MI GUARDAESPALDAS

De DreamingAwake12

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Layla Jones no solo es una chica rica de Los Angeles, también es la hija de uno de los empresarios más famoso... Mai multe

El nuevo perro guardián
Game On
Distracciones
Mi amigo y confidente
Borracho y Loco
Fiesta, Alcohol y Llanto
Conociendo a Luke
¡¿Arrestada?!
El pequeño demonio
Heridas a flor de piel
Traición
First Kiss
Sentimientos encontrados
Culpas y engaños
Don't lie to me
It's Over
Adiós, Alexander.
Nuevos Comienzos
Nothing is the same
Sisters
Decisiones
Corazón arrogante
Party on, bitches.
Infierno
Karma
Sisterhood
Prisoner
New York
Dos palabras
Not too evil
Temporary Insanity
Trust me
Anxiety
Exile
Epiphany
I'm sorry, love.
Oblivion
Broken
Deep thoughts
Life goes on

Feliz Navidad

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De DreamingAwake12


Narra Alex

Navidad. Jamás me he considerado un fanático de las festividades, pero cuando se trataba de la Navidad, todo era diferente. Debido al trabajo no tenía la oportunidad de pasar muchos días festivos con la familia, pero en Navidad de alguna forma u otra siempre había tenido la suerte de encontrarme presente.

Esta navidad sería diferente. Con todo lo que se encontraba sucediendo no podía abandonar la casa, por lo que esta Navidad la pasaría al estilo Jones. Sarah se había pasado todo el día decorando la casa y comprando un arbolito de última hora. Layla no planeaba abandonar su habitación en algún momento, por lo que decidí ayudar a Sarah en todo lo que pude.

—Realmente eres buena en esto. —Digo sosteniendo la escalera.

—No estaba segura si sería una buena idea, pero la Navidad puede ser lo que esta casa necesita. —Dice animada.

—¿Siempre pasas la Navidad con los Jones? —Pregunto. Ella asiente mientras coloca esferas.

—Desde que tengo memoria. —Dice en un suspiro. —Layla solía decorar conmigo cuando éramos niñas. Supongo que la Navidad ya no es algo espectacular para ella.

Desde que su padre me aclaro lo sucedido con su madre y lo que el invernadero en verdad significa para ella, me sentí como un auténtico patán. Por más enojado que me encontrara con ella, jamás hubiera querido lastimarla de ese modo. Estas fechas donde la familia lo es todo, no debían ser precisamente fáciles para ella, por lo que iba a asegurarme que está Navidad sea completamente todo lo que ella esperaba.

—Listo. —Dice Sarah colocando la estrella y mirando el arbolito con orgullo. — ¡Es hermoso!

—Hiciste un gran trabajo. —Digo extendiéndole una mano para que pueda bajar de la escalera. En ese instante el timbre comienza a sonar.

—¿Puedes atender? Estoy segura que son más regalos para Layla. —Dice mientras le dedica una última mirada al árbol. —Será mejor que termine de ayudar a mamá con la cena.

Cuando Sarah desaparece en la cocina, me dirijo hacia la puerta principal. Un hombre me entrega un enorme arreglo de flores rojas al igual que un sobre. Esto definitivamente era para Layla. Dejó las flores a un lado mientras optó por abrir el sobre. En cuanto decido abrirlo puedo notar sus iniciales en el borde. Este arreglo venia nada más y nada menos que de Nick.

Podría haber jurado que ese imbecil había quedado fuera del mapa hace mucho tiempo. Layla no había mencionado nada acerca de mantener algún tipo de contacto con el. Continuó abriendo el sobre dónde en cuanto lo abro puedo notar que se trata de un boleto de avión. Esto tenía que tratarse de una jodida broma. Desdoblo la carta que se encuentra debajo del boleto y continuó leyendo.

Para mi hermosa rubia, Feliz Navidad.

Me encuentro rodeado de tanta belleza y en este mar inmenso. La única belleza que no puedo esperar por ver es la tuya. Espero verte muy pronto.

Siempre tuyo,

Nick.

En cuanto visualizo a Sarah salir de la cocina y dirigiéndose a mi, arrugo la carta y la guardo en mi bolsillo trasero. Mientras ella queda hipnotizada con las flores, aprovecho para guardar el boleto en el bolsillo de mi saco.

—¿Sabes quién las mando? —Dice como si tratara de buscar la tarjeta en las flores.

