Muse (NoRen)

Od JongDinny_troller

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«Solo ver su rostro en aquella calle y los colores volvieron a mí, necesitaba retratarlo, pintarlo y sobre to... Více

Introducción
×Gigolo×
Tobillera
×El extraño×
Su día de suerte
×Condiciones×
Improviso
×Prodigio×
Terrores que salen de noche
×Desentrañando la superficie×
Nada Personal
No me lo digas, porque duele
×Mienteme×
Bajando por el muelle
×Asuntos familiares×
Los usados y los abusados
×Algo positivo×
Bittersweet
×Asuntos peligrosos×
Como atrapar un depredador
×El monstruo de mechas naranjas×
Donde hubo fuego... (1-2)
Donde hubo fuego... (2-2)
×Querido difunto×
Los juegos que nos gustan
×Ansiedad por la separación×
Eres a quien amo
×Dónde esta el corazón×
Sinceridad (1-2)
Sinceridad (2-2)
No volveré a casa sin ti
No volvere a casa sin ti 2-2
Final: Jeno
Epílogo: Vida nueva
Trabajo, trabajo, trabajo
[ESPECIAL] Escuela
[ESPECIAL] A beber...
[ESPECIAL] Nihilismo 1-2
Importante
[ESPECIAL] Mi amor y desesperación Parte 1
[ESPECIAL] Mi amor y desesperación PARTE 2
[ESPECIAL] Mi amor y desesperacion parte final
[ESPECIAL] Al final del amor
[ESPECIAL] Desde arriba

×Vacío×

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Od JongDinny_troller

- Renjun.

El melancólico pintor estaba concentrado en la libreta que tenía delante, mientras su mano izquierda trazaba lineas y sombreaba algunas partes. Apenas le prestaba atención a la voz que venía del salón, compitiendo en insistencia con el volumen de la televisión.

- ¡Renjuuun!- gritó Jeno, alzando más la voz. Estaba sentado de piernas cruzadas en el sofá, viendo cómo una familia desestructuraba se insultaba en la televisión. No quería levantarse pero, a ese paso, jamás conseguiría que le respondiera. Al final, suspiró y así lo hizo, dirigiéndose hacia la mesa del comedor donde había estado sentado desde que el rubio se había levantado- por lo visto, se había tomado la mañana libre del trabajo, aunque aún tenía clientes a los que ver por la tarde- bosquejando algo nuevo. Tomando una profunda bocanada de aire, se acercó a él y puso su barbilla sobre el hombro del joven- Renjun- suspiró dramáticamente- tengo hambre.

- ¿Ah, sí? Pues come algo- Renjun conectó unas línea y dibujó otra tosca línea entre ellas. El rubio se mordió el labio.

- ¿Comer qué? Ni siquiera puedo hacer unos huevos revueltos. ¿Sabes lo que quiero? Tortitas. ¿Puedes hacérmelas?- ninguna respuesta- Por favor. ¡Las tuyas están buenísimas! ¿Qué les echas, canela? Qué ricas. Nunca antes había probado tortitas con canela.

Renjun lo miró, irritado.

- Estás empezando a molestarme.

Jeno le devolvió la mirada, desafiante.

- Pues puedo ponerme aún peor- y, justo después, le rodeó el cuello con sus brazos y empezó a tirarse encima de él, haciendo que su peso le dificultara la tarea de dibujar- ¡Renjun! ¡Quiero tortitas!- gritó, subiéndose aún más- ¡Por favor! ¡No puedo soportar el hambre! ¡Me siento muy débil! ¡El salón está dando vueltas!

Renjun suspiró. Sí que era molesto, sí. Después del incidente con sus amigos del instituto, había decidido ignorarlo durante toda una semana como castigo, pero el rubio no le estaba poniendo las cosas fáciles. Desde aquella noche, estaba irritablemente encantador, lo que no era malo, empezando a añorar los momentos en los que estaba callado y aislado…

- ¡Aah!- al final, el peso del joven hizo que cediera y Renjun se agarró al borde de la mesa. Sin embargo, sus dedos no pudieron soportarlo mucho más y acabó cayéndose al suelo, con Jeno aún a su espalda.

- ¡Tortitas!- pataleó el otro- ¡Me muero de hambre!

