Destino Salvaje | Saga Salvaj...

Von MargotWriterHope

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Cuarto libro #sagasalvaje Evanna Stewart había tenido todo lo que una joven habría podido desear, excepto la... Mehr

¡Sorpresa!
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22

Capítulo 13

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Von MargotWriterHope

¡Ahhhh nuestras chicas siguen en peligro! Espero que todo salga bien :S

¡Disfrutad de la lectura!

Beth bajaba los escalones en primer lugar guiando al resto con la antorcha en alto, Lorna la seguía de cerca y por último Evanna daba ligeros pasos con sus pequeños pies. Seguían a Beth que caminaba decidida cuando escucharon un ruido. Las tres se quedaron quietas intentando identificar de dónde venía. Evanna sacó una flecha lista para atacar, Lorna tomó el pequeño cuchillo de su cintura mientras que Beth asía con fuerza la antorcha. Continuaron su camino con sigilo, alerta a lo que pudiera suceder.

De un momento a otro, una sombra se abalanzó sobre Lorna, quién no dudó en clavar el cuchillo en su atacante. Evanna apuntó al intruso mientras forcejeaba con Lorna, era muy peligroso disparar, podría herir a la morena. Tras unos minutos, él inmovilizó a Lorna, amenazando con cortar su cuello.

-Veo que los McGregor han salido huyendo cómo ratas y solo han dejado a sus putas aquí.-dijo mirando a Evanna y Beth.

-¡Suéltala o te mato!-lo amenazó Evanna.

Beth miraba el cuchillo clavado en la pierna del intruso Campbell, salía mucha sangre, puede que pronto perdiera fuerzas, necesitaban ganar tiempo.

-¡Mataré a esta zorra antes de que puedas lanzar esa flecha!- apretó el cuchillo contra Lorna.

-¡Dispara Evanna!-gritó la morena.

-¡Cállate puta!-le espetó tapándole la boca con la mano.

Entonces Lorna lo mordió con todas sus fuerzas. Él gritó haciendo aspavientos, liberó a Lorna y Evanna le disparó en el pecho. El guerrero se tambaleó acercándose a las escaleras, cayó por ellas pero se llevó a Lorna con él.

-¡Lorna!-exclamaron asustadas la pelirroja y la rubia antes de ir escaleras abajo junto a su amiga.

La morena estaba tendida en el suelo junto al cadáver del Campbell, se quejaba entre gritos de un dolor inmenso en su costado y en el brazo.

-¿Estás herida?-se arrodilló Beth junto a ella mientras Evanna se mantenía alerta por si otro Campbell la sorprendía.

-Me he golpeado con los escalones.-explicó con dolor.

-Bien, déjame ver.-dijo sacando el cuchillo de la pierna del guerrero para cortar la tela del constado del vestido de Lorna.- Te has dado un buen golpe.-dijo observando el gran morado que empezaba a aparecer. Tocó sobre la superficie buscando alguna herida interna, por suerte parecía que todo estaba en orden, a pesar del dolor.- Veamos ese brazo.- dijo moviendo el miembro de Lorna en varias direcciones arrancándole quejidos.-Voy a inmovilizarlo.-dijo desabrochando el cinturón de cuero de la morena, lo usaría para retener su brazo.

-Beth...-musitó Lorna entre lágrimas.- No quiero perderlo.-Evanna se giró hacia la morena al tiempo que los ojos grises de Beth se clavaban en los de Lorna.

-¿Estás embarazada?-cuestionó sorprendida.-Lorna, debiste huir.-le dijo con cariño y preocupación.

-Creo que sí.-dijo antes de quejarse al apretar Beth el cinturón.-Al principio de la guerra dejé de menstruar por la falta de alimento, pero creo que cuando Alistair regresó del campo de batalla para reunir más guerreros me dejó encinta.-explicó sonrojada. - Siento algo distinto en mi.-sonrió.-No he tenido náuseas, pero tengo los pechos llenos a pesar de haber perdido mucho peso.

-Mi hermano siempre tan oportuno para concebir.-bromeó Beth.-Le gusta hacer niños en tiempos de guerra. Debes estar de cuatro meses, tal vez algo más.-calculó desde que su hermano se marchó.-Además del dolor del costado y el brazo ¿sientes algo más?-cuestionó la pelirroja.

-No, pero sé que una caída así puede hacer que lo pierda.-dijo preocupada mientras Beth levantaba su falda para revisarla. Un ruido llamó la atención de Evanna.

-Silencio alguien se acerca.-dijo la rubia mientras apuntaba con su flecha en dirección al ruido.

