Pasó un mes desde su primera cita, desde que comenzaron su noviazgo, y ambas estaban mas que felices.
Comenzaron a salir todos los fines de semana, Chae llevó a Mina a todos los lugares que quiso, tambien solía llevar a Minari a algún parque, dónde la podía dejar jugar por horas, una ocasión la llevó a una tienda de golosinas, dónde la dejó elegir todas las gomitas que quiso. Aunque después tuvo que cuidar a Mina cuando termino con dolor de estómago, luego de que Minari comiera todos los caramelos.
Desde entonces no la había dejado llevar a Minari a ese lugar, ni volver a comprarle golosinas.
A veces, algunas noches, Miguri la despertaba y se quedaba a pasar el rato con ella, Chae comenzó a guardar algunos chocolates para la pequeña.
Tenía prohibido darle golosinas a Minari , pero no a Miguri.
Miguri no había vuelto a lastimarlas, y se portaba muy bien, era bastante nerviosa y ansiosas y Chae tenía que verla todo el tiempo, por temor a que hiciera algo peligroso.
A veces la encontraba pellizcándose, o clavando sus uñas en su piel, o rasguñando su cuerpo, se tomaba el tiempo de calmarla, de hacerla sentir bien y de explicarle la cantidad de veces necesarias que ya no debía lastimarse.
-Sé que no lo haces a propósito, eres un chica excelente, sólo debes pensar un poco las cosas cuando veas que te estás lastimando... Ya nadie va a herirte, no tienes que hacerlo tú misma tampoco.
Miguri entendía perfectamente todo lo que le decían, era una niña excelente, pero a veces no podia evitarlo.
Con su novia, Mina, solían tener largas sesiones de besos, últimamente, iban hacia la cama para una tarde de mimos y besos, a veces se quedaban hablando bajo, en suaves murmullos, o solo se quedaban en silencio disfrutando del calor corporal de su pareja, de las caricias sobre su espalda, su cabello, o sus brazos.
Chae nunca la había tocado más allá, siempre había sido muy cuidadosa y suave con ella, siempre la había respetado muchísimo.
Mina no tenía que sentirse mal o preguntarle al respecto para saber que era un tema similar a los besos. Le estaba dando su espacio, y su tiempo, y cuando quisiera sólo tenía que pedirlo.
Al mes de estar saliendo, Mina se sentía lista, al menos para intentar dar un paso, uno más grande, más íntimo.
Aprovechó una de sus sesiones de besos, en las camas, que seguían juntas, para comenzar con sus intenciones.
En el beso, se colocó sobre Chae, sentándose sobre las caderas de la misma, pero en cuanto sintió aquello separó el beso.
-Minnie, ¿qué haces?- preguntó, no había sonado mala o enojada, sólo quería corroborar con ella lo que ocurría.
-Chaeng yo... creo que ya estoy lista- dijo, sus mejillas estaban muy rojas pero su tono no fue vergonzoso.-No sé hasta dónde puedo llegar, pero quiero intentar.
Chae le sonrió y acarició sus mejillas de forma tierna.
-¿Estás segura?- Mina asintió.- Esta bien... Seré suave, y en cuanto vea que no eres tú, no haré nada.
-Gracias.
-Si sientes algo mal, o no te sientes comoda dime.
La pelinegra asintió, tenía una pequeña sonrisa en su rostro, sus mejillas estaban muy rojas.
Chae se enderezó, quedando sentada en la cama, con Mina aun sobre ella, sus labios fueron hacia el cuello de la mayor, dejando besos, succionando su piel, y rozando sus dientes con suavidad, mientras escuchaba a la pelinegra respirar de forma pesada, encantada con el tacto, enredó sus dedos en el cabello de la rubia, acercándola más.
Las manos de Chae fueron delicadamente por debajo de la blusa de la otra, rozando su abdomen, provocando leves cosquillas, continuando su viaje hasta llegar a sus pechos los cuales aun seguian cubiertos por la tela del sosten. Comenzó a rozar sus pezones con los pulgares,escuchando el jadeo de la mayor.
-¿Estas bien?
-Sí... Continúa.
