"Dos perros pueden matar a un león".
-Proverbio hebreo-
Niklas Heine:
Al llegar a casa tuve que soportar ver a mi madre llorando. Fue entonces cuándo entendí lo mucho que significaba Salomé para mis padres también.
Mi padre me contó cada detalle de la llamada que recibió y junto con la policía intentamos– sin éxito– rastrear a quien nos hubiese llamado.
Después de eso, todos nos encontrábamos en casa de Salomé.
Elena no paraba de llamar una y otra vez y avisó que tomaría el primer vuelo de la mañana siguiente.
Sabía que estaba siendo difícil para todos tener que enfrentarnos con esta situación y lo peor del mundo era que una vez más yo era el culpable de esta desgracia.
¿Porqué no simplemente me había llevado a mí?
Hubiese preferido mil veces ser azotado y torturado por Lukas a qué mi Salomé tuviera que pasar por esto.
Roberto quería matarme, sobre todo después de enterarse que había sido precisamente MI PADRE, aquel que recibió la llamada con las amenazas y yo quería servirme en bandeja de plata para que lo hiciera, para que me borrara del mapa.
Aunque ya me sentía muerto en vida, sin ella.
(...)
Había estado atento a cualquier tipo de información que Bill o los chicos me proporcionaban, era cómo si a Bastian se lo hubiese tragado la tierra.
Yo estaba seguro que él sabía algo.
Algo dentro de mí me decía que él era la clave para encontrarla.
¿Pero dónde estaba?
Quería verlo y partirle la cara por atreverse a besar alguna vez a mi chica, pero eso sería algo que resolvería después de tenerla de vuelta.
Jamás me perdonaría esto que estaba sucediendo.
—¿Heine?.
—Bill soy todo oídos.
—Lo tenemos. Bastian está en casa de Devon, te esperamos allá.
"Lo tenemos"
Había esperado para poder escuchar esto.
«¿Cómo estará Salomé? ¿Se habrán atrevido a tocarla?»
Los mataré.
Aunque tuviera que pudrirme en la cárcel juraba por Dios que los mataría.
Manejé de inmediato junto a Gabriel y Félix rumbo a encontrarme con el hijo de puta de Bastian.
Necesitaba todo tipo de información que fuese posible.
Gregor y Esteban debieron quedarse para mantenerme informado sobre cualquier novedad que viniera de parte de los policías, aunque estaba seguro de qué esos inútiles no serían de gran ayuda.
(...)
Bajé del auto decidido a partirle la cara a ese imbécil si se negaba a brindarme cualquier tipo de ayuda.
Si tenía que sacarle diente por diente para que hablara, lo iba a hacer sin dudarlo dos veces.
En ese momento estaba fuera de mí mismo, en ese momento estaba dispuesto a todo.
Era todo o todo. El "nada" no estaba dentro de mis posibilidades.
Mi amor por Salomé era más grande y fuerte que cualquier miedo que pudiese sentir en esa situación.
Sólo quería encontrarla.
Entré al garaje en casa de Devon y –para mi sorpresa– el tal Bastian estaba sentado en una de las sillas sin ningún tipo de expresión y dispuesto a hablar y a ayudarme.
Lo detallé por unos segundos.
Era la primera vez que lo tenía frente a frente, o al menos eso creía, hasta que recordé de quién se trataba.
— Nos volvemos a encontrar— dije provocando una cara de sorpresa en su rostro.
—¿Me recuerdas, Heine?.
—Por supuesto, Katz. ¿Porqué no me sorprende que estés metido en esto?
— Sabes que ella significaba todo para mí.
— No,no sé nada. Sólo te vi dos malditas veces en mi vida y esas dos veces Julia no hacía más que huir de ti y querer restregarte en la cara que estaba conmigo.
— Ella y yo hubiésemos sido tan felices a no ser por ti...tú te entrometiste.
— ¡Julia nunca te quiso! — bufé.
— Parece que a ti tampoco...¿O ya olvidaste lo qué pasó con Kevin?— respondió satisfecho.
