Danza de Hielo

Autorstwa aclumsykitty

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Una danza por la verdad, la libertad y la promesa de un nuevo comienzo. Thorki. Więcej

Inicio
Adagio
Obertura
Allegro
Secco
Arabesque
Acompagnato
Aria
Aria (continuación)
Attitude
Coros
Balance
Balance (continuación)
Melodía
Ecarté
Armonía
Ballon Pas
Sonata
Brissé
Motivo
Devant
Matiz
Entrechat
Timbre
Timbre (parte dos)
Fouetté
Compás
Pas de Deux
Marcha Final
Epílogo

Assemblé

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Autorstwa aclumsykitty

Título: DANZA DE HIELO

Autora: Clumsykitty

Fandom: Universo Marvel entre Avengers y Thor principalmente.

Parejas: las que lleguen, pero sin duda habrá Thorki.

Disclaimer: Nada me pertenece aunque muera por ellos, todo es de Marvel y Mr. Lee entre otros, lo único mío es esta idea mía convertida en historia. Dicho está.

Warnings: Habrá mucho de todo y algunas cosas serán desagradables. No es un cuento de hadas. Me tomo licencias con ciertas tramas, personajes y contextos para mi beneplácito. Hace milenios que no escribía fanfics, pido clemencia a mis lectores por mis fallas, vuelvo a escribir como un ejercicio personal en busca de algo perdido.

Gracias por leerme.


CAPÍTULO 7. Assemblé.

You said I'm gonna buy a gun and start a war
If you can tell me something worth fighting for
Oh and I'm gonna buy this place is what I said
Blame it upon a rush of blood to the head

Honey, all the movements you're starting to make
See me crumble and fall on my face
And I know the mistakes that I've made
See it all disappear without trace
And they call as they beckon you on
They say start as you need to go on
Start as you need to go on

A rush of blood to the head, Coldplay.


-¿Entonces el Padre de Muchas Cosas sigue sin despertar?

-Sí, Stark.

-Lamento escuchar eso, Thor.

-De continuar así, su esencia comenzará a desvanecerse.

-¿Hay algo que podamos hacer?

-Ya lo hacen.

Tony chocó su tarro de cerveza contra el del Asgardiano. Se encontraban en la Torre Stark, piso superior, descansando luego de su última misión. Mjolnir junto con Vision habían conseguido darle el toque final a los ataques terroristas de un nuevo grupo extremista que la persistente Hydra había patrocinado. Ahora el martillo reposaba sobre la mesa de vidrio detrás de ellos. El Capitán América se había retirado a los cuarteles para entregar su informe al director Nick Fury mientras que la Viuda Negra y Ojo de Halcón buscaban cabos sueltos de aquellos atacantes. Realmente no necesitaban la ayuda del Dios del Trueno pero tampoco le negaban las misiones, Thor estaba distante, con ese dejo de frustración en su rostro. El Hombre de Hierro ignoraba que su poderoso amigo había buscado sin cesar la respuesta a su hija con el nuevo Oráculo de Alfheim, pero la joven no tenía aún el poder de su antecesora para darle las respuestas sobre cómo o quién sería la madre de su heredera. Por ello había estado buscando otras videntes, incluso llegando con los elfos oscuros donde una hechicera ciega le había dicho que su hija no era del futuro sino del presente, ya había nacido.

