Monster in love

De Bubalov

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Jimin sueña con ir a Disney, es un omega sencillo y optimista con una vida tranquila y llena de color. Hasta... Mais

Parte 1
Parte 2
Parte 3
Parte 4
Parte 5
Parte 6
Parte 7
Parte 8
Parte 9
Parte 10
Parte 11
Parte 12
Parte 13
Parte 14
Parte 15
Parte 16
Parte 17
Parte 18
Parte 19
Parte 20
Parte 21
Parte 22
Parte 23
Parte 24
Parte 25
Parte 26
Parte 28
Parte 29
Parte 30
Parte 31
Parte 32
Parte 33
Parte 34
Parte 35
Parte 36
Parte 37

Parte 27

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De Bubalov

—No quiero irme de tu lado.—Jimin sorbió su nariz apretándose a un costado del alfa.

—Haremos lo que tú digas.

—Quiero quedarme.—sollozó.

—Lo que dijo Nam es cierto. Las cosas no van a cambiar, no puedo huir de esto, pero tú sí. No tienes que vivir una vida así, puedo conseguir que tú y el cachorro estén bien lejos de aquí. Piénsalo Jimin, no tienes que decidirlo ahora.

—Te quiero Jungkook, quiero estar contigo.

—Jimin, no voy a mentirte, lo sabes. Es una vida de mierda, no es bueno para ti. Yo nunca quise esto para ti, intenté alejarte, de verdad lo hice. Tú no eres igual a los demás omegas que conocí. Ni siquiera sé cuando sucedió pero estoy jodidamente enamorado de ti y es una mierda porque no puedo ser el alfa que mereces.—murmuró con un tono frustrado y talló su rostro con la mano libre.

—Yo también estoy enamorado.—musitó el omega—No me gusta lo que haces, pero no puedo alejarme de ti. Estuve muy asustado cuando no volvías y cuando te vi lastimado, fue horrible. —Jimin puchereó mirando los oscuros ojos del alfa.—No me envíes lejos, por favor.

—Eres tan hermoso.—Jungkook lo apretó a su pecho y besó su cabello.

La sensación agridulce de su pecho no lo abandonó. La declaración de Jimin le dio un poco de paz pero no pudo evitar pensar en todas las razones de lo incorrecto que sería arrastrarlo a una vida de inseguridad y violencia.

Lo resolverían después, ahora estaba seguro de que su lobo y él amaban a Jimin y no quería separarse de él.
Una parte de él estaba entusiasmada por poder tener al omega y conocer a su chachorro cuando naciera. Otra, lo hacía sentir ansioso, no podía encerrar a Jimin para siempre, lo amaba y seguro siendo un cabrón egoísta lo haría pero Jimin no merecía todo eso, tenía sueños.

Los siguiente días, ignoró las miles de razones por las que sería equivocado que Jimin se quedara a su lado y disfrutó del bonito omega en su casa.

Su habitación olía a vainilla, el olor era más fuerte con el embarazo y Jungkook lo amaba. Le daba tranquilidad.

Jimin ya había mudado sus pocas pertenencias a la habitación del alfa. Incluso le había pedido permiso para colocar plantitas y darle vida al lugar.

—Puedes hacer lo que desees, nene.—Jungkook sonrió cuando vio esos hermosos ojos de cachorro mimado en Jimin.

Después, Jimin extendió esa vida a toda la casa. Colocó macetas con plantas y flores que le daban color al lugar. Jungkook ordenó que compraran todas las plantas que él omega deseara y lo dejaran administrar la decoración del lugar.

Trabajaba  durante el día, cuando se libraba de sus responsabilidad corría a casa a mimar a su bonito omega que se colgaba de su cuello apenas lo veía entrar.

Para su tranquilidad, Namjoon no había insistido en el tema con Jimin. Aunque no parecía demasiado contento con la situación, guardó silencio. Excepto esa tarde que le hizo saber que tenía que dejar la ciudad por unos días para hacer negociaciones con un pedido importante de armas en Ulsan.

—¿No puedes enviar a Hoseok?—resopló Jungkook.

Nam sonrió sin gracia.—Si claro. Ahora tú vas a decirme a quién enviar. ¿Es por el omega?

—Si, no quiero dejarlo solo.

—No me jodas, Jungkook. Me he mantenido al margen de tus decisiones con el chiquillo, pero estoy empezando a perder la paciencia.

Jungkook sonrió de lado con ironía.—No hace mucho tú tomaste tus decisiones con Jin y yo las respete.

Nam se tomó un segundo para responder mirando fijamente a su hermano y tratando de justificar la hostilidad en la respuesta del contrario.

—¡Lo único que necesito de ti es que hagas tu maldito trabajo y dejes de actuar como un adolescente rebelde!—Golpeó el escritorio furioso fallando a su intención—No es mi maldito problema tu relación con él omega. Ahora no estoy hablándote como tu hermano. Estoy dándote una orden como el líder de esta manada. A menos que hayas decidido renunciar. ¿Estas renunciando por el?—se inclinó hacia adelante.

—Sabes que jamás haría eso. Aunque quisiera no puedo hacerlo.—murmuró Jungkook tallándose el rostro y después tomando una respiración profunda tratando recomponer su actitud a la defensiva.

—Estoy consciente de mis responsabilidades y agradezco tu preocupación como hermano. Iré a Ulsan, eres mi líder y te respeto. Jamás abandonaría a mi familia.

