POMPEIA

Por TheLittleCrazyLK

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Todavía recuerdo cuando decías: Por si un día el mundo se olvida de mi, escribo mi nombre en los arboles. Mar... Mais

PRÓLOGO
Uno
Dos
Tres
Cuatro
Cinco
Seis
Siete
Ocho
Nueve
Diez
Once
Doce
Trece
Catorce
Quince
Dieciséis
Diecisiete
Dieciocho
Diecinueve
Veintiuno
Veintidós
Veintitrés
Veinticuatro
Veinticinco
Veintiséis
Veintisiete
Veintiocho
Veintinueve
Treinta
Treintaiuno
Treintaidos
Fin
EPÍLOGO
SOUNDTRACK

Veinte

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Por TheLittleCrazyLK

El segundo mes tuvieron su primera cita oficial, o al menos eso intentaron.

No fue perfecto y tampoco planeado, simplemente fue una de esas cosas que sucede en el momento.

El inicio del día no fue tan lindo, pues apenas había llegado al trabajo y Paula y Johan ya estaban peleando

—¡No voy a ponerme ese estúpido traje de dinosaurio solo porque quieres asustar a Juanpa! —exclamó enojado Johan ya que la rubia quería hacerlo usar un traje para asustar a su amigo

—¡Ay! Vamos Johan, no seas llorón ¿Por qué no quieres? —ahora fue Paula quien hablo para quejarse

—No lo se, probablemente porque siempre que me pides ayuda para algo terminas echándome toda la culpa —explicó obvio el pelinegro

—Mentira, dime cuando te he echo algo así

—Mmm... Déjame pensar, ¡Ah! Ya se, que tal la vez que rompiste la fotografía que tenía el profesor en el salón y me pediste que fuese contigo a ponerla de nuevo en su lugar para que no se diera cuanta y no me avisaste que él ya había entrado entonces me di la vuelta y lo tenia frente a mi —contó enfadado recordando aquella vez —¡limpié baños por dos semanas!

—¡Ash! No seas dramático, solo fue una vez

—¿¡Una vez!? Que tal cuando fue él cumpleaños de Juana y dibujaste penes en los globos —exclamó levantando los brazos

—Sólo fueron un par, y ella es una aburrida

—Le escribiste "Perdedora" "Me saludas a papa pitufo, dile que llegaré tarde porque no encuentro mi Chiquitolina" "Eres como una papa, creces... Pero pa'bajo" "Te gustan como Johan, bien pendejos" "Tus nalgas son como el titanic... Hundidas", ¿Cómo demonios no esperabas que se enojara?

—Pues porque solo fue una vez

—Le rayaste en la cara "Pateame las nalagas" y después dijiste que primero las irías a buscar

Daniela reía divertida ante todo, sus amigos eran muy graciosos, aunque Paula aveces era muy molesta.

—Yo que culpa, exageras todo

—!!En la maldita graduación gritaste Soy libre Putos!!

—Fue divertido, admitelo

La castaña no podía dejar de reír, no sabía como es que aguantaba a este par de tontos

—¿De que te ríes street? Yo no escribí "Boy" en un formato porque estaba de babosa viendo a María José —argumentó Paula haciéndola ahogarse mientras reía

—Al menos a mi no me regañaron por escribir "sexo: 5 veces a la semana, 3 veces por día" en la maldita hoja de registro —atacó dejando a Pau sorprendida

—¿Tu también street? No puedo creerlo, me voy. Adiós, no me busquen —dijo dramáticamente Paula colocando su mano sobre su pecho fingiendo indignación mientras daba la vuelta y se iba

La rubia dio media vuelta y se fue, cada uno hizo lo que le tocaba pues ya no tenían tiempo para seguir peleando.

(...)

Ese día María José no la había ido a visitar, le escribió algunos mensajes preguntándole como estaba pero no recibió ninguna respuesta, pero estaba demasiado ocupada cuidando de los pequeños que no tubo tiempo de ponerse paranoica ni de preocuparse.

La chica llego cuando Daniela terminaba de guardar sus cosas, le dolían las piernas de tanto caminar y la espalda por estar sentada escribiendo en el computador, pero todo esto pareció desaparecer cuando la pelinegra entró a saludarla y la besó, probablemente un poco emocionada pero en ese momento nada de eso importaba, no existía nada más, solo ellas dos.