— ¿Cómo mierda sabes eso?— mascullé.
Bastian Katz era un vecino de Julia que se había ganado su confianza y quién se había enamorado perdidamente de ella. Julia siempre me contaba cómo el chico andaba detrás de ella y me aseguró que jamás lo vio cómo algo más que un simple amigo.
Él había creado toda una película en su cabeza.
Al ver las fotos de él junto a Salomé, no me percaté de quién se trataba, pero ahora que lo tenía frente a frente sabía a la perfección quién era. Su nombre jamás me lo grabé, ciertamente nunca le di ni la más mínima importancia. Otro error al parecer, porque ahora lo tenía enfrente mío y era la única persona que podía ayudarme.
Pero...¿cómo sabía él de Kevin? Nadie fue testigo de lo qué pasó ese día, sólo Julia, Kevin y yo supimos de aquello. Jamás se lo dije a nadie, ni a Lukas,ni a Willi, ni a Gabriel.. sólo a Salomé y estaba más que seguro que ella no le había contado nada sobre aquello.
— Al parecer Julia confiaba más en mí de lo que creías, Nik— respondió mientras dibujaba una sonrisa malévola.
¿Así estábamos?
Bien.
Al fin de cuentas me daba ya igual lo que fue o pudo ser. Sólo había una sola cosa que me interesaba en ese momento.
—¿Qué sabes de Salomé?— pregunté cambiando de tema e ignorando su comentario acerca de lo acontecido con Julia.
Frunció el ceño y me miró fijamente sin decir ni una sola palabra.
— ¡Habla de una buena vez Bastian! ¡Sé que estás metido en esto!— me acerqué a él y lo agarré por el cuello con fuerza. Éste se estremeció al principio pero luego me miró con repugnancia.
—Heine, tranquilo hermano—escuché decir a Bill— Él mismo vino hacia nosotros, está aquí porqué según él nos quiere ayudar.
Lo escuché atento y luego dejé escapar un resoplido a la vez que soltaba la camisa del chico.
Estaba desesperado.
—Habla de una maldita vez—bufé de nuevo.
— Escúchame con atención— comenzó a hablar— Quise matarte cuándo me enteré de lo que le sucedió a Julia, estaba lleno de ira y remordimiento; siempre pensé que no eras bueno para ella y ese maldito día sólo lo comprobé— dijo con tristeza— Pero Salomé no tiene nada que ver en esto y lo entendí muy tarde. El trato con Lukas era seducirla y que la chica se enamorara de mí y te dejara— hizo una pausa pensativo— pero una vez más no pude alejar a esa chica de ti, las veces que Salomé me besó sé que ninguna la deseó tanto cómo deseaba que regresaras...Ella ya estaba loca por ti y ni Lukas ni yo podíamos cambiar eso, ella jamás te dejaría ni por mí, ni por nadie—agregó. Sentí una punzada en mi corazón,la extrañaba, la necesitaba— Es una niña Heine, pero es más mujer que cualquier otra— prosiguió— Le dije a Lukas que estaba fuera de esto, que no tenía caso y que lo mejor era que no se metiera con ella. Pero él está ciego Nik... su sed de venganza por la muerte de su hermana lo ha cegado.
Un silencio se apoderó del lugar.
—Sigue—ordené.
— Fue entonces cuándo te mandó las fotos y yo desaparecí de la vida de Salomé...— realizó una pausa— Hasta que ella me escribió...
—¿Ella te escribió?— preguntó Gabriel atraído por la confusión, la misma que se apoderaba de mí en ese instante.
Bastian asintió.
—Sí, ella me escribió hace unas semanas—dijo— Quería sí o sí encontrarse con Lukas, quería hablar con él.
¡Maldición!
«¿Porqué tienes que ser tan terca Salomé Méndez? ¿Porqué no simplemente te quedaste quieta y me dejaste resolver esto a mí?»
— ¡No fuiste capaz de llevarla con Lukas, maldito de mierda!—grité ofuscado.
