Una noche de viernes vengativa

meg-books által

480K 39K 18.2K

Maia acaba de ser engañada por su novio Joan, por lo que buscará vengarse de él cada viernes del verano con l... Több

Sinopsis y aclaraciones
1. La Navidad nunca fue tan deprimente
2. El auto con nombre
3. Brindis chino
4. Evidencias
5. Esperando lo inesperado
6. En busca de ayuda
7. Adornos navideños
8. Una lista poco ética
9. Un chico a medianoche
10. La Cafetería de Media Cuadra
11. Cayendo de culo
12. Un sábado salvado
14. Todo lo gratis es bueno
15. Como basura en la oscuridad
16. Uno sale, otro entra
17. Oportunidades
18. ¿Cómo se despeja una mente?
19. Ópera y rock
20. La "gran" audición
21. A todo o nada
22. En las nubes
23. Preparativos de una venganza asquerosa
24. Explosión
25. A la mitad
26. Esfumado en el aire
27. Primer contacto con una especie desconocida
28. Yo no soy así
29. Un viernes desperdiciado
30. La fiesta de la playa
31. Intrusa
32. La noche es joven
33. Dolores olvidados
34. Lección de carretera
35. La cena Foster
36. Una petición singular
37. Alerta roja
38. Encuéntrame a alguien a quien amar
39. Otra galaxia
40. Rescate forzoso
41. Pensar demasiado
42. Luces, música y verde fluorescente
43. Dar la cara
44. Punto final
45. Bajo la lluvia
46. Una foto puede arruinarte
47. Ojo por ojo, foto por foto
48. Pequeña cosa loca llamada amor
49. Todo trae consecuencias
50. Inconveniente azul
51. Cruda realidad
52. Todo queda atrás
53. El dolor de la culpa
54. Valor
55. Un final es un nuevo comienzo
Epílogo
Explicaciones, curiosidades y agradecimientos

13. Caminar es mejor bajo las estrellas

10K 810 439
meg-books által

Crucé las piernas en la cama.

—¿Ahora puedo qué?

—Hacer algo —dijo él como si nada—. Dijiste que le llevabas el batido a tu hermana y que luego quizás podías.

Miré mis sábanas llenas de lunares y migas de cereales. ¿En serio se acordó de eso?

Tiara alzó aún más las cejas, y yo hice un movimiento de mano para que dejara de mirarme de esa manera.

—No puedo ir hasta la costa ahora —vacilé—. Tampoco me da mucha confianza ir sola...

En ese instante, el timbre de la casa sonó y a mí se me detuvo el pulso. Tiara abrió los ojos y señaló mi puerta, como si yo no lo hubiera escuchado ya.

—¿Estás aquí? —exclamé.

—Ni que tu casa me quedara tan lejos.

—Entiendo que estés aburrido y sin nada para hacer, pero... Debo cambiarme y...

—Vale, te espero.

Cuando cortó la llamada, mi papá gritó desde el pasillo.

—¡Voy a abrir!

—¡No! —Salté de la cama de un brinco y abrí la puerta lo suficiente para que me oyeran todos—: ¡Yo abro!

Cuando escuché que la puerta del dormitorio de mis padres volvió a cerrarse, me recliné contra el marco, bajo el umbral.

—¿El hijo de la señora Foster está abajo?

Miré a Tiara. Ella tenía la boca abierta, aún con el vaso de plástico vacío en una mano.

—Es un poco idiota. —Fue lo único que se me ocurrió decirle.

—Es un poco impulsivo —corrigió ella—. ¿Qué hace aquí? ¿Ahora se hablan?

—Un poco. —Me despegué de la puerta y corrí al armario. Debía cambiarme el short de pijama que me había puesto, y aprovechar y ponerme otra blusa. ¿Un abrigo ligero, tal vez?

—¿Te invitó a salir?

Yo arrugué la cara y saqué lo que iba a ponerme, comenzando a cambiarme.

—Lo vi cuando compré los licuados y estaba con una chica. Deja de decir locuras.

—¿Eso quiere decir que sí le dirías que sí?

Alcé las manos con exasperación en medio de mi cambio de shorts.

—Yo no dije eso.

—Es bastante diferente a Joan... —siguió ella mientras yo terminaba—. No tienen nada que ver, de hecho.

—Ya para, Tiara. Ahora me voy, y vuelvo temprano. Si mamá y papá no preguntan, no dices nada. Si lo hacen... —Titubeé antes de tomar mi teléfono—. Diles que estoy en lo de Jaz, ¿sí? Voy a estar bien.