-No hay sangrado.-susurró Beth algo animada, aunque el bebé no estuviera fuera de peligro aún.

Entonces Evanna disparó contra el guerrero Campbell que apareció por el pasillo. Lorna y Beth dieron un respingo. Le había dado en el ojo atravesando le el cráneo. La rubia se apresuró a recuperar las flechas de ambos cadáveres.

-Deben de haber burlado a nuestros guerreros, vendrán más y no tengo muchas flechas.-explicó preocupada.

-Tenemos que llegar al pasadizo, es nuestra única opción.-dijo la pelirroja y le devolvió el cuchillo a Lorna.-¿Puedes caminar?

-Aguantaré hasta ponernos a salvo.-aseguró la morena levantándose entre quejidos.

-La entrada más próxima está en esta misma planta, en el dispensario.-explicó Beth.

Caminaban en silencio, iban rápido, pero deteniéndose en las esquinas, cerciorándose de que no había ningún enemigo antes de continuar. Cuando estuvieron cerca del dispensario vieron un Campbell, les impedía el paso, estaba vigilando. Un gran alboroto vino de la planta inferior, eso hizo que el guerrero girara en su dirección y las descubriera. Evanna le lanzó una flecha, el se movió intentando esquivarla, y en vez de acabar en su pecho, se clavó en su hombro. Mientras Evanna preparaba otra flecha él corría hacia ellas, Beth le atacó con la antorcha cuando estuvo cerca quemándole el brazo y parte de su rostro. Se retorció en el suelo y ellas corrieron al dispensario. Se encerraron en la habitación.

-¡Tenemos que mover este armario!-gritó Beth tomando el mueble.

Lorna no podía empujar sin lastimarse de modo que Evanna tuvo que dejar el arco para ayudar a Beth. El mueble de madera era muy pesado y estaba repleto de libros y remedios. Muchos cayeron al suelo haciendo un ruido ensordecedor. Evanna estaba sudando y resoplaba, miró a Beth que estaba roja del esfuerzo. La revuelta de la planta inferior se escuchaba cada vez más cerca. Siguieron empujando mientras que Lorna se escondía tras la puerta con el cuchillo alzado dispuesta a ejecutar al primer Campbell que se cruzara. Consiguieron apartar el armario y Beth activó el mecanismo para que la puerta secreta se abriera. Lorna corrió hacia ellas, abandonando su puesto. Cuando la morena las alcanzó la puerta del dispensario se abrió y el guerrero al que Beth atacó entraba moribundo entre gritos. Evanna tiró su flecha mandándolo al infierno por fin. Se oyeron más pasos, Lorna y Beth se habían refugiado en el pasadizo, Evanna caminaba hacia atrás para encontrarse con ellas, sin dejar de apuntar a la puerta. Unos guerreros aparecieron en la puerta, Evanna iba a lanzar más flechas, pero distinguió los colores McGregor en sus tartanes.

-¡Calem!-bramó Beth de alegría corriendo a sus brazos, el rubio soltó su espada y recibió a su esposa entre sus brazos para besarla sin reservas.

Lorna y Evanna suspiraron aliviadas al saber que estaban a salvo.

-¡Lorna! ¡Lorna!-corrió el preocupado pelirrojo hasta ella.-¡Te han herido!-la sostuvo entre sus brazos.

-No es nada, Alistair.-le aseguró antes de besarlo.-Estoy embarazada.-le confesó entre lágrimas, él abrió mucho los ojos, sonrió y volvió a besarla.

Evanna se apartó para darles más intimidad. Buscó entre los guerreros McGregor a Galahad, pero el pelirrojo no se encontraba allí. Miró a Beth y Lorna con sus esposos y sintió envidia, se abrazó a sí misma en un acto de consuelo al tiempo que empezaba a llorar.

Días después la guerra acabó, había sido un enfrentamiento muy igualado, aunque los McGregor salieron victoriosos, se habían creado heridas que tardarían años en sanar.

Los habitantes volvían a sus casas, los que les quedaba alguna a la que volver. Todo estaba casi destruido, devastado, había mucho trabajo que hacer por delante. Los guerreros del clan regresaban poco a poco a casa, pero todavía no había noticias de Galahad. Evanna trataba de no pensar en la peor posibilidad, la muerte del pelirrojo.