— Al principio me negué pero ella es muy insistente y bastante convincente— respondió con temor a que yo lo golpéase— Nik, ella estaba convencida de que Lukas estaría dispuesta a escucharle y de qué podía convencerlo en llegar a un acuerdo. Yo no sabía lo que él le había hecho a tu hermano y yo te sigo culpando por todo, pero nunca quise ponerla en peligro...Heine..yo...
No dejé que terminara la frase, le propicié un puñetazo.
Perdí el control.
— ¡Eres un puto imbécil!
Felix se acercó a mí y evitó que yo le diera otro golpe al idiota de Katz.
—Está bien Nik, ese se lo merecía, pero tienes que tranquilizarte...necesitamos que siga hablando.
—¡Continúa!— ordené.
—Maldito Heine— masculló mientras quitaba la sangre que salía por su labio—¡Joder!
Aún lleno de ira pateé una silla que tenía enfrente y pasé mis manos por mi cabello con desesperación. Tomé aire y traté de calmarme.
—Por favor—supliqué— dime dónde está, dime dónde puedo encontrarla, por favor— rogué dándome por vencido.
Todos me miraron sorprendidos.
Era la primera vez que me veían tan débil y también era la primera vez que no me importaba que lo hicieran.
Estaba destrozado, la quería de regreso.
— Hace unos días hablé con Lukas y lo convencí de que la viera, con la única condición de qué yo estuviese presente— prosiguió Bastian— Él aceptó y así quedamos; pero Salomé me llamó para decirme que no podría ir, que se había presentado algo... creo que fue ese el día en el que tu hermano despertó, o al día siguiente,no estoy muy seguro. Para aquel entonces yo no tenía ni idea de lo que había pasado con Willi.
¡Claro! ¡El día de la cita! Fue el día de nuestra cita, de eso estaba seguro. Ese día tuve que convencerla de qué saliera conmigo.
—Ella me dijo que me avisaría para cuándo tuviese tiempo y fue eso lo que le dije a Lukas. Reaccionó bastante tranquilo para mi gusto y desde ese día no he vuelto a saber de él. Nik, yo creo que él le escribió...creo que él la contactó directamente y Salomé cayó en su trampa.
Lukas era hombre muerto.
Empuñé mi mano y golpeé con odio la mesa de herramientas del garaje de la casa de Devon.
—¿Con quién trabaja Lukas?—pregunté dubitativo.
— ¿De qué hablas?— preguntó— ¿Hablas de los narcos?
Asentí.
— Vasil— respondió sin dudar— Él es quien está ayudando a Lukas con todo esto.
—¡¿Behar Vasil?!—exclamó Gabriel— ¡La puta mierda!
Vasil era de los pocos Narcos que se encontraban en Alemania, era de origen albanés y había sido mi jefe y el de Gabriel en nuestra época de vender y consumir drogas.
Sabíamos a la perfección que por nada del mundo nos iba a servir tratar de entablar una conversación con él. Tuvimos que pagar una buena suma de dinero para qué nos dejara salirnos de los negocios.
Pero yo tenía un As bajo la manga.
—¿Estás seguro de eso?— pregunté.
— Muy seguro— dijo Bastian.
—Necesitaremos tu ayuda—agregó Felix— ¿Tienes alguna idea de dónde podría estar Salomé?
— Creo, pero no estoy muy seguro—respondió—Lukas y ellos tenían pensado llevarte a una cabaña cerca del Falkensee.
—¿En Brandenburg?— preguntó Bill.
Bastian asintió.
—En Falkensee está el lago Falkenhagener See. Al rededor de ese lago hay una cabaña dónde Vasil tiene una parte de su mercancía. La idea inicial era llevarte a ti ahí y extorsionar a tus padres hasta que pagarán una buena suma de dinero.
—Y luego matarme—concluí.
—Ese era el plan de Lukas, pero no creo que sea el de Vasil— aseguró— Él sólo quería una cantidad mayor a la que le ofreciste aquella vez.
—¿Cómo sabes todo eso?— pregunté con fastidio.
—Porqué estuve ahí cuándo Lukas se reunió con él y mencionó que en algún momento ya habías pagado una parte.