Mi hermana y yo nos observamos, y su mirada se entornaba insinuando una pregunta. Yo resoplé.

—¿Sí? —repetí.

—De acuerdo, de acuerdo. Pero me debes otro licuado.

Cuando abrí la puerta, ahí estaba él. Seguía con la misma ropa de hoy, el mismo traje de baño, pero tenía una sudadera ancha encima.

—¿Estás loco? —pregunté, pero él sólo se encogió de hombros.

—Dijiste que podías hacer algo luego de venir aquí. Y, siendo sincero, te vi bastante sola y aburrida. De nada.

—No estaba aburrida. —Sí lo estaba—. ¿Y qué querías hacer?

—Lo que ya estaba haciendo: pasear por la playa. ¿Te apuntas?

Vi instantáneamente su coche detrás de él. Estaba vacío. La llegada a la costa iba a ser rápida. La vuelta a mi casa, quizás también.

Suspiré, nos metimos al auto, y él condujo hasta la hilera de palmeras.

La brisa estaba bastante fresca, y agradecí haberme traído mi abrigo. El cielo y el mar ya estaban oscuros cuando caminamos por la arena, recorriendo toda la longitud de la playa, pero aun así había personas paseando. No era tan tarde.

—¿Por qué te pone tan tensa que pase a buscarte por tu casa?

La pregunta me tomó por sorpresa. Intenté no mirar a Brick directamente, así que solo lo ojeé de soslayo y me metí las manos en los bolsillos.

—No lo sé —dije, pero me parece que sí lo sabía un poco. Fruncí los labios y se lo conté sin rodeos—. Mi novio pasaba a buscarme por casa casi siempre.

Él bajó las cejas.

—¿Te preocupa que me vea como tu novio?

Yo eché una carcajada seca.

—No. No lo sé. Bueno, mi familia es bastante chismosa con esas cosas. Y... bueno, todo lo que tiene que ver con Joan o me recuerda a él se siente raro.

—Lamento eso. Para mí es bastante normal pasar por casa de mis amigos.

"Amigos". Así que ya éramos amigos. Bueno, yo no había tenido tantos amigos en este momento de mi vida. Como dije, mi mejor plan para pasar el rato era estar con Joan. Quizás eso me quitó el tiempo de haberme abierto más a otras personas... o, bueno, no. La tenía a Jaz, ¿no es así?

Sí, ella era mi amiga. Y yo pasaba seguido por su casa. Claro que estaba a solo unos pasos de distancia, y no necesitaba todo el problema que implicaba para mí conducir un coche.

—Está bien, solo... no toques el timbre de nuevo. Sabes que no me gusta —comenté. Brick se rio; al menos fue un horario aceptable cuando lo hizo. Siempre me molestó que tocaran cuando mis padres estaban durmiendo.

—Así que —siguió él, mientras continuábamos luchando contra la arena que se infiltraba por nuestras sandalias—, ¿cómo es eso de que todo lo que te haga acordar a Joan se siente raro?

—Bueno... —Fruncí los labios hacia un costado—. Solíamos estar todo el rato juntos, ¿sabes? Supongo que te acostumbras. Demasiado.

—¿No puedes simplemente, no sé, dar vuelta la página?

—Estuvimos mucho tiempo juntos. —Lo miré—. Mucho.

—¿Cuánto?

—Tres años y medio, para ser exactos.

Brick abrió más los ojos y después silbó de forma larga, larga.

—¿Ya estaba planeada la boda?

—Qué gracioso. —Me incliné un poco hacia un costado para empujarlo, brazo con brazo. Él solo se rio—. Pero es así. Comencé a estar con él cuando teníamos catorce años, quizás un poco más. Él ha sido mi primer amor y mi primer novio. Mi primer y único. Mi primera cita, mi primer beso, mi primera locura, mi primera vez...

Me detuve allí. Suficientes datos, Maia. Brick miró hacia el mar.

—Supongo que lo entiendo —soltó.

—¿Y la chica con la que estabas saliendo?

Hice un gesto a nuestro alrededor, pero Brick no me vio de forma natural, sino... confundido, divertido.

—No estaba saliendo con ella —refutó, pero al instante meneó la cabeza—. Bueno, sí estábamos saliendo, afuera, pero no era una cita. 

—Era bonita.

¿Por qué mierda dije eso?

Intenté ver su expresión sin mostrarme muy curiosa al respecto.