—No, realmente. —Miento. —La tarjeta debió de haberse caído en cuanto las trajeron.

—Oh, es una lastima. —Dice encogiéndose los hombros. —Estas flores merecen ser aclamadas por el hombre que las mando.

Nunca he tenido un problema con mi genio antes, pero es casi como si el día que conocí a Layla, cada emoción que tenía fuera multiplicada por mil. Como se suponía que estuviera tranquilo si tengo que protegerla prácticamente de todos los idiotas que se encuentran rodeándola todos los días. Nick era quien encabezaba esa lista.

Me dirijo hacia la habitación de Layla. Toco la puerta un par de veces, y como de costumbre no abre. Estas situaciones ya comenzaban a exasperarme. Abro la puerta y en cuanto entro la visualizo en su cama con la pijama puesta y sin rastro de maquillaje.

—Los invitados llegaran en cualquier momento, será mejor que te alistes. —Le informo.

—¿De qué estás hablando? —Dice incrédula. —La Navidad queda cancelada.

Layla era bella, lo era ante los ojos de cualquiera que pudiera mirarla. En este momento no podía verse más hermosa. Su rostro impecable y su melena rubia alborotada la hacían verse bella y real. En cuanto sus ojos azules me miran tristes, caigo en la realidad de nuevo.

—Sarah se pasó toda la mañana decorando la casa y Romina preparando la cena. —Cuando menciono a Sarah ella frunce el ceño, pero no dice más. —Tu padre está alistándose, será mejor que tú lo hagas también.

—¿Hiciste esto por mí? —Dice después de unos segundos. Sus ojos azules atrapan mi mirada.

—Realmente lo siento, Layla. —Mi disculpa no solo abarcaba lo sucedido en el invernadero. Habían pasado tantas cosas por las que me debía disculpar.

—Si, yo también. —Dice dejando salir un largo suspiro. —Supongo que es el milagro de Navidad.

En cuanto dice esas palabras, no puede evitar contener su risa. Es la primera vez que realmente la he oído reír. Una risa genuina y real. Me gusta su risa. Un mechón rebelde se coloca en su mejilla, por lo que lo alcanzo y lo apartó colocándolo detrás de su oreja. Tan pronto como mis dedos tocan su piel, sus ojos se posan en mí y deja de reír.

Maldición, esos ojos. Sigo mirándola, incapaz de apartar la mirada. Rompe nuestra mirada y se aclara la garganta. Su reacción es algo reservada, creo que la hice sentir incómoda.
—Mejor me apresuro en alistarme. —Dice colocándose de pie y dirigiéndose hacia su closet. Antes de entrar me dirige una última mirada. —Espero no arrepentirme de esto.

—Te aseguro que no lo harás. —Respondo con un guiño. Ella sonríe y cierra la puerta.

Dejó salir una respiración que se encontraba atorada en mi garganta desde los últimos cinco minutos que acaban de pasar, algo anda mal conmigo. ¿Acaso le había lanzado un guiño? Joder, algo definitivamente andaba mal conmigo.

-...-

Todo se encontraba en orden. Solo faltaban unos cuantos minutos para que la cena fuera servida, la familia de Amber al igual que ella se encontraban aquí charlando con el padre de Layla. Sarah se encontraba ayudando a su madre en la cocina y Henderson se encontraba en la puerta principal para que todo se mantuviera en orden.

Visualizo a Maurice subiendo las escaleras, por lo que me acerco a él y lo tomó por el cuello de la camisa regresándolo de vuelta a la sala. Él intenta apartarse de mi agarre con sus torpes golpes.

—¡Solo quería ver a Layla! —Dice en cuanto lo suelto. Acomoda su saco y su corbata mientras me fulmina con la mirada.

—Tendrás que esperar hasta que ella por sí sola baje de esas escaleras. —Contesto. Parece querer contradecirme, pero Amber no tarde en aparecer para llevárselo tomándolo del brazo.

El timbre suena y en cuanto me percato de quién atraviesa la puerta no puedo contener mi sorpresa. Me abraza mientras me coloca un sombrero navideño y bastante ridículo en la cabeza.

—Luke, ¿Qué estás haciendo aquí? —Digo aún conmocionado.

—No podía dejar de que pasaras la Navidad sin tu familia. —Dice colocándose un sombrero ridículo también. —¡Sombreros para todos!