Solté un fuerte resoplido, no tenía ni idea de cómo iba a hacer todo. Pero debía actuar rápido.
— No sé que planes tenga con Salomé Nik, sólo espero que no sean los mismos que con Melissa—agregó Bastian— Lukas ya no está siguiendo su plan del principio, Melissa ni siquiera hacía parte de el. Lukas se está dejando llevar por sus impulsos y está actuando lleno de odio.
—Lo que él quiere es hacerte llegar hasta donde Salomé,Nik— interrumpió Gabriel— Él te estará esperando y es ahí dónde actuarán.
Tenía razón, pero yo no estaba dispuesto a arriesgar la vida de Salomé así cómo así, tenía que calcular con exactitud cada uno de mis siguientes pasos.
—Dale a Bill la dirección de esa cabaña que dices— le ordené a Bastian. Saqué mi arma y la cargué para seguidamente apuntar hacia él— Cómo estés jugando conmigo juro que te volaré la cabeza—advertí— Y la de tu mamá también—concluí.
El chico abrió los ojos sorprendido por mi advertencia, sobre todo por la mención especial que hice sobre su querida madre.
No me importaba nada ya.
— Bill y los demás te mantendrán vigilado, te quedarás aquí y responderás las dudas que tenga— dije.
—¡No mames!—exclamó— No vine aquí a ser tu puto prisionero Heine. Iré contigo hasta esa maldita casa si es necesario y las preguntas que tengas te las responderé directamente, cara a cara. Vine a hacer las cosas bien, no a que me pongas malditas condiciones.
Miré a Gabriel y luego a Félix. Estos dos asintieron.
—Bill—dije— ¿Vendrás con nosotros?.
—¿Es una pregunta o una orden?— preguntó.
—No soy tu jefe, Bill.
—Iremos contigo todos aquellos que necesites, no eres nuestro jefe pero sabes que te apoyamos.
Sonreí agradecido.
—Entonces necesito a dos de los chicos vigilando a Bastian mientras viene con nosotros—concluí.
Si iba a venir, tampoco se la pondría fácil.
—Gabriel, Felix...necesito que vengan un momento— dije mientras salía del garaje y caminaba hacia el carro.
Los chicos me siguieron sin protestar.
—¿Estás pensando lo mismo que yo?— preguntó Gab. Asentí.
—¿Qué? Yo no capto aún nada— dijo Félix. Eso no era nada nuevo en él.
—Tenemos que llamar a Edra—respondí.
—¿A quién?— preguntó Félix una vez más.
— Edra es la hija de Vasil— respondió Gabriel— Ella es la única que nos puede ayudar a saber con certeza si Salomé está en esa cabaña o no y en su defecto es la única que nos puede decir cuándo tendremos el camino libre para atacar.
—¿Quién le pone ese nombre tan feo a su hija?— preguntó Felix. Le di un manotazo en la cabeza.
—Concéntrate, pendejo— bufé.
—¡Nojodaaas!— se quejó mientras acariciaba su cabeza justo en el lugar en el que segundos antes lo había golpeado.
—¿Gabriel, la llamarías?—pregunté a mi amigo.
—¿Porqué estaría dispuesta esta tipa a ayudarnos siendo la hija del man al que queremos atacar?— preguntó Félix.
—Es mi ex-novia— explicó Gabriel— Además de que nunca ha estado de acuerdo con lo que hace su padre, ya nos ha ayudado varías veces. Ella es la niña de sus ojos, es a la única persona a la que Vasil le haría caso—agregó— me encargaré de eso,Nik— dijo dirigiéndose a mí.
—Perfecto.
(...)
Horas después:
Nos encontrábamos todos en mi apartamento ideando el plan para rescatar a Salomé, cuándo de repente recibí una llamada de Melanie.
—¿Está todo bien?
—Nik, han llamado de nuevo...Está vez a Roberto—dijo—Están pidiendo mucho dinero por ella.
—¿Qué han dicho?¿De cuánto estamos hablando?
—Quince millones de dólares Nik. ¡Quince!
