No vales la pena, lo vales to...

AdictaAlCafeyAti tarafından

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Alicia es una chica insegura y tímida, que lleva más de seis años enamorada de su mejor amigo. Pero nunca se... Daha Fazla

Dedicatoria.
Capítulo 1.
Capítulo 2.
Capítulo 3.
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9.
Capítulo 10.
Capítulo 11.
Capítulo 12.
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 15.
Capítulo 16.
Capítulo 17.
Capítulo 18.
Capítulo 19.
Capítulo 20.
Capítulo 21
Capítulo 22.
Capítulo 23.
Capítulo 24.
Capítulo 25.
Capítulo 26.
Un día en la pileta.
Capítulo 27.
Capítulo 28.
Nota importante.
Capítulo 30.
Capítulo 31.
Capítulo 32.
Capítulo 33.
Capítulo 34.
Capítulo 35.
Capítulo 36.
Capítulo 37.
Capítulo 38.

Capítulo 29.

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AdictaAlCafeyAti tarafından

Capítulo 29.

Clocks- Coldplay.

Vico.

— Sabes Paula, a veces pienso que debería dejar todo y a todos. Así ya no tendría tantos problemas.

— ¿Dejar todo?

— Si, aunque te suene extraño. Me siento tan mal últimamente, tengo a mi mamá y a Alis, pero cuando estoy con ellas estoy bien. Pero lo mismo me sigo sintiendo vacía.

— ¿Te pasa lo mismo con Darío?

Ay, justamente no lo menciono para no tener que hablar de él.

— No, con él nunca me siento así. Pero lo estoy evitando.

— ¿Por qué lo haces? No debería ser lo contrario.

— No, porque no valgo la pena — respondo con lágrimas en los ojos. — Siento que doy más problemas de los que valgo, soy insegura y tengo tantos, p ero tantos problemas. Que siento que soy una carga pesada para él, para mi mamá y para mis amigos.

— ¿Alguna vez te han dicho eso?

— No, pero sé que lo piensan. Siempre tienen que cuidarse de lo que dicen al frente mío, como si fuera un campo minado. Desde hace mucho tiempo que Darío no lidia con Vico su novia, sino con Vico la bulímica depresiva — rompo en llanto al decirlo.

Como si decirlo en voz alta fuera una bomba. Ni siquiera puedo seguir hablando, por las lágrimas no me dejan. Me sentía como el dique San Roque, cuando liberan la cola de novia, para que toda el agua contenida salga a montones. Así me siento, como una represa abierta o una jarra de vidrio llena de agua rompiéndose contra el suelo.

¿Así se sentirá tocar el fondo?

Paula se encuentra a mi lado, me tiende una caja de pañuelos y me pasa el brazo por el hombro mientras me consuela. Creo que eso no debe hacerlo tu terapeuta, pero me hace sentir un poco mejor.

— Tranquila, saca todo lo que tienes adentro — su voz es melodiosa.

— Es que ya no tengo fuerza para sacarlo todo, estoy muy cansada.

Mi mente viaja a las veces que estuve con mis amigos, riéndome y tratando de llenar ese vacío en mi pecho. En las pijamadas con Alicia, en el tatuaje que llevo en el brazo. En mi mamá que a pesar de estar cansada, siempre pasa tiempo conmigo intentando hacer recetas de comidas raras que vemos por televisión. También veo a Darío, quien me ayudo en cada una de mis recaídas, quien tomo mi mano una cantidad incontable de veces y que prometió amarme siempre.

Pienso en cada vez que esas personas estuvieron para mí, que me ayudaron y me socorrieron. Que me sacaron de un pozo, pero también pienso en esas personas que me tiraron tres metros más abajo. Pienso en como a veces el amor y el cariño, no pueden salvarlo todo.

En como nada puede salvarme más, ya estoy tan cansada de todo. De querer seguir adelante.

