Las cosas no pueden desequilibrarse simplemente como así.
Ahí está.
Te chupas el dedo sin saber en qué momento adoptaste el hábito, una vez que te culpas te lo vuelves a chupar. Y ahí es cuando te das cuenta que en realidad no te importa mientras obtengas esa dulce y mísera autocompasión.
Y entonces sabes que darías todo ese benigno placer, por tan sólo una bolsa de plástico que contenga algo que te importe.
Ni hurgando en las antiguas hojas sacias tu sed de entender qué buscas.
Tal vez pronto mueras junto con esa sensación.
Pero ya en serio. ¿Qué buscas?
No lo sabes y lloras por no saberlo.
¿Será que las cosas para ti no funcionan?
Me gustaría que te conocieras, pero lo más seguro es que desees alejarte de aquella persona que se llama y habla como tú.
No te equivoques.
Eres digna de vivir.