Mi Mejor Error #MME2

Von eneate

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Segunda parte de la trilogía MME A veces, un pequeño fallo te causa un gran problema y otras veces el problem... Mehr

ACLARACIONES
CAPÍTULO 2
CAPÍTULO 3
CAPÍTULO 4
CAPÍTULO 5
CAPÍTULO 6
CAPÍTULO 7
CAPÍTULO 8
CAPÍTULO 9
CAPÍTULO 10
CAPÍTULO 11
CAPÍTULO 12
CAPÍTULO 13
CAPÍTULO 14
CAPÍTULO 15
CAPÍTULO 16
CAPITULO 17
CAPÍTULO 18
CAPÍTULO 19
CAPÍTULO 20
CAPÍTULO 21
CAPÍTULO 22
CAPÍTULO 23
CAPÍTULO 24
CAPÍTULO 25
CAPÍTULO 26
CAPÍTULO 27
CAPÍTULO 28
CAPÍTULO 29
CAPÍTULO 30
CAPÍTULO 31
CAPÍTULO 32
CAPITULO 33
CAPITULO 34
CAPÍTULO 35
CAPÍTULO 36
CAPÍTULO 37
AVISO IMPORTANTE
CAPÍTULO 38. FINAL
¡SORPRESA!
MI MEJOR ENEMIGO #MME3

CAPÍTULO 1

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Von eneate

– Mamá – me dijo Val – ¿Podemos ir a la playa?

– Si hija, estamos yendo hacia allí – contesté divertida.

– ¿Y va a estar Thomas? – preguntó de nuevo jugando con sus pequeños dedos.

– Valeria, querida. Llevas preguntando lo mismo media hora – dijo Nick con la vista al frente.

– Es que soy como Dori.

– ¡Dori! – miré a mi hija emocionada –
Sigue nadando, sigue nadando... – cantamos al unísono.

Más infantil no podía ser.

Era un viaje de tres horas. Esperaba que hubiera valido la pena.

Tras unos minutos divisamos el mar.

– Hemos llegado – dijo Nick bajándose del coche. Después bajó a Val.

– Cariño. ¡NO TENGO COBERTURA! – me gritó Emma nada más bajar del coche.

– Tampoco te iba a hacer falta – le contesté riendo.

– ¡Eh! – dijo y yo le saqué la lengua.

Caminamos y una vez en la arena, nos asentamos.

– ¡Thomas! – todos miramos a mi hija – ¡Entiérrame! – esta abrió los brazos en forma de cruz.

Reí.

– ¡Papá! – llamó a Lucas – ¡La pala! Hay mucho trabajo que hacer – dijo poniendo sus pequeñas manos en la cintura.

– ¡Oyé! No estoy gorda – habló mi hija cruzándose de brazos.

– No Val. En eso has salido a mi – dije señalándome.

– Lena. No te mientas. Eres una foca andante – contestó Nick. Yo en respuesta le enseñé el dedo del medio.

El sonrió de lado.

– Sabes que te amo más que a nada – dijo mi marido cogiéndome de la mano.

– ¿Más que a mi? – habló Lucas ofendido – Okay baby. Lo nuestro se acabó – fingió estar ofendido.

– Lo siento, amor mío. Pero mi corazón ya tiene dueña – dijo Nick mirándome.

Sonreí y le besé.

– ¡Puaj! – se quejó Val – ¡Qué asco!

– Da asco, tia Lena – dijo Thomas.

– Ya me reiré de vosotros cuando seáis mayores – dije riéndome.

– ¡Yo no haré eso! – habló mi hija.

– ¿Qué no? – preguntó Nick.

– ¡Y yo tampoco! – dijo mi sobrino.

– Os recordaré este día – intervino Emma.

– ¡Vale! – gritaron ambos niños a la vez.

– Bien – Lucas se puso de pie – ¿Quién se viene al agua?

– ¡Yo! – Val y Thomas saltaron.

Nos acercamos al agua. Nick y Lucas se tiraron de cabeza y yo me quedé en la orilla junto con Emma y los niños. Nick vino hacia mi y me cogió en brazos. Dejé pasar lo frío que estaba porque de alguna manera me transmitía un calor que reconfortaba.

– Te quiero – dije y le volví a besar.

– Yo más – dijo y finalmente me tiró al agua.

***

– Buenos días, princesa – dijo Nick dándome besos por toda la cara.

– Nick, eso ya está muy visto – pasé una mano por su pelo.

– Pero cuando lo digo yo es especial, ¿o no? – reí.

– Claro que si, amor – contesté y le besé los labios.

Después me levanté y fui al baño. Me miré al espejo. Tenía unas ojeras que difícilmente podría ocultaras y la cara muy blanca. Además no me encontraba muy bien.

Necesitaba un descanso de todo.

Me di una ducha y me vestí un poco elegante. Iríamos a comer con mi madre y Alan. Tenían algo que contarnos.

Suerte que Emma estaba con Val. Mi hija no aguanta 2 segundos quieta. No puedo llevarla a restaurantes si no quiero que nos saquen a patadas de allí. Solo la puedo llevar al Burger King.

– ¿Estás cariño? – preguntó Nick sacándome de mis pensamientos.

– Si – dije cogiendo el bolso y saliendo de casa.