Me di cuenta de no estaba calmándome, de que mi respiración era más agitada y que mi llanto no cesaba y que mi corazón martilla en mi pecho con tanto dolor, que parecía que esa a punto de tener un ataque cardiaco. ¿Qué tan malo sería si me muriera?

Comienzo a escuchar una canción vieja, una canción que conozco pero no sé el nombre. Pero de alguna extraña forma me reconforta, la voz del cantante, la melodía de la canción y como poco a poco esa letra aunque sea en inglés, la voy a entendiendo. Y del mismo modo en el que me está reconfortando, me destruye un poco.

Pero de alguna forma la melodía del teclado y la batería me logra calmarme.

Paula se sienta de nuevo a mi lado, ayudándome con mis ejercicios de respiración para calmarme. Inspirar hondo por la nariz y soltar lento por la boca. Unas diez veces, hasta que pude respirar con normalidad y pude ver bien, ya que no estaba llorando a mares.

Me dio un vaso de agua, el cual tome con cuidado. La cabeza me dolía un montón, y sentía los ojos hinchados.

— ¿Estas mejor? — pregunto. Solo pude asentir mientras seguía tomando agua— Es normal que sientas cansancio, que sientas que el mundo puede con vos. Pero Victo vos podes contra el mundo, y lo sé desde que entraste por esa puerta hace un año.

"¿Sabes lo que pensé? Que chica tan valiente, porque viniste mucho peor que ahora. Pero mírate habías avanzando tanto y yo estoy tan orgullosa de tu residencia y de tu fortaleza. Es normal que estés cansada, como no estarlo si llevas corriendo desde hace mucho y lo peor de todo es que te ponen obstáculos en el camino."

— Pero ya no quiero correr, y tampoco quiero enfrentar a esos obstáculos. Ya vio como me dejaron, yo...

— Es normal el miedo pequeña — mi labio inferior volvió a temblar —, pasaste por un trauma, debido a los abusos ejercidos por tus compañeras.

— Me entiende, esos abusos no van a parar. No quiero seguir yendo al escuela, pero si no me graduó mamá sentirá que es su culpa y esas chicas me atormentan por todos lados. No quiero volver a ese lugar, pero no tengo opción.

— Si la tienes — tomo mis manos — No sos eso que te hicieron, sos más que aquellas palabras hirientes que dijeron de ti. Sos valiente y no quiero que te dejes cortar más las alas.

— Mis alas ya están rotas...

Ella niega con la cabeza.

— No lo están. Porque la guerra no se terminó querida, están cansadas pero no rotas. Y tienes que ser fuerte, porque estas luchando. Sino lo hicieras no hubiera venido y no hubieras hablado conmigo. Así que no te mientas diciendo que tus alas están rotas, porque tienes tanta pero tanta fuerza dentro de ti. Que todavía queda impulso para volar.

Las lágrimas seguían saliendo pero esta vez no eran totalmente de tristeza, una parte de mi floreció con sus palabras.

No estoy rota, no estoy rota. Mis alas no están rotas.

Si ella que me veía vulnerable, totalmente destruida y sin ningún escudo para frenar mis sentimientos. No me veía rota, entonces... quizás no lo estoy.

— Gracias — balbuce llorando —, gracias por decirme que no estoy rota. No sabía cuánto lo necesitaba escuchar.

— No deberías agradecerme, no todavía — comenta.

— ¿A qué te refieres?

— Ah que ahora mismo, le debe haber llegado a la directora una carta del Centro institucional de terapéutico y de rehabilitación ARD, — abrí mis ojos ante la sorpresa. — Sabes que nunca llevan los casos al colegio, pero en tu caso es diferente.

— ¿Por qué? — pregunte confundida.

— Porque en tu caso, el acoso recibido por parte de tus compañeras hace que tu tratamiento no siga avanzando y en consecuencia tu rehabilitación tampoco. Al principio la directora no me quiso escuchar, pero recibimos ayuda de los dueños.

