MIENTRAS DUERMES - MEWGULF

De Differ-MG

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Nos conocimos cuando eras solo un niño, pero ahora eres un hombre y necesitas de mi protección. Con la vísper... Mais

💫 SINOPSIS 💫
💫 CAPITULO 1 💫
💫 CAPITULO 2 💫
💫 CAPITULO 3 💫
💫 CAPITULO 4 💫
💫 CAPITULO 5 💫
💫 CAPITULO 6 💫
💫 CAPITULO 7 💫
💫 CAPITULO 8 💫

💫 CAPITULO FINAL 💫

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De Differ-MG


Mew terminó su cerveza navideña en un bar con decoración festiva, no tenía ni idea de cómo había llegado allí. ¿Estaba muerto? Estaba bastante seguro de que debería estar muerto. Lo último que recordaba era el dolor en su estómago, la sensación de la nieve húmeda contra su espalda y el llanto de un bebé.

Bebé Gulf.

Se puso de pie de repente, casi derribando el taburete de la barra, antes de notar un teléfono celular junto a su cerveza ahora vacía. Miró alrededor, pero nadie parecía interesado en absoluto en el hombre alto que temblaba de confusión. ¿Ese celular era suyo? Mew lo tomó y la pantalla se encendió para revelar la fecha y la hora: 24 de diciembre de 2023, 7:30 p.m.

Un joven bartender que vestía un chaleco decorado con diminutos árboles de Navidad apareció frente a él. —¿La cuenta, señor?

—Uh... —Mew metió la mano en el bolsillo trasero de sus jeans, ¿desde cuándo usaba jeans?, allí dentro encontró una billetera —. Seguro.

Mientras el camarero cobraba la cuenta, Mew miró el contenido de la billetera, que incluía una tarjeta de crédito, efectivo y una licencia de conducir a nombre de Mew Bell, que tenía treinta y dos años y una dirección en Queens. Se reconoció a sí mismo en la pequeña imagen, el largo cabello negro había desaparecido. Mew se acarició la parte de atrás de su cuello para confirmar, y, de hecho, su cabello ahora estaba corto.

—Feliz Navidad —dijo el cantinero mientras dejaba la cuenta por una cerveza.

Mew asintió y dejó diez dólares. Luego, presa del pánico, salió del bar.

Una vez afuera, supo que estaba en la ciudad de Nueva York, cerca del Rockefeller Center. La nieve caía lentamente como ceniza entre luces doradas y el sonido de un cuarteto de jazz tocaba "Jingle Bells" calle abajo. Los compradores parecían agobiados y estresados. Mew apenas evitó la colisión con una mujer que miraba la pantalla de su teléfono celular.

Pero, no pudo evitar la siguiente, chocando directamente con una persona que llevaba una bolsa que, al caer, reveló media docena de pequeños obsequios perfectamente envueltos. Por reflejo, Mew se agachó para recogerlos.

—Mierda, los recogeré. Cuanto lo siento.

El sonido de esa voz familiar hizo que Mew perdiera el equilibrio y cayera sobre su trasero.

—Oh, Dios mío, ¿estás bien? —Una mano se inclinó hacia él, pero Mew no se atrevió a tocar al hombre que lo miraba desde arriba. Apenas podía soportar alzar la vista, asustado de lo que podía encontrarse.

¿Gulf estaría delgado y enfermo? ¿Llevaría un ceño fruncido? ¿Mew lo había salvado o lo había destruido de nuevo?

Mew se obligó a mirar, y de hecho era Gulf.

Solo que... no era Gulf.

Su cabello oscuro era más largo. Cuando se agachó al nivel de la acera junto a Mew, tenía una sonrisa amistosa y brillante. Llevaba una camisa de cuello blanco debajo de un suéter llamativo que no solo representaba un árbol de Navidad gigante, sino un árbol con luces reales cosidas en la lana. Todo su pecho brillaba. Por encima de esa atrocidad, tenía puesto un simple chaquetón negro.

¿Gulf ya no era fanático de los Beatles? Extrañamente, eso le dio esperanza a Mew.

Mew necesitó tres intentos para encontrar su voz. —Estoy bien —Todavía se negaba a tocar a Gulf, temiendo que si lo hacía, el espejismo de este hombre se iba a desvanecer. Mew se puso de pie, no sin antes ayudar a Gulf a recoger todos los regalos que se le habían caído.