Luke comienza a entregar sombreros de renos, pingüinos, elfos, y de Santa Claus a todos los invitados. Si algo hacía bastante bien, era hacerse notar. Mientras todos se colocan sus sombreros no puedo evitar notar que falta algo.

—¿Acaso no hay sombrero para mí? —Escucho su voz venir de las escaleras.

Joder. Si antes dudaba que el rojo era mi color preferido, ahora estaba cien por ciento seguro. Observo su figura curvilínea bajar por esas escaleras con esa confianza que siempre posee. Su cabello se encuentra suelto y su vestido rojo resaltando los lugares adecuados. En cuanto llega al último escalón y me dedica una breve mirada, puedo notar que sus labios se encuentran del mismo color.

—Aquí tienes. —Dice Luke colocándole un sombrero de Santa en la cabeza. Ella le sonríe devuelta.

Cuando Luke coloca su mano en mi hombro, me doy cuenta que he estado mirándola fijamente, perdido en mis pensamientos. Luke aprieta mi hombro y me guiña mientras se dirige junto con los demás al comedor.

Layla permanece a mi costado. Se pasa la mano por el pelo, enviando un ligero aroma a vainilla en mi dirección. Me encanta este estilo natural y alegre de ella. Me mira por un momento y luego se acerca repentinamente a mi. Sus manos se colocan sobre mis hombros. Estamos tan cerca que puedo sentir el calor de su cuerpo contra el mío. Su mirada se mueve entre mis ojos y mis labios y, por primera vez esta noche, siento un enorme peso colocándose sobre mis hombros.

—¿Debido a la ocasión? —Dice acomodando mi corbata. Todos los días utilizó una simple corbata negra, pero esta vez opte por usar una roja.

No respondo. Simplemente asiento. Sus manos se alejan pero ella permanece todavía lo suficientemente cerca. Sus ojos atrapan mi mirada como si tratara de descifrar mis pensamientos. En cuanto mis ojos sostienen su mirada, me doy cuenta del grave error que cometí. En cuanto más la miro, más confundido me siento. Hay algo en sus labios que me dan ganas de...

El timbre comienza a sonar repentinamente. Layla se separa de mi al instante, lo cual me permite respirar con normalidad. Me dirijo hacia la puerta abriéndola y en un segundo me encuentro nuevamente desconcertado. Mi madre se abalanza a mis brazos besando mi mejilla mientras mi padre se acerca también.

—Feliz Navidad, Alex. —Dice Luke apareciendo en escena. —¿Qué esperabas? No podías librarte de nosotros esta Navidad.

Puedo notar la mirada curiosa de mi madre sobre mi regazo. Layla se encuentra justo a mis espaldas con una sonrisa nostálgica. Extiendo mi mano invitándola a acercarse. Mi madre se acerca a ella y la abraza enseguida.

—Eres una jovencita muy hermosa. —Dice mi madre mientras me dirige una mirada cómplice. Genial, ahora lo estaba mal interpretando todo.

—Es un placer conocerlos, señor y señora Parker. —dice Layla con las mejillas sonrojadas. —Mi nombre es Layla.

—Puedes llamarme Bill, encantado de conocerte. —Dice mi padre ofreciéndole un cálido abrazo.

—A mí puedes llamarme Marissa, eres un encanto. —Dice mi madre dándome un leve codazo. Esto ya no podía ser más embarazoso.

—Lamento si esto es algo inoportuno... —Comienzo a decir pero Layla me interrumpe.

—Esta perfecto. —Dice colocando una mano sobre mi hombro. Su mirada sostiene la mía por unos segundos y la aparta. —Todos se encuentran en el comedor, sería un gran honor que se unieran.

Mientras mi familia le agradece y le lanza cumplidos acerca de su casa, yo permanezco observando toda la situación. Mientras nos colocamos en nuestros lugares, puedo notar como el padre de Layla abandona su asiento y se dirige a nosotros. Se presenta a mi familia con un cordial saludo y besa la frente de Layla para así volver a su lugar.

La comida se encontraba servida. Los invitados no podían estar más complacidos ante toda la comida que Romina había preparado. Este momento era realmente agradable y como debería sentirse la Navidad. Dirigí mi mirada hacia donde se encontraba Layla, enseguida pude notar sus ojos cristalinos mientras miraba a su alrededor, cuando capta mi mirada me sonríe.

