ⅰ. el fino arte de la traición
Fe. Era lo único que a Nova le faltaba en aquel momento. Curiosamente tenía mil y un cosas, por ejemplo: su corazón fracturado en pedazos irregularmente filosos, la garganta tan seca como la suela de un zapato, pulmones desprovistos de aire y estaba tan empapada en sudor y lágrimas que si la exprimías podría chorrear un océano entero. Pero ¿fe?, no había un fragmento de ella en su anatomía, y nadie podía proporsionarsela.
La chica Black acudió a testificar a favor de su hermano, obviamente. No obstante, no contaba con el respaldo de nadie más. Todos lo que habían visto la persecución de Sirius y Pettigrew aseguraban que el "fallecido" solo intentaba hacer justicia contra el cruel asesinato de los Potter, y que el prisionero lo pulverizó. Dejando solo su dedo como prueba de su existencia.
-¡Mentira! ¡No es más que mierda! -aseguró a gritos la chica, azotando el puño en la mesa más cercana.- ¡Sirius lo persiguió porque Pettigrew era el único que sabía donde estaban los Potter! ¡Los delató con Voldemort! -.
Hubo murmullos en general, debatiendo ante su ignorancia al pronunciar el nombre del derrotado Señor Oscuro y su inconcebible declaración sobre el pobre Peter Pettigrew. Las miradas que desacreditaban sus palabras la hacían sentirse cada vez más insignificante. Sin testigos, sin abogado, sin respaldo u otro amigo que le creyera. Se obligó a mantener su postura, y más importante: su cordura.
-¿Con qué evidencias -preguntó desinteresado el juez, nada más ni nada menos que Barty Crouch-usted asegura eso, señorita Black? -.
«Con ninguna, idiota.» pensó para sus adentros. «¿Qué voy a hacer?.».
-Con ninguna -murmuró entre dientes, haciendo un puño con sus manos.- ¿Cómo ha dicho, señorita Black? -interrogó Crouch, alzando una ceja incrédulo.
Y haciendo una perfecta y triunfal aparición, Remus Lupin entró en el enorme tribunal de Azkaban. En este punto, Nova se replanteó la existencia de los milagros, ya que su mejor amigo había sido interpretado como uno en aquel momento.
-¡Con el testigo de Remus John Lupin aquí presente, señor Crouch! -exclamó en una mezcla de alivio e histeria. Remus se veía tan poco cuerdo como Nova: sus ojos marrones delataban una no muy grata sorpresa, dolor e incluso diría confusión. Sus manos temblaban y las secaba en su pantalón gris continuamente. No daba señales de haber llorado, no era algo extraño en él. Rara vez podías ver a Remus mostrando sus emociones.
Ya parado junto a Nova, él licántropo miró incrédulo a su mejor amiga:
-¿Qué....? ¿Qué ocurrió? -preguntó torpemente en un susurro. Desesperada, Nova lo rodeó con sus brazos, echándose a llorar nuevamente. El chico apenas se inmutó.
-Los mataron. Cornamenta y Lily están muertos, Remus. Peter los delató, es un traidor -.
-¿Pettigrew? Nova... Él no sabía su ubicación. James se la confió a... -se interrumpió al unir todas las piezas. No... No pudo haberlo hecho. Sirius era su... él era su amigo, ¿cómo pudo haber hecho algo así?.
-Sirius.... -empezó el, pero ella no lo dejó continuar.- ¡No! ¡¿Cómo puedes siquiera pensarlo?! ¡Él es tú...! ¡Él no lo hizo! -aseguró la pelinegra, entonces comenzó a temer lo peor: Remus no le creía tampoco.
Crouch tomó la palabra está vez hacía el licántropo: -En caso de que usted no lo supiera, señor Lupin, su compañero Sirius Orión Black desveló la ubicación secreta de la familia Potter al Señor Oscuro. Su hijo, Harry Potter, está seguro en la custodia de la hermana de su madre y su familia. Pero desgraciadamente, James y Lily fueron asesinados a sangre fría ━.
