Gia(+18)

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Los hermanos Valachi se obesionaron con Gia, una stripper de uno de los mejores clubs de la ciudad. Una chica... Daha Fazla

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Salí del club "Pinky Promise", eran las ocho pasadas. Había ido a arreglarme ahí, ya que era dónde guardaba mi maquillaje y mis prendas de ropa más bonitas.

El señor Valachi estaba esperándome fuera, sus ojos estaban clavados en las luces de neón que había de decoración con las letras del nombre del club, y entre sus labios tenía un cigarro. Llevaba unos pantalones negros de arreglar y una camisa del mismo color, con los primeros botones abiertos, dejando ver parte de su torso. Tenía que reconocer que estaba increíble.

-Buenas noches, señor Valachi.

Me acerqué a él, me seguía impresionando su estatura, con los tacones solo le llegaba a la altura del cuello.

Él dirigió su mirada hasta mí, sus ojos bajaron por mi vestimenta.

No me había arreglado mucho, llevaba un vestido blanco ajustado, corto, pero era elegante. Mis pies estaban cubiertos por unos tacones rojos oscuros. Me había pintado los labios del mismo color que los tacones y solo me había puesto un poco de rímel.

Valachi apartó el cigarro de entre sus labios y me dedicó una pequeña sonrisa, sin mostrar sus dientes.

-Buenas noches, Gia-Dio otra calada al cigarro y lo tiro al suelo, con uno de sus zapatos lo piso y luego volvió a subir su mirada hacia mí-Llámame Erik.

-¿Te llamas Erik?

Él asintió.

-Sígueme.

Erik atravesó la calle, le seguí por detrás hasta llegar a un Rolls-Royce negro. El chofer bajó del coche en cuanto nos vio y nos abrió la puerta de la parte de atrás.

-Gracias-Le sonreí y subí. Me coloqué en el asiento del fondo, al lado de la ventana.

Erik subió, dejando el asiento del medio libre, y el chofer cerró la puerta. Observé cada rincón del coche, todo era muy lujoso y clásico y olía a limón.

-¿Cuántos años tienes?-Pregunto Erik cuando el motor se puso en marcha.

-Diecinueve, dentro de poco cumpliré veinte. ¿Y tú?-Le miré.

-Veintiséis.

Asentí y dirigí mi mirada hacia la ventana. Ninguno de los dos volvió a decir algo en todo el camino, pero él no apartó su mirada de mí ni un segundo.

El chofer abrió la puerta, Erik bajo y me tendió la mano para ayudarme, pero la rechacé y bajé por mi misma.

Observe el lugar, estábamos delante de una mansión enorme, era clásica y parecía antigua. A nuestro lado estaba lleno de coches lujosos.

Caminé al lado de Erik hasta llegar a la entrada, donde había un chico con esmoquin.

-Buenas noches, señor Valachi-Saludó-Les acompañaré hasta su mesa.

Erik no dijo nada. Empezó a caminar detrás del chico y yo detrás de él.

Era un sitio impresionante, lleno de mesas con manteles de seda, cubiertos trabajados y por lo que podía ver en los platos la comida era muy fina. De fondo sonaba una ligera música clásica.

Había mucha gente, todos iban vestidos con prendas caras y elegantes. Muchas miradas se posaron encima de Erik mientras pasábamos entre las mesas, sobre todo miradas de chicas que luego dirigían miradas asesinas hacia mí.

Cuando llegamos a nuestra mesa, el chico que nos acompañó retiro mi silla, le sonreí y me senté. Erik se sentó enfrente de mí.

-¿Que quieren beber?

-Tráenos una botella de Chateau Le Pin-Él chico asintió y se alejó-Mierda-Susurro Erik a los pocos segundos y dirigió su mirada hacía mi-¿Te gusta el vino? Puedo pedirte otra cosa.

-Si, me gusta-Le sonreí-Es muy bonito, el restaurante.

Él simplemente me sonrío, apartó su mirada de mí y observo a la gente de las mesas que nos rodeaban.

A los pocos minutos apareció el chico que nos había atendido en la entrada, con una botella de vino, dos copas y dos cartas. Dejo las cartas encima de la mesa, abrió la botella y llenó las copas hasta la mitad.

-Gracias-Susurré cuando acabo.

Cogí la copa entre mis dedos y di un trago con la mirada de Erik encima. Cuando el líquido rojizo llegó a mis pupilas gustativas me sorprendí, tenía un sabor exquisito.