- Bien. Te haré tus malditas tortitas- le cogió de las muñecas y lo apartó, liberándose de su abrazo- Pero será mejor que me supervises; tal vez añada veneno cuando tú no mires.

Jeno se sentó y sonrió, satisfecho.

- Muy bien- entonces, se levantó del suelo y lo siguió hasta la cocina. Octubre estaba empezando y le costaba asimilar que llevara allí un mes. Tal vez Renjun se estuviera cansando de él… y lo cierto era que el rubio no le ponía las cosas fáciles- Y, ¿en qué estás trabajando, si no te importa que te lo pregunte?

Huang abrió la nevera y empezó a coger los ingredientes que necesitaba.

- Una pintura al óleo- tal vez no hubiera empezado así, pero últimamente siempre la visualizaba en cada habitación en la que estaba. Seguramente, en cuanto terminase el boceto, tuviera que comprar los materiales para pasarlo a tamaño real, se vería tan bien que todo los expectadores llorarían de la emoción por la obra que tenían delante. Cerró el frigorífico y abrió uno de los cajones, de donde sacó un bol- Considérate afortunado; hay cientos de personas que morirían por saber en qué estoy trabajando.

- Entonces, ellos también necesitan una vida- comentó Jeno fríamente, sin perder de vista la mezcla de los ingredientes para controlar que no echara algo picante, con maldad- Pero todavía no has pintado si quiera tus garabatos así que, ¿cómo sabes que  se vera bien?

- Jaeno-ah; dicen que soy un genio por varios motivos y entre ellos se encuentra que tengo un ojo maestro para imaginar y recordar- dijo cuidadosamente, sin dejar de observar la leche que echaba en la mezcla- Ocurre en la calle, señalame cualquier objeto y, partiendo de ahí, sabré exactamente como dibujarlo y recordaré sus colores exactos, incluso si es la primera vez que lo veo, como memoria fotográfica.

Jeno pestañeó.

- Increíble. Yo puedo tocarme la punta de la nariz con la lengua- contestó, logrando que él suspirara y negara con la cabeza.

- Inculto. No sé ni por qué sigo teniéndote aquí- sabía exactamente por qué, pero quería ver qué contestaba el otro.

- Porque te diviertes conmigo- respondio el rubio, cruzándose de brazos y retándole a que le replicara.

En realidad, pensaba en otras cosas, pero no tenía intención de decirlas en voz alta. Era demasiado temprano como para acusarlo de querer acostarse con él y, además, no había dado muestras de querer hacerlo; no lo había tocado ni mirado ni una sola vez de manera sospechosa, lo que no hizo más que aumentar sus sospechas sobre su sexualidad. Sólo porque no tuviera nada con Haechan no significaba que no le gustara Hansol o cualquier otro inquilino de NCT, a menos que sea asexual… Renjun murmuró algo, pero evitó contestarle.

- ¿No tienes que irte a trabajar pronto?

- Dentro de una hora- dijo Jeno- y quiero ver lo que haz compuesto cuando vuelva.

Sin que él lo supiera, Jeno había estado toda la semana viendo videos de sus exposiciones  ¿Por qué no decirlo? Porque, cuando aún lo ignoraba, la única vez que habló con él fue para decirle "no" cuando le preguntó si podía verlos. No le contestó a las consiguientes dudas de por qué no, pero el rubio se imaginó que tendría que ver con el motivo que le había convertido en un ermitaño sin inspiración. Así que, nada más llegar del trabajo el lunes anterior- Renjun no había llegado todavía- puso uno de los discos en el reproductor de DVD y le dio al play.

Y sí, se había enganchado. El primer video de la pila, uno en el que sólo ponía como título 2000, ni siquiera le pareció arte. Era como si alguien hubiese cogido cada maravilloso, puro y alegre recuerdo de su infancia y lo hubiese trasladado al idioma del papel y el lápiz. Él se tumbó en el sofá, fijo sus ojos en las obras que salían una a una en la pantalla y se imaginó que formaba parte de la escena que hubiese inspirado esas obras. Eran tan inocentes, tan coloridas, tan felices. Le costaron dos horas asimilar que Renjun los había creado y con apenas seis años de edad.