Remus miró a la hermana del acusado buscando una explicación de la joven. Sus terribles sollozos la limitaron a negar frenéticamente. Parecía decir la verdad, Remus quería creer que ella decía la verdad, pero no había pruebas. Era fácil respaldar a un asesino si se trata de tu único hermano, y por eso se debatía si creer o no.
Crouch continuó haciendo que Nova no lo miraba con puro odio, una mirada así de amenazadora era difícil de ignorar, pero continuó.- Peter Pettigrew se enteró e intentó dar caza al asesino yendo a dar a un callejón muggle, en su intento de hacer frente a Black él fue destruido y de paso también mató a otros doce muggles que transitaban cerca -finalizó, hablaba con autentico dolor en sus palabras. No era suficiente para lograr que Nova le odiara menos.
-¡Miente! ¡No fue así! ¡Remus! ¡James iba a decirle el secreto a Sirius originalmente, pero mi hermano le dijo que se lo diera a Pettigrew! ¡Sirius lo persiguió mientras yo recogía a Harry en el Valle de Godric y me dejó una nota en casa! ¡Lo seguí hasta el callejón! ¡Es inocente! -lloraba suplicante, él estaba claramente dividido.- ¡Por favor Remus, debes creerme! -.
-¿Tiene alguna evidencia en favor o en contra de la inocencia del señor Black, señor Lupin? -inquirió Crouch. Obviamente era tan fácil como responder "si" o "no", pero decir cualquiera de esas dos no sería suficiente. El corazón le latía con fuerza y se aferró a la mesa frente a el para no mostrar sus descontrolados temblores. No tenía ninguna evidencia a favor de Sirius, y a la vez, le daba la impresión de que sería mala idea decírselo a Nova o a Crouch.
Si decía que no, probablemente Nova moriría enloquecida. En una habitación acolchada y limitada por una camisa de fuerza.
Pero si decía que si tenía evidencias, ¿qué podría dar en ventaja?. ¿Una simple corazonada? ¿Su poca fe restante? ¿O sus largos años de convivencia con el hombre al que amaba?.
-¿Señor Lupin? -insistió Crouch, ya algo cansado.
-Remus por favor... -suplicó Nova, sus ojos cristalizados le partían el corazón.
Aclaró su garganta.
-No -respondió, una simple palabra que lo había hecho perder a su mejor amiga para siempre-. No tengo ninguna, señor Crouch.
Ni siquiera quiso volverse a mirar el rostro de Nova Black, sabía que si lo hacía se echaría atrás. Miró expectante a Barty Crouch esperando su veredicto, que no tardó mucho en dar a conocer.
-Si, eso creí igualmente. Al menos usted es directo, señor Lupin. Sin juicio otorgado y con cadena perpetua como castigo, yo: Bartemius Crouch, declaro culpable a Sirius Orión Black por complicidad en asesinato a los señores Potter y la muerte de Peter Pettigrew. Lo lamento mucho, señorita Black. Pero su hermano debió pensar en las consecuencias, y que también podría afectarla a usted. Puede retirarse.
Traición. Era lo que había reemplazado a su fe. Era lo que sentía aquella madrugada de treinta y uno de Octubre, la fría puñalada en la espalda que había recibido de su ex mejor amigo estaba cubierta en traición.
Después de la ruptura total de su amistad debido a la negativa de Remus de apoyar a Nova, decir que estaba destrozada quedaba corto. Había entrado en una demencia nacida de la soledad y la angustia, se lanzó hacía el licántropo y lo tomó por el cuello de la camisa. Gritándole a todo pulmón que era un traidor y un imbécil, lo mucho que lo odiaba e insistió en que creyera en la inocencia de su única familia. Golpeó con sus puños el pecho de Remus, en medio de un mar de lágrimas y obscenidades que salían sin control de su garganta.
El chico ni siquiera trató de defenderse, sentía que se lo merecía por ni siquiera intentar defender a Sirius, pero ¿cómo protegerlo si todo apuntaba a que él era el culpable? ¿cómo defenderlo si ni siquiera estaba en Londres cuando ocurrió? ¿cómo limpiar su nombre si se había enterado en boca de otros cuando estaba fuera de la ciudad?. Era imposible, pero alguien tan afectado emocionalmente como Nova no comprendía de razones.
