La profundidad de su mirada #...

Door DeniseAyleen

138K 13.3K 7.1K

Después de tanto llorar había conseguido la tranquilidad y la paz mental que necesitaba, pero todo terminó en... Meer

Prólogo
Capítulo uno
Capítulo dos
Capítulo tres
Capítulo cuatro
Capítulo cinco
Capítulo seis
Capítulo siete
Capítulo ocho
Capítulo nueve
Capítulo diez
Capítulo once
Capítulo doce
Capítulo trece
Capítulo catorce
Capítulo quince
Capítulo dieciséis
Capítulo diecisiete
Capítulo dieciocho 🔞
Capítulo diecinueve
Capítulo veinte
Capítulo veintiuno
Capítulo veintidós
Capítulo veintitrés
Capítulo veinticuatro
Capítulo veinticinco
Capítulo veintiséis
Capítulo veintisiete
Capítulo veintiocho
Capítulo veintinueve
Capítulo treinta
Capítulo treinta y uno
Capítulo treinta y dos
Capítulo treinta y tres
Capítulo treinta y cuatro
Capítulo treinta y cinco
Capítulo treinta y seis
Capítulo treinta y siete
Capítulo treinta y ocho
Capítulo treinta y nueve
Capítulo cuarenta
Capítulo cuarenta y uno
Capítulo cuarenta y dos
Capítulo cuarenta y tres
Capítulo cuarenta y cuatro
Capítulo cuarenta y cinco
Capítulo cuarenta y seis
Capítulo cuarenta y siete
Capítulo cuarenta y ocho
Capítulo cuarenta y nueve
Capítulo cincuenta
Capítulo cincuenta y uno
Capítulo cincuenta y dos
Capítulo cincuenta y tres
Capítulo cincuenta y cuatro
Capítulo cincuenta y cinco
Capítulo cincuenta y seis
Capítulo cincuenta y siete
Capítulo cincuenta y ocho
Capítulo cincuenta y nueve
Capítulo sesenta
Capítulo sesenta y uno
Capítulo sesenta y tres
Capítulo sesenta y cuatro
Capítulo sesenta y cinco
Capítulo sesenta y seis
Epílogo

Capítulo sesenta y dos

576 61 5
Door DeniseAyleen

Emma

No esperaba encontrarme con Aiden fuera de mi departamento, pero mi corazón dio un vuelco cuando mis ojos se encontraron con los suyos. Aiden tenía la mirada tan profunda y hermosa y mi corazón no lo soportaba. Había una gran lucha dentro de mí por quedarme con él y fingir que me sentía bien, pero no era correcto. Por eso yo seguía luchando, pues sabía que la decisión que tomé fue la mejor que pude haber tomado para mi bien y el de él. Sabía que era doloroso, pero prefería que fuera doloroso ahora y no más adelante.

Permití que Aiden entrara en mi departamento. Cuando sentí sus brazos envolviéndome, sentí tanta paz y tanto caos al mismo tiempo. Me sentía feliz y triste. Me sentía confundida. Él vino a despedirse de mí, pues su hermano le dijo que mi vuelo saldría pronto. Por cómo terminó nuestra última conversación, no creí que Aiden y yo volviéramos a tener contacto otra vez. No pensé que podríamos despedirnos. Creí que el abrazo del otro día fue el último abrazo que nos daríamos para siempre, pero él regresó a mí una vez más.

Aiden intentó retenerme. Sé que él no quería interponerse en mi camino, pero sus palabras y súplicas hacían que mi decisión temblara. Ya tenía todo listo para marcharme: el pasaje, la mudanza, la transferencia de la universidad y acordé con mis padres que me encontraría con ellos en el aeropuerto de Nueva York, pero la mirada de Aiden me gritaba que abandonara mis nuevos planes. Casi acepto quedarme, pero mi razón fue más fuerte que mi corazón.

