Viviendo juntos|| Hakkai × An...

By SandkotZ

1.1K 80 205

Hakkai tiene algo en común con Souya, el hecho de que ambos son los hermanos menores y han vivido consentidos... More

(⁠っ⁠˘⁠з⁠(⁠˘⁠⌣⁠˘⁠ ⁠)
02
03
04
05
06
07
08
09
10
11
12
13
14

01

159 15 23
By SandkotZ

Hakkai y Souya

Hakkai era una persona madrugadora. Despertaba junto con el Sol, y al volver eso una rutina, sentía que sus días eran más largos. Lo motivaban a ser eficiente y dinámico.

Él diariamente se entrenaba para mantenerse en forma; y es que tenía que hacerlo más allá del deseo de conservar su cuerpo tonificado. Cada mañana llenaba un botellón, tomaba sus llaves y sus audífonos inseparables para ir a correr a su parque favorito.

Al cabo de una hora, regresaba a casa empapado de sudor, rezando por un buen baño. Y cuando volvía, era normal encontrar a su compañero todavía por el quinto sueño.

Souya era más dormilón, pero tenía una justificación: salía tarde del trabajo.
Despertaba a buena hora, a las 8:00, justo a tiempo para tomar unas clases en línea, con el rostro todavía pegajoso y la garganta hecha un desierto. A veces solo entraba al link de la clase y dejaba la laptop hablando sola, a todo volumen, para escuchar su apellido en el pase de lista.

Hakkai podía ver la trampa que hacía, pues Souya era descuidado y dejaba la puerta entreabierta. Él se asomaba sin malicias a la recámara, tal vez para reírse un poco de su amigo.

—Kawata— habló el profesor.—Kawata— repitió, con voz más fuerte y entrecortada.

El recién llegado se apuró en prender el micrófono y hablar por Angry, tuvo que fingir la naturalidad de su voz.
Las cosas por poco salían mal, porque Souya daba ronquidos leves, que bien pudieron escucharse a la hora de hablar ante el grupo en línea.

—Atención a la lista, por favor— avisó el profesor, el único con la cámara encendida. Siguió con otros apellidos.

—Angry, ya despierta—Hakkai lo movió con suavidad—. Oye, ya dijeron tu nombre, despierta.

El joven manoteó al otro, murmuró cosas sin coherencia. Le importó más envolverse con la sábana para jugar a ser un gusano en vez de prestarle atención a sus deberes.

—Yo te lo advertí, luego no te enojes— Hakkai apretó los labios.

Abandonó la habitación, sabía que en una hora más su amigo de rizos escandalosos estaría cabizbajo, arrepentido de su falta de interés.

La clase dio por terminada exactamente a las 9 en punto. Los estudiantes se fueron desconectando, quedaban pocos cuadros en la pantalla, en el trascurso se escucharon voces y palabras de despedida. Souya se había dormido durante toda la clase, y su excesivo cansancio no lo obligó siquiera a despegar un poco los párpados.

Se quedó privado, progresando ronquidos. El profesor, que estaba listo para desconectarse, tuvo que permanecer un rato más para preguntarle a Souya si tenía alguna duda de la clase, ya que era el único que seguía conectado.

—Kawata, ¿Tiene alguna pregunta por hacerme?— habló, miraba atento al monitor—Kawata, le estoy hablando.

Angry despertó por gracia divina, de un sobresalto. La pesadilla de caerse en un acantilado lo corrió del mundo onírico.

Tardó el procesar la realidad, en darse cuenta que se había perdido muchas explicaciones y que tristemente, tendría que ver la clase grabada en otra ocasión.

—Kawata, ¿Sigue ahí o está dormido?— cuestionó el adulto.—Hoy no participó para nada, para la próxima clase será el primero al que le pregunte.

Souya se salió de la videollamada, tomó asiento en el centro de su cama. Se odió por volver a hacer lo mismo.

—Maldita sea, me volví a dormir— rascó sus ojos — Me odio.

Llevó las manos a su rostro para frotarlo suavemente, estiró sus mejillas hacia abajo. Detestaba bastante hacer siempre lo mismo, y sin embargo, no se esforzaba por cambiar el hábito.

Afuera, un recién bañado Hakkai estaba tratando de no quemar la cocina.

El olor a quemado llegó hasta la estancia intranquila del estudiante. Cerró la laptop para ir a socorrer, verificar, salvar, saber la procedencia de ese aroma desagradable.
Se condujo con ayuda de las paredes y los muebles, ya que andaba todavía medio dormido.