Luego, se miraron el uno al otro.

Gulf sonrió y la vista fue más cálida que recibir el rayo del sol en su rostro. —¿Nos hemos visto antes?

—No —dijo Mew rápidamente. Su mirada se posó en la boca de Gulf y se preguntó si sabría igual a como recordaba.

Gulf entrecerró los ojos. —Te me haces bastante familiar.

Entonces, Mew tuvo un recuerdo. —Alguien me dijo una vez que parecía un "Hagrid Sexy". ¿El guardabosque en Harry Potter? Quizás sea por eso.

La carcajada de Gulf con la boca abierta era algo nuevo. Explotó victoriosa en una oleada de sonido. Mew nunca lo había visto reír de esa forma antes, no con un abandono tan salvaje y vulnerable. Este Gulf nunca había sido golpeado por una solicitud de fuego para la chimenea en Nochebuena. Este Gulf había crecido siendo amado.

—Dios, eres hermoso —Las palabras salieron de la boca de Mew prácticamente antes de que terminara ese pensamiento.

La sonrisa de Gulf se volvió tímida.

—Lo siento. Eso fue inapropiado.

—No —Gulf negó con la cabeza —. En realidad, fue agradable.

—Soy, eh, Mew (Kris nombre original en la historia).

—Sí, ¿cómo Kris Kringle (Christkindl, es el tradicional "portador de regalos navideños" en Austria) ?

—Para nada —Él se rió entre dientes. Más recuerdos comenzaban a filtrarse en la mente de Mew. Podía ver su acogedor apartamento de un dormitorio donde le gustaba leer novelas románticas, aunque nunca se lo había admitido a nadie. También tenía su propio negocio fabricando juguetes tallados a mano para niños. De alguna manera, Mew tenía una vida en 2023, una creada para él.

"— Solo se nos dan un cierto número de oportunidades para hacer lo correcto."

El fantasma le había dado otra oportunidad. Ella le había regalado esta vida y, en particular, este momento en una acera helada donde Gulf le sonreía ampliamente. ¿Su nombre seguía siendo Gulf?

Como si Mew hubiera reflexionado sobre la pregunta en voz alta, el joven frente a él dijo: —Soy Gulf (Jake nombre original en la historia).

—¿Cómo Gulf Frost (Padre Invierno)?

Con la punta de la lengua entre los dientes, su sonrisa nunca vaciló. —No, aunque malditamente amo la Navidad —Hizo una mueca —. Eep, lo siento. Maldigo mucho — Gulf siempre lo había hecho. Se movió de un pie al otro mientras abrazaba la bolsa de regalos contra su reluciente suéter —. Podría estar totalmente fuera de lugar en estos momentos, pero ¿quisieras ir a una fiesta de Navidad conmigo?

—¿Quisiera... contigo?

Gulf negó con la cabeza y desvió la mirada. —Quiero decir, probablemente tengas que estar en algún lugar.

Mew si tenía, en realidad. Como Mew no tenía familia, un amigo del gimnasio de escalada lo había invitado a tomar bebidas y aperitivos con su clan. Mew pasaba mucho tiempo haciendo ejercicio. Le gustaba la actividad física. Esquiaba parejo y realizaba viajes de rafting en aguas bravas durante el verano. La información venía tan rápido ahora, imágenes de una vida que estaba ansioso por comenzar a vivir.

—Sí —respondió Mew —. Pero creo que prefiero ir contigo.

Los ojos de Gulf, más verdes de lo que Mew los había visto nunca, se derritieron un poco. —¿De verdad? Bueno, no es una fiesta tan genial. Mis padres son abogados elegantes e invitan a todos sus amigos abogados elegantes y a sus hijos cada Nochebuena porque a nadie le gustan los abogados con excepción de otros abogados —Apartó su bolsa de regalos del camino —. Cada año, uso la camisa más fea que puedo encontrar solo para molestarlos, y odian cuando les saco en cara mi Maestría en Trabajo Social. Todos creen que debí haberme dedicado al negocio familiar.

—¿No eres abogado?