El segundo video casero fue todavía mejor, si eso era posible. Reflejaba la confusión de la adolescencia, los cambios mentales y físicos que tenían lugar; los buenos momentos y también los malos, o eso le transmitían a Jeno. Aún así, se conservaba esa línea de soledad. Renjun había sido huérfano durante mucho tiempo y su deseo de formar parte de una familia se sentía en las piezas de arte. Jeno no sabía cómo sentirse; quería estar feliz pero, al mismo tiempo, estaba tan emocionado que deseaba llorar.

Y, entonces, llegó. Fue extraño reconocer en medio del vídeo al gran cuadro que estaba en la sala pero, al mismo tiempo, lo sentía lógico.
La exposición en si parecía como una sucesión de fotos, como un cuento y una escena en cada cuadro.
Entonces, el rubio tuvo que dirigirse al apartamento de Mark para conseguir alguna explicación sobre el cuadro, porque Renjun no se lo diría jamás o al menos sin confesiones de su parte, lo que quería evitar.

- ¡Oh, yo sé dónde está!- exclamó el canadiense, encendiendo su portátil.

- ¿Sabes?- Donghyuck emergió de detrás de los dos chicos, sin perder ningún detalle de lo que estaban haciendo- Creo que no va a gustarle nada saber que husmeas en su trabajo.

- Pff, no me da miedo- declaró Jeno, adueñándose del ordenador cuando Mark se hubo levantado para abrazar a su novio.

Él no pudo evitar mirarlos por encima del hombro; Mark rodeaba la cintura de Donghyuck con sus brazos, diciendo algo incomprensible en inglés, mientras el otro arqueaba las cejas, sin poder evitar que sus mejillas se sonrojaran. Sin embargo, lo que más sorprendió a Jeno no fue descubrir los roles de esos dos en la intimidad sino que fue la expresión de Mark; el joven canadiense miraba a su novio con tanto amor y devoción que hizo que su corazón ardiera. ¿Cuánto me llevará, pensó, sentir lo mismo que él, por alguien? Entonces, recordó que Haechan no era más que un cabrón infiel y desvergonzado, que hacía que Mark se comportara como un idiota.

Volviéndose hacia el ordenador, Jeno encontró la mejor explicacion de la obra. Era… deprimente, cuanto menos. La historia se centraba en una campesina, quien había tenido una vida de desdichas, vivía en un país que llevaba muchos años invadido por un demonio. Después de conocerlo descubrió que deseaba volver a ser humano, así que decidió buscar el Agua de la Vida para devolverle a su estado inicial. Sin embargo, cuando estaba de viaje, los soldados del ejército secuestraron y asesinaron al demonio. La campesina regresó a su país y se encontró al demonio muerto aunque, presa de la angustia, le dio el Agua de la Vida…

- Pero el final- le dijo Mark- es… ¿cómo se dice?... ¿abierto?- frunció el ceño- El público es quien decide si el demonio vuelve a ser humano de nuevo o no.

Según lo que le dijeron él y Haechan, el sentimiento de la pintura en la que la campesina se encuentra al demonio muerto no sólo había emocionado a todo el que lo viera, sino que, además, había conseguido muy buenas críticas. Entonces, Jeno regresó al apartamento de Renjun, donde volvio ver el video, recordando la nítida explicación. Finalmente, no pudo evitar echarse a llorar.

Por fin había entendido por qué Doyoung y Mark le habían dado tanta importancia al hecho de que Renjun le hubiera compuesto aquello. Por eso, el joven había dudado ver los últimos videos guardados, aunque finalmente lo hizo. Las primeras piezas parecían incluso optimistas, pero las siguientes ni siquiera lo intentaron; es como si todo las pinturas representaran una bajada lenta por la ruta de la desesperación y la angustia desde el punto en el que la esperanza desapareciese.

El último CD le dio miedo. Todas las obras que mostraban eran violentas y cargadas de furia, como si Renjun se hubiese vuelto loco y quisiese que todo el mundo lo supiera. Eran frenéticas y sádicas y Jeno pudo incluso imaginarse a Renjun caminando alrededor del lienzo frente a él, intentando decidir cómo castigarlo por lo que fuera que le estuviese ocurriendo.

