Connor
Era tanta la confusión y miedo que habitaba en mi cabeza agobiando cada pensamiento de mi ser, como una señal de que debía defenderme.
CRASH
Pero la desgarradora verdad me decía que lo mejor...
CRASH
...era guardar silencio y sucumbir ante el miedo.
CRASH
Los estruendos delataban la voz de cualquier desertor que intentara decir una simple palabra...
CRASH
...o un murmullo...
CRASH
...O lo que fuese...
Por alguna razón quien nos tuviese aquí se había asegurado de que no pudiésemos hablar o movernos, como sí el único derecho que tuviésemos fuese el permanecer en silencio, igual que los simples Imperfectos que eramos.
Débiles e in valorados, como las sucias ratas de alcantarilla que corrían por las calles gozando de su único privilegio.
Permanecer con vida.
Y no quería perderle.
CRASH
Era lo único que tenía.
"Recuerda Connor" me repetía a mi mismo "Esto es solo un sueño... una fantasía" siguiendo mis instintos primarios "nada de esto es real" como un intento de escape de cualquier cosa.
Esta no podía ser mi realidad.
CRASH
Pero lo era.
Los disparos sonaban repetitiva mente y mi mente estaba al borde de un colapso.
Era lógico que los Imperfectos no morían, pero sentían todas las sensaciones, como sí algo o alguien quisiera verlos sufrir, pero la verdadera pregunta no era saber por qué sino cuanto tiempo iría a durar, "años o solo...".
—¡Ah! —...minutos— ¿Eh?.
Un simple cambio de pagina.
En un segundo esas misteriosas luces estaban ante nosotros, obligándonos a mantenernos en silencio y al siguiente solo desaparecieron, como sí nada hubiera pasado.
¿Qué rayos había sucedido?
¿Acaso solo querían asustarnos?
¿O mataron a un Imperfecto como consecuencia a esos estruendos?
¡No podía ser cierto!
¡...oh quizás sí!
Los Imperfectos no teníamos derechos.
Tuve que permanecer silencio e imaginar que la luz solo se había ido por unos minutos, como una trampa que nos atrajera hacía la tortura segura, pero mi intuición me decía que tal vez ya no iba a ser necesario tener más miedo.
Por ahora.
Dediqué un minuto de mi tiempo a imaginar que estaba solo, como sí en un solo segundo todo lo que creía saber de mi mismo era falso, al igual que esas estúpidas historias que rondaban entre nosotros, de los tiempos en que existía una pagina llamada Youtube, la cual contaba relatos raros como la gran mentira de que vivíamos dentro de una simulación.
Solo podía ser mentira ya que de lo contrario uno no iría a sentir el dolor que vivía diariamente en un mundo frio...
Crack
...como el instante en que mi cuerpo se recuperó.
—Ahhh —igual que un simple despertar.
Volví a tener control sobre mi.
Sentí mis manos dolidas y los pies me ardían, igual que como sí estuviese pisando un mar de lava.
—¡AUCH! —y no fui el único.
Los otros miembros comenzaron a despertar del efecto que nos mantuvo presos.
—Dios mio —sentir las piernas de nuevo era grandioso—¿Qué esta pasando? —pero nadie pudo pasar por alto el hecho de que seguíamos atrapados en medio de la oscuridad.
Era obvio que todavía nos encontrábamos bajo vigilancia, pero no podíamos comprobar sí había algún guardia cerca de nosotros porque no se podía ver nada más que oscuridad.
Shane
—¡Ya es hora! —el torneo de la vida estaba a punto de dar su inicio.
Mireya Arnowin se veía entusiasmada por poner en marcha sus apuestas, al igual que cada miembro que tenía su mirada fija en el domo.
Yo solamente mantuve mirando las fotografías de los diez miembros por los que había apostado, a través de la tablet que tenía en mis manos. A simple vista todos los parecían iguales, solo que con algunas diferencias; algunos tenían cicatrices, otros barba o cabello largo y ninguno poseía rasgos de envejecimiento, como sí no hubiesen tenido la oportunidad de superar los 24 años.
