Meses atrás.
Jungwoo no dejaba de correr detrás de los hijos de la hermana de Yukhei, mientras les gritaba "mocosos sin corazón" a manera de protesta.
— ¡Eres muy lento! —se burló uno de ellos, escondiéndose debajo de la mesa de los caramelos.
— ¡Y te gusta mucho el rosa! —lo apoyó el otro niño, usando el mismo escondite para evitar que lo atrapara—. Nuestro hermano corre más rápido que tú y eso que tiene un año.
Jungwoo resopló, deteniéndose y cruzándose de brazos.
— ¡Dejen de correr! ¡Están arruinando mi fiesta!
Jeno soltó una carcajada sonora al ver como su hermano menor peleaba con dos niños pequeños. Francamente para él no había diferencia, Jungwoo podía llegar a ser tan infantil como un bebé.
— ¿Fiesta? Creí que esto era una despedida de soltero.
— ¿Ya entiendes mi punto?, ¿Qué demonios hacen unos niños aquí?
Jungwoo corrió a refugiarse en los brazos de su hermano, mientras apuntaba acusatoriamente a los niños que lo miraban debajo de la mesa, sacándoles la lengua.
Jeno contuvo las ganas reírse a carcajadas. Sospechaba a que su hermano no le iba a dar mucha gracia que se burlara de él y de sus sentimientos.
—Sólo son unos niños Jungwoo, déjalos que jueguen tranquilos —Jeno le acarició la espalda de arriba hacia abajo con suavidad. Intentando disipar su enojo.
— ¡Nadie debería trar niños a una fiesta! —protestó—. ¿Dónde está Jaemin? Al parecer es el único con sentido común en esta casa.
Fue el turno de Jeno para suspirar.
—No va a venir Jungwoo, está de visita con sus padres —sabía que era en exceso egoísta enojarse con su novio por querer pasar tiempo con sus padres, así que no lo hizo. Últimamente gracias a la escuela habían estado distanciados y ese fin de semana, mismo donde Jungwoo había organizado su fiesta, tenía tiempo de ir a visitarlos. Jeno no tuvo el corazón entones para decirle que se quedara—. Pero como tu hermano estoy facultado para dar mi opinión y esa es; deja a los niños en paz.
—Tu opinión para esto no me importa mucho, realmente.
—Bien, ya entiendo —al menos Jeno pensaba tomar el mal ejemplo y organizar su despedida de soltero en un bar o un lugar donde no se aceptaran niños—. Mejor me voy con Yukhei a darle su regalo, ¿Dónde está?
—En el jardín, poniendo el asador, cuando lo veas dile que sus sobrinos son los niños más horribles del mundo y que nunca, ¡nunca! Voy a querer tener hijos —Jungwoo aún tenía los brazos cruzados frente a su pecho a señal de protesta—. ¡Es absurdo! Esta debería ser una fiesta de adultos, no de niños.
—Jungwoo —Jeno cerró los ojos y suspiró—, tienes una mesa de dulces.
— ¡Porque a todos les gustan los dulces!
— ¡Incluso tienes una piñata colgada! Y un DJ, ¿Qué clase de despedida de soltero crees que es esta?
— ¿¡De qué lado se supone que estás!? —Muy bien, su hermano ya lo estaba odiando—. ¿Sabes qué? De repente ya no quiero verte. Ojalá me hubieran dado un perrito en lugar de un hermano.
Jeno intentó parecer triste o indignado, pero no podía. Es que, su hermano era demasiado sentimental para no reírse.
—No te pongas así —intentó arreglar las cosas, no le gustaba que su hermano se enojara con él, ni siquiera cuando no era en serio—. Para tu buena suerte los niños se duermen temprano.
—Ojalá lo hicieras con ellos también.
Rió y se despidió de su hermano despeinándole el cabello. Luego, se dirigió hacia el jardín a buscar a Yukhei. Tenía en el auto sus regalos y también los que le había traído a Jaemin para cuando se vieran por la noche. Su novio le dijo que iba a llamarlo en cuanto regresara de visitar a sus padres para ver que tanto alcanzaba de la fiesta. Lo cual le pareció muy bien. Cuando llegara iba a llenarlo de besos y darle el enorme peluche de Ryan que le había comprado junto con unas flores blancas.
Conforme avanzaba por el jardín, paseando la mirada, Jeno más entendió que había tenido razón al decirle a Jungwoo que aquella parecía una fiesta infantil en lugar de una despedida de soltero. Para empezar toda la familia estaba presente; incluyendo los niños. Yukhei y su hermano habían acordado hacer una clase de despedida a su "soltería" en su casa. Pero desde ahí Jeno supo que no iba a ser una, o al menos no una convencional, pues ambos iban a estar presentes. Cuidándose el uno del otro. Sin dar lugar a todas esas insinuaciones que se hacían en las películas de Hollywood sobre el alcohol y las infidelidades.