No hubo promesa de retorno ni destello de optimismo al final. La última pintura fue un descenso hacia la oscuridad, el vacío, la melancolía. Mientras él se perdía en el olvido, todos se darían cuenta de que así era. Exacto. No volvería nunca más.

Cinco años en blanco… pensó Jeno, cortando las tortitas en triángulos y mirando de reojo a Renjun, sentado en frente suyo y garabateando algo en sus libreta. Aunque le había mostrado una perfecta y larga metáfora para explicarle por lo que había pasado, fue cuando vio su arte cuando realmente se dio cuenta de todo. Al menos, el rubio comprendió que no era, en absoluto, un engreído; no le preocupaba la fama ni lo más mínimo.

•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°°•°•°•°•°•°•°

- ¿Una fiesta de Halloween?- Yuta salió de la oficina para hacer la ruta diaria, preguntando a los clientes si estaban satisfechos con la comida y el trato, antes de cotillear con Jeno- ¿Dónde?

- En NCT, ese gran bloque de apartamentos que hay no muy lejos de aquí- Jeno sonrió a su amable jefe. Taeyong le había comentado lo de la fiesta, después de verlo pegando carteles sobre ese tema- Será el día 31, claro. ¿Quieres venir? Podemos ir a comprar disfraces subiditos de tono… Bueno, tal vez no tanto; habrá niños- arrugó la nariz- Y, ¿quién sabe? Si te disfrazas de leñador sexy, tal vez encuentres algún lobo guapo y soltero.

Nakamoto soltó una carcajada.

- Iré a la fiesta, pero no ligaré con nadie. Los hombres no dan más que problemas- negó con la cabeza- Te seducen y, justo cuando empiezas a confiar en ellos, te apuñalan por la espalda.

Jeno sonrió.

- Opino lo mismo.

- ¡Bien!- el castaño le pasó la mano por el brazo- Tal vez tu novio evitará que te emborracharas la última vez, pero este fin de semana tú y yo saldremos de fiesta. Será como una fiesta de cumpleaños adelantada para ambos- le guiñó el ojo.

- No es mi novio- corrigió Jeno- sólo mi compañero de piso psicópata- para su sorpresa, descubrió que el cumpleaños de Yuta era a finales de Octubre y, aunque habria una mini celebración ese día- sus empleados le traerian regalos- Yuta prometió dar una mejor fiesta de cumpleaños, más adelante. Jeno sonrió -Pero tendré que avisarle igualmente. Dice que no le importa que beba, si lo hago fuera de su casa. Pero no dejes que fume, ¿de acuerdo?

- Nene, iré tan borracho que apenas me acordaré de esta conversación. Será mejor que busques alguien que conduzca por nosotros- y, por un momento, Jeno casi hubiese jurado que Yuta parecía… triste. El castaño suspiró y volvió a sonreír- Será dentro de dos días. No me dejes colgado, bonito.

- No lo haré- prometió el rubio, sin dejar de preguntarse a qué habría venido aquello. Sin embargo, pronto olvidó esos pensamientos y se emocionó, pues conocía al conductor perfecto; nada más salir de trabajar, llamó a Baekhyun.

•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°•°

Renjun observó que la pantalla de su móvil se encendía a pesar de estar en silencio, aunque decidió ignorarlo. Mirando al frente, se encogió de hombros mientras el chico que tenía a su lado se equivocaba, manchaba el lienzo con su pincel por error, y dejaba escapar un gemido de frustración. Entonces, levantó la mano.

- Para- sus ojos marrones se clavaron en el niño. ¿Cuántos años tendría, diez? ¿Once, tal vez? Renjun suspiró, sabiendo lo que iría a continuación pero sin poder evitar hacer la pregunta- No has avanzado esta semana, ¿verdad?- el chico negó con la cabeza- No quieres… pintar, ¿verdad?- de nuevo, el chico negó con la cabeza, aunque más despacio.

- No es que no me guste - explicó suavemente, avergonzándose y mirando su regazo, como hacían todos los niños- Es que no quiero aprender a hacerlo.

Renjun asintió despacio.

- ¿Se lo has dicho a tu madre?

- Lo he intentado, pero siempre dice que acabaré lamentándolo si no lo hago.

