde, por favor, si se vieron las benditas caras directamente. Aunque su tartamudeo fue sincero, no esperaba que el alfa fuera de iniciativa. 

- Mi madre trabaja aquí.- apuntó con la mandíbula al hospital mientras se cruzaba de brazos.-  tiene guardia y vine a traerle unas cosas.- explicó con naturalidad.

Sus ojos turquesa repararon sobre Kuroko, inspeccionando a manera inconsciente el pálido cuello luciendo un sugerente choker. Midorima tragó de golpe, sintiendo el esófago apretarse y la garganta quemar. Su siempre perfecta memoria no evocaba recuerdo de ver al peliceleste portando collar inhibidor alguno; es más, tampoco hallaba justificante al dulzón aroma desprendiéndose del menor cual polen primaveral...ese olor...provocaba a su alfa interior retorcerse ansioso, buscando aspirar más almibarado aroma.

Y Midorima tuvo una revelación, un instante de plenitud, profusión, descolocamiento. 

Solía entornar a diario con feromonas omegas, en la calle, escuela, su propio padre y hermana. Aprendió a manejar con destreza dichos estimulantes aromáticos, su raza pura le permitía hacer omisión dominando su instinto alfa a perfección. Es decir, un alfa pura sangre guardaba inalterabilidad frente a omegas...cualidad que fue inservible un viernes de lluvia gris.

Rebobinando a ése trágico día; se hallaba él haciendo clases de química en el laboratorio con Akashi, comentando la inasistencia de Aomine y burlándose sin malicia como Murasakibara y Kise hacían educación física bajo lluvia, en especial ver al rubio resbalar de bruces en plena carrera al pasar su relevo. Fue el sonido de vidrio quebrarse que hizo voltear a ambos, el alfa responsable del descuido se apoyaba contra la mesa de trabajo, apretándose la nariz frunciendo demasiado el ceño, un gesto forzado, de contención...también miedo. En seguida, dos alfas salieron corriendo del laboratorio y varios chicos desfiguraron muecas agobiadas hundiendo la nariz en el orificio de sus tubos de ensayo con azufre u otro recipiente disponible que contenga sustancias de potente olor -la mayoría pestilentes-  tirando al suelo el resto de instrumentos. Oyeron un grito lejano, bramidos bajos reverberando semejantes a un rugir contenido.¿Causa? la parpadeante luz ambarina, indicio de desastre... sus brazaletes se activaron. 

Para cuando Midorima y Akashi dieron cuenta de perturbador detalle, un beta abrió las ventanas del salón creyendo a sus compañeros asfixiarse. Entonces cundió, en los corredores, en el salón, entre sus mesas y la nariz...todo. 

Una bruma densa, un aroma más que un aroma en sí, fuera de cualquier concepto descriptible pues solo limitarían su magnificencia; imposible de clasificar o siquiera hallar una comparación terrenalmente existente, porque la existencia de dicho aroma era así, irreal, mística y sobrenatural, pero allí estaba, seductora y  cautivante; un perfume que te volvía prisionero de ella, un eterno esclavo engrilletado a voluntad; capaz de llevar el corazón a los más altos grados de calor y frío en milésimas de tiempo; de finura vehemente, suavidad sedosa; una caricia de pétalo, mordaz como el fuego y frágil como nieve.  

Supremacía. 


Belleza pura.



Génesis y Nirvana.


El más delicioso perfume omega virgen en celo, el llamando desquiciante por un alfa para aparearse. 

Aspiraron sus noblezas cual sedientos borrachos; e inmersos en catarsis odoríferas, los alfas vieron con claridad que sus vidas eran vacías y carentes de sentido si no poseían dicho aroma; si no marcaban al omega como suyo. 

La demencia desterró toda razón humana. Cada estudiante alfa, incluido puras sangre, soltaron las riendas del autocontrol, dejando aflorar sus primitivas bestias dormidas; salivantes, frenéticas, descarriadas...territoriales. 

Sin embargo, antes que el tiempo muriera y se tornara oscuro al chispazo del voltaje eléctrico inhibidor; Midorima se aferró desesperado, apresando resabios de aquel exquisito perfume, poder reinventarlo en posteriores horas para así, jamás olvidarlo; en especial cuando su celo alfa llegara y, por su personalidad pudorosa, no aceptara compañía de omegas dispuestos, sobrellevando el calor con su bestia interior insatisfecha.


Y en efecto, jamás lo olvidó. 




Vainilla silvestre



- Comprendo.- la respuesta de Kuroko sacudió sus sentidos, cayendo en cuenta que aun estaba sentado a su lado.- Yo tuve cita médica pero la pospusieron para mañana... así que prácticamente vine a pasear.- se atrevió a hacer una ligera broma creyendo tener seguridad en decirla. 

-Ah.-  fue lo único que pudo responder el peliverde sonando cortante, matando la determinación de Kuroko, quien débilmente boqueó, incapaz de sacar tema a conversa tras ese frío monosílabo que -en lenguaje adolescente.- significaba "no me interesa". Manipulable y sensible como era el peliceleste, terminó por cerrar la boca desvariando la mirada incómoda alrededor junto a un tic nervioso bailando en la pierna.


