4 AÑOS ANTES ⏰
*N. ZARA*
Cassian Piers.
Me falta la respiración al pensar en él o hablar de él, es tan guapo. Me encanta su pelo y sus labios, esos que ya he besado.
Ya llevo dos meses en el pueblo y he hecho muchas cosas y amigos. Quien diría que podrías tener amigos sin que te juzguen por lo que haces bien o mal. Cassian es como ellos, no me juzga.
Hace unos días fui a una fiesta junto con Cassian, Aslan, Xam y Azalia. También me hice cercana a ellos tres, al parecer les hacía falta una chica como yo, que llame la atención. En la fiesta, Cassian y yo por fin nos besamos después de tanto coqueteo.
Hoy invité a Cassian a mi casa al terminar el trabajo, el cual me ayudo a conseguir sin pedírselo. Es tan atento conmigo, nada más provoca algo en mi que no creí que existía.
¿Me gusta?
No, solo es atracción.
Llegando a la cabaña, estaciono el carro que tengo y entro a dejar mis cosas y quizás cambiarme o arreglarme un poco más. Es algo tonto que me arregle para él, parezco una niña de secundaria enamorada.
Escucho que tocan y bajo casi cayéndome de las escaleras solo para abrirle a Cass. Su pelo está alborotado, sus labios rojos y sus mejillas algo rosadas.
-¿Me extrañaste? - se acerca a mi y me besa.
-Algo, igual no te ilusiones. - digo.
La que se ilusiona eres tú.
-¿Quieres algo de tomar? - lo veo y niega.
-¿No hay algo de comer? - se sienta en un sillón de la sala.
-Claro, ¿qué quieres? - me acomodo en el sillón.
-A ti. - su mirada penetra la mía.
Su mano sube a mi mejilla acariciándola, me acerca a sus labios y los roza con los míos, haciéndome abrir un poco mis labios dejándome sin respiración.
-Zara... Ambos sabemos que no solo me invitaste para charlar. - dice y me lamo mis labios.
-¿Entonces para que crees que te invité? - susurro.
Cassian toma mi pierna para ponerme en su regazo a horcajadas. Sus manos acarician mis muslos provocando que se me erice la piel. Me acerco más a su bulto del pantalón y empiezo a mover mis caderas.
-Ay Zara. - una de sus manos viajan a mi entrada. - Sabía que era justo para esto.
Sus dedos hacen a un lado mis bragas y empieza a moverse en círculos haciéndome gemir.
-Dios, Cassian. - me recargo en su hombro mientras sus dedos siguen masajeando.
Me voy alzando mi vestido hasta quedar solo con mis bragas, ya que no me puse mi brasier. Sus besos bajan a mi cuello pero su mano no deja de moverse en mi entrepierna.
Cass se quita su playera y mis manos viajan a su pantalón.
-Solo hazlo. - digo en casi un suspiro.
-Como quieras. - alza sus hombros.
Me hace a un lado y él se levanta bajando su pantalón y bóxer. Lo veo sentada en el sillón, mientras que él se está poniendo el preservativo. Una vez que se lo pone, me pone sobre mis rodillas y mis manos en el sillón.
No tarda mucho en hacer a un lado mis bragas, en penetrarme y en moverse lentamente. Muerdo mi labio por la sensación de placer que me transmite. Pone ambas manos en mis caderas y las aprieta un poco haciéndome gemir.
Sus movimientos se intensifican con cada gruñido o gemido que hago, pero él no se queda atrás. Sus gemidos son leves pero son audibles y se escuchan tan bien que me encantaría escucharlo acada rato gemir.
En cuanto más aumenta sus movimientos, más me aferro al sofá. Con una de sus manos baja mi espalda para que él se pueda mover más fácil y rápido.
-Ah, Cassian. - gimo. - Me voy a venir. - muerdo mi labio inferior.
-Yo... También. - gruñe.
Se escucha en toda la sala como su cuerpo choca con el mío aún más fuerte. No resisto más y me vengo con él detrás de mi, entrando y saliendo. La sala se llena de nuestros gritos de placer y siento como recorre una sensación tan placentera por todo mi cuerpo, algo que no había sentido en meses.