Lo que ellos estaban haciendo más bien era una fiesta, sólo porque... sí. Y Jeno mentiría si dijera que aquello le disgustaba. Todo lo contario, incluso pensaba pedirle a Jaemin que hicieran lo mismo antes de casarse. Invitar a todos sus amigos y reírse por horas jugando cosas estúpidas, sonaba sin duda como una gran idea.
Cuando por fin encontró a Yukhei se dio cuenta de que estaba rodeado por un montón de niños pequeños que le pedían les hiciera una hamburguesa. Con paciencia el prometido de su hermano atendía sus pedidos y volteaba la carne en el asador lo más rápido que sus dos manos le permitían.
— ¿Quieres que te ayude?
Sus ojos se iluminaron en cuanto lo vio llegar.
— ¡Sí! Por favor.
Jeno rio ante su emoción, como si fuera su salvador máximo en lugar de simplemente su cuñado, y se acercó a sostener los platos y a repartir la carne para que dejara de colapsar. Los niños eran como pequeñas pirañas que estaban esperando que se distrajeran para pedir doble o para llevarse las que no les correspondían. Después de dos horas volteando carne con pinzas, y secándose el sudor de la frente con el dorso de la mano por el calor, por fin terminaron todo y pudieron comenzar a enfocarse en la comida de los adultos.
—Lamento que tengas que trabajar tan duro en tu propia despedida de soltero —Jeno le palmeó la espalda a su cuñado para darle ánimos—, pero ya sabes como es mi hermano. No te iba a dejar tranquilo hasta que le hicieras una fiesta a su gusto.
—Lo sé —Yukhei suspiró—. A veces no sé si amo u odio la obstinación de Jungwoo.
—Creo que estamos en las mismas.
Ambos rieron y luego Jeno le dijo que iba a traerle su regalo.
—No debiste molestarte. Me voy a casar, no es mi cumpleaños.
—No es ninguna molestia, además alguien te tiene que dar un reconocimiento por querer aguantar a mi hermano para toda la eternidad —Jeno hizo una mueca, debía reconocer que el hombre tenía su valor—. Ahora vengo.
—De acuerdo. Y gracias, Jeno.
Jeno asintió.
—De nada amigo.
Yukhei siempre le había caído muy bien. Era un chico listo y alegre que conoció a su hermano cuando ambos iban de vacaciones al bosque, en uno de esos tantos cursos a los que su madre los obligaba a ir. Jungwoo se había enamorado de él a primera vista desde que tenían quince años y cada verano, se emocionaba en demasía por volver a estar con él. Naturalmente el tiempo fue madurando ese amor y ambos, a pesar de que eran muy jóvenes, sabían que estaban listos para unir sus vidas.
Y él los entendía. Dios, ¿Cómo no los iba a entender si estaba en la misma situación?
Su auto estaba estacionado en la entrada de la casa, por lo que no tuvo que caminar tanto. Saludó a todos los invitados que vio por el camino y al llegar a su destino, se encontró con la novedad de que Mark y Dahyun estaban tonteando sobre la cajuela de su auto.
Jeno sonrió sin poder evitarlo. Ya sabía que su amigo tarde o temprano iba a caer por alguien, aun cuando se negara, sabía que el amor lo iba a pescar. En el último mes se habían visto muy poco y lo ligaba precisamente con que Dahyun y él estaban manteniendo alguna clase de relación extraña o amorío informal.
Dahyun era la mejor amiga de Jaemin y Mark su mejor amigo, era algo así como una causalidad bastante curiosa y bonita. O al menos Jeno así lo sentía.
—Hey —los saludó a ambos con una sonrisa, interrumpiéndolos—. ¿Disfrutando de la fiesta?
Dahyun se ruborizó violentamente al verlo y escondió la cara en el pecho de Mark, tratando de bajarse el bochorno. Los había atrapado en pleno beso.
—Creí que habías dicho que esta iba a ser una despedida de soltero —Mark se rio, resaltando la ironía—. Pero a mí más bien me parece una fiesta infantil. Y como no te encontramos, decidimos venirte a esperar a tu auto.
—Buena jugada —Jeno sacó las llaves de sus bolsillos, para abrir la cajuela—. Vine por regalos de Yukhei.
—Awww, ¿eso es un Ryan? —Dahyun preguntó, dejando de esconder la cara en el pecho de Mark para acercarse a ver el animal de peluche que tenía adentro—. ¿Es para Jaemin?
Jeno asintió.
—Así es.
— ¿No me dijiste que él no iba a venir? —Mark le preguntó frunciendo el ceño. No parecía contento con la idea de que Jaemin los acompañara. Seguramente porque eso quería decir que nos les iba a prestar mucha atención.