—Bien.—asintió Nam.—Sabes que cuidaremos del chiquillo, no tienes de qué preocuparte.

—Volveré en un par de días entonces.—murmuró antes de ponerse en pie y terminar con la conversación.

Jimin no tomó tan bien la noticia. Jungkook había esperado a dársela un día antes de su partida, mientras estaban  en la cocina tonteando después de cenar. Jimin le contaba entusiasmado los acontecimientos de su día.

Jungkook amaba el sonido de su voz y de la forma en que Jimin narraba un día más de encierro de forma tan entusiasta, haciéndolo parecer divertido.

—¿Está todo bien?—murmuró el omega cuando sintió que parte de la concentración del alfa no estaba ahí.

Jungkook pasó el pulgar por sus mejillas mirando sus ojos miel y disfrutando de la suavidad de su piel.

—Eres hermoso.—murmuró para después meter su lengua en la boca de Jimin. Levantó el cuerpo del omega, lo colocó en la encimera de la cocina y continuó besando sus labios, hasta casi dejarlo sin aliento.

—Tengo que salir por un par de días.—murmuró después de romper el beso para juntar sus frentes y a pesar de la cercanía, no le pasó desapercibido el puchero triste del rubio.

—¿Puedo ir contigo?—musitó Jimin apretando el dobladillo de su camisa y mordisqueando su labio inferior.

Jungkook sacudió la cabeza y respondió.—No, nene.

—¿Será peligroso?

—Siempre lo es.

—Voy a extrañarte mucho. ¿Me llamarás? Sería lindo escuchar tu voz.

Jungkook lo besó, estaba seguro que sería peligroso, la sensación de saber que Jimin estaría ansioso mientras estuviera lejos, lo abrumó.

Encontraba alivio en besar al bonito omega, como si el mundo se esfumara a su alrededor mientras el consumía el dulce sabor de los labios de su chico y se olvidaba de sus preocupaciones.

Chupó la cremosa piel de su cuello, deleitándose de la forma en la que Jimin se volvía una masita maleable entre sus grandes manos y comenzaba a gimotear necesitado.

—Te extrañaré.—susurró Jimin mientras Jungkook besaba la piel de su cuello y se sujetaba de los fuertes brazos del alfa.

—Yo también, nene...Me pones tanto.—gruñó cerca de su oído, restregando su erección con la del omega.

Después, todo fue un borrón de besos húmedos y teniendo ya desnudo a Jimin mordisqueó sus lindos pezones mientras el chiquillo se retorcía necesitado y abriendo las piernas para tomar todo lo que le diera el alfa.

Hermoso y mío.

Jungkook bajo su cremallera y saco su polla dura y goteante. Ansiaba sentir el cuerpo del bonito omega que enloquecía a su lobo, el omega que lo había hecho por primera vez desear ser otra persona.

Jimin abrió más sus piernas para recibir el ancho cuerpo de Jungkook entre ellas. Su rosado agujero húmedo y listo para ser penetrado.

Jungkook tuvo que dar un par de jalones salvajes a la carne dura de su polla, para calmar la urgencia de enterrarse y venirse mientras solo mordisqueaba la  suave piel.

Amaba marcarlo, con su boca, con sus manos y con su olor.

Jimin gimoteo enrollando sus piernas alrededor del ancho cuerpo y jalando al alfa para que lo penetrara. Jungkook lo hizo. Siseo apretando la mandíbula y se tomó el tiempo de sentir como el bonito cuerpo del omega lo recibía.

Lento, suave y placentero.

Lo folló despacio, sin perderse la expresión desbordada de placer en Jimin. Con sus párpados pesados, gemía tan lindo mientras empujaba su cuerpo para follarse más apoyado en las palmas de las manos.

—Dime que me perteneces.—gimió Jungkook perdido en la profundidad hipnotizante de los bonitos ojos miel.—Dilo, Jimin.

—Soy tuyo.—chilló Jimin con el ceño fruncido sin perderse la expresión contenida del alfa.

Las enormes manos apretando sus caderas mientras se deslizaba dentro y fuera de él.

No había urgencia en el acto.

Todo el cuerpo de Jungkook demandando posesión sobre él omega, deseando que el momento durara para toda la vida.

—Bésame.—gimió Jimin.—Te necesito.

Jungkook gruñó y chupó los sensibles labios sin detener el movimiento lento de sus caderas.

Estaban haciendo el amor. Jungkook jamás lo había experimentado, esas ganas salvajes, no solo de follar, si no de poseer el cuerpo de alguien. El de Jimin.

Unos minutos después, Jimin rompió el beso con un chasquido y arqueo sus caderas mirando con ojos vidriosos como su polla se retorcía y se derramaba entre ellos.

Jungkook lo sostuvo, posando la palma de su mano en su espalda baja y apretando la mandíbula mientras disfrutaba de ver al chiquillo corriéndose y gimoteando. Después de algunas estocadas profundas se apretó dentro de él y se corrió.

Jimin dejó caer su cabeza en el hombro del alfa. Amaba sentirse lleno de él, saber que el resto de la noche olería a ese alfa, el alfa por el que había caído desde el primer día.

Lo siguiente que supo fue que Jungkook lo estaba cargando a la habitación, limpio los restos de su corrida antes de meterlo entre las sábanas y abrazarlo a su pecho.

Al siguiente día, Jimin despertó solo. El alfa ya se había marchado.

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