¡Ni de coñas!
¿Me estaban jodiendo?
Parecía que pedían esa cantidad de dinero para no dejarla salir nunca.
—¿Qué dijo Roberto?— pregunté.
—Pidió que dejaran hablarle con ella, pero se negaron. Nos prohibieron rotundamente meter a la policía en esto, pero ellos estaban ahí escuchando todo. Roberto dijo que reuniría lo suficiente para sacarla de ahí, Mark dijo que contaran con él y papá también se ofreció. Pero tengo miedo Nik, siento que aquí hay gato encerrado, siento que no se trata de un simple secuestro y ya. ¿Dónde estás? ¿Dónde está Gabriel? ¿Por qué no están aquí? ¿Por qué se han pasado todo el día afuera? ¿Hay algo que yo deba saber?—preguntó desesperada.
—Calma Mel, sólo intentamos averiguar también por nuestra cuenta, no puedo quedarme sentado de brazos cruzados a esperar a que llamen. Mantenme informado de todo, por favor.
—Eso haré.
No podía decirle la verdad, no servía de nada más que preocuparla más de lo que estaba,no sería justo con ella y a lo mejor le diría a la policía y todo nuestro plan se iría a la basura.
«Mi amor iré por ti, lo prometo».
(...)
Gabriel había hablado con Edra y estábamos a la espera de recibir más información. Se había sorprendido bastante al recibir una llamada de él y de inmediato supo que no podía tratarse de nada bueno.
Charlotte también había estado llamando con Willi insistentemente. Había molestado a Willi hasta que éste le confesó la verdad sobre dónde estábamos y qué estábamos haciendo. Me tocó decirle a él después de que él también me preguntó tantas veces; pero prometió no decirle a Melanie ni una sola palabra de todo esto.
Ya estábamos listos para partir hacia Falkensee y estábamos dispuestos a todo.
Él viaje no sería corto y la desesperación me carcomía y se adueñaba de cada parte de mí, pero sabía a ciencia cierta que no descansaría hasta asegurarme de que Salomé estaba bien.
Debía estar bien, debía ser fuerte, ella lo era.
Tuve tanto miedo al pensar que alguno de esos cerdos se atreviera a ponerle un dedo encima. Ella seguramente me odiaba, al fin de cuentas nunca la escuché, nunca actué cómo debía hacerlo tratándose de Lukas.
Él me tenía en sus manos. Tenía mi razón de vivir en sus manos y podía destruirme en un abrir y cerrar de ojos.
Una lagrima recorrió mi mejilla y me sentí chiquito, me sentí débil y sin fuerzas.
Deseé más que nunca estar muerto.
Esto no era vida, esto debía de acabar de una vez por todas.
O era Lukas, o era yo.
Me estaba preparando para lo peor. No tendría ningún tipo de compasión si lo tenía en frente mío. No sé porqué no acabé con él aquella vez que intentó violar a la prima de Bill, Vivian, o aquella vez que lo tuve cara a cara en el cementerio. Debí golpearlo hasta dejarlo inconsciente, debí golpearlo hasta mandarlo al infierno.
No estaba dispuesto a hundirme sólo, pasara lo que pasara, lo hundiría conmigo.
No me importaba si tenía que pasar años en la cárcel o si terminaría diez metros bajo tierra en un cementerio, Lukas Kopf no iba a salir ileso de esta, porqué yo estaba seguro de que todo saldría bien con Salomé; estaba dispuesto a todo con tal de que ella regresara a casa.
Esta guerra a penas estaba comenzando y yo no intuía ni en lo más mínimo, aquello que la vida y el miserable destino tenían preparado para mí.
~•~
Me esforcé bastante en actualizar hoy, pero pienso que se los debía. Somos más de 3500 lecturas y estoy más que agradecida con ustedes.
¡Gracias por querer a Niklas y a mis personajes tanto cómo yo los quiero! ¡Gracias por leerme y comentar! ¡Gracias por votar!
¿Que creen que pasará?
El final de este primer libro está cerca...¡quedan pocos capítulos!
-May-