- Bueno- Renjun se adelantó y empezó a guardar sus cosas- Es tu decisión, no la suya. Tal vez te arrepientas algún día, pero tienes tiempo para pensar y cambiar de opinión- Renjun acarició la cabeza del chico- Y si lo haces, estaré encantado de enseñarte.

Si había algo que odiase, era que alguien abandonara el arte. Sin embargo, ese odió palidecía al lado del que sentía cuando a alguien se le obligaba a hacer algo que no le gustase. Él también había sido ese niño, mirando fijamente el lienzo y deseando poder… soltar el pincel; por eso no pensaba ser un criminal obligando al niño a hacer algo que no quisiera y menos por el dinero. No es que no tuviera más que aquellos ingresos, pero ser profesor de arte le permitía estar cerca de lo que más amaba. Además, cuantas menos personas tuviera que aguantar, más tiempo podría pasar en su casa, componiendo.

Pero, ahora que había vuelto a dibujar, había surgido la pregunta: ¿qué haría con esas composiciones, al terminarlas? ¿Colgarlas en el frigorífico, como los exámenes con sobresaliente? ¿Aplaudirse a sí mismo y guardarlas en el armario, donde quedarían olvidadas? La duda le estresaba tanto que le producía hasta ganas de vomitar. Había creado algo que sabía que era bueno, algo que quería que los demás admiraran… pero, ¿qué haría con ello?

- Renjuj Hyung...- el chico lo miró- ¿se encuentra bien?

- Sí, sólo me duele la tripa- contestó rápidamente, sonriéndole- Será mejor que lo dejemos y esperemos a tu madre.

Aquél era el mejor lugar para esconderse. ¿Quién iba a pensar que Huang Renjun, el pintor conocido mundialmente, estaría dando clases de arte y dibujo en el distrito Rookie? ¿Quién pensaría que se encontraba en esa parte del planeta? Seguramente, la gente que lo buscase lo haría por China, donde se encontraba su orfanato y donde solía acabar muchas de sus giras… Pero no. Sólo porque tuviese dinero no significaba que estuviese buscando un lugar lleno de lujo.

Así eran ellos, pero no él. Él había aprendido a vivir con apenas nada.

Después de hablar con el niño y su madre, tratando de asegurarse de que las cosas quedaran claras, recogió sus cosas, completamente absorto en sus pensamientos. Odiaba esa época del año; le hacía pensar en su pasado y eso era lo último que él quería. Cada vez que rememoraba esos tiempos, enfermaba; nunca había sabido llevar bien el estrés. Por eso estaba tan delgado. Recordaba perfectamente todas las veces que había vomitado, durante sus años de instituto. Los Lee estaban preocupados por si se trataba de la gripe… o de algún horrible virus… Ah y también habían sido lo bastante amables como para llevarlo al hospital.

Ja. ¿Amables? Rió.

Pero había otras muchas cosas de las que alegrarse. Por ejemplo, al comprobar su móvil descubrió que Jeno le había mandado un mensaje, diciéndole que saldría el sábado por la noche. Decidió molestarlo de todas las maneras posibles hasta ese día pero, en el mensaje siguiente, dijo que saldría con un amigo y prometió no hacer estupideces. Bueno, tal vez fuera un poco más flexible con Él… pero no demasiado. Tenía que mantenerlo sobre la tierra.

Por desgracia, no pudo dejar de lado su pasado durante mucho más tiempo… lo que le estresó. Y así, cuando Jeno llegó a casa por la noche, por poco se tropezó con la mesa que, por algún motivo, estaba justo detrás de la puerta. Qué raro. Se dirigió a la cocina, en busca de algo que beber.

Los platos estaban en el armario de los vasos.

Lo cerró y volvió a abrirlo. No había cambiado. Abrió el siguiente. Allí estaba la cafetera. La tostadora también estaba en otro sitio, habiéndose transferido desde un lado del frigorífico hasta el cajón de los cuchillos. Jeno se apartó y abrió los dos cajones que había bajo el fregadero. La basura se había movido de un lado a otro. Las tazas de café se habían mudado a la entrada de la cocina, lo que las alejaba tanto de la propia cocina como de la cafetera, lo que no tenía sentido alguno. También había tazas distintas; de Beijing, Pekin, Shanghai, Taiyuán, Tokio, Nagasaki y la de Moomin, que seguía inamovible.