Por supuesto había creído que Jane Foster era la madre de su hija, había sido lo más lógico e incluso tuvo una pelea con ella al creer que le mentía al respecto por miedo a que se la llevara a Asgard cuando Thor hubiera obtenido la inmortalidad para ambas. Lo que descubrió en su lugar le había roto el corazón, sin ganas ya de explicarle a Jane por qué había estado ausente. Sif también había peleado con él, no creía que fuese posible que Thor no recordara cuando hubiera yacido con alguna mujer como para preñarla. Eran cosas que entre los dioses Asgardianos no podían pasar desapercibidas. Entonces el rubio creyó que la hechicera oscura le había mentido, buscándole para reclamarle, encontrando que la habían asesinado de manera misteriosa. Cada vez que intentaba encontrar una pista sobre su hija, solo hallaba una pared que detenía su camino. Tal vez había comenzado a obsesionarse con ello, porque incluso la veía en sueños, corriendo por los jardines eternos del palacio con sus cabellos dorados flotando al aire, envuelta en gruesas pieles con Mjolnir en mano. Nunca le veía el rostro, siempre de espaldas a él, alejándose a pesar de llamarla para que volviera a su lado. Le dolía que se perdiera así en los jardines. Esa obsesión también le había ganado otra nueva pelea con la doncella guerrera que le reclamaba por su falta de interés en otros asuntos más importantes como rey de Asgard.

-El doctor Selvig me dijo que tú también estás ayudándome con la búsqueda del Oráculo, amigo mío. No recuerdo habértelo pedido.

Tony se aclaró la garganta mirando su tarro en vez del Asgardiano.

-¿No lo recuerdas? Yo sí. Bueno, no fue un "Tony te lo suplico de la manera más atenta ten piedad de mí" pero algo hubo, aunque no he sido de buena ayuda. Tengo tanta información como cualquier ciudadano de Nueva York respecto a mujeres con poderes sobrenaturales, con todo y Viernes.

-Gracias de todos modos –sonrió Thor.

-¿Para qué quieres un Oráculo, por cierto?

-Necesito una respuesta.

-¿Sobre qué? –insistió Tony mirándole de reojo. Su sexto sentido le decía que tenía que ver con Loki.

-Todo y de pronto, nada.

-De nuevo con el modo Shakesperiano. Y seguís usando las cortinas de vuestra madre.

-¿Qué ha sido de las personas que Hulk les trajo hace tiempo?

-¿Personas? –el Hombre de Hierro parpadeó como no recordando, claro que lo hacía, las alarmas en su cabeza sonaron con fuerza- Ah, esas personas. Supongo que estarán bien en donde quiera que se encuentren.

-Es un pensamiento demasiado despectivo para alguien como tú.

-El Verde así lo quiso. Ya sabes, olvidar, es mejor. ¿Más cerveza?

Thor le tendió su tarro vacío observando a Stark caminar al dispensario para llenar ambos tarros con cerveza oscura. Envidiaba a sus amigos que gozaban de una vida tranquila, hasta ciertos términos, sus ojos se quedaron en el líquido arremolinándose dentro del tarro examinando después las expresiones de Tony, preguntándose cómo sería si tuviese una hija. Conociéndole, le tendería el mundo a sus pies y le parecería insuficiente. Eso le hizo sonreír de nuevo, cosa que el otro notó.

-Hey, sonríes.

-Me imaginaba como serías comportándote como padre, mi buen amigo.

-El hábito no es para mí, ni las ceremonias religiosas... aaaahhh, ¿te refieres a ser papá?

-No entendí lo primero.

Tony rió sentándose de nuevo a su lado chocando los tarros. –Bueno, si tuviese una hija –miró al exterior ladeando su rostro- Primero y antes que todo le compraría un oso Teddy, padre que no le compra un oso de peluche a su hija es un fracaso en la vida. Y la haría feliz.

-La princesa Stark.

-No lo dudes ni un instante. ¿Y tú?

El Dios del Trueno dejó en la barra su tarro a medio beber. Ya se había hecho la pregunta antes de que el Oráculo de Alfheim le dijera que tendría una hija que vencería a la oscuridad. Pero su escenario en aquel entonces había sido con Jane Foster, un hijo con sus cabellos y su sonrisa, viviendo en Midgard y luego en Asgard cuando llegara el tiempo de nombrarlo el príncipe heredero al trono con la bendición de Odín. Eso había quedado atrás.