Una vez que se separaron del beso pudo ver bien a María José, se notaba un poco emocionada, bueno tal vez mucho.

—¿Haz tomado algo antes de venir? —pregunto con delicadeza —No te vez como siempre

—¿Qué? No, claro que no... Bueno si, una lechita de fresa pero nada mas —dudó un poco antes de contestar alegremente

—Te vez bastante emocionada —rió al ver que la pelinegra daba pequeños saltos

—Mmm... Pues, lo estoy, sí, un poquito —habló con voz de bebé mientras entrecerraba sus ojos y hacían un movimiento con su mano

—¿Por qué? —preguntó mientras reía, la chica se veía realmente tierna

En ese momento para sus saltos en seco y su sonrisa se borro de su rostro haciendo que Daniela se preocupara

—No me acuerdo —dijo antes de soltar una sonora carcajada, el aire que le había echo falta a Daniela por fin regresaba a sus pulmones —¿Quieres ir a comer?

—Sí —la sonrisa que se formo en sus labios era gigantesca

—Entonces ¿Qué estamos esperando? Vamos —dijo tomando su mano para llevarla hasta su auto

Una vez dentro del carro arrancaron, Daniela no sabía exactamente a que lugar irían, dejaría que la pelinegra la sorprendiese, siempre lo hacía, parecía ser una caja llena de sorpresas.

Lastima que no todas fuesen buenas.

La ojiverde parecía bastante concentrada en el camino, sus ojos no se apartaban de la acera a menos que fuese para mirar a la castaña, estaba realmente feliz, y María José le tomó la mano, aunque no pudo evitar ver la venda que cubría su mano. Siempre lo hacía, le incomodaban un poco pero la chica no le permitía hacer nada.

Fueron a comer al mismo café de siempre, se sentaron en una mesa de los alrededores del lugar, a María José ya no parecía importarle la mesa central, ahora lo único que le importaba era estar cerca de la castaña. Cuando llego la comida la peliengra recibió algunos mensajes los cuales no tardó en contestar, no le gustaba que la molestasen estando con Daniela.

—¿Quieres salir conmigo en la tarde? Iremos al lago —pregunto tomándole la mano y acariciando el dorso de esta

—¿Es una cita?

—Pues... Algo así, Paula va a venir, dice que no tiene nada que hacer. Pero no me gusta estar sola con ella, es rara

—¡Ja! Aja, sólo Paula

—Boba —contestó con dulzura

Una gran idea vino a su mente

—¿Puedo llevar a mi hermana?

—Claro, espero que sea igual de divertida que tu —dijo tocándole la punta de la nariz

—Lo es

(...)

Cuando las cuatro chicas; Paula, Daniela, María José y Juliana llegaron al parque por la tarde, la pelinegra no se veía muy contenta con que su amiga fuese.

—¡Paula deja en paz a ese pato! No quiero que la hermana de mi novia piense que tengo una amiga loca —gritó a la rubia, parecía desesperada

—Calmate pricipa azul, al menos sabrá que tienen una amiga muy sexy —contesto Paula mientras trataba de alcanzar a un pato

La expresiones de María José cambiaron radicalmente, su rostro se volvió serio

—No me llames así, solo Jeremy lo hacia —su tono de voz era frío e intimidante —Y él esta muerto

Aún así la rubia pareció ignorarla

—¡Ush! Relajate pelinegra culona —se burló y rodó los ojos —Lo sé, también lo están mi abuelo, mi padre y mi sobrino, y nosotros igual lo estaremos algún día. Ahora relajate y quita esa cara, te van a salir arrugas

Aquellas palabras le habían dolido y Daniela lo sabía, pero disfrazó sus sentimientos con su expresión seria

—Maldita loca —rodó los ojos

—¡Ay Lo sé!, gracias amiga, gracias —contestó con una enorme sonrisa de orgullo

La castaña simplemente suspiró.

Al parecer Daniela esta rodeada de gente... Un tanto peculiar.

Cansada de aquella discusión decidió ir a sentarse en el pasto junto a su novia, se acercó cautelosamente tratando de asustar a la pelinegra, pero gracias a sus nada sigilosos movimientos pisó una ramita causando ruido.