—Voy a pasar por él en un rato, fue a visitar a sus padres.
—Ah sí, a mí me dijo algo igual —Dahyun concordó—. ¿Quieres que te ayude con algo?
—Seguro, ¿podrías llevarte el peluche? Le traigo a Yukhei varias botellas de vino y son muy pesadas.
—Claro, no te preocupes.
—Gracias Dahyun.
Mark no dijo nada pero de todas formas asintió. A Jeno no le gustaba que su amigo se pusiera en esa actitud cuando se trataba de Jaemin. Pero esperaba fervientemente que con el tiempo pudiera cambiarlo y aceptar que iba a formar parte de su vida de ahora en adelante.
—Los veo adentro.
—Bien —Dahyun fue la que de nuevo contestó—. Ahora te llevo el peluche.
Jeno se dirigió de nuevo hacia el jardín, encontrándose cada vez con más gente. Jungwoo había dejado de pelear con los niños pero ahora lo estaba haciendo con las palomas que amenazaban con comerse los bocadillos de los platos. Jeno nunca en su vida se había reído tanto de su hermano, pero no se lo pensaba decir, quería que tuviera una linda y agradable velada. Sin bromas hacia su adorable y despistada persona.
Yukhei por su parte, estaba trabajando tranquilamente con los cortes de carne que había traído para la fiesta.
—Aquí están, son botellas de la mejor colección de la familia Lee —le tendió una bolsa de papel con cuatro botellas, tomándolo por sorpresa—. Tuve que decirle a mi abuelo que me ayudara a escogerlas, porque no soy muy bueno en esto.
—Gracias, todas se ven estupendas —Yukhei parecía ansioso por tomar un trago, podía verlo por la forma en como acariciaba con anhelo las botellas—. ¿Te molesta si yo...?
—Oh no, no, adelante —Jeno se rio—. Puedo cuidar el asador. Ve a buscar una copa, aquí te espero.
Pero a lo mejor Yukhei se había tomado demasiado literal sus palabras o había ido a comprar una copa al otro lado de la ciudad, porque pasaron dos horas y no aparecía.
A Jeno realmente no le molestaba estar al tanto de atender a los invitados, después de todo aquella también era la fiesta de su cuñado, se merecía un rato de paz. Sin embargo, temía que se le fuera a hacer tarde para pasar a la estación de autobuses a buscar a Jaemin. No le gustaba hacerlo esperar y menos de noche. Para colmos de males su teléfono se había quedado sin batería desde la tarde y por lo tanto, estaba incomunicado con él.
Un sentimiento que no le gustaba se instaló en su pecho. Yukhei no volvía y lo peor es que le daba pena mandarlo a buscar.
¿Qué debía hacer?
Una idea que no sabía si era muy buena le cruzó por la mente. Siempre podía pedirle a un taxi para que pasara por él, pero no confiaba mucho. Pero, en cambio sí mandaba a alguien de su confianza, a alguien que lo conociera, lo haría sentirse mucho mejor.
Y ese alguien estaba enfrente a él.
—Hey amigo, ¿Qué pasa? ¿Por qué tardas tanto en volver?
— ¡Mark! —Jeno todavía estaba analizando que tan buena idea era todo aquello. No tenía la certeza de que Jaemin estuviera en la estación todavía, pero valía la pena intentarlo—. ¿Puedes prestarme tu teléfono? Quiero llamar a Jaemin.
Mark lo miró fijamente.
—Me quedé sin batería amigo, lo siento.
Aquello tenía que ser broma.
— ¿No sabes si Dahyun tie...?
— ¿Qué es lo que necesitas? —Mark lo interrumpió— ¿Qué no iba a venir?
—Me dijo que si llegaba temprano lo haría. Pero me quedé sin batería y ahora no sé si ya está aquí.
Mark se quedó callado. Como si estuviera pensando.
—Puedo pasar por él, si quieres.
Los ojos de Jeno se iluminaron.
— ¿Harías eso por mí?
—Amigo me ofende que pienses que no —Mark resopló.
—Pero ¿y si todavía no llega?
—Te estas estresando por nada —su amigo parecía exasperado— En cuanto llegue reviso la estación y sino está, entonces te llamo. Dejo tu celular cargando mientras regreso.
A Jeno la idea le pareció tan buena que no dudo en asentir y en entregarle el teléfono a su amigo. Agradecido con la vida de que fuera tan buena persona. Jaemin iba a estar a salvo con él. Porque Mark no podía caerle muy bien su pareja, pero sin duda era una muy buena persona y sabía comportarse.
—De acuerdo, de acuerdo. Muchas gracias Mark, de verdad.
Su amigo sonrió, ladeando la cabeza.
—No amigo, gracias a ti.