—¡PROLOGÓ!
Harper observó desde las gradas como su novio entraba vivo al torneo de los tres magos.
Y vio cómo llegaba muerto.
En sus pensamientos lo verdaderamente preocupante, además de el hecho de que un alumno murió, es que ella ya sabía lo que iba a pasar segundos antes de que muera.
Es como si hubiera sentido el cordón de su vida cortarse, deshilacharse hasta drásticamente separarse.
Además de la resiente muerte de su novio, eso es lo que volvía loca a la castaña: predecir muertes no era algo normal, no era algo que pudiera explicar.
Simplemente lo sentía. Y eso la desesperaba más de lo que le gustaría.
Por eso cuando su padre, Polo Di Cleardio, un hombre joven de cabello castaño y tez pálida, abandonó la farmacia con la que contaba la familia Di Cleardio para subsistir, fue cuando Harper entró en acción.
Reviso demasiados frascos y envases, hasta que dio con los que parecían los adecuados, no es que la chica supiera mucho de eso. Y se notaba, en el temblequeo de sus manos, en sus ojos yendo y viniendo rápidamente. Se notaba en su andar su inexperiencia.
La bruja guardó sus primeras pastillas en su bolsillo con duda, no sabiendo muy bien cómo las iba a usar o cuando.
Más así empezó todo, así fue como la cabeza de Harper empezó a diferenciarse de quizá la cabeza de otros de sus compañeros de clase en Hogwarts.
Su mayor preocupación ya no era pasar el año o el miedo a algún peligro como Voldemort con su gran regreso.
Lo que ocupaba la mayoría de la mente de la chica de catorce años era cuando se iba a dar su siguiente dosis.
Esta no es una historia feliz, esta es la historia de Harper.
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@RossieSFF