Era principios de verano, estaba empezando la época de frutos rojos, cómo otras mujeres, Evanna se echó al bosque en busca de este manjar. Después de tanta hambruna hasta el más pequeño grano se celebraba cómo un milagro. Cuando hubo recolectado una pequeña cantidad, sucedió algo que la sorprendió. Escuchó un ruido y al alzar la cabeza vio a un niño de unos tres años aproximadamente correr hacia ella. Evanna se puso en pie sin dejar de observar al niño que cuando estuvo cerca de ella se paró mirándola, para caer sobre su trasero. Los ojos celestes miraron alrededor, no había nadie más, ¿De dónde había salido ese niño?

El niño se puso en pie y comenzó a andar en otra dirección. Evanna los siguió inquieta. El niño se acercaba peligrosamente a un lago, Evanna aceleró el paso dispuesta a detenerlo. Lo tomó del brazo en el último instante, pero el niño de cabello oscuro no miraba hacia el agua, sino hacía el cuerpo que yacía entre las rocas. Evanna soltó una exclamación. Una mujer rubia estaba tendida boca arriba, pálida mirando al cielo en una expresión de dolor, con los ojos clavados en las nubes. Estaba muerta, una muerte aterradora en aquel lago de infinita belleza. La mujer estaba embarazada, sus piernas y gran parte de su falda estaban bañadas en sangre, mucha sangre. Evanna se aventuró a pensar que había sufrido un aborto.

Evanna apartó la mirada horrorizada de la joven fallecida cuando sintió que la cesta se tambaleaba en sus manos. El pequeño se había inclinado a coger uno de los frutos rojos y se los llevaba a la boca con desesperación.

-Espera ten cuidado.-dijo en un hilo de voz, le preocupaba que el niño se atragantara con la semilla de algún fruto. Se calmó al recordar que solo había conseguido algunas frambuesa y moras, no había peligro de que se ahogara.-Pareces muy hambriento.-expresó con pena viendo la boca del pequeño teñida de rojo. Comía sin importarle la acidez de los frutos.-¿Cuánto tiempo llevarás sin tu madre? -el niño a veces la miraba, la escuchaba pero no respondía. Tal vez era demasiado pequeño para hablar con tanta fluidez.

Evanna se agachó junto a él y acarició su cabello oscuro. Unas manchas oscuras que no había visto hasta ese instante la alertaron. Era sangre y estaba por el pantalón y el abrigo del pequeño. La rubia lo examinó, aunque dudaba de que tuviera alguna herida pues se mostraba tranquilo. Mientras el niño se llevaba otra mora a la boca, ella abrió los botones de su abrigo, no había ninguna herida. Pero si algo peor.

-No puede ser...-incrédula pasó la yema de sus dedos por los hilos dorados del pañuelo que cubría al pequeño bajo su abrigo.-Tú eres ese niño.-le tembló la voz con la mirada fija en el emblema de los Campbell, que cómo Isobel le dijo solo sus familiares podían portarlo.- Eres Shaw Campbell.- leyó el nombre grabado bajo el emblema.

Isobel había hablado con su amante de él. Le había encargado a su dama de compañía que se deshiciera de su hijo, pero Evanna recordaba la contestación insegura de la mujer cuando Isobel exigió saber si su vástago estaba muerto. Todo encajaba. No sólo los colores de los Campbell estaban en el pañuelo, también el emblema exclusivo de la familia del Laird con el nombre de su primer hijo. Lo que no entendía Evanna era cómo había llegado el heredero del clan Campbell a aquel lago en las tierras de los McGregor. La rubia miró el cadáver de la mujer, sin duda, de algún modo Shaw había llegado con esa mujer. Pero la muerte mantendría en silencio el misterio para siempre.

Un escalofrío recorrió a Evanna. La embarazada debía ser una Campbell también y si ella había conseguido llegar hasta allí, puede que algún escurridizo guerrero Campbell también estuviera cerca. Debía volver al castillo cuanto antes. Se incorporó con rudeza con el corazón latiendo con fuerza.

-¡Más!-exigió Shaw tratando de llegar a las frambuesas que ahora estaban fuera de su alcance.

-Aquí tienes.-dijo con ternura dándole un puñado de frutos. -No puedo dejarte aquí, pero nadie puede saber quién eres.-expresó piadosa mientras le quitaba el pañuelo al niño.