La cena concluye a la perfección. Los invitados comienzan a retirarse, Layla enseguida se despide de todos y cuando termina se dirige hacia donde se encuentra Luke. Le susurra unas palabras en el oído y en cuanto el asiente, ambos abandonan el comedor. Me levanto de mi asiento y los sigo hasta el jardín. Layla lo toma por el brazo mientras se dirigen hacia donde se encuentra la piscina. Ambos se sientan en el borde y comienzan a hablar.

Por el modo en el que hablan, puedo notar que no se percatan de que me encuentro observándolos no muy a lo lejos. ¿De qué rayos pueden estar hablando?, lo primero que noto es a Luke girarse hacia Layla. Ella está riendo de nuevo. Ella probablamente está riéndose de sus chistes estúpidos. Me gusta ver su risa. Odio la razón por la que se está riendo. De inmediato me pone de mal humor. Después de unos minutos más, la conversación parece entornarse un poco más seria, Layla no deja de hablar mientras Luke parece escucharla atentamente. Cuando ella concluye, Luke envuelve sus brazos alrededor de ella. La está abrazando. Mi pulso está latiendo casi tan rápido como los insultos están volando por mi mente.

Layla alza su mirada brevemente y se percata de que me encuentro mirándolos. Le murmura unas palabras a Luke, quien igual mira hacia mi dirección. Ambos se colocan de pie y se dirigen hacia donde me encuentro. Layla me mira como si intentara descifrar mis emociones, claramente no me veo feliz.

—Me gustaría tener unas palabras con mi hermano, Layla. —Digo haciendo caso omiso a su mirada.

—Claro. —Responde frunciendo el ceño levemente y entra a la casa.

Aprovechando que Layla ya no se encuentra ahí, tomó a Luke por los hombros con brusquedad y nos dirijo dentro de la casa y hacia mi dormitorio. Cuando llegamos el me mira como si hubiera perdido la cabeza.

—¡Joder! —Dice el en cuanto cierro la puerta en un portazo. —¿Qué rayos sucede contigo?

—¡Maldicion! ¿Que crees que estás haciendo Luke? —Le reclamó. —¡Layla es mi responsabilidad, trabajo para ella!

—Estoy perfectamente consiente de eso. —Dice como si no entendiera la situación.

—Observe como estabas hablando con ella, Luke. —Digo como si intentara verme la cara de estupido. —Ella no va a ser otra de tus conquistas.

—¿De eso se trata todo esto? —Dice con una sonrisa burlona. —Estas completamente equivocado.

—No soy estupido. —Recalcó.— Yo mismo los vi.

—Si no te conociera mejor diría... —Antes de que termine su frase lo obligó a callarse.

—¡Cierra la boca! —Contesto fuertemente. El abre los ojos como si no esperará esa reacción.

—Hombre, realmente estás... —Lo callo nuevamente sin querer escuchar sus tontas suposiciones.

—Deja de decir estupideces. —Me quito el saco y lo arrojó hacia la cama, en cuanto lo hago el boleto de avión que Nick le regaló a Layla, cae el suelo. Luke lo recoge y me mira con duda.

—¿Qué estás haciendo con esto? —Dice inspeccionado el boleto.

—Layla no puede saberlo. —Digo sacando la carta arrugada de mi bolsillo y entregándosela.

—Eres increíble —Dice negando con la cabeza con clara desaprobación mientras lee la carta. —Layla va a estar realmente molesta si no le entregas esto.

—Es parte de mi trabajo. —Respondo justificándome. Luke alza una ceja.

—Tu trabajo no es mentirle, Alexander. —Dice como si fuera la mismísima conciencia. —Esto se te está saliendo de las manos. Acabas de tener un ataque de celos por Layla.

—Yo no estoy celoso, Luke. —Aclaro nuevamente de mala manera.

—Me voy de aquí —Dice devolviéndome la carta y el boleto. — No puedo hablar contigo cuando actúas de ese modo.

Narra Layla

No planeaba disculparme en el comedor con todos hablando, por lo que preferí hablar con Luke en el jardín. Luke es un chico increíble, por lo que merece una disculpa real. Nos dirigimos hacia la piscina, donde ambos nos quitamos los zapatos para remojar los pies levemente. A pesar de ser invierno, no hacía frío precisamente.

—Es increíble lo que hiciste por Parker. —Digo tratando de romper un poco el hielo.

—Navidad es una época realmente especial para el, no podía permitir que la familia estuviera separada. —Dice encogiendo los hombros.