Chae se apartó para quitarle la blusa junto con el sosten, dejando sus tetas a la vista, decidio hacer una leve pausa para poder admirarlas. Una vez que termino de observarla se inclino y precisiono sus labios contra uno de los pezones, dando ligeros besos primero para despues pasar su lengua por encima de los mismo. La mayor sintió un gran escalofrío recorrer su columna
Continuó besando de la misma forma aquel sensible par, primero uno, y después el otro, se tomó su tiempo con cada uno, dejando que Mina se acostumbrara, dejando que tuviera tiempo para decirle que no, si se sentía mal.
Chae sabía que tocando algún punto de su cuerpo podría surgir un desencadenante, y Mina se iría, lo más probable es que Sharon ocuparía su lugar, y al ser muda era poco probable que se presentara, solo se quedaría en su silencio de siempre.
Pero Chae queria a Mina, y no pensaba aprovecharse de la situacion si es que llegaba a suceder.
Fue hacia los muslos de la pelinegra acariciándolos, apretando ligeramente, mientras continuaba marcando besos que descendía hacia su abdomen, y caderas.
Mina ya estaba empezando a sentir sus humedad en sus bragas tenía muchas ganas de que Chae llegara de una vez
Ambas sabían que llegaría el momento dónde Mina dejaria a Chae hacer lo que quiera con su cuerpo, pero se trataba más que nada de la confianza que sentía, sabía que, ante una inseguridad, Sharon sólo iría a protegerla, no era mala, sólo estaba cumpliendo su trabajo.
-Mina- llamó Chae, la pelinegra bajó la mirada para poder verla, se veía muy hermosa estando ruborizada. -¿Puedo bajar?
-Sí, por favor- pidió, sus bragas ya estaban comenzando a mojarse.
-Bien, recuéstate- Chae las giró a ambas, ahora dejando a Mina debajo de ella, sobre las sábanas.-¿Quieres que te los quite yo o lo harás tú?- dijo refiriendose a sus pantalones
-Tú- pidió, intentaba concentrarse, porque sentía a Sharon cerca de ella, estaba más alerta y atenta que nunca.
Chae enganchó sus pulgares debajo del pantalón de la mayor para removerlos con lentitud, los dejó en el suelo y volvió hacia ella
-Besame- pidió Mina y su novia obedeció sin dudarlo.
Quería un beso suave, que la calmara, su corazón estaba latiendo muy rápido, estaban llegando más lejos de lo que había pensado, había llegado más lejos que la última vez. Duró un momento, cuando se sintió mejor, al separarse le pidió a la rubia que bajara.
Chae hizo un camino de besos, desde su boca, pasando por su mandíbula, a su cuello, hacia sus clavículas, y sus pezones quedandose un leve rato besando los mismos, besó su abdomen, mientras escuchaba los suaves jadeos de la mayor
-¿S-sigues ahí?
-Mmm a-algo así- dijo, se sentía mareada y alejada de la situación, perdida, sabía que estaba por cambiar con otro Alter.
-¿Quieres que pare?
-No no, sigue...
Chae no estaba muy segura, siguió bajando para comenzar a besar la parte interior de sus muslos adentrandose de a poco
Mina, de sólo pensar en ella lamiendola y succionándola la hacía gemir. Pero en su estómago crecía una inseguridad, y un vacío, que la aterraba y podía sentir como iba perdiendo el control de a poco.
Los dedos de la rubia acariciaron su clitoris por sobre la tela, bajando hasta su entrada y presionando suavemente, un gemido escapó de sus labios.
-Chae...-gimió su nombre con un hilo de voz.- Yo Lo s-siento... Creo que no puedo.
-Está bien, Minnie- Chae se alejó de su cuerpo suevemente.
En cuanto Mina dejo de sentir el calor de su cuerpo se sintió mal, porque en serio quería, quería con todo su corazón, quería eso y mucho más...Las lágrimas subieron a sus ojos rápidamente.
-Yo... en serio l-lo siento mucho...