Cuando lo tuvo en sus manos Evanna dudó, ¿Debía tirarlo a las profundidades del lago y sepultar la identidad de Shaw en el ataúd de agua? No estaba segura de que hacer. Dobló el pañuelo y lo escondió dentro del vestido entre sus senos, nadie lo vería ahí. Tomo a Shaw en sus brazos, que no se quejó, simplemente continuó chupándose los dedos rojos y pegajosos. Sabía que lo que hacía era peligroso, llevar a un Campbell, al heredero del clan nada menos, al castillo. Podían acusarla de traición y ejecutarla, también ejecutarían a Shaw si descubrían su identidad. Pero Evanna no tenía tan poco corazón cómo para abandonar a un niño inocente a su suerte. Asumió el riesgo y estrechó a Shaw entre sus brazos.

Shaw disfrutaba ahora de unas gachas de avena caliente. Se encontraban en un salón privado, Beth y Lorna la acompañaban, por supuesto también los hijos de ambas y los de Effie. Marsali se había quedado cuidando a su hermana mayor quien parecía no mejorar por mucho que Beth la atendiera.

-¿Dónde dices que encontraste al niño, Evanna?-cuestionó Beth mientras le daba el pecho a Bruce y con la mano libre alimentaba a Caitriona.

-Estaba solo, deambulando por la calle.-mintió para proteger a Shaw.

-Pobre angelito.-musitó Lorna que le daba una cucharada de avena a cada mellizo.- Es tan pequeño cómo mis retoños.-expresó angustiada al imaginar a alguno de sus hijos así.

-Hay muchos niños en su situación, la guerra ha dejado muchos huérfanos. -comentó Beth con pena.- Por el momento están siendo acogidos en la iglesia, a la espera de que algún familiar los reclame. Tal vez deberíamos llevarlo allí.-Evanna inconscientemente apretó su agarre en la cintura de Shaw mientras llevaba una cucharada colmada de gachas a su boca.

-Es una buena idea, todos saben que allí están los niños.-comentó Lorna.- Seguro que algún familiar le está buscando a este jovencito glotón.-acarició la mejilla lleva de papilla.

-Seguro que sí.-se resignó Evanna a contestar, sabiendo que eso era del todo imposible.

Bruce se hartó del pecho de su madre y en un berrido decidió hacerle caso de nuevo a las gachas. Caitriona se quejó cuando metió la mano en su cuenco.

-Este sí que es un glotón.-se quejó Beth ya que aunque Bruce acababa de cumplir un año y tomaba alimentos sólidos no dejaba atrás la leche materna.

-Mami...-se quejó Caitriona ante la intrusión de su hermano. Beth puso orden entre ambos antes de limpiar a Bruce y a sí misma.

La mesa era un caos con tantos infantes, no había un solo lugar donde las gachas no hubieran llegado. Evanna ayudó a Alec a llevarse una cuchara a la boca. El hijo de Effie era tranquilo y obediente, a diferencia de su revoltosa hermana mayor, Bonnie, quién había comido por sí misma y ahora jugaba bajo la mesa con unas figuras de madera.

-He ido al lago de las hadas a pedir por el regreso de Galahad.-habló Beth taciturna.-Pero no he podido hacerlo porque había un cadáver.-Lorna exclamó y Evanna intentó mostrarse tan afectada cómo ella.-Tras avisar a unos guerreros para que retiraran el cuerpo no tenía fuerzas para hacerlo.

-Iremos en otra ocasión.-le aseguró Lorna.-¿Era alguien conocido?-cuestionó la morena al ver que la pelirroja estaba tan afectada.

-No, pero estaba embarazada, un embarazo bastante avanzado y me dio mucha lástima.-acarició los cabellos negros y rubios de sus bebés.- Había sufrido un aborto. Creo que intentó detener la sangre con el tartán, lo tenía entre las piernas bajo la falda. Era un tartán Campbell.

-¿Una mujer Campbell aquí? -preguntó con asombro y la pelirroja asintió mientras Evanna escuchaba a ambas con nerviosismo.

-Debía estar en el asentamiento Campbell que nos atacó. Lo más probable es que fuera una prostituta para que los guerreros tuvieran un lecho caliente.

-¿Crees que habrá más Campbell en los alrededores?-dijo preocupada.

-No, -negó.- Calem me ha asegurado que nuestros guerreros vigilan el terreno y no queda ninguno.

Beth y Lorna siguieron hablando, pero Evanna no las escuchaba. Empezaba a atar cabos en su cabeza con esa información. ¿Sería posible que Brenda, la amante de Isobel, le hubiera entregado a Shaw a aquella mujer sabiendo que iría a la guerra y que sus posibilidades de sobrevivir serían nulas? Casi, se recordó pues lo tenía sentado en el regazo.

-¿Nos acompañaras, Evanna?-la voz de Beth la sacó de sus pensamientos.