—Vas a ver —me decía mi madre— una vez que los ganes te será facíl saber lo que quieres hacer con ellos —al creer que estaba entusiasmada.
"¡Rayos Shane!" Me decía a mi misma "¡Por qué no gritas lo que sientes!"
Estaba a punto de ver a un grupo de Imperfectos ser asesinados por miembros de su mismo sexo que creían estar en un estúpido juego de computadora y lo único que a mi madre se le pudo ocurrir decirme es que hacer con los Imperfectos que ganara ya que se irían a convertir en mis esclavos.
¿Qué sentido tendría ser una dueña?.
Los Imperfectos solían odiar a sus dueñas, porque los arrebataron su libertad.
Una tradición a la que yo no me sentía capaz de poder continuar porque yo no era como ellas.
Yo no era una asesina.
Mi madre en cambio sí podía ya que para ella los Imperfectos solo eran un reflejo de todo lo que la humanidad perdió durante sus tiempos de injusticia, como la paz o la dignidad
Riley, en cambio los veía como esclavos.
Seres sin dignidad obligados a servir...
—¡Te dije que lo quería frio! —a las crueles bestias que de solo verlas me hacían sentir el deseo de vomitar sobre su cara —¡Acaso no escuchas lo que se te dice!.
Y no era la única que pensaba así.
El Imperfecto, que estuvo a cargo de servirle a Riley un trago, tuvo que guardar silencio al ver que su dueña estaba molesta.
—¡Te dije que me trajeras una bebida fría! ¡Esto esta caliente!
—Disculpe, señorita.
—No vale la pena, el daño ya estaba hecho —y eso fue una perfecta señal...
Bang
...para darle fin a su vida.
—Riley —y Mireya no parecía complacida— ¿Qué te he dicho?
—Lo siento, madre. Pero sabes lo que ocurre cuando estos tontos no saben acatar una simple orden.
—Pero no sobre el piso, amor. Vas a manchar tu vestido.
—Tienes razón madre.
—Sabes que siempre la tengo.
Su gusto por maltratar Imperfectos era algo que tenía en común con su madre.
Mireya veía un cuerpo caído y a un grupo de guardias con la obligación de recogerlo, como un recordatorio de las cosas que para ella eran importantes, como su ropa o el tiempo.
—Debió ser un perdedor —dijo mi madre— Esos Imperfectos no saben hacer nada bien.
—Lo sé —dije al no tener otra elección.
El Imperfecto había perdido su vida y yo tuve que quedarme callada en el momento que la primera campana que daba inicio a la apertura sonó.
Las grandes paredes que cubrían el domo comenzaron a ocultarse, dándole muestra a la imagen de los Imperfectos que habían sido seleccionados.
—No puede ser —Mi madre estaba entusiasmada.
—Son adorables —y Mireya Arnowin la secundaba— Oye Marron dime a cuantos de tus selectos vez.
—Creo que dos. Un tal Josh y otro que se llama Trevon...
—Trevor —respondí.
—Es igual, como quiera sí sobrevive ya voy a tener quien me pueda lavar la ropa.
—Pero ya tenemos a alguien. Tim.
—Tim era un inútil, Shane. Por eso tuve que eliminarlo.
—¿Lo eliminaste?
—Tuve que hacerlo. O ¿Acaso no tienes idea de cómo dejaba la ropa?
—Madre.
—Mis vestidos estaban repletos de arrugas.
—Pero solo fueron errores.
—Los errores no son dignos para un miembro del Sexo Perfecto
—Ellos son Imperfectos.
—Y por eso sus vidas no valen nada Shane. —odiaba que dijera eso— ademas tú no tienes por qué poner palabras en mi boca. Recuerda que eres un miembro del Sexo Perfecto y debes dar honra.
—Sí, madre.