-Creo que toqué un tema sensible...

-No –Thor negó sonriendo con nostalgia volviéndose a él- Quiero una hija.

-¿Hija? Pensé que preferirías un hijo, ya sabes, esa cosa de ser el varón dorado.

-Tú y Vision deben parar su intercambio de ideas preconcebidas sobre nosotros –bufó el Asgardiano.

-Pero, ¿hija?

-¿Crees que una doncella no pueda ser una guerrera?

-Ya sé de una, Lady Sif. ¿Te gustaría que fuese como ella? ¿Una valkiria?

Thor se volvió a su martillo. –Mi heredera.

-Creo que ya tienes demasiada cerveza en la cabeza, mi mitológico amigo, es tiempo de ir a la cama. Anda, yo recogeré todo. Menos a Miumiu, pero un día podré levantarlo y reinar sobre Asgard con puño de acero.

La última risa del Dios del Trueno acompañó su despedida. Tony se quedó solo en el bar, recogiendo, pensando en las palabras de Thor. Una hija. Negó silbando mientras echaba los tarros al fregadero para que su servidumbre limpiara después, pero se quedó a medio bar mirando hacia las luces de la ciudad por el ventanal. Hija.

¿Acaso...?

-Claro que no. Esto sí que no pasaría por alto. Claro que no. No, no es posible.

El hecho de que tanto Banner como Cho nunca hubieran mencionado que Lucky poseía genes Asgardianos le tranquilizó. Solo era una Jotuncita como mamá Loki. Desechó esos torcidos pensamientos camino a su habitación donde durmió a pierna suelta, ordenando a Viernes que no le molestara a menos que Thanos llegara al planeta con una flota espacial. Thor se marcharía en la madrugada, sin despedirse de él aunque hubiera deseado hacerlo, Fandral había llegado de improviso al cuartel de los Vengadores buscándole con urgencia para notificarle de una nueva pitonisa. Sif ya les había prohibido buscar desde la última pelea con el nuevo rey de Asgard, ella lo consideraba más una trampa que una pista real a perseguir, pero Fandral no había querido escucharle y sus esfuerzos habían dado fruto.

-Esta vez no cometimos el mismo error, Thor –le decía ya de vuelta mientras cabalgaban hacia las tierras altas de Asgard cerca de las montañas cubiertas de hielo perpetuo- La tenemos a resguardo hasta que puedas hablar bien con ella.

-¿Le has preguntado?

-No, amigo, eso te corresponde. Mi rey.

El Dios del Trueno sonrió apurando a su caballo, el camino era difícil y volar con Mjolnir no era una opción dado el mal clima que reinaba cerca de las montañas que se acentuaba por la noche que ya caía. Sus guerreros de confianza resguardaban a la mujer envuelta en gruesas pieles observando una fogata amplia en medio de una cueva llena de estalactitas de hielo. Era de piel oscura como la hechicera asesinada, pero con las marcas de los elfos de la luz. Una híbrida como les llamaban.

-Es Uhrfel, mi rey –presentó un guerrero haciendo una reverencia- Vidente de Gringdeim.

-Déjenos solos.

La mujer levantó sus ojos hacia él, eran gris claro con marcas en los párpados, tatuajes sagrados. No era muy vieja pero tampoco joven, arrugas adornaban su frente, bajo sus ojos y en sus mejillas.

-¿Por qué el rey de Asgard me trae aquí?

-Necesito respuestas –Thor se sentó en una piedra frente a ella.

-No quieres escucharlas.

Eso desconcertó al Dios del Trueno, haciendo reír a la mujer que se arropó mejor en las pieles.

-El frío lastima mi cuerpo, gran rey.

-Tan sólo dime lo que busco. ¿Puedes hacerlo?

-¿Tengo opción?

-No eres prisionera ni esclava, Uhrfel, te lo pido como un favor.