Dejé la copa encima de la mesa y me relamí los labios. Agarré la carta y empecé a leer los platos. No entendí nada, no sabía que comida era y en lo único que me pude fijar era en los precios de cada plato, todos costaban más de 100 dólares.

-¿Ya saben que quieren?-Pregunto un camarero después de unos minutos.

Levante mi mirada hacía Erik.

-Wagyu con soja-Dijo él y luego me miro.

-¿Puede traerme esto?-Señale con uno de mis dedos un plato cualquiera de la carta y se lo enseñe al camarero.

-¿El osso buco?

Asentí, aunque no tenía ni idea de lo que era.

El camarero se alejó, dejándonos a solas de nuevo.

-¿Te gusta tu trabajo?-Preguntó Erik y dio un trago de su copa.

-Depende del día, hay días que me encanta, pero otros lo odio... He tenido muchos problemas con algunos clientes, los hombres parece que no entienden un no como respuesta-Eché un mechón de pelo detrás de mi oreja y seguí hablando-Pero se gana mucho dinero, me gusta bailar, he aprendido a caminar con tacones y era un desastre con ellos, me caía siempre-Sonreí.

-Te vi bailar anoche, acaparaste la atención de todos, tienes una belleza única y la manera en la que te mueves es espectacular.

Mis mejillas se volvieron rosadas al escucharle.

-¿Te gusta como bailo?

-Me fascina.

-Podrías haber pedido un baile privado, te hubiera costado mucho más barato que está cena.

-Me parecen patéticos los bailes privados-Abrí la boca para quejarme, pero él continuó-¿Me pones la polla dura, pero no puedo follarte?

Unos cuantos hombres y mujeres se giraron a mirarlo cuando lo escucharon, pero él no le dio importancia.

-No sé que responder a eso-Fruncí el ceño-Pero creo que te equivocas de club, si buscas echar un polvo tendrías que ir a otro tipo de club... Aunque en el que trabajo hay algunas chicas que aceptan dinero por sexo, si les dieras lo que me ofreciste a mí incluso se casarían contigo.

-No me hace falta pagar para tener sexo, nunca he pagado a una prostituta.

-¿Y a mí me ofreces un millón?

-Te lo he dicho, me fascinó ver cómo te movías y tu belleza es única, deseé tenerte en mi cama en cuanto te vi. Me pareces una chica misteriosa, con mucha autoestima y determinación. Me sorprendió que rechazarás mi oferta, cualquier otra chica hubiera follado conmigo en ese mismo camerino, pero tú no. Quiero conocerte, me gusta observarte, puedes acompañarme a cenas o hacerme compañía, a cambio te daré dinero o lo que tú quieras.

Me sorprendió su sinceridad, tanto que me quede callada, observándolo, sin saber muy bien que responder.

-No quiero que me des una respuesta ahora, ni siquiera tienes que darme una respuesta... Quiero que los dos disfrutemos de la compañía del otro. No has salido de mi cabeza en todo el maldito día-Erik se apartó unos mechones de pelo que le caían por la frente y continuó hablando-Si no quieres que tengamos sexo no lo haremos, pero qué sepas que mi oferta siempre seguirá en pie.

-Me sorprenden tus palabras-Dije mirándole fijamente a los ojos-No tengo nada de especial, soy una simple chica que se gana la vida siendo stripper. Con el dinero que tienes y lo atractivo que eres estoy segura de que podrías conseguir a alguien mejor que yo.

-Me gustas tú Gia, nunca he visto a alguien mejor que tú, normalmente las chicas atractivas tienen la cabeza hueca, no quiero generalizar, pero las que yo he conocido puedo asegurarte que la tienen.

-¿Qué te hace creer que yo no tengo la cabeza hueca?-Levante una ceja.

-No aceptaste mi oferta.

Antes de que uno de los dos pudiera decir algo el camarero se acercó con nuestros platos, dejo lo que había pedido Erik delante de él y lo que había pedido yo delante de mí.

-Espero que lo disfrutéis, si algo no es de su agrado o hay algún problema no duden en avisarme.

Cuando se alejó observé mi plato. Había un pequeño trozo de carne, con verduras de acompañamiento. Cogí mi tenedor y el cuchillo y corte un trozo. Me lo llevé a la boca y lo saboreé. Estaba buenísima, nunca había probado algo con tanto sabor y con ese tipo de textura.

-¿Te gusta?

-Me encanta, pensaba que me traerían algo raro, no entendía nada de lo que había en la carta, pero es increíble, está buenísimo. ¿Quieres probarlo?-Le miré.

