Pintada a grafito, me sonreía Sophia desde la ultima página de mi cuaderno de estadísticas.
-Señor Gómez. No sabía que los números tuvieran rostro.
-Lo siento -le dije al profesor.
Tomó la hoja en manos y por un segundo parecía dispuesto a mostrarlo a toda la clase. Pero solo sonrió «Concéntrece»me dijo.
Creo que el maestro está de mi lado.