Acordamos que no dejaríamos de hablarnos y nos prometimos volver a vernos otra vez en el futuro. Era difícil hablar de un futuro en el que no estuviéramos juntos como pareja. Iba a ser difícil acostumbrarnos a esta nueva etapa. Yo sabía que tendría que enfrentarme a noches de llanto y soledad en el que mi corazón sangraría en el suelo por la distancia y los recuerdos juntos. Sabía que no iba a ser tan fácil. Para ninguno de los dos lo sería.

Mi estúpido corazón albergaba la esperanza de que un día el universo nos reencontrara otra vez y que todo pudiese marchar correctamente, teniendo tiempo para nuestra relación, algo que ya no teníamos y desgastó lo que teníamos.

Antes de que Aiden se marchara de mi departamento, me miró a los ojos. Sus hermosos ojos color avellana seguían siendo tan divinos como la vez en la que lo vi en el supermercado. Recuerdo la tristeza de sus ojos.

Sonreí con tristeza.

—Te ves hermosa —me sonrió.

Solté una leve risa y él me siguió. Su sonrisa triste se encontraba con la mía.

—Incluso con el maquillaje todo corrido —añadió.

—Oh —me quejé y me limpié el rostro con las manos.

—No, déjalo así —me detuvo—. Te ves linda igual.

Ninguno de los dos sabía qué más decir, pero sí sabíamos que no queríamos despegarnos el uno del otro. Las despedidas son difíciles, pero al menos pudimos despedirnos, no como la vez en la que él se mudó a California.

Aiden se marchó. Un taxi me llevó hasta el aeropuerto. Mamá me llamó poco después.

—¿Tu vuelvo saldrá pronto?

—Sí, hubo una hora de retraso, pero pronto saldrá. Estaré en casa pronto.

Hace tiempo que no decía eso. Estar en mi casa me traía demasiados recuerdos. Mi mente no paraba de pensar en Aiden y de replantearse si tomé la mejor decisión. En el fondo de mi corazón yo sabía que fue lo mejor que pude hacer en este momento. Pero dolía.

—¿Te sientes bien? Sé que es un cambio enorme el que harás.

—No estoy bien, pero lo estaré. Solo es que... No soy muy buena en dejar cosas atrás.

—¿Te refieres a él?

—Me refiero a todo. Pero sí, sobre todo, me refiero a él. Vino a despedirse, mamá. Se enteró de que mi vuelo saldría hoy y vino a despedirse de mí. Tendrías que haber visto su mirada. Me recordó al Aiden de dieciocho años. Tengo un nudo en el pecho.

—No dejes que eso te haga cambiar de opinión.

—Estoy en el aeropuerto, mamá. No me ha hecho cambiar de opinión, pero estoy luchando para no regresar a mi departamento. Estoy luchando con todas mis fuerzas, porque, si bien una parte de mí me dice que hago lo correcto, tengo otra parte que me pide que regrese con él.

—Estoy aquí para ayudarte a clarificar tu mente, hija. Sé que esto es difícil, pero recuerda los motivos por los cuales quieres regresar a California. Recuerda que haces esto por tu bien, porque decides anteponerte a ti misma para estar bien.

—¿Y si estoy siendo egoísta?

—Estás pensando en lo que es mejor para ti y para él. Regresas a casa porque sientes que es lo que quieres y has terminado una relación para que la distancia y la falta de tiempo no arruine la amistad que tienen. ¿Te parece que eso es ser egoísta? Estás pensando con la cabeza fría.

—Aiden me preguntó si no había forma de que yo cambiara de opinión. No sabes la fuerza que necesité para decirle que no.

Mamá se quedó en silencio por un momento.

—Hija... tú sabes qué es lo mejor. Si tomaste una decisión y llegaste hasta el aeropuerto, fue porque algo en ti y en las circunstancias te llevó a esto. Mi único consejo es que recuerdes a esa Emma que se sentó frente a sus padres hace poco y les contó cómo se sentía.

Oí el llamado de mi vuelo.

—El avión saldrá —avisé.

—Te esperamos en casa, cariño. Pero te respetamos. Recuerda eso.