-He probado todos los platos de la carta, pero mi favorito es este-Miro la comida que había en su plato-¿Quieres probarlo?

Asentí con la cabeza. Erik cortó un trozo de la carne que había en su plato y me tendió su tenedor. Lo agarré, rozando sus dedos, y me lo llevé a la boca. Cerré mis ojos mientras masticaba el trozo de carne, era increíble.

-Madre mía-Abrí mis ojos y le miré-Es increíble, nunca había comido algo tan rico.

Le devolví el tenedor y di un sorbo de mi copa de vino.

-¿Eres famoso o algo?-Pregunté-Cuándo hemos entrado todos se han girado a mirarte.

-No soy famoso-Se llevó un trozo de carne a la boca-La mayoría de gente que hay aquí es gente adinerada, nos conocemos entre nosotros, algunos conocen a mi familia y otros a mí.

-¿Puedo saber cuál es tu trabajo?

Antes de que Erik pudiera responder un hombre tocó su espalda. Iba acompañado con la que parecía su mujer y su hija, una chica no mucho más mayor que yo. Iban vestidas muy elegantes, con vestidos largos, maquilladas y llenas de joyas.

-Erik, ¿Cómo te va todo?

Erik se dio la vuelta, en cuanto vio quien era se levantó de la silla y lo abrazó.

-¿Ya has vuelto de Europa? Pensaba que te quedabas hasta el verano.

-Tuve que volver, Elisa no aguantaba estar ahí sin sus amigos y aparte de eso tuve unos problemas con el negocio.

Erik dirigió su mirada hacia la chica más joven. Ella le sonrió.

-Cuándo quieras quedamos y nos ponemos al día, sabes que puedo ayudarte con esos problemas-Erik dirigió su mirada hacia el hombre de nuevo.

-Te llamaré. ¿Te ha dicho tu padre lo de mañana?

Erik negó con la cabeza.

-Daremos una fiesta, algo pequeño, para celebrar que hemos vuelto. Estás invitado.

-Claro, ahí estaré.

-¿No nos presentas a tu acompañante?-Pregunto con curiosidad el hombre.

Erik se giró y me miro.

-Es una amiga, Gia.

El hombre estiró su brazo por encima de la mesa, para estrechar su mano con la mía. Estire mi brazo con rapidez, sin querer tire la copa y el vino se esparció por todo el mantel.

-Mierda-Agarre la copa y me levante de la silla, dirigí mi mirada hacia el hombre avergonzada-Lo siento mucho.

Él había apartado su mano. Su mujer me miraba con asco y desaprobación, igual que su hija.

-Hasta mañana-Se despidieron.

-Me alegro de verte Elisa-Erik sonrió a la chica y beso su mejilla, ella susurró unas palabras en su oído, que hicieron que él sonriera y luego se alejó junto a sus padres.

-Lo siento mucho, soy un desastre-Me disculpé.

Erik se sentó de nuevo en su silla y me miró.

-Has tirado una copa, le puede pasar a cualquiera. Siéntate.

Me volví a sentar en la silla, con la mirada clavada en el plato de comida que tenía delante de mí. Me sentía demasiado avergonzada.

-¿Tienes que ir a trabajar luego?

Levante mi mirada hacía él.

-Si, bueno, Marcus ha dicho que no importa si no voy, pero creo que iré.

-¿Haces algo mañana?-Preguntó.

-Por la noche trabajo, el resto del día estoy libre.

Erik agarró la botella de vino y llenó mi copa hasta la mitad.

-Podrías acompañarme a la fiesta de Hernández, puedo llevarte a trabajar a la hora que me digas.

-¿Quieres que te acompañe?-Pregunté sorprendida-No creo que les guste verme ahí, no les he causado muy buena impresión.

-Me da igual lo que ellos piensen, y a ti también debería.

-No me importa lo que ellos piensen, pero no quiero avergonzarte, está claro que estoy en un nivel diferente del vuestro, me miran como si fuera basura. Te juzgarán más a ti por ir conmigo que a mí por ser como soy.

-Me importa una mierda lo que la gente piense de mí.

Me metí el último bocado de comida en la boca y le miré.

Tenía que reconocer que la cena no había estado mal, al contrario. En todo momento me sentí cómoda con él, no me sentí juzgada y parecía que respetaba mi trabajo.

-¿Tengo que arreglarme? No tengo ropa muy formal ni elegante.

-Puedo comprarte algo.

Negué con la cabeza.

-No, ya encontraré algo.