—Mierda, no. No, trabajo con Bienestar Infantil. Quizás sea demasiada información, pero soy adoptado —Hizo una pausa para respirar lenta y profundamente —. Mi vida podría haber ido en una dirección muy diferente si no fuera por las personas que me salvaron cuando era un bebé. Me gusta pensar que se los estoy pagando ahora mismo.

Había funcionado. Lo que Mew había hecho veinticinco años atrás, aunque sangriento y terrible, había funcionado. Quería agarrar a Gulf y abrazarlo, pero se contuvo. Sin embargo, cuando un látigo de viento arrojó parte del cabello de Gulf encima de su cara, Mew no pudo evitar estirar la mano y deslizar algunas piezas rebeldes detrás de su oreja.

Gulf se congeló con ese gesto, tenía la boca abierta antes de parpadear, como si hubiese despertado de un sueño encantador. —Wow, entonces... —Se aclaró la garganta y Mew admiró las familiares pecas sobre el puente de su nariz —. ¿Estás seguro de que nunca nos hemos conocido? Siento que sí.

—En otra vida, tal vez —dijo Mew.

—Sí. Quizás.

—Entonces, ¿dónde está esa fiesta tuya? Deberíamos sacarte del frío.

—Oh, ja, cierto. Perdón. Te ando mirando como todo un bicho raro. Por aquí — Empezó a caminar.

—Déjame llevar tu bolsa —Mew se la quitó de los brazos a Gulf y él se sonrojó por el gesto.

—Ten cuidado con esos. Son para los niños de parte de Santa.

Mew se detuvo al caminar, por lo que Gulf también se detuvo. —¿Los niños creen en Santa?

—Demonios, sí. Todo el mundo cree en Santa.

Mew se preguntó cómo sería la Nochebuena en este mundo, si Nueva York brillara en lugar de tragarse la luz. Pero Mew era humano ahora, así que nunca lo sabría. Y estaba bien sin saberlo.

Caminaban uno al lado del otro, esquivando a los compradores de último momento. Por un momento, Mew puso su mano sobre la espalda de Gulf para guiarlo entre las personas. Una vez que se alejaron un poco más del aparente epicentro de la alegría navideña, Mew preguntó: —Extraña pregunta, pero ¿tienes algún tatuaje?

Gulf resopló. —No. Dios mío, soy un cobarde con el dolor. Me desmayo cada vez que me sacan la sangre —Gulf meneó las cejas —. ¿Por qué? ¿te gustan los tatuajes?

Mew negó con la cabeza. —Ya no.

—Apuesto a que hay una historia detrás de eso.

—Sí —respondió Mew —. Y tú eres demasiado dulce para escucharla.

—La gente siempre me llama dulce —Levantó los puños en una postura de lucha totalmente incorrecta —. ¿Por qué no puedo ser espantoso y malo?

Mew recordó al otro Gulf. —Dulce es mejor.

—Sí, sería un gángster de mierda, supongo —Giró y caminó hacia atrás —. Pero apuesto a que estoy en la lista de los traviesos —Guiño.

"Yo definitivamente sí," pensó Mew. O tal vez no. Gulf era una persona más alegre y feliz en este mundo; tal vez Mew era solo un tipo de exteriores que se dedicaba a hacer juguetes, y ya no un asesino egoísta.

—¿Eres de por aquí, Mew?

Esperó a que llegaran los recuerdos, sabiendo que el fantasma los había dejado allí para él, o tal vez para él y para Gulf. —Crecí en Brooklyn. Me mudé a Queens después de la muerte de mis padres.

—Lo siento. Pareces tan joven para haber perdido a tus padres.

Mew se sentía joven. Había pasado cientos de años imaginarios en tormento y, sin embargo, en ese preciso momento, se sentía tan joven y tan lleno de esperanza.

—Si vives en Queens, ¿Qué diablos andas haciendo en este vecindario?

Mew se encogió de hombros. —Reuniéndome contigo.

Eso le valió otra sonrisa de Gulf. Hacer sonreír a Gulf era la nueva cosa favorita de Mew, y no sabía cómo, pero tenía certeza de que lo haría por el resto de sus vidas.




FIN.

. 。・゜.゜・。.

Muchas Gracias por leer 🥹 por darle una oportunidad a cada historia.
Estamos en la recta final con los especiales de Navidad 🎄 la siguiente adaptacion: EL HIJO DE SANTA. Sigo leyendo cada uno de sus comentarios 🤗.

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