Era hora.

Maldita sea, era hora de irme de aquí.

Yo no iba a regresar. Eran mis últimos minutos para tomar una decisión.

¿Me iba o me quedaba?

Miré hacia todas partes, buscando la respuesta en alguna parte. Pero cerré mis ojos y dejé que las lágrimas escaparan. Abrí los párpados y me aferré a mi maleta y caminé en dirección a la mujer que recibía los pasajes. Le entregué mi pasaje con las manos temblorosas.

Me voy.

—Lo siento, Aiden. Siento que esto es lo mejor para los dos. Perdóname —murmuré.

Me subí al avión con el corazón latiéndome a mil por segundo. Mis manos no dejaban de temblar. Cada segundo que pasaba me alejaba más de Aiden. Cada segundo que yo dejaba pasar era la confirmación de la entrada hacia un nuevo comienzo en mi vida. Pero no se sentía bien. No era cómodo. Estaba muerta de miedo. Tenía miedo de arrepentirme.

Saqué un papel de mi pantalón. Era una nota que me escribí a mí misma y a Aiden, pues sabía que esto me ocurriría. El plan no era enviársela. Decidí que la guardaría para mí.

Lo hago por mí y por ti, Aiden. Lo hago porque no quiero perder tu amistad. Lo hago porque siento que tengo que hacerlo y que me hará feliz a largo plazo, pues hace tiempo dejé de sentirme yo misma y me he perdido. Tomo la decisión de marcharme porque siento la necesidad de empezar de cero. Siento que si me he quedo contigo arruinaré la amistad que hemos construido desde que te conozco. Te amo, jamás dejé de hacerlo y creo que siempre habrá una parte de ti en mí. Deseo que la vida nos vuelva a encontrar, y parte de mí desea que podamos estar juntos otra vez. Pero es momento de avanzar y recorrer nuevos caminos.

No sé si algún día me perdonarás por hacernos esto. Sé que parece que soy egoísta y entiendo si es lo que piensas, pero debo mantenerme firme en mi decisión. No quiero hacerte daño, ni hacérnoslo. Y no quiero hacerme daño a mí misma. Debo cargar sola con mi frustración y el desencuentro y desconexión que siento dentro de mí. No quiero arrastrarte a un mundo oscuro.

Ahora comprendo cómo te sentías cuando tomaste la decisión de marcharte y empezar de cero en otro sitio. Nunca lo entendí hasta que me tocó vivirlo. Estamos reviviendo la historia, cada uno en el lugar del otro. Espero que podamos crecer y aprender de esto.

Me encontraré a mí misma. Sé que lo haré. Y te agradezco a ti, Aiden, por eso. Has sido parte de las personas que más me han ayudado a madurar y crecer.

Sé feliz. Busca tu propia felicidad, así como yo encontraré la mía. Te amaré por el resto de mi vida. Un pedacito de mi vida es tuyo, uno de los capítulos más hermosos y dolorosos que me tocó vivir.

Emma.

Cerré los ojos y dejé que las lágrimas escaparan.

El avión despegó al poco tiempo y yo me quedé dormida a la media hora del viaje. Dormí profundamente, a pesar de estar en un avión. Me desperté cuando anunciaron que el avión aterrizaría pronto. Miré la ventana y noté mi ciudad. Mi nuevo comienzo.

—¿Te ayudo con eso? —un muchacho apuesto tomó mi maleta y la bajó por mí. Él notó que tuve problemas para bajarla.

—Gracias —sonreí amablemente.

Él me sonrió y... mierda. Su sonrisa me recordó tanto a la de Aiden. Tenían algo similar. De hecho, su cabello castaño y sus ojos avellana también me recordaron a él. Parecía apropósito.

Me quedé en silencio mirándolo más de lo que debía. El chico seguía mirándome.

—¿Estás bien?

—Oh, sí —mis mejillas se tornaron de un color rojizo. Me sentí nerviosa.

—¿Segura?