-Disculpa no estaba escuchando.-dijo avergonzada.

- Te proponía que nos acompañas es al lago de las hadas a pedirles por el regreso de mi hermano.-le preguntó con una sonrisa triste. Evanna se sonrojó sabía que Beth era conocedora de lo que sucedía entre Galahad y ella. También que le había aconsejado al pelirrojo que se alejara de una mujer casada.

-Por supuesto.-logro contestar.

-Iremos esta tarde, después de dejar a este pequeño en la iglesia.-informó la pelirroja. - También rogaremos a las hadas por él, porque encuentre a su familia.-Evanna tragó saliva incómoda.

Se enjugó una solitaria lágrima con la manga del vestido. ¿Era posible encariñarse con alguien que solo ha estado contigo unas cuantas horas? Al parecer ella sí que podía. Se dirigían al lago tras haber dejado a Shaw en la iglesia. Lo había dejado en brazos de una de las mujeres que estaba ayudando al párroco a atender a los huérfanos. Había muchos niños y niñas de diferentes edades allí, esperando que alguien los acogiese. Mientras habían estado allí una pequeña tuvo la suerte de reencontrarse con su familia, fue un momento muy emotivo. A Evanna se le rompió el corazón pensando en que nadie volvería a abrazar así a Shaw. Si es que alguien lo había hecho alguna vez, teniendo en cuenta cómo su madre Isobel lo abandonó, no estaba muy segura de ello.

-Disculpe padre, ¿Qué sucederá con los que no logren regresar con sus familiares?-se atrevió a preguntarle al párroco con cierta congoja.

-Querida hija, las pobres almas que no encuentren a sus semejantes no quedarán desamparadas, te lo aseguro.-contestó el hombre tomándole la mano al notar el desasosiego de la joven.- Las niñas serán enviadas al convento de Santa Martha y los niños al abadía de San Peter, en ambos aprenderán a servir a Dios cómo agradeciendo de su acogida.-por alguna razón la respuesta del hombre no calmó en absoluto a Evanna.

Se había despedido de Shaw con una pequeña caricia en su mejilla. Los ojos grandes y azules del niño la habían mirado con cierta confusión y tristeza y cuando se fue de la mano con aquella mujer, su cabecita cubierta de cabello oscuro se había girado, estirando su mano hacia ella. Había sido muy duro verlo marchar. Ella salió de la Iglesia sintiéndose completamente vacía.

Sus compañeras debieron de notar lo afligida que se sentía, pues intentaron conversar con ella para que olvidase el mal trago. Agradecía sus amables intentos, pero fueron en vano. Le hablaron del lago de las hadas y de las peticiones que le habían cumplido. Le aseguraban que confiaban en ellas para que Galahad regresara con vida.

-También podrás pedir que tu esposo vuelva.-comentó Lorna ajena a la realidad de su matrimonio.

-Lo haré.-le mintió con amabilidad.

Cuando las tres cerraron los ojos a los pies del lago, las oraciones de Evanna sólo pedían el regreso del pelirrojo. Lo necesitaba y esperó que las hadas se apiadaran de su corazón desesperado. En algún momento, suplicó también piedad para Shaw, para que tuviera una larga y buena vida.

Al concluir regresaron al castillo y cada una volvió a sus tareas. En realidad, Evanna no tenía nada que hacer, pero necesitaba estar sola. Se retiró a su habitación y frente a la chimenea sacó de entre sus senos el pañuelo que había abrigado a Shaw. El emblema dorado brillo con la luz de las llamas, Evanna lo acarició con los dedos antes de llevarse la prenda al rostro para olerlo. Estaba sucio, su olor no era agradable, pero era el olor que tenía Shaw antes de que ella lo hubiera aseado poco antes de dejarlo en la iglesia con ropa nueva y limpia. Sollozó con auténtica pena. Quiso arrojar el pañuelo a las llamas, pero de alguna forma quería conservar un recuerdo del pequeño. Sería su pequeño secreto.

Evanna se ha prendado de ese niño y ha metido al enemigo en casa :O Actuó movida por su corazón, pero está en peligro si alguien la descubre. Meter al enemigo en casa es alta traición y se paga con la muerte ¡Nooo, Evanna!

Necesito tomarme una tila después de tantas emociones, ¿Ustedes no? ¿Qué les pareció el capítulo? Dejen muchos votos y comentarios, las adoro. Por cierto cada vez somos más en el canal de Telegram y estoy a punto de mostrar una historia nueva ¿Quieres entrar al canal?

Nos leemos,

Margot Hope

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