Un ruido provino del pasillo. Jeno frunció el ceño y se alejó de la cocina, olvidando su sed por un momento. El cuadro ocupaba el lugar de la pared que había dejado la mesa del comedor, en lugar de separarlo de la cocina, como siempre había hecho.

- ¿Renjun?- lo llamó, apretando los labios justo después. ¿Y si habían saqueado la casa? Tal vez aún no hubieran robado nada y acabase de pillar al delincuente en el acto. Con la adrenalina invadiéndole las venas, cogió un arma- un paraguas, que se había movido al otro lado del apartamento- y caminó por el pasillo. Estaba a punto de volver a llamarlo cuando la cabeza del joven asomó por la puerta de su habitación.

- Ah, Jaeno-ah, has vuelto.

- ¿Qué demonios está pasando?- Joder. Habría sido más divertirlo golpear a alguien. Jeno observó que estaba sin aliento y que una gota de sudor recorría su cuello.

- Dame un minuto- despareció dentro de la habitación y, justo después, el joven escuchó un gemido de esfuerzo, seguido de un sonoro bang. Entonces volvió a salir, limpiándose las manos en la camiseta- Lo siento; estoy reorganizando los muebles.

- Ya me he dado cuenta. ¿Por qué?

Renjun frunció el ceño.

- ¿Te molesta? He vaciado casi todo el salón.

Jeno volvió a mirarlo.

- Ésa no es la cuestión. Dijiste que sólo cambiabas los muebles cuando estabas estresado- le apuntó con el paraguas en el pecho- así que, ¿te importaría explicármelo?

- Así es, pero el resto no te importa- Renjun le quitó el paraguas- Te lo diría si hubiese algo de lo que preocuparse- se giró y adentró en su habitación, pero Jeno se mantuvo en el sitio. Entonces, observó que había separado la cama del armario y que los archivadores estaban abiertos, pero había muchos bocetos que no estaban. Pero, ¿qué…?

- Renjun- se dirigió a él, mientras el chico abría uno de los archivadores, sacaba los papeles y los esparcía por el suelo- Tal vez para ti no sea algo de lo que preocuparse, pero yo me estoy poniendo muy nervioso.

El Huang buscó en su mente algo que explicase el estrés. Eso tranquilizaría al rubio, ¿no?

- Hoy he perdido un cliente- dijo finalmente, cerrando un cajón y abriendo el que tenía debajo- El pobre niño no quería pintar y su madre estaba obligándole a hacerlo. ¿No es horrible? ¿Por qué los padres fuerzan a sus hijos a que cumplan sus expectativas? ¿Es que no saben cómo se sienten ellos, al hacerlo?

- Ilústrame- Jeno entró en la habitación y se sentó a su lado- porque mis padres solo esperaron una cosa de mí y lo hice- él le ofreció algunas carpetas, que el rubio cogió y dejó en el empapelado suelo.

- Bueno, diciéndolo bruscamente- explicó Renjun, ignorando el resto del cometario, mientras seguía sacando cosas de los cajones- les hace sentir como una mierda- cogió un enorme taco de papeles y se los puso sobre el regazo del rubio- Hablando en términos socio y psicológicos, los niños no quieren decepcionar a sus padres. ¿Por qué hacerlo? Ellos han sacrificado sus vidas y tal vez sus sueños y esperanzas para criarlos y, como consecuencia, los niños no quieren que se sientan defraudados. Ocurre lo mismo con las parejas y los amigos… Es propio de la naturaleza humana querer contentar a quienes se preocupan por nosotros. Ellos muestran su amor por nosotros y nosotros se lo devolvemos. Sin importar la edad que tengamos, mentalmente eso nos acaba afectando mucho. Nos pone enfermos, nos enfada, nos hiere y nos hace sentirnos mal. ¿Cómo podemos hacerle eso a la gente que queremos? Oh, porque no nos damos cuenta de que lo hacemos, ¿no?- Jeno lo miró mientras los papeles se amontonaban encima suyo venciendo su peso. Renjun suspiro- Qué pena, ¿no? Hacemos las cosas lo mejor que podemos… pero, al final, acabamos haciéndole daño a la gente que nos importa o a nosotros mismos… lacerando sus corazones y modificándoles su visión del mundo. Y así, al final, acaban resentidos con nosotros o viceversa.