—Sí, lo siento por quedarme viéndote. Me recordaste a una persona.

—¿Alguien importante? —Era curioso.

—De hecho, sí —hice una pausa—. Gracias de nuevo. Adiós —añadí una última sonrisa antes de darme la vuelta y marcharme.

—¿Cómo te llamas? —se apresuró a preguntar.

Me detuve y giré para verlo.

—Me llamo Emma.

—¿Emma? Es un gusto. Yo me llamo Dan —me tendió su mano para que la estrecháramos.

Duré un par de segundos, pero volví a sonreír y estreché mi mano con la suya.

—Es un gusto.

Y me marché.

Mis padres me esperaban en el aeropuerto con un enorme cartel de bienvenida con mi nombre y globos. Mis hermanos, primos y tíos también estaban allí.

Toda mi familia se reunió en mi casa para darme la bienvenida. Prepararon una cena hermosa. Todos se reían y charlaban entre todos. Pero yo estaba sentaba mirando a todos como si fuera un bicho raro. No me sentía capaz de estar al nivel de todos ellos porque no me encontraba de ánimos.

Kendall y Chad estaban sentados a un lado de mí. Los dos sabían a la perfección lo que me ocurría, pues ellos llevaron la historia conmigo desde que me empecé a sentirme perdida. Sabían que me sentía triste y culpable por haber dejado a Aiden.

—Recuerda que lo has hecho por ti misma —Kandall pasó su brazo por mis hombros.

—Es bueno hacer algo por uno mismo cuando lo necesitas. Vas a estar bien, Emma —alentó Chad.

Tocaron el timbre de casa. Sabía que era James quien tocó. Él no pudo asistir a la cena, pero me avisó que pasaría un rato a verme y darme la bienvenida. Me levanté de la mesa y caminé rápidamente para abrirle la puerta. Necesitaba un abrazo de mi mejor amigo.

Me lancé a sus brazos en cuanto lo vi. Ni siquiera dejé que se metiera a la casa. James me abrazó tan fuerte como a mí me gustaba.

—Te fuiste hace unos días y te extrañé tanto —murmuró con la cara metida en mi cuello.

—No tienes idea de cuánto te extrañé, James.

—Pero tengo una idea de cuánto me necesitas —se separó de mí, pero no dejó de tocarme—. Porque, a juzgar por esa mirada que traes, necesitas llorar. ¿No es así? —añadió una sonrisa triste.

—¿Tanto se me nota?

—Un poco. Pero es porque te conozco mucho y sé que sientes que todo está desacomodado en tu vida ahora.

Suspiré y lo abracé otra vez.

—No me sueltes, James —pedí.

—No te suelto.

—Siento que es lo correcto, pero siento que todo está mal. Estoy volviéndome loca.

—Date tiempo, Emma. Recién acabas de llegar a Nueva York. Has venido con el plan de encontrarte a ti misma y de comenzar nuevos proyectos. Es normal que te sientas extraña e incómoda porque estás en un terreno desconocido. Pero vas a estar bien. Esto no durará para siempre y lo sabes.

—Casi no he podido dormir durante la semana por haberlo abandonado.

—No lo abandonaste, Emma.

—Aiden siente que lo abandoné.

—Está dolido, Emma. Es normal que él sienta que lo has abandonado, pero lo entenderá con el tiempo.

—Vino a despedirse de mí hoy y... casi me quedo por él. Hubo un pequeño momento en el que casi me quedo en California. Tuve una guerra mental sobre qué hacer.

—Y te elegiste a ti —acarició mi espalda—. Elegiste ser fiel a lo que sientes.

—Pero no le fui fiel a lo que siento por él. Porque todavía lo amo.

—Yo sé que lo amas, pero has evitado hacerle y hacerte un gran daño. Tú misma dijiste que no tenías energías para estar en una relación ahora. Estás agotada, Emma. Mental y emocionalmente. Si te quedabas allí, iba a terminar todo mal.