Llegamos al restaurante y al momento vi a mi madre con su pelo rubio oxigenado recogido en un coleta baja. Nos sentamos junto a ellos y comenzamos a conversar. Enseguida vino la comida.

– Bueno... ¿Y qué querías decirnos? – pregunté mirando a mi madre.

Miró a Alan. Tras unos segundos decidió hablar.

– Tenemos que irnos por un tiempo.

– ¿Cuanto tiempo? – pregunté rápido.

– Bastante.

– ¿Y a dónde? – preguntó Nick.

– No podemos decíroslo.

– ¿Enserio? ¿Ahora que tengo una vida estable te quieres ir? – dije manteniendo el tono de voz.

– Lena, son temas importantes – dijo firme – Se trata de tu seguridad.

– ¿De mi qué?

Esto tiene que ser una broma.

– Soy lo suficientemente mayor para ocuparme de eso yo misma. No quiero ni necesito que vosotros os molestéis en ello.

– Por favor, Lena – habló Alan – Si supieras la razón por la que lo hacemos no reaccionarías así.

– Pues haber. Dime la razón – dije posando mis brazos cruzados encima de la mesa.

Noté como una mano se posó en mi muslo apretándolo suavemente. Miré a Nick y él me atravesó dulcemente con sus ojos verdes. Solté un suspiro y me tranquilicé.

– Volveremos dentro de unos meses – dijo mi madre.

La miré sin ninguna expresión en la cara. El resto de la comida fue silenciosa. Llegó la hora de irse. Le di un corto abrazo a mi madre como despedida.

Antes de salir del local, oí una frase que intercambió mi madre con Nick.

– Cuídala, eres el único que puede protegerla.

Esto era muy raro. ¿Protegerme de que? ¿De quien? El peligro ha pasado hace ya 8 años. Imposible que vuelvan.

Una vez que Nick llegó a mi altura salimos del restaurante y nos subimos al coche. Nos dirigimos a casa de Emma y Lucas a buscar a Val. El camino fue silencioso, a veces, interrumpido por la música de la radio.

Cuando llegamos, entramos al piso. Nada mas entrar por la puerta, mi hija saltó a mis brazos.

– ¡Mami! – dijo dándome un abrazo.

– Hola amor mío. ¿Te has divertido? – pregunté dándole un beso en su pequeña mejilla.

– ¡Si! – respondió emocionada. La bajé para que volviera a correr.

Saludé a Emma y a Lucas. Thomas vino hacia mi.

– Hola tía Lena.

– Hola Thomas – me agaché y le di un abrazo – Estás más guapo que ayer – dije revolviéndole el pelo y él rió.

– Nosotros nos vamos al bar de en frente – dijo Lucas levantándose – Cualquier problema llamadnos.

– Tampoco vamos a quemar la casa – dijo Emma rodando los ojos. Ellos rieron. – ¿Estás bien? – me preguntó una vez que los chicos se fueron.

– Si, no es nada – dije apoyando un brazo en la mesa.

– ¿Segura? No te veo muy bien. ¿Tienes fiebre? – puso una mano en mi mente.

– No, solo tengo nauseas – dije poniendo una mano en mi abdomen – Será algo que he comido.

– Te aconsejo que vayas al médico. No tienes buena cara.

Entonces se me encendió la bombilla. No sabía si era bueno o malo. Miré con los ojos abiertos a Emma. Ella al segundo me entendió.

– No... – dijo la rubia con los ojos abiertos como platos.

– Imposible – dije recapitulando en mi mente.

Creo que Emma se había quedado sin habla.

Fui al baño corriendo y entonces me di cuenta. Me había venido. Solté un suspiro enorme.

– Falsa alarma – dije saliendo del baño – Solo un retraso.

Parece que Emma también suspiró.

– ¡Valeria! – la llamó en alto – ¿Te gustaría tener un hermanito?

Val dejó de jugar con sus muñecas para mirarnos.

Pegué a Emma en el brazo.

– ¡No! – respondió – Yo quiero una hermanita.

– ¡Yo también! – saltó Thomas.

– Hijo mío, ya tengo suficiente contigo – dijo y el chico rió.

Nos volvimos a sentar en la mesa.

– ¿Que pasaría si te volvieras a quedar embarazada? – preguntó dando un sorbo a su bebida.

– No lo sé – miré a los niños – Si ya tuve una, ¿por qué no otra? Pero no ahora. No es buen momento – hice una pausa para cambiar de tema – Mi madre se va con Alan unos meses a no sé donde. Según ellos es por mi seguridad.

Emma frunció el ceño.

– Igual te preparan una sorpresa y ponen esa excusa.

– Pues vaya excusa. Sea lo que sea no me gusta y el presentimiento no es muy bueno.

– Sabes que estaré aquí para todo. Ahora y siempre – sonrió dulcemente y la abracé.

– Gracias Emma.

♥️

¡Feliz año!

Enserio, gracias a todos vosotros he terminado el 2017 muy feliz.

Solo espero que este año que entra sea mejor que el anterior y que todos los males que os persiguen desparezcan de una vez por todas y para siempre. Solo puedo mandaros toda mi fuerza y desear que lo paséis muy bien en el 2018.

Que comencéis con un paso firme y lleno de energía.

¡Buenas suerte!🍀♥️

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