Como siempre, la pelinegra pareció darse cuanta de su presencia pero aún así no volteo.

Daniela se acerco hasta abrazarla por la espalda y enterrar su cabeza en su cuello, ella respondió con su característica risa de bebé para después girar su cabeza y besar su mejilla.

—Te escuché —le dijo la ojiverde dándose la vuelta para abrazarla, gesto que Daniela acepto sin dudar —Enserio que el ser silenciosa no es para nada lo tuyo. Linda playera por cierto

De las veces que la castaña se había quedado a dormir en casa de María José, que no habían sido mas que una o dos, había tomado una camiseta que le encanto, y la pelinegra no dudo en obsequiarsela

Aquella prenda le fascinaba, no solo por el estampado de Taylor Swift, sino porque era muy cómoda y le hacía recordar su infancia, en donde todo era color de rosa, a ella y su hermana les encantaba escuchar a Taylor mientras ayudaban a su madre en la cocina. Pero lo que volvía aún más especial esa playera es que tenía él olor de María José, aquel perfume tan peculiar que le encantaba.

—Sí, es muy linda. Gracias por dármela —habló estirando un poco la playera para verla mejor

—De nada, lo que sea para mi hermosa novia, me gusta observarte usando mi ropa, pero preferiría ver otras cosas de ti

—¿Otras cosas? —arqueó una ceja

—Sabes de lo que hablo, frutica —susurró sensualmente en su oído —Me gustaría poder sentirte totalmente y obtener una mejor y mas completa imagen de ti, completar mi mapa de tu cuerpo, pero lamento decirte que ahí viene una idiota

Por supuesto, y como de costumbre Paula se acercaba para interrumpirlas

—¡Oye! Poché, sabes que te vez como una idiota viendo a Calle, si no cierras tu boquita se te va a escurrir la baba ¿No te da pena?

—No —sonrió orgullosa —Tu si te veías como una idiota mientras llorabas por Pipe

—¿Es enserio? ¡Vamos pochas! Debes tener algo mejor, eso paso hace mucho...

—Pero todavía te duele

Daniela golpeo ligeramente su brazo. No le gustaba que jugarán así.

Juliana quien había estado sentada apartada de todas ellas mirando atentamente el lago durante todo el tiempo, se acercó lentamente hasta ellas cuando Daniela la llamó

—Poché, ella es Juliana mi hermana mayor, Juli ella es...

—La mujer más increíblemente atractiva y sexy que ha visto en su vida —completó la pelinegra con una gran sonrisa arrogante antes de extender su mano para estrecharla con la otra chica quien al instante la tomó. Juliana solo rió de la pelinegra

—Poché, marika te tiraste él momento —se quejó Daniela entre risas

—apuesto a que no solo se quería tirar el momento —dijo juguetonamente Paula moviendo de arriba a abajo sus cejas

—ignora a la aguafiestas de tu hermana y a la idiota de Paula, Juli ¿Calle te ha hablado de mi? —era todo un placer verla interactuar con su hermana, así que no había forma de que las constantes bromas de la pelinegra la molestasen— Ella me ha hablado mucho de ti —susurró buscando que todo fuese un secreto entre ambas

Juli asintió divertida, en menos de diez minutos María José ya le había caído bien.

—Sí, siempre que hablamos por teléfono me cuenta sobre ti

—¿A si? ¿Y qué es lo que te ha dicho sobre mi?

—Me dijo que eras muy bonita y divertida

—Mmm... Ya me lo esperaba, me lo dicen muy seguido —se sonrojó ligeramente lo cual la delató —Tu que opinas Juli, ¿Crees que soy linda y divertida?

—jajajaj, sí

—Tu hermana sabe reconocer las cosas buenas

—Por favor, Poché, cierra la boca

María José sólo rió ante aquello y sonrió arrogante a su novia quien rodó los ojos divertida.

Pero María José se veía muy animada, Daniela hubiese dado lo que sea por verla así siempre.

—Tu novia me cae bien Dani —dijo Jauli divertida por todo —igual tu amiga la loca

Paula rió ante aquello

—También me agrada tu hermana la boba, y este ente de aquí. Creo que compartimos opiniones —se burló la rubia

María José le habría dado un manotazo si Daniela no se lo hubiese impedido.