<<Ok, ya entendí.>> el desaire le subió hasta sus orejas enrojeciéndolas, un mix de frustración y pena apretó su corazón. De alguna manera y sin ser nada, Kuroko se sintió rechazado.



Silencio ridículamente sepulcral. Ni una persona o carro transitó, siendo ellos las únicas almas allí.


Por contrario a los pensamientos negativos de Kuroko...Midorima habló así sin querer, después que su mente viajara a mil por hora y estrellara una puerta de espejos, quedando en blanco. 

Acomodó sus lentes mirando la calle, ocultando el potente rojo tiñendo su cara, como un niño descubierto en plena travesura... porque dos veces había logrado el clímax masturbándose recordando sólo el inhumano aroma, dándole un cuerpo difuso e imaginario al omega portador cuando cerraba los ojos inmerso de placer. Ahora, teniendo la fuente emanadora al frente, le daba rostro - un hermoso rostro por cierto - que sería, a futuro, su más grande perdición. Ello acrecentó su verguenza, sumido en pena por utilizar y  manchar - literalmente- el aroma de Kuroko con sus depravaciones alfas. 

Si bien el perfume ya no tenía la solidez propia del celo, aquel inoportuno collar cumplía con demasiada eficiencia su función. No obstante, despojado de las tonalidades sexuales, el aroma seguía siendo igual de poderoso y atrayente; más concentrando en su estado puro, dócil, casi primitivo; despidiéndose como afluentes de río por los poros de Kuroko,  

De pronto ese bello aroma se tornó ácido. Un decaído e inexperto omega peliceleste, novato en el control de feromonas, emanó su decepción al aire en un agridulce olor. Midorima experto receptando olores, lo resintió, la culpa embargándolo.

- Y...¿Qué te pareció?.- trataba de reconstruir la calma, traer de vuelta la dulce vainilla que ya extrañaba y tanto fantaseó.- También tiene una película, aunque faltan detalles...es equiparable.

Kuroko pensó que no le hablaba a él, por ende no escuchó y Midorima debió repetir sus frases.

-¿Sobre qué?.- preguntó Kuroko, perdiendo el hilo de cuasi-conversación. El peliverde señaló con un gesto de cejas el libro en su regazo.- Oh...sí...me agrada, el autor construyó la novela con precisión de relojero, estético e hiper realista... Respecto a la película... no. Primero quería leerlo.- aún diciendo varias palabras, su tono fue neutral por mero orgullo; sin embargo sus feromonas dijeron lo contrario, y Midorima sonrió interiormente complacido por ello.

-  El autor no concede entrevistas y negó galardones; y como si fuera un ermitaño se aisló en un pueblo de natal Alemania.- continuaba el hilo comunicativo antes que se desanude.- Un completo desperdicio de talento, a penas autorizó los permisos para la película, luego volvió a desaparecer dejando sólo El Perfume.  

- Vaya...- a Kuroko le causó gracia el pequeño enojo del peliverde, era todo un ávido lector ofendido por las inconsistencias del autor.- sus razones tendrá... de hecho, Patrick Süskind no permite tomarse fotos, demandó a un fotógrafo por eso. 

- Yo también hubiera demandado, ser un escritor y gozar de privacidad son cosas distintas 

- A veces la gente es avariciosa, desea conocer más sobre el artista...invaden su intimidad solo por conseguir su rostro.- posó su blanca mano sobre el lomo del cuaderno.- o como Grenouille, mataba únicamente por el aroma de las doncellas en su afán utópica de crear el perfume.  

- Ése fue el enfoque que adoptó Süskind.- hizo ademán poniendo el índice frente a su rostro, dándole razón a lo dicho por Kuroko.- El egoísmo despótico; la búsqueda de identidad por el protagonista, además de ser un villano que no se cuestiona la moralidad de lo que está haciendo...

- ...tiene un objetivo en la vida que está por encima de todo lo demás.-  Kuroko complementó la línea argumentativa, con la emoción vibrando fuerte en su garganta y sus ojos centellando tímida euforia por el ritmo fluido de la presente charla.

Y  la mirada de Midorima tomaba nota de cómo eran esos ojos cerúleos.

-  Convirtiéndolo así en uno de los hombres más geniales y abominables...- citó Midorima, con la esquina de sus labios formando media sonrisa.

-...De una época en que no escasearon los hombres abominables y geniales.- finalizó la oración, el cual correspondía a las primeras dos líneas como comenzaba el libro. 

Ambos sintieron una invisible aura de complicidad, una lumbre inapagable envolviéndolos. Ese tipo de intimidad propia de conversaciones culturales para convertirse, lentamente, en confidencia.   

- Si gustas, puedo leer un retazo.- se aventuró a proponer, tomando el borde el encuadernado como si no necesitara la respuesta, porque en el fondo ya la sabía.