—Repítemelo mucho estos días, porque, aunque sé que tienes razón, me duele tanto que me temo que no pensaré con claridad. Es que no lo entiendo. No entiendo por qué luché tanto para estar con Aiden y me terminó pasando esto. Quiero estar con él, pero estoy agotada y cansada para hacerlo.

—Tú misma lo estás diciendo. Nadie dice que nunca más van a estar juntos, Emma, pero ahora no es el momento.

Quisiera regresar el tiempo atrás y haberme hecho cargo de lo que me estaba pasando desde un principio. Cuando empecé a sentirme mal conmigo misma lo dejé pasar porque creí que no duraría mucho, pero resultó ocurrir lo contrario.

Aiden

Pasaron tres días desde que Emma se marchó a su ciudad. Nos hemos mantenido en contacto, pues no queríamos perderlo. Sin embargo, no hablábamos mucho. De hecho, en los últimos meses de nuestra relación tampoco hablábamos como antes.

Fueron días reflexivos. Estuve pensando bastante acerca de todo lo que pasó, y mi hermano ha estado allí para tenderme una mano en mis momentos bajos. Él casi no se ha despegado de mí.

—¿Sabes qué es lo que pienso ahora mismo? —le pregunté a Ashton mientras mi mirada estaba fija en un punto muerto de la sala.

—¿En qué piensas?

—Creo que sí no habría funcionado una relación a distancia —hice una mueca.

De hecho, creo que siempre lo supe, pero no quise aceptarlo.

—¿Por qué lo piensas?

—Porque es cierto que casi no teníamos tiempo para nosotros. Ni siquiera teníamos mucho tiempo para nosotros mismos y eso estaba desgastando la relación. Una relación a distancia no nos habría hecho bien.

—¿Por qué llegaste a esta conclusión?

—Por varias razones. Una de ellas es porque nos imaginé en una relación a distancia y me sentí incómodo con la idea.

—¿Y la otra?

—En el pasado yo le hice lo mismo. Nos hice lo mismo. Me marché para encontrarme a mí mismo, para estar cerca de mi familia y porque no tenía energía para estar en una relación con ella. Es un poco loco, ¿no te parece? Es como si estuviéramos casi en el mismo lugar que el otro, pero en diferente tiempo.

—No sé qué decirte. Me sorprende que lo veas desde este punto. Pero me alegra que lo aceptes.

—Es que no me queda otra, Ashton. No tengo otra opción porque Emma ha tomado una decisión y ya se fue. Pero sigo pensando en ella y siempre lo haré porque todavía la amo. Nuestra historia no terminó por falta de amor, terminó por otras cosas. Es más duro así. Cuando ambos se aman, pero no es conveniente estar juntos.

—A veces la vida te replantea estas situaciones para hacerte crecer —opinó.

—Me dieron una buena paliza —admití.

—Pero vas a estar bien, Aiden —aseguró sonriéndome. Me dio un abrazo.  

¿Lo estaré?

Muchas gracias por leer. Tengo cositas lindas preparadas. 

Los amo. 

Buenas vibras a todos <3

Ga verder met lezen

Dit interesseert je vast

325K 20.8K 35
[SEGUNDO LIBRO] Segundo libro de la Duología [Dominantes] Damon. Él hombre que era frío y calculador. Ese hombre, desapareció. O al menos lo hace cu...
408K 26.5K 28
Escucho pasos detrás de mí y corro como nunca. -¡Déjenme! -les grito desesperada mientras me siguen. -Tienes que quedarte aquí, Iris. ¡Perteneces a e...
11K 837 23
﹃Proмeтo olvιdαrтe﹄━𝔗𝔞𝔩𝔢𝔰 𝔬𝔣 𝔄𝔯𝔠𝔞𝔡𝔦𝔞➢_______ Martínez, una chica de México de 15 años que es fan de la serie Trollhunters. Después de q...
3.7M 163K 134
Ella está completamente rota. Yo tengo la manía de querer repararlo todo. Ella es un perfecto desastre. Yo trato de estar planificada. Mi manía e...