-¿Aceptas venir conmigo entonces? Voy a pagarte.

Antes de que pudiera responder el camarero se acercó y retiró nuestros platos.

-¿Queréis que os cambie de mesa?-Pregunto cuando vio el mantel manchado de vino.

-No, tráenos un plato de trufas y la cuenta por favor.

Él asintió y se alejó. Volvió en menos de cinco minutos con lo que le había pedido Erik. Lo dejo encima de la mesa y nos dejó a solas de nuevo.

-Doy por hecho que no tienes pareja, ¿no?

-Nunca he salido con nadie-Cogí una trufa del plato y le miré-Los chicos no quieren salir con una stripper-Me metí el dulce en la boca. Los ojos de Erik no se apartaron de mí ni un segundo mientras yo saboreaba el dulce.

-No creo que sea por eso, les intimidas, solo mírate, eres demasiada mujer para ellos.

-Supongo que tú tampoco tienes pareja, ¿no?-Ignoré sus palabras.

-Yo tampoco he salido nunca con nadie-Erik le dio un mordisco a una de las trufas-¿Vas a la universidad o estás estudiando algo?

Negué con la cabeza y agarré mi copa, di un trago al vino. El camarero se acercó con la cuenta y la dejó encima de la mesa. Erik sacó su cartera y de dentro cogió una tarjeta de crédito.

-Serán 4,370, señor.

Escupí, literalmente, el vino dentro del vaso en cuanto lo escuché.

¿4,370 dólares por una cena?

Los dos chicos me miraron.

-Lo siento-Me disculpé.

Erik pagó y el camarero nos dejó a solas de nuevo.

-¿No crees que se han equivocado?

-La botella de vino vale más de 3,000 dólares.

-Tiene que ser una broma-Susurré.

Erik sonrió y negó.

-¿Nos vamos ya?

Asentí y me levanté.

-¿Puedo llevármela?-Dirigí mi mirada hacia la botella de vino medio vacía.

Él asintió. Agarre la botella con una de mis manos y con la otra mi bolso de mano. Erik me indicó que fuera delante y empecé a caminar hacia la salida, seguida por él. La gente me observo con desaprobación, al ver que me llevaba una botella de vino en la mano, pero parecían olvidarse de eso en cuanto veían a Erik detrás de mí. Le observaban como si fuera alguien importante y respetado.

Caminamos hacía el coche en silencio, el chofer nos abrió la puerta y Erik y yo subimos en la parte de atrás.

-¿Te ha gustado cenar conmigo?-Pregunté después de unos minutos en silencio y giré mi cabeza para mirarlo.

-Si, me ha gustado. ¿Y a ti?

-Más de lo que esperaba-Sonreí y aparté mi mirada de él-Me gusta como hablas, tu voz es relajante-Di un pequeño sorbo a la botella de vino-¿Van a estar tus padres mañana?

-Mi padre estará, mi madre no lo sé, no se llevan muy bien.

Le tendí la botella de vino, para que bebiera. Entendí enseguida a lo que se refería, mis padres se odiaban.

Erik agarró la botella, dio un trago y se relamió los labios.

-¿Vas a venir a verme bailar?

-Me encantaría, pero tengo trabajo, ya te he dicho que hoy no has salido de mi cabeza, no he podido concentrarme en nada-Me devolvió la botella.

Nos quedamos el resto de camino en silencio, dedicándonos alguna que otra mirada.

Cuando llegamos el chofer nos abrió la puerta, bajamos y le dio un sobre a Erik.

-Ven, te acompaño hasta la entrada.

Seguí a Erik hasta la entrada del club, fuera había unos clientes esperando para entrar y enseguida pusieron sus miradas encima de mí.

-Toma-Erik me tendió el sobre-Dentro tienes el dinero y una tarjeta con mi número, por si mañana te surge algún imprevisto. ¿Dónde quieres que te pase a recoger?

Agarre el sobre.

-Muchas gracias-Sonreí-Aquí, en el club, ¿a qué hora?

-A las cinco.

-Genial, pues te espero mañana a las cinco-Di unos pasos hacia él, acerque mis labios a su mejilla y deje un beso sobre ella. Sorprendiéndonos a los dos. Aspire el aroma de Erik, un fuerte olor a colonia masculina mezclada con menta impregno mis fosas nasales-Hasta mañana-Me aparté y le sonreí.

Él no dijo nada, me observo con confusión hasta que entré en el club y lo perdí de vista.

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Muchas gracias por leer el capítulo❤️

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