—Eres un héroe de la Navidad. —Bromeó. El ríe al igual que yo. —Realmente lo siento, Luke.

—¿Enserio lo lamentas? Créeme que estoy poniendo todo de mí para no creer todo lo que Alex me ha dicho sobre ti. —Dice de manera directa y sin ningún tipo de rodeos.

—Puedo imaginarme cada una de las cosas que dice de mí, y si, quizás sean ciertas gran parte de ellas. —Afirmó sabiendo que no era exactamente una mujer perfecta. —Pero algo que puedo garantizarte, y que es cierto, es lo mucho que me arrepiento de haberte utilizado.

—Una de las razones por la que vine, es porque sé que de alguna forma extraña, te preocupas por mi hermano.  —Dice mirándome fijamente. —Puedo notar que por fin hicieron las pases.

—¿Relamente se nota? —Bromeó nuevamente. Esta noche era mágica y llena de luz, una Navidad perfecta.

—Ambos actúan como si fuera la primera vez que se ven. —Dice con una sonrisa divertida.

Definitivamente tenía toda la razón. Parker había organizado todo esto por mí y me había perdonado. Hacer las pases me había hecho abrir los ojos y darme cuenta que es un chico increíble cuando se lo propone. En esta noche me había dado la oportunidad de ver a Parker con otros ojos.

—Supongo que en parte es así. Peleamos tanto que no hemos tenido la oportunidad de conocernos. —Le hago saber. Luke asiente sabiendo la veracidad de mis palabras.

—Estoy seguro que ya se dio cuenta de la chica increíble que realmente eres. —Dice lanzándome un guiño. Justo como su madre.

—Tienes una familia hermosa. —Digo sinceramente. —Tus padres son increíbles.

—Gracias a ti por permitirnos pasar la Navidad aquí, contigo. —Dice dándome un abrazo. Lo abrazo de vuelta.

Cuando me separo puedo notar la mirada penetrante de Parker no muy a lo lejos. Le informó a Luke, él lo mira de vuelta y frunce el ceño cuando lo mira. Parker no luce precisamente feliz, quizás es porque abandone el comedor sin avisar.

—Será mejor que volvamos.—Dice Luke colocándose de pie y extendiendo su mano para ayudarme. —Así puedes presentarme a esa castaña caliente del comedor.

—¿Te refieres a Sarah? —Digo con una mueca. Tenía que ser ella, se encontraba frente a él en la cena.

Cuando llegamos a la puerta principal, Parker no deja de mirarnos con mala cara. No me mira, simplemente me dice que necesita hablar con Luke. Frunzo el ceño queriendo negarme, pero me prometí que esta noche no pelearía. Decido entrar a la casa, me dirijo al comedor donde me encuentro con los invitados que quedan, los Parker.

—Gracias por la velada, fue una noche muy agradable. —Dice Marissa dándome un abrazo.

—Espero en otra ocasión puedas venir a Nueva York, nos encantaría. —Dice Bill. Abro los ojos con sorpresa.

—Gracias por la invitación, espero no incomodar a Parker. —Digo sin saber cómo tomará la noticia de que sus padres prácticamente me invitaban a su casa.

—Por supuesto que no, mi hijo tiene la suerte de trabajar para una chica tan bonita y agradable tu. —Dice Marissa con una sonrisa enorme.

—En ese caso, espero volver a vernos muy pronto. —Contesto con una amplia sonrisa agradecida.

Los padres de Parker se despiden de mi y se dirigen hacia su dormitorio para despedirse de él. El timbre comienza a sonar, a estas horas de la noche lo que menos se esperan son visitas. Me dirijo hacia la puerta por si es algún invitado que olvido alguna pertenencia. En cuanto abro la puerta, me encuentro con una chica de mí misma estatura con el cabello de color negro y ojos verdes.

—¿Rebecca? —Escucho la voz de Luke a mis espaldas. Se encuentra completamente atónito al verla.

Cierro la puerta a mis espaldas impidiendo que entre y que alguien más la pueda ver. Así que esta chica es la famosísima Rebecca. La chica que Parker tanto amaba y le rompió el corazón. ¿Qué rayos hace aquí en mi casa? Mientras buscaba a Henderson para poder echarla de la casa, ella comenzó a hablar.

—Estoy buscando a Alexander Parker. —Dice con la voz temblorosa. —Me informaron que trabaja aquí.