Estaba fuera de sus casillas.
Al final, un par de aurores tuvieron que separarlos e inmovilizar a la chica ante la última decisión de Crouch. Ella se quedó en cuclillas sollozando el nombre de su hermano con las manos tras su espalda y la frente en el suelo, no tenía energía ni siquiera para luchar.
En un silencio donde se podía escuchar una aguja al caer, ambos montaron la motocicleta de Nova camino a su apartamento. Remus le había insistido que se sujetara de él o podría caerse...
Claro, como si a ella le importara mucho morir ahora.
Parecía entumecida por completo por un dolor no físico, mirando tan intensamente a un punto fijo en el aire que te daba curiosidad de ver lo que ella veía.
Remus la tomó de el brazo para llevarla a sentarse en la mesa, pero ella se arrancó de su agarre. Definitivamente la había perdido.
Le sirvió un vaso de agua y se sentó frente a ella. De tan solo verla quería echarse a llorar. ¿Qué clase de amigo era él?
-Lo siento. Lo siento muchísimo, Nova. Yo... No supe qué hacer y ni tú ni yo teníamos...
-Apoyarme. Pudiste apoyarme, como mi mejor amigo ese era tu deber -masculló sin mirarlo a los ojos. Remus se frotó el rostro con desesperación, sus manos volvían a temblar.
-Pero lo bueno, Remus -siguió, y una lágrima solitaria bajó por su mejilla-, es que ese ya no es tu deber.
-¿Qué? ¿De qué hablas?
-¿Enserio crees que te perdonaré que me hayas abandonado ahí en la corte? ¿Creíste que seguiríamos siendo amigos después de esto? -preguntó aumentando el volumen de su voz.
Todo comenzaba a caerse en pedazos, Remus estaría solo. Perdió a James, Lily y Sirius, y ahora había ahuyentado a Nova por su respuesta.
-¿Qué querías que hiciera? ¿Decir que si tenía pruebas cuando no lo hago? ¡Ni siquiera sabía qué estaba pasando! -insistió, no había forma de hacerla entrar en razón.
-¡Tú lo amabas, Remus! ¡Debiste estar ahí para él! ¡Debiste intentar! -reclamó ella a gritos.
-¡El amor no es ninguna prueba! ¡Deja de ser tan egoísta! ¡No le iba a decir a Crouch que lo amo, Nova!
-¡Entonces debiste hacerlo por Cornamenta! ¡Por Lily! ¡Por mi, Remus! -lloró, y también el licántropo.
-Murieron. Ya no están. No puedo hacer nada por ellos, Nova. Y tú tampoco.
Se quedó quieta en su lugar. Si hubo alguna oportunidad de reconciliación, se había muerto junto a los demás.
-Lárgate.
-¿Qué? Nova, ya basta por favor... -suplicó. Aunque sabía que no era su culpa, comenzaba a creérselo.
-No te necesito. Necesito a alguien que me crea.
-¿Cómo cuidaremos a Harry? El testamento...
-Se lo quedaron Petunia y su esposo. Ya vete, se hace tarde -lo cortó. El permaneció de pie ahí, se negaba a dejarla sola, temía a lo que ella hiciera estando sola.
-No voy a dejarte. Eres mi amiga.
-No: era tu amiga. Creí que había quedado claro.
Caminó hacia ella buscando un rastro de amistad que no era visible.- Nova... -rogó casi en un susurro. Pegándole un empujón lo alejó. -¡Cállate, Lunático! ¡Jamás quiero volver a verte! -chilló empujándolo hacia la puerta, la abrió y con un último tiro de gracia lo expulsó de su apartamento.
Él se quedó ahí un rato, escuchándola sollozar apoyada en la puerta hasta que probablemente se quedó dormida de golpe. Se marchó unos minutos después.
Ahora sí que estaba sola. Raramente se levantaba de la mesa de la cocina si no era para ir al baño, para buscar otra botella de whiskey de fuego para beberse de un trago o para buscar más cigarrillos.
Rápidamente se transformó en la rutina, y probablemente no estaría lista para dejarla en mucho, pero mucho tiempo.