La vidente no levantó su mirada del fuego, se quedó callada por varios minutos con una mano arrojando hierbas aromáticas a las llamas antes de responderle.

-Favoreceré entonces al rey de Asgard. ¿Qué es lo que deseas saber, Dios del Trueno?

-¿Es verdad que en estos momentos tengo una hija? ¿Una hija viva?

El silencio vino como primera respuesta, pero Thor se dio cuenta del cambio en la mirada de la vidente cuyos ojos reflejaron las llamas danzantes que se elevaron por encima de sus cabezas. Su corazón latió con fuerza. Si Urfhel era capaz de encontrar a su hija, la resguardaría en Asgard para no perder ya las pistas, teniéndola como su Oráculo más importante.

-El rey de Asgard tiene una hija. Está viva.

-¿Dónde?

-Dónde puede estar a salvo, por supuesto.

-¿Está siendo protegida por alguien más?

-No vivirá así por mucho tiempo si él la encuentra.

-¿Quién? –Thor apretó un puño- ¿Quién amenaza a mi hija?

-El mal primigenio.

-¿Por qué?

-La trajo a la vida para hacerla el conducto de su poder, la muerte de Todo. Pero la perdió, y sabe que si ella toma a Mjolnir sus planes desaparecerán para siempre.

-¿Dónde está? –insistió con desesperación el Asgardiano.

La mujer sonrió como si la viera frente a ella. –Jugando con su madre.

Thor abrió sus ojos al escucharle. -¿M-Madre? ¿Quién? ¡¿Quién?! ¡HABLA!

-¡THOR! ¡¿QUÉ DEMONIOS CREES QUE ESTÁS HACIENDO?!

Sif entró intempestivamente a la cueva, distrayendo al Dios del Trueno que no pudo impedir que la vidente se arrojara al fuego que la consumió de inmediato como si se tratara de una hoja seca. Thor rugió y descargas eléctricas cubrieron las montañas.

-¡SIF!

-¡Esto es una locura, Thor! ¿Acaso no lo ves? ¡Has perdido la razón desde que escucharas al Oráculo!

-¡No es una trampa! ¡Y ahora he perdido la única pista que tenía por tu culpa!

-¡Vuelve a tus cabales! ¡No tienes hija alguna! ¡Es una trampa para volverte loco! ¡Thor, eres el último rey de Asgard! ¡Si te perdemos los Nueve Reinos caerán!

Fandral y los demás tuvieron que entrar a separarlos. El cuerpo de la vidente se perdió en las llamas que lo consumieron aprisa junto con las pieles, levantando un espeso humo que los hizo salir de la cueva de vuelta al palacio donde Thor descargó su frustración contra los muebles y cuanto objeto tuviera a la vista arrojando contra el trono su martillo antes de encerrarse en su habitación donde una vez más volcó todo hasta que una de sus armas de cacería le dio en la cabeza al rebotar violentamente contra la pared. Solo hasta entonces fue que se detuvo, recargándose de la pared por la cual se deslizó hasta caer en el suelo llevándose las manos al rostro. Sif tenía razón, no existía hija alguna, era más probable que el Oráculo de Alfheim se hubiera manchado cuando fue herida y recibiera esa predicción como una trampa para el nuevo rey de Asgard en lugar de ser una profecía real. Pero no podía deshacerse de ese sentimiento que le impulsaba a seguir buscándola, en lo profundo de su ser tenía la corazonada de que era verdad y que su hija le necesitaba. Maldijo a Loki, por sus maquinaciones y su ausencia. Si su hermano no hubiera traicionado así su confianza ahora le buscaría para pedirle ayuda, el mejor embustero podía encontrar la verdad entre tantas mentiras. A estas alturas ya le hubiera confirmado la existencia de su hija perdida o estaría burlándose si fuese irreal. Detestaba que fuesen enemigos en esos momentos, si es que el ojiverde aún estaba con vida, ya no se había escuchado nada de él y esta vez parecía ser el anuncio definitivo de su muerte. Estaba solo. Sin Jane, sin Frigga, sin su padre o su hermano para apoyarle. Los Vengadores no podían socorrerle en esa empresa.