Él se aleja de mí y se sienta el sofá, mientras que yo lo volteo a ver y le sonrió.
-Ya bajo. - digo y asiente.
Subo al baño y me doy una rápida ducha. Al salir me pongo un short y una playera vieja que tengo. No quería tardar tanto en arreglarme, no quiero que él se vaya o que llegue él...
Bajo rápido y lo sorprendo viendo las fotos que están en la chimenea, las cuales en casi todas esta mi mamá, mi hermana y mi papá, pero también esta...
-¿Quienes son? - señala las dos fotos que tengo, una con mi hermana y otro con él, ese chico.
-Ella es Thalia, mi hermana, ¿por qué? - lo veo extrañada.
-Bueno, es que... Nada. - desvía la mirada. - ¿Y él?
-Un simple amigo. - miento.
-Un amigo. - hace una pausa. - Creo que ya me voy, hoy ayudaré a Az con la cena.
-Ah, si. - me acerco y le doy un beso en la mejilla. - Cuídate.
-Igual, amiga. - me guiña un ojo y se va de la cabaña.
¿Le habrá gustado Thalia?
Lo dudo.
En cuanto Cassian se va, empiezo a acomodar todo para que no sospeche nada cuando llegue, si se entera no me lo va a perdonar jamás. Escucho como las llantas chocan con la grava...
Ya llego.
-Vi un carro salir de aquí. - es lo primero que dice al entrar.
-Supongo que era un turista. - alzo mis hombros.
-Ya. - ve mis manos. - ¿Y tu anillo? ¿Acaso ya no me amas?
Se acerca a mi y yo retrocedo a cada paso que da.
-Es que me hacía reacción. - mi espalda choca con la pared. - Arthur, créeme. - le digo.
Arthur Relish.
Arthur es mi esposo, técnicamente es la razón por la que me enojé con mi mamá, porque me quería casar con él. Solo mi mamá lo sabe, es un secreto entre ella y yo.
Aún que hace unos tres meses atrás lo consideraba el amor de mi vida, actualmente es como si viviera con el mismísimo demonio. Lo peor es que él, al ya haber vivido aquí, no llama la atención, al menos no como yo.
Cuando lo conocí fue amor a primera vista, según yo. Un hombre alto, de pelo negro, rostro algo perfilado, cejas abundantes, labios carnosos y su cuerpo, parecía un dios griego... Claramente me equivoque.
-No me gusta que me mientan. - toma mi pelo jalando lo hacia atrás. - Y tu lo sabes.
-Si, lo sé, Arthur. - sostengo su mano.
-¿Entonces me dirás que no follaste con Cassian? - arruga sus cejas.
-¿Cómo sabes su nombre? - digo pero fue un error preguntar.
-Es un pueblo pequeño, Zara. - me suelta el pelo pero empuja hacia la pared. - O debo decir zorra.
-Arthur, no me puedes llamar así. - mi pecho se aprieta. - Además sabemos que tú y yo ya no funcionamos.
-¿Y luego? - se aleja. - Hoy dormirás en la otra habitación.
-¿Qué? - me acerco. - Pero no hay cama.
-No me importa. - se aleja. - Y ni se te ocurra dormir en el sofá.
-No puedes tratarme así, soy tu esposa.
-Cuando te conviene. - hace una pausa. - Además te puedo tratar como yo quiera, eres mía.
-Soy tu esposa, no soy de tu propiedad. - digo y se acerca a mi.
-Vuelves a contestarme así y no tendrás boca para hablar. - su mano acaricia mi mejilla. - Tan delicada y bella.
Me da un pequeño beso en mis labios.
-Tan mía. - muerde mi labio.
-Estas enfermo. - bufo mientras sube las escaleras.
-Quizás. - se gira. - Pero tu aceptaste a este enfermo en menos de un mes. - sonríe. - Buenas noches.
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Quede de a 4 :0 en el siguiente ya es la actualidad con Thalia :D
Espero que les haya gustado y que odien a Arthur >:c
BESITOOOS
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