—¿Piensas hacerle daño a Dani? —preguntó dudosa Jualiana, sus ojos transmitían inocencia y preocupación, la mirada de María José se asemejaba a aquello. Ambas tenían un tipo de pureza que no todos veían con facilidad

—¿Hacerle daño? Claro que no, ¡Ni loca haría eso! —dijo alzando los brazos en forma de paz

—Eso espero, ella se ve tan feliz —explicó con una sonrisa

—Me gusta verla sonreír

—Pues eso no siempre fue así

—¿Por qué? —preguntó curiosa la pelinegra

—Nada importante, eso es pasado ahora —contestó calmadamente la castaña

Aunque María José quería saber más de eso simplemente dejó el tema de lado.

—¡Exacto! ¡Eso es! —exclamó una sorprendida y maravillada Paula desde el pasto mientras intentaba sentarse —Dani deja que todo fluya, deja sus problemas de lado. Arroja todo al lago para que la corriente se lo lleve, deja el pasado atrás y sigue adelante, deberías ser como ella Poché, aprende de ella.

—Cállate —se escuchaba bastante enojada —deja de decir estupideces, ¿Estas drogada o qué?

—Mmm... Tal vez, sí, puede ser

—¡Paula te dije que...!

—Cállate. Tus malas vibras arruinaran mi aura

Daniela suspiró pesadamente, sin duda su vida estaba llena de personas extrañas, y ahora que había conocido más personas le costas saber quien estaba más loco, trataba de ignorar la discusión que tenían su amiga y su novia.

—Frutica, es mejor que nos vayamos a sentar en una banca aquí frente al lago. Deja a Paula, esta loca, es mejor que se quede aquí... Meditando —sugirió la pelinegra mientras ayudaba a su novia a ponerse de pie —Mi artista favorita solía sentarse frente al lago a pensar —contó mientras tomaban asiento en una banca, seguidas por Juliana quien solo miraba el lago con gran detenimiento.

—¿Quién? ¿Lara Kler? —quiso saber

—Mmm... Ella era una grandiosa escritora, pero no es mi artista favorita

—¿Entonces quién?

—Yo

(...)

Daniela dormía pacíficamente con la cabeza sobre las piernas de la pelinegra mientras esta le hacía pequeñas caricias y jugaba con su cabello, Paula hacía lloga tranquilamente sobre un tapete, mientras que Juliana observaba con una enorme sonrisa a su hermana junto a su novia tratando de descifrar como es que ella pudo haber terminado relacionada con alguien tan loca y peculiar como lo era María José.

—Calle no era feliz cuando estaban en Medellín ¿Cierto? —preguntó María Jose en un susurro a Juliana, para no despertar a la castaña

Daniela se preguntaba si María José al menos se imaginaba que sólo tenía los ojos cerrados para recibir sus suaves caricias en el cabello.

—No, ella estaba bastante deprimida después de lo que pasó con nuestros padres —Detuvo por unos momentos sus suaves movimientos, pero después siguió con sus caricias

—¿Qué tanto? —se escuchaba preocupada

—Bastante, ¿Sabes? Hubo un tiempo en el que no salía de su habitación, no hablaba con nadie ni siquiera conmigo, ella solía tener muchos amigos pero después de lo ocurrido dejó de salir con ellos, incluso dejo de hablarles, solo salía de casa para ir a la escuela, un día intente hablar con ella, hice que me escuchara, que dejase de ignorarme y le pedí que por favor dejará de deprimirse porque eso no la estaba llevando a ningún lado. Yo trataba de ser fuerte por ella, no sabe que todas las noches lloraba y suplicaba porque todo fuese un sueño, pero con el tiempo simplemente seguí adelante, cuando ella decidió hacerme caso volvió a hablar, ya no era la de antes, pero al menos hablaba.

—Debió ser difícil para ambas

—Sí, mucho, lo único malo es que gracias a mi trabajo que absorbe casi todo mi tiempo no pude ayudarla, ella siempre tenía una enorme sonrisa en su rostro, pero yo sabía que estaba fingiendo —contó tranquilamente, a Daniela no le dolía ya, de echo era algo que había dejado atrás y prefería no recordarlo —cuando llegamos aquí le pedí que olvidará todo eso, y lo hizo, pero no todo estaba curado, algo en ella se había roto. Trató de volver a hacer su vida, le pedí que lo hiciera, salió con algunos chicos pero el último fue el peor

—¿Por qué?