— ¿Los dueños? — no lo podía creer. Los mis mismos dueños del centro. — No lo puedo creer, si ellos no son como gente muy importante.

— Bueno es que ellos tienen otros trabajos. Pero la dueña quería saber si podía hablar contigo.

— ¿Conmigo?

— Si, ella quiere decirte algo personalmente.

— ¿Ahora? — pregunto algo aturdida.

— Si, digamos que su agenda es ocupada y supo que hoy vendrías. Y como nos queda un tiempo de sesión. ¿Estás de acuerdo con hablar con ella?

— Si, si gracias a ella es que pudieron hablar con la directora y capaz ya dejen de molestarme en el colegio.

—Es que no es un capaz, pero creo que la dueña te va a explicar mejor todos los detalles.

— Esta bien.

Paula se levanta de su sillón, yo intento secarme las lágrimas y que no se note estuve llorando. Aunque sé que es en vano.

— Hola — una voz melodiosa conocida, me hace girar en mi asiento.

Me encuentro a una mujer de unos 29 o 30 años, con el cabello negro y largo hasta la cintura. Ojos azules, tan azules como un si fuera una piedra preciosa, esta vestida con un traje lila hecho a la medida. Es una mujer hermosa y aparte muy conocida.

— ¡No puede ser! Eres Azucena, la cantante de Luna Azul — chille emocionada. Haciendo que ella suelte una carcajada — Lo siento, es que me emocione. — me disculpo.

— No hay problema, un gusto conocerte Victorina — me tiende la mano. Por primera vez en mi vida, mi nombre completo suena bien cuando lo dicen.

— El gusto es mi señora Duarte — le estrecho la mano.

— No hace falta que me llames por mi apellido de casada, aunque saber que me dicen señora Duarte haría a mi esposo muy feliz — comenta riendo. Se sienta a mi lado — Puedes llamarme Azucena.

— Perdone que tarde en responder. Es que no puedo creer que la acabo de conocer y que sabe mi nombre — dijo en un tono casi infantil. Pero es que la cantante argentina más genial de todos los tiempos está sentada a mi lado —. Soy muy fan de su banda, y de su música y de tu voz. Tu canción "Estoy aquí" es mi favorita.

Ella me sonríe con dulzura.

— Esa canción es una muy es especial, la compuse cuando estuve muy triste — dice sin perder el brillo en los ojos —, cuando tenía más o menos tu edad. Fui hostigada por una compañera que pensé que era mi amiga. Sufrí muchísimo y aleje a muchas personas que amaba y me enoje con otras — ella mira hacia otro lado como si estuviera recordando esos momentos — "Estoy aquí" es una reflexión poética sobre el tiempo, las decisiones y la búsqueda de un lugar al que pertenecer. O también puede ser lo que una adolecente enojada y triste escribió en su diario.

Ambas soltamos una carcajada, de algún modo sus palabras me hicieron ver que quizás. Hay un poco de calma después de tanta lluvia.

— Si no le molesta responder a mi pregunta ¿Cómo hiciste para seguir después de todo lo que te hicieron?

— Uff — ella hace una mueca — fue muy difícil, muchas veces me sentía que no podía con nada. Pero quienes me ayudaron fueron mis padres, mis amigos y mi hermoso esposo. Ay dios, no sé qué hubiera sido de mi sino fuera por Russell. Él vio lo mejor y lo peor de mí, y no se asustó. Me ayudo a volver a ser yo, aunque recibí ayuda de una psicóloga. El amor no lo cura todo, pero si sana una buena parte.

Asiento procesando todo lo que ella me dijo.

— Pero no sentiste que eras una carga para ellos.

— Si, muchas veces, pero cuando lo comentaba o lo decía directamente. Porque odio andar con indirectas, siempre me decían que para eso son los amigos y la familia. Mira Victorina las personas que te aman, nunca van a pensar que sos una carga. Pero si es cansador para algunos lidiar con algunos problemas graves, pero eso no quiere decir que no te amen por que se hayan cansado.

