Mi corazón raramente se aceleró en cuanto vi a Justin sentado frente a mí con una media sonrisa, era como si todo el pasado se hubiera esfumado y solo estuviéramos él y yo, su mirada me inspeccionaba el rostro y juraría que me encontraba sonrojada por más estúpido que suene.
Cruzo los brazos y los recargo en la mesa, ya habían pasado varios minutos y nada salía de sus labios así que me apresure a romper el silencio.
-bueno, esta vez ¿Qué deseas? –le pregunte intentando ser lo más seria posible.
-Amber, quisiera que dejáramos todos los rencores e intentáramos ser amigos. –lo mire con una ceja alzada y la verdad no sé porque la palabra amigos me llego a lo más profundo de todo mi ser.
El silencio se hizo presente de nuevo, no le conteste porque sinceramente no sabía ni quería saber la respuesta que iba a salir de mi boca.
-¿Por qué tardas en responder? –rio bajo pero con nerviosismo, lo conocía a la perfección.
-Está bien Justin, seamos amigos ¿Por qué no? – asentí con la cabeza sin siquiera mirarlo.
-perfecto, eso me hace muy feliz. –sonrió abiertamente como si le hubieran dado la mejor noticia de su vida.
-No seas ridículo Bieber, solo acepte tu amistad; no que estés tan cerca de nosotros –le dije con una mueca de disgusto.
-me sigues odiando, me queda claro –dijo tras un largo suspiro.
-Bien –pensé en decirle que mañana me iría de nuevo con Abril a Chicago pero no lo vi tan importante.
...
Regresamos muy tarde a casa, Danielle me pidió explicaciones del por qué y que quería decirme Justin, obviamente por ser mi única y la mejor hermana se lo dije todo.
Mi madre casi se pone a llorar al recordar que regresaría a mi casa pero solo lo entendio cuando le dije que no tardaría mucho tiempo en venir a visitarla de nuevo.
Mi padre por otro lado expreso estar muy feliz de que me fuera 'porque si no Justin se me iba a querer acercar de nuevo.
...
-adiós abuelita vendremos pronto a visitarte otra vez –dijo mi niña con una tímida sonrisa.
-está perfecto Abril solo cuídense ¿De acuerdo? – mi mamá la miro.
- Abril, hija vámonos que el avión se nos ira –le dije tomando nuestra maleta.
- ¿Por qué no me dijiste que se iban?