—La lastimo mucho, solamente la usaba para llamar la atención, no debes preocuparte por él, esta en el pasado, pero después de eso ella dejó de confiar en las personas.

—¿Ella lo amó?

—Claro que no —contestó con una ligera risa, la pelinegra no entendía el motivo de aquello —ellos vivían en una relación tóxica con sentimientos erróneos

—¿Erróneos?

—Sí, verás, el amor se crea con; tiempo, experiencia y paciencia, todo eso es lo que le ayuda a formarse —Daniela escuchaba todo atentamente, su hermana no había tenido ninguna relación pero sabía mucho de corazones —El amor duele. El amor te hace sufrir, Poché —La castaña sintió el momento en que María José se tensó al igual que sintió cuando la tomó de la mano—...Ella no sabía que el punto de amar a alguien no es llorar por esa persona, ni sufrir por ella, sino llorar juntos, sufrir los dos

María José no dijo nada, simplemente se quedo callada mientras que Daniela intentaba no llorar.

Sabia que ambas pensaban en lo mismo, pensaban en heridas, decepciones, corazones rotos, lágrimas. Sabia que ambas pensaban en lo mucho que la castaña se preocupaba cuando veía una venda en sus manos, en lo triste que la ponía escuchar sus historias pasadas.

—Poché, ¿Dónde quedaron tus gafas obscuras y tu chaqueta? por lo que me dijo mi hermana te gustaba mucho usarlos —Juliana trato de ser cautelosa

—En mi casa, los he dejado en mi closet, en donde antes me ocultaba yo —trató de bromear pero fue inútil, nadie rió ni siquiera ella

—¿Por qué los haz dejado?

—No sé, sólo... Sentí que algo era distinto, no quise seguir usándolos

Y en medio de un susurro, Juliana hizo la pregunta que Daniela jamás se había atrevido a hacer, aquella que la consumía

—¿Estás cambiando por ella? —fue cautelosa y suave al preguntar

—No —negó de inmediato —Lo estoy haciendo por mi

Daniela ya no sabía como tomar aquellas palabras, o si al menos las creería

—¿Esas heridas en tus manos también son un cambio que estas haciendo por ti? —su tono de voz era suave y gentil

—No... Juli, eso es algo de lo que no quiero hablar

—Pero debes hacerlo, tienes que hacerlo

—¿Por qué?

—¡Como que porque! ¡María José debes de, porque...! —salto del asiento y elevó la voz

Pero la pelinegra la interrumpio.

—Juli, por favor despertarás a tu hermana

La chica simplemente se sentó y no dijo nada, dejo de insistir, se rindió tal y como lo hacía Daniela cada vez que intentaba tocar el tema.

Ella no quería escuchar, se negaba a hacerlo.

—¿La amas, Poché?

Daniela contuvo un sollozo que desde ya hace algún rato amenazaba con salir de sus labios, no esperaba enfrentar algo así el día de hoy. Pero aún así su corazón latía desenfrenadamente en espera de su tan anhelada respuesta.

Las caricias en su cabello regresaron una vez que sus manos se desligaron, eran suaves y delicadas como la danza que hacían las hojas de un árbol una vez que llega el otoño y estas comienzan a caer. Cada movimiento se sentía como una pieza más unida con delicadeza a la estructura en que su piel se había convertido y así, poco a poco, se fue convirtiendo en una hermosa edificación que ni la más bella maravilla del mundo habría podido igualar.

En ese gesto había locura, sufrimiento, pureza, delicades, tristeza, había miles de sentimientos encontrados que juntos formaban un torbellino de sensaciones y emociones, se sentían como la mejor de las drogas, recorría su sangre y hacían que su piel se erizará con el simple tacto.

Entonces María José contestó, contestó con la sinceridad que Daniela necesitaba.

—La amo tanto.... Que me da miedo

.

Lo prometido es deuda, les dije que actualizaría más seguido y aquí esta, tal y como lo había dicho.

—Lara—

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