Jeno no supo muy bien porqué pero, de pronto, recordó sus últimos pinturas. La cesante esperanza, la desesperación, la locura, el espeluznante silencio interminable…

- ¿Por eso dejaste de pintar?- murmuró, sin poder contenerse.

Hubo un tenso silencio en el que la pregunta flotó en el aire entre ambos, hasta que Renjun se echó a reír.

- No vas a dejar nunca ese tema, ¿verdad?- él negó con la cabeza- No, Jaeno-ah; eso sólo fue una parte del problema, no la causa fundamental. Dejé de pintar para liberarme- se recostó y pasó una mano por el pelo, mirando todos los papeles y carpetas que le rodeaban- Y fue… terrible, la verdad… darme cuenta de que odiaba lo único que me había hecho feliz… lo más importante de mi vida. Perdí el rumbo, mi identidad… Si no era Lee Renjun el brillante artista, entonces, ¿quién era? Y, cinco años después, he vuelto al punto inicial; no he cambiado nada desde que me separé del arte.

Jeno pensó en algo que pudiera decirle.

- Bueno, míralo desde otro punto de vista. Al menos, has sido capaz de empezar de nuevo. La mayoría de la gente que pasa por algo así nunca quiere regresar a la vida que han dejado atrás.

- Y eso les hace más fuertes que a mí.

- No, eso te hace a ti más fuerte que a ellos- apartó las carpetas de su regazo- porque te has dado cuenta de que el arte no es el problema.

- Jaeno-ah…

- Te hacía feliz, ¿verdad? Empezaste a odiarlo, pero no fue culpa tuya, ¿no?

Renjun se volvió y puso sus manos sobre los hombros del rubio.

- Jaeno-ah por favor… Es suficiente- dijo con calma y el rubio se dio cuenta, por primera vez, de que no estaba bien; estaba más pálido de lo normal y sus brillantes ojos marrones estaban apagados como la primera vez- Todo eso ya lo sé -pero saberlo no cambiaba el hecho de que, a pesar de lo que ocurriera en el futuro, aunque compusiera otro millón de piezas que revolucionaran el mundo del arte, no le recuperaría el brillo qe había perdido- pero gracias igualmente.

- Renjun…

Y no podía dejar que se acercara más porque, si ampliaba aún más su percepción, acabaría desbaratando esas excusas a las que él se aferraba desesperadamente. Entonces, apartó las manos de los hombros de Jeno y miró hacia otro lado.

- ¿No tienes nada mejor que hacer?

Jeno frunció el ceño. Volvía a estar a la defensiva.

- No- contestó, cogiendo una de las carpetas del suelo y abriéndola- ¿Cómo los estás ordenando?

Renjun pensó en arrebatárselo de las manos, pero, ¿qué conseguiría con eso? Conociéndolo, encontraría otra excusa para no marcharse, por muy absurda que fuera y él no se sentía con fuerzas como para empezar a discutir.

- Por artista- murmuró, para justo después vaciar las carpetas.

Jeno lo siguió en silencio, presintiendo que, si seguía indagando y presionándolo, el incidente del puño en la pared se repetiría y el rubio sabía lo mucho que le hacían falta sus manos a Renjun.

Había muchísimas preguntas sin respuesta pero, por ahora, estaba satisfecho.

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😱😱

Lo siento tanto, este capitulo se suponía que iba a publicarlo hace unas horas pero me distraje haciendo tarea y lo olvide😅😅😬😬

Bueno. cambiando de tema, y esperando que hayan aceptado mis disculpas, que tal el capitulo de hoy? Nuestro dúo ya es más confianzudo entre ellos y Jeno es una ternura berrinchuda para tener la atención de Renjun.
Aparte vamos adentrándonos más a la historia de Renjunnie. Ya van entendiendo su historia poco a poco.

Se vienen capítulos increíbles ahora con la fiesta de Halloween😆😆

Pregunta ¿De dónde son ustedes? Me da curiosidad saber de donde me leen así tal vez pueda planear una hora fija para publicar ya que cuando publico puede ser muy tarde en algunas partes☺☺ por favor respondan y también sigan queriendo esta adaptación💕

Jongdinny fuera, paz✌

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