— Quizás debería hablar con mi novio, llevo evitándolo las últimas semanas. Porque no sé cómo hablar con él y siento que todo esto es un agobio para él.

— Mira, yo hice lo mismo. Pero Russell no es alguien que se dé por vencido, así que tuve suerte. Pero si tu novio te ama, nunca serás un agobio. Pero si te sientes así debes chárlalo, aunque bueno eso ya queda en vos.

— Eso hare, tengo que hablar con él. Pero me da miedo que me deje o que sea mucho para él.

— Mira, las personas saben que tanto pueden soportar. Y si él no se queda a tu lado, eso no quiere decir que sea tu culpa, ni tampoco la de él. A veces los caminos de las personas se separan y es parte de la vida. Pero lo principal es tu tranquilidad y tu paz, entonces debes hablarlo.

Ella tiene razón, debo hablar con Darío acerca de lo que siento. También incluir lo que paso con Muela, no la parte de su confesión, sino de lo que yo sentí.

— Muchas gracias, aparte de cantante serias muy buena psicóloga.

— Gracias, aunque si lo soy. Tarde más años de lo que esperaba, pero me gradué hace poco. Pero como no puedo ejercer, por mi otro trabajo — eso nos hace reír —, cree este centro. Yo siempre ayudar a los chicos que pasaron por situaciones similares a las mías, así que bueno sigo esperando que eso ayude.

— Nos ayudas enserio, Paula es sensacional. Y no solo conmigo, mi mejor amiga también viene aquí. De hecho conocimos acá.

—Me alegro escuchar eso. Ahora, también vine a hablar de ese asuntillo de tus compañeras. Mira seguramente Paula quiera hablar con tu madre, pero será algo sencillo. El centro tiene el poder de hacer que revisen si la directora y los docentes hacen bien su trabajo y al ser un centro reconocido, harán un buen trabajo. Me tome el tiempo de elegir buenos profesionales que se encarguen de tu caso y que se haga justicia. No quiero que sigas viniendo a terapia para sanar nuevas heridas que estas chicas te causen. Así que por eso me tome el tiempo de hablar contigo, quiero que sepas que no estás sola — Azucena me toma de la mano — que tienes alguien que va a ayudarte a levantar la voz.

Las lágrimas volvieron a asomarse, pero esta vez no fue tristeza sino de alegría, al fin podría hablar y no sentir temor por las consecuencias.

— Gracias.

— No tienes porque, tenemos que ayudarnos entre nosotras. Espero de todo corazón que sanes, y que nunca vuelvas a sufrir algo similar.

— Muchas gracias, enserio — me tome el atrevimiento de abrazarla. Y ella hizo lo mismo conmigo, me devolvió el abrazo. Ya quiero presumir de esto — Por todo, por la ayuda y por tu música y por los consejos.

— No hay de qué. Pero prométeme que seguirás luchando, que seguirás nadando a pesar de que la corriente sea muy fuerte — ambas sonreímos, esa es la frase de la canción "Estoy aquí".

— Lo prometo — dije con sinceridad.

Algo dentro mío, me dijo que no sería fácil. Pero si me lo proponía, llegaría a mi meta.

No estoy rota y voy a seguir nadando.


Hola, que les pareció el capitulo? Siendo sincera llore, y mucho escribiéndolo.

quiero remarcar, que aunque Vico se sienta bien y todo eso. Es un camino largo, y obviamente investigue sobre terapias alternativas  y medicamentos para la depresión. Así que aunque las cosas con ella vayan encaminadas hacia algo bueno, claramente van a haber baches. Pero no se preocupen que la pequeña vico es fuerte. Y el poder del guion también ayuda.

alguien mas se emociono cuando cierta cantante apareció? o solo yo? fue tan épico en mi mente que hasta grite.

bueno, sean buenitas y amorosas y den mg, que me hacen feliz y si pueden comenten.

besitos soñadores, las amo  siempre <3.



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