—Sí, bueno —dijo él—. Chloe no está mal. Pero no la veo así, ¿sabes?

—¿Has tenido novia alguna vez? —Ya que estábamos con el tema...

—Nunca nada serio. No así como tú. —Hizo un gesto exagerado por los tres años y medio—. No sé si duraría tanto, ahora que lo pienso.

—¿Por qué? —pregunté, traviesa—. ¿Porque tú no querrías, o porque... la chica no se aguantaría?

—Ja, ja, ja. Qué chistosa, Vengrover. De verdad.

—Deja de llamarme por mi apellido.

—Es un apellido súper raro. Ven-gro-ver. —Se dedicó a alargar las sílabas, a saborear los sonidos. A mí, por alguna razón, me dio cierta vergüenza y lo volví a empujar suavemente con el hombro—. ¿De qué país es?

—¿Y yo qué sé? No me cambies el tema. ¿Qué ha pasado con tus parejas anteriores?

—No llegábamos a ser "pareja". No sé, nunca congenié con ninguna.

—¿O eres un solitario? —adiviné—. ¿O uno de esos chicos que solamente va probando?

—¿Y tú eres una de esas chicas que sueña encontrar el chico perfecto de primera mano y casarse con él luego de haber planeado sus vidas?

Me detuve en seco, salpicando un poco la arena. Brick se dio vuelta con pereza para verme, con las manos en los bolsillos de su abrigo. Yo le hice una mueca de fastidio.

—Eh, que yo no me adelanto al matrimonio aún —me quejé.

—Entonces suelta de una vez a Joan. Terminaste con él, sí. Pero apenas tienes diecisiete años y hay miles de chicos en la ciudad. No tiene por qué ser el primero y el último.

—Ya superé a Joan, por algo planeo todas estas venganzas.

Hablé de sopetón, pero ¿era así? Diablos, todavía no había sido capaz de borrar las fotos con él. Lo que pasaba era que... sí, había sido mucho, mucho tiempo juntos. Y yo lo había querido de verdad.

Cuando era más pequeña soñaba con un amor ideal y perfecto. Un chico atractivo y carismático que me hiciera temblar los suelos... y allí lo conocí. Y me gustaba cómo se sentía estar juntos; cómo se sentía que me dedicara sus victorias de lucha en la escuela delante de todos, cómo me paseaba por los patios, cómo me alardeaba con sus amigos, cómo subía fotos conmigo. Me hacía sentir... especial, de algún modo. Era la clase de chico que encontraba en las películas, en los libros. 

Brick solo resopló.

—Ya. —Se acercó a mí y se quedó parado a mi lado, mirando el agua—. ¿Y ya sabes cuál será la próxima?

—Ni idea. Las tengo enumeradas, pero... no sé cuál es la correcta para seguir.

—Lo bueno es que te queda una semana para pensar en eso. —Inspiró aire fresco, salado, y comenzó a voltearse lentamente—. Y, dime, además de pasar los días planeando disparatadas venganzas para tu ex, ¿haces algo más?

¿Algo más? Bueno, no busqué ningún empleo para hacerme un dinerito. Tampoco me anoté a ninguna actividad, aunque solía visitar el club deportivo...

De repente me quedé en blanco. El tiempo libre se abrió paso por mi mente, se hizo más visible, más notorio, como una enorme masa de vacío. Ahora tenía mucho tiempo libre...

Y, además, sola.

Brick notó mi cara y levantó las cejas.

—¿No hay nada que te guste hacer...? —tanteó. 

—Bueno... —Busqué y busqué en mi memoria. ¿Ver series y películas contaba? No, eso le gustaba a casi todo el mundo. Era normal. No valía. ¿Algún deporte...? No, nunca fui buena en nada de eso. Ni siquiera con un equipo.

Traté de buscar más en la profundidad de mi memoria y, allí, encontré un pasatiempo olvidado.

—Me gustaba bailar.

—¿Te... gustaba? —dudó—. ¿Ya no lo haces más?

—No realmente... —Intenté pensar por qué no lo hacía. De niña me gustaba hacerlo; me gustaba poner música en el equipo de la sala y bailar sobre la alfombra, aunque a veces se me patinaba. Así como a Tiara le gustaban las películas de jóvenes cantantes, a mí me gustaba poner las que tenían coreografías, y siempre terminaba intentando imitarlas. Incluso había tomado varias clases de ballet.

Quizás no lo hacía por... falta de tiempo.