—Te informaron mal, querida. —Respondo de la manera más grosera posible. Esta chica no se merecía mi respeto ni el de nadie.

—Acabo de ver a Luke, y es Navidad. Parker tiene que estar aquí. —Dice tratando de abrir la puerta. Apartó su mano de la manija con brusquedad.

—Alexander no trabaja aquí. —Digo detenidamente. —El vino a pasar la Navidad con su novia.

—¿No-Novia? —Tartamudea. Genial, había dado justo en el clavo.

—Esa vendría siendo yo. —Digo con una sonrisa de superioridad. —Si, su novia.

—Eso no puede ser. —Dice ella negando varias veces como si no fuera posible que Parker pudiera tener una novia.

—Será mejor que te vayas, o me veras realmente molesta. —Amenazo. Luego sonrió de manera hipócrita. —¡Feliz Navidad!

Entro de vuelta a la casa y cierro la puerta en su cara. Me dirijo hacia la ventana rápidamente e ignorando las palabras de Luke a mis espaldas. Cuando por fin la veo irse, dejó salir un suspiro de alivio. Me giro devuelta a Luke quien se encuentra todavía confundido y sin entender que acababa de suceder.

—¿Se ha ido? —Pregunta mirando en la ventana. —¿Que le dijiste?

—Le dije que Parker no trabajaba aquí... y le dije que venía a pasar la Navidad con su novia. —Digo rápidamente y cierro los ojos esperando escuchar lo mala persona que soy por mentir.

—Muy bien pensado. —Dice Luke con una sonrisa divertida.

—Parker no puede enterarse de esto. —Le digo seriamente. El asiente y regresa de vuelta con su familia.

-...-

Dormir sonaba como una fantástica idea en este momento. Me cambie el vestido por un pijama y limpie los rastros de maquillaje. Antes de dirigirme a mi cama escucho unos golpes en mi puerta. Abro enseguida encontrándome con Parker todavía con su traje y su corbata roja que tanto me gustaba. Lo dejo pasar mientras me dirijo a mi cama. El se sienta a mi costado.

—Espero no haberte despertado. —Dice tímidamente.

—Para nada. —Afirmó. —Fue una Navidad increíble, gracias.

—Casi olvido entregarte tu regalo. —Dice sacando una pequeña caja del bolsillo de su saco.

—No tienes que regalarme algo. —Lo detengo tomando su mano. —Lo que hiciste hoy, es suficiente.

Mientras mi mano toca su piel puedo notar esa electricidad nuevamente. Cuando nos miramos hace un par de horas también lo sentí. Esta noche había sentido cosas que jamás pensé sentir hacia Parker, es como si tuviéramos una conexión que no sabíamos que estaba ahí. Me pregunto si el también la siente.

Cuando abre la pequeña caja enseguida puedo notar el hermoso collar que se encuentra en ella. Es simplemente hermoso. Un pequeño tulipán se encuentra en el centro del collar, es sencillo y absolutamente perfecto. Las ganas de llorar me invaden. Recojo mi cabello en señal de que quiero que me lo coloque en este preciso momento.

Trató de calmar mi respiración mientras se acerca lo suficiente para colocar el collar. Sostiene mi mirada mientras lo hace, y cuando termina dejó caer mi cabello. Él estudia mi rostro por unos segundos mientras mi corazón se acelera dentro de mi pecho. Creo que está a punto de besarme. Coloca su mano en la parte de atrás de mi cuello, inclinando mi cabeza hacia él. Toma mi rostro entre sus manos y cierro los ojos. Siento su aliento acercarse mientras acerca mi rostro hacia el suyo. Espero sus labios pero nunca llegan. Sus labios se presionan suavemente contra mi mejilla, deteniéndose unos segundos antes de que él retire su mano y retroceda. Seguido de eso, abandona la habitación sin decir más.

Estoy congelada, tratando de absorber los últimos quince segundos de mi vida. Estoy sorprendida por mi propia reacción, y el hecho de permitírselo. ¿De dónde vino eso? ¿Por qué me quedé ahí y dejé que hiciera eso? A pesar de mis objeciones me doy cuenta, casi patéticamente que tenía una enorme urgencia por besarlo. ¡Quería besar a mi guardaespaldas! Ahora sí estaba metida en un completo lío.

-...-

Gracias por leer, un capítulo bastante largo e intenso. Disfrútenlo.

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