-Hey, hey... no llores, no hay por qué llorar- Chae se acercó a su rostro secando sus lagrimas, dejando pequeños besos sobre sus mejillas, se recostó a su lado y la abrazó.- Has llegado muy lejos, ni debes preocuparte, es solo el primer intento, yo estoy orgullosa de ti.
Mina correspondio el abrazo con fuerza y murmuró una respuesta, pero no sé entendió, sentía su cuerpo muy lejos de sí misma, de pronto no tenía ninguna sensación, ni frío, ni calor, ni excitación, ni podía sentir el aroma de Chae, no sentía nada, supo que ya no tenía el control.
La menor esperó unos largos minutos, donde el silencio la acompañó, no había roto el abrazo, finalmente, se enderezó para verla, la pelinegra sonrio ampliamente.
-Hola, Sharon...- dijo con una pequeña sonrisa mientras la miama saludó con su mano.-Vistete, ¿quieres comer algo? Creo que quedaron un par de galletas de las que te gustan.
Sharon asintio, contenta
Chae le dejó el cuarto para que se colocara su ropa en paz, y fue a la cocina a buscar entre los cajones la bolsa con sus galletas.
Ese fue sólo el primer intento, le siguieron unos cuantos más, Mina estaba obsesionada con poder lograrlo, y aprovechaba cada rato libre para intentarlo.
Pero la presión y la inseguridad hacía que durara cada vez menos, al punto que, a la semana y media de tener intentos constantes, con un simple beso en el cuello se había sentido mal y tuvo que parar.
Frustrada y algo enojada con ella misma, se dedicó a llorar, mientras Chae la abrazaba y dejaba mimos sobre su cabello y besos en todo su rostro.
-Chae, yo... Te quiero mucho, te quiero tanto, y te deseo cómo no tienes idea...- murmuró entre lágrimas controlando su respiracion
-Minnie...
-Pero no puedo, n-no puedo hacer nada, n-nada me sale bien... y-y las demás, s-solo viene a protegerme c-como si fuera algo malo... es t-tan molesto- seguia mientras su respiración se iba acelerando
-Minnie.
-Y-yo confío en ti y c-creia que ellas t-también, pero...
-Minnie, por favor calmate, mírame- tomó su mejilla y obligó a sus llorosos ojitos a mirarla.- Sharon sólo intenta protegerte, y no intenta alejarte de mí, ¿si? También confía en mí, ella solo evita lo que tú estás sintiendo... Quiere protegerte de tus emociones. Tienes tanto miedo de que ella tome en control que haces que aparezca, haces que te aleje porque te sientes insegura, ella solo está haciendo lo mejor que puede, lo que sabe hacer... No está haciendo nada malo
-Lo sé... Lo sé, lo siento-dijo la pelinegra ya mas calmada
- Es que... Llevo queriendo hacer esto desde hace mucho tiempo, no pude hacerlo cuando alguien en la secundaria me invitó, y en vez de sexo tuve un diagnóstico de un trastorno grave... Y ahora estás tú, y no quiero que pase igual que pasó entonces y te alejes, y que no pueda sentir nada de ti... Y me dejes en el olvido porque... no puedo hacerlo.
-Mina, no solo se trata de tener sexo, eres mi novia, eres hermosa y maravillosa... Eres muchísimo y me importas muchísimo, y podrás hacerlo, claro que puedes, yo creo que puedes y tú también deberías creer en ti misma.
No te dejaría por nada en el mundo, y menos por algo así linda.
Mina sorbió su nariz y asintió, limpió sus lágrimas con la manga de su remera.
-Tómate un tiempo, ¿sí? Descansa- dijo Chae y frotó su espalda con cariño.-Dentro de unos días podremos intentarlo de nuevo y todo estará bien, ya verás, tenemos mucho tiempo para poder lograrlo, y lo haremos juntas
-Si- dijo, con un leve puchero.
-Perfecto -Chae dejó un beso sobre su nariz.-Eres hermosa, Minnie- la abrazó con firmeza y con un poco más de fuerza de lo normal, haciendo que con el apretón soltara un quejido y riera.
-Gracias, Chae. Te quiero-dijo, apoyando su cabeza en su hombro, sintiéndose más segura.
-Yo te quiero más, Minnie.