-Su Majestad, lamento interrumpirle pero hay un asunto que requiere de su atención –escuchó la voz de un consejero por detrás de la puerta- ¿Majestad?

-... enseguida atiendo –habló con voz cansada mirando el desastre alrededor.

Con las ropas descompuestas y sin su capa abrió las puertas para seguir al anciano que le llevó aprisa a la sala de juntas donde seguramente escucharía otra querella diplomática a resolver entre reinos. Eso le hizo pensar en Loki de nuevo, era muy bueno en esos asuntos, siempre había ayudado en el palacio con las peleas políticas con astucia, usando esa lengua de serpiente maliciosa. Tomó asiento en lo alto del templete recargando una mejilla contra su puño cerrado resignándose a escuchar al menos una hora de retóricas aburridas. No falló en su suposición. Su mente divagó mientras los consejeros hablaban entre sí con palabras rebuscadas, tenía que pedirle perdón a Sif por la pelea, no había querido golpearla aunque ella le había dejado un par de moretones en la barbilla y la entrepierna.

-... lamento que el rey tenga que escuchar esto, pido clemencia por la inexperiencia de mi pupilo en la materia...

-... pudo tratarse de un ataque a Midgard, Maestro de Ciencias, es un mundo indefenso que no hubiera tenido oportunidad contra el enemigo...

La discusión atrajo su atención de vuelta al escuchar nombrar a la Tierra. Parpadeó aclarando su mente para concentrarse en lo que hablaban los ancianos.

-Pido una disculpa a mis consejeros, pero me temo que me he perdido en la conversación.

Los hombres hicieron una reverencia con una sonrisa. –Lamentamos mantener despierto a Su Majestad tan tarde, pero es necesario que sepa sobre el incidente en Midgard.

-¿Qué incidente?

-El Maestro de Ciencias aquí presente tuvo a bien informarnos hasta ahora que, su pupilo, el joven Larthar quien es encargado de vigilar el uso de los portales que utilizan el poder del Bifrost en los Nueve Reinos, había detectado una irregularidad en uno de ellos, señor, que se había abierto originalmente sobre las tierras frías de Jotunheim pero terminó en Midgard.

-¿Cuándo pasó eso?

-Será año y medio en la Tierra, Su Majestad

-Majestad, yo desconocía el hecho porque confiaba en Larthar. Fue hasta que revisé sus bitácoras que caí en la cuenta de la irregularidad –el Maestro de Ciencias hizo una reverencia larga.

-¿Sucedió algo malo con ello?

-Nada, mi señor. Tal vez fue abierto por casualidad o se activó solo. Tuvimos suerte que Midgard no sufriera daño.

-¿Dónde fue el punto de entrada?

El Maestro de Ciencias se quedó callado, intercambiando una mirada con el consejero real que le animó a seguir.

-Al parecer desde el Ginnungagap, Su Majestad.

Thor les miró por turnos poniéndose de pie. Los Vengadores jamás habían mencionado ese detalle, siempre alertas a cualquier apertura dimensional de otros mundos desde que los Chitauri destrozaran Nueva York bajo el comando del Embustero. Frunció su ceño buscando una explicación lógica a tal omisión cuando cayó en la cuenta de que la fecha del incidente coincidía perfectamente con la aparición de Hulk en el Cuartel General trayendo a sus supuestas víctimas. Levantó una mirada que atemorizó a sus consejeros quienes hicieron una reverencia al acto, retirándose presurosos. Algo había atravesado aquel portal, y si el Hombre Verde lo había percibido, era porque se trataba de alguien a quien ya había atacado antes.

El cielo nocturno de Asgard se llenó de relámpagos.


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