Y con falta de tiempo me refería a falta de tiempo sin estar amarrada a Joan y sus propias actividades.

—Vaya, no te imagino bailando. —La voz de Brick me arrastró a la realidad, al ruido de las olas y la música de un bar cercano—. ¿Qué bailas?

—Oye, ¿por qué no me imaginas?

—Te vi bailando en Navidad, ¿te olvidas?

—¿Y?

—Y que parecías uno de esos muñecos inflables de las estaciones de servicio.

—Ya veo por qué no duras con ninguna chica —me burlé, aunque logró sacarme una carcajada.

—Bueno, hay un sitio donde dan clases de verano, si te interesa. No queda lejos de nuestro barrio.

Por alguna razón, mi corazón comenzó a latir con más insistencia; hacía muchos años que no bailaba. Pensar en entrar a un grupo de danza me ponía... nerviosa. Pero al mismo tiempo me llenó de una ansiedad y una alegría tremendas. Me imaginaba un salón con un espejo grande y mis pies temblaban, me exigían. Tal vez sí era una buena forma de pasar el verano cuando estuviera aburrida.

—Vaya... puede ser una buena idea —murmuré al final. Alcé los ojos de la arena y me encontré con los suyos—. Gracias.

—Luego te paso la dirección —dijo con tranquilidad.

Me lo quedé viendo cuando el aire le consiguió mover algunos mechones, a pesar de haber poco viento. 

—¿Trabajas mañana? —pregunté. Él sólo frunció el ceño como siempre.

—¿Domingo? Por Dios, déjame un descanso. Tampoco me gusta tanto limpiar retretes.

Me reí.

—Cierto. ¿Entonces empiezas el lunes? —Él asintió—. ¿Y no tienes miedo con... lo que te dijo tu amigo?

—¿Lo que dijo Tom sobre Joan? —Chasqueó la lengua—. Está más asustado él que yo, pobre. Además, tú lo dijiste: Joan es más de ladrar que de morder.

Sí, yo había dicho eso, y en muchas ocasiones era cierto. Muy pocas veces se violentaba, por así decirlo, pero le gustaba alardear y amenazar y asustar cuando le hacían la contra... Aunque el hecho de que reaccionara ya era otra cosa. No era de todos los días.

—¿Por qué preguntas?

Eso me tomó por sorpresa.

—¿El qué? 

—Cuándo trabajo —respondió.

Yo me encogí de hombros, pero no terminé el gesto cuando él añadió:

—Quieres un batido gratis, ¿verdad? —Yo empecé a refutar pero él fingió que no me oía y sacudió la cabeza mientras sonreía—. Sí, lo quieres. Y quieres uno para Tiara. Está bien, está bien, Vengrover. Quizás pueda darte uno. Ven a verme el lunes.

Cerré la boca y dejé de negarme. Su expresión y su inesperada invitación me contagiaron una sonrisa. Me mordí el labio inferior.

—Yo no te pedí nada. Pero está bien, no voy a rechazar un batido gratis. —Además, me venía bien porque mi hermanita ya me había exigido uno antes de venir aquí. Podía darle el capricho.

—De acuerdo. Estaré a la tarde y tal vez pueda robarme alguno cuando ya esté oscureciendo y la mayoría de la gente se haya ido —respondió él—. De paso, quizás nos enteremos de qué pasó con Joan y la jefa, al final.

—Me muero por escuchar que ha recibido algún tipo de ascenso —ironicé.

—Y que su ascenso sea por una buena patada en el culo.


Este es un capítulo que me gusta mucho, ojalá les pase igual a ustedes ♥

Pero no todo es tranquilidad... Esperen el capítulo siguiente.

#PreguntaParaTi: ¿Te has escapado alguna vez de casa?

Yo no, siempre aviso jajajaja. Qué poca adrenalina.

Olvasás folytatása

You'll Also Like

329K 12.7K 41
Se llama Marcos. Se apellida Cooper. Y toca la guitarra. Jude Brown es una estudiante de periodismo, tras un largo camino en su vida, tiene que busc...
60.7K 3.7K 23
Un nuevo enemigo se hacerca pero Sailor Moon no lo puede derrotar tendar que hacerlo una nueva Sailor ¿pero quién?. 🌟Escrita por mi. 🌟No adaptacion...
1.3K 161 15
Esto es un month que encontre en twitter, como me encanto lo voy a recrear con mi estilo de dibujo -Los dibujos son en tradicional -Natalan (pasivo)...