-Por favor.- acompañado de un gesto manual, Midorima dio pase a Kuroko. 

Aun sentado, el omega irguió la espalda, adquiriente una postura recta  para que su voz fluyera parsimoniosa. Con sus manos sostuvo los laterales del libro y no muy seguro donde había suspendido su lectura; apremiado de emoción disimulada, abrió al azar en el centro de hojas y leyó el primer párrafo de varias líneas.  


"...la nombrarían reina del jazmín y la pintarían necios retratistas y su imagen sería pasto de los mirones, que la proclamarían la mujer más hermosa de Francia. Y los jovencitos vociferarían noches enteras bajo su ventana, al son de la mandolina... ricachones gordos y viejos caerían de hinojos ante su padre para pedir su mano... y mujeres de todas las edades suspirarían al verla y soñarían con ser tan seductoras como ella durante un solo día. Y nadie sabría que no era su aspecto lo que de verdad los había conquistado, que no era su belleza exterior, supuestamente perfecta, sino únicamente su fragancia, magnífica e incomparable. Sólo lo sabría él, Grenouille, que, por otra parte, ya lo sabía ahora."

- Ehm...lo siento, hay párrafos más destacables, buscaré otro.- se lamentaba  el locutor pasando rápidamente las hojas, pues creía haber leído algo obsceno que arruinaba la atmósfera. 

Kuroko tenía acento solemne y refinado pero ocultando una mansa ternura en su timbre personal; daba extraña corporeidad a las palabras, ocasionando intriga a cada modulación sonora.

Por alguna razón, Midorima sintió cierta identidad con el fragmento leído, como si ello ya lo hubiera vivido o estaba por vivir. Como si aquella reina del jazmín fuera mas real de lo que el autor trató de evocar... porque en su pecho, en su pálpito ahogado, era pues Kuroko a quienes bohemios artistas disputarían el derecho a pintar su retrato. Y Omegas soñarían con poseer un aroma tan cautivante apenas un día. Y Alfas agacharían sus frentes vanidosas para suplicar su cuello inmáculo de marca. Y Betas caerían hipnóticos ante él, enfermos de falso amor a suplicar su mano. Pues su belleza, además de cegadora, era tributo al incomparable perfume, y entonces pensó si su piel de blanco algodón sería azucarada e igual de antojadiza, derritiéndose en el paladar hasta hacerse oro líquido al roce del aliento...al clamor de un beso.

- Al mundo ya no les interesa sus vidas, solo quieren oler el perfume.- dijo a manera inconsciente Midorima, sus ideas en deriva.- las personas solemos pensar con los ojos, cuando en realidad el perfume es quien nos persuade. 

- Supongo, por eso la gente compra  carísimos perfumes comerciales.- comentó crítico Kuroko, ajeno al remolino interno del Alfa.-  Los aromas inventan un lenguaje...diría  ¿sobrenatural? Quizá poético...


<< Una sobrenatural poesía>> concluyó Midorima.


Se quedaron ahí, eternos, conversando quién sabe qué misterios y el tiempo siendo una minúscula preocupación. Mientras la luna ya no errante, arribaba con sus horas nocturnas a proclamar su autoridad; y las luces citadinas encendieron sus faros en un parpadeo sincronizado. Pero ellos, inmersos bajo su luz, no arreglaron de tal acontecimiento.







-----------------------

Holaa!
Buenas madrugadas! (Son 5:22 am :v )

Okey...I'm sorry...again. Estuve en exámenes finales y ello me quitó mucho tiempo para escribir:(  PERO, por fiiin terminé el semestre wujuu!! Y tengo vacaciones autoimpuestas hasta abril xdd

Bueeno, hablando del Fic... creo que se dieron cuenta la incidencia mía en especificar mucho los aromas, pues...es vital, y por si ya se olvidaron, pondré una pequeña guía jeje

AROMAS:

Aomine: Pimienta y Leños ardientes.
Kise: Cítrico y Jengibre.
Murasakibara: Lavanda y Cacao.
Midorima: Olivo y Hojas de té.
Akashi: Cedro y Mosto

* Los pura sangre (Alfa u Omegas) tienen dos aromas que forman una sola unidad ( Fragancia); el primero es el aroma de sus familias, propios de la especie a la que pertenecen. El segundo es su aroma personal y único.

* Sólo otros pura sangre pueden diferenciar los dos aromas; los mestizos identifican únicamente el aroma personal. Los betas nada.

Respecto al capítulo...sin spoiler! Los dejo a su libre interpretación por qué rayos estaba Kuroko en Obstetricia. (Pista: los genes) Recuerden que para él TODO es nuevo, incluso los embarazos masculinos, alfas mujeres con virilidad  o los movimientos sociales...y sí... hay discriminación en este AU.( Bien realista no? Xdd )

Por cierto, detectaron el crossover(?) :0

Escribo mucho y aburro, Sorry! :'v

GRACIAS POR SU APOYO!! NOS LEEMOS EN 10 DIAS!! ♡♡♡♡♡

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