—¡Hakkai! ¿Qué huele a quemado?— Souya apenas tenía los ojos despegados. Se parecía bastante a su hermano risueño en ese momento, solo que sin sonrisas— ¿Qué estás haciendo?—iba tambaleante.

—Buenos días dormilón —se burló el hombre alto.—Estoy haciendo el desayuno, tranquilo— siguió en lo suyo, esmerado.

—¿Quemaste algo?

—Sí—admitió sin timidez.—Pero me lo como, no hay problema.—Hakkai se volteó a ver a su compañero, no pudo reprimirse una carcajada por la apariencia matutina y exótica del chico —Me gusta como tu cabello siempre puede verse más esponjado. Por cierto, lávate la cara Angry— aconsejó.

Indignado se marchó al baño, obedeciendo sin ser forzado. Angry se enjuagó la cara y los dientes, también se peinó de mala gana todo su nido de rizos azulados.

—Todavía huele a quemado— suspiró, secándose el rostro.—¡Hakkai, deja de quemar las cosas!

Shiba era un pésimo cocinero. Había vivido casi toda su vida con comida preparada por terceros, lo habían consentido y mal criado durante años. Recientemente se atrevía a cocinar, intentaba todas las recetas que veía, pero se le daba mal. En su hogar solo le bastaba con sentarse y un plato de comida nutritiva y jugosa se le postraba enfrente.

Ahora en su vida independiente, si quería eso, tenía que levantarse e improvisar con los pocos ingredientes del refrigerador.

Tener un solo limón seco, pan tostado y una bolsa de avena arrumbada limitaba las opciones para preparar sus desayunos favoritos.

El problema se solucionaba cuando Souya resultaba ser un gran cocinero. La mayoría de comidas las hacia él.

—No me quedaron tan bien, pero son comestibles— se dijo Hakkai. Estaba entretenido sirviendo los hot cakes de avena.—¡Angry, ven a desayunar!

Esa mañana fue comprensivo con su compañero, entendió su cansancio. Su buena obra del día consistía en hacer el desayuno para los dos, de paso demostrar que sí era capaz de cocinar algo rico.

—¿Hiciste el desayuno?—preguntó Souya, un poquito más despierto.

—Así es, ¿Quieres café?—Hakkai jaló una silla y palmeó el respaldo, invitando de esa forma a qué Souya se sentara— Hice un par de compras hace un rato, no tenemos nada en el refrigerador— apuntó a una bolsa reciclable.—No compré mucho.

—Oh, debiste avisarme para acompañarte— dijo Angry, avergonzado. Observó los platos de hot cakes amorfos, inflados y de buen color, los comparó con mucho detalle.

Prefirió no hacer algún comentario y simplemente atraer el plato que tenía los panqueques quemados.

—Ese es mío—se alteró Hakkai —Tu plato es el otro.

—¿Piensas comerte todos estos hot cakes quemados?

—Pues sí, ni modo que tirarlos.

Angry sonrió un poco. Encontró agradable que su amigo le dejara el plato con mejor presentación, con los hot cakes más apetitosos. Aún así, se pasó algunos de los quemados a su plato, para comer en la misma cantidad de los dos tipos: los buenos y los quemados.

Hakkai vio esto con algo de fastidio. Él quería comerse sus errores.

—Yo hago el café, tú ya hiciste el desayuno— Angry se levantó de la mesa, apartando a Hakkai de la cafetera— Sin azúcar, ¿Verdad?

—Sí, por favor— dijo Hakkai, tomándole la palabra.

Los platos quedaron con la misma cantidad de panqueques. A un costado tenían moras azules, plátanos y fresas cortadas, y podía bañarlos con lechera o miel.

—¿Cómo estuvo tu clase?—preguntó Hakkai, tenía antojo por reírse.

—Me dormí...—Angry dejó caer el agua hirviendo en las tazas.

—¿En serio?—fingió estar sorprendido.—Pero, ¿Si pudiste escuchar algo de la clase o nada?

—Me desperté de golpe, ya solo estaba el profe—se sentía un tonto.— Me puse nervioso y me salí rápido de la llamada. Ahora tengo una falta — le pasó el café a Hakkai.

—Yo fui temprano a tu habitación, dije presente por ti— comentó divertido.—También te sacudí para que te levantaras pero no me quisiste hacer caso—siguió degustando del platillo.

—¿De verdad dijiste presente?— bajó la cabeza.—Gracias Hakkai, no debiste molestarte—alcanzó el chocolate. Echó poco porque le daba pena aprovecharse de las cosas que compraba Hakkai.

Siempre evitaba ser abusivo con los productos y alimentos que no llevaran su dinero.

—¿Quieres miel?—ofreció Hakkai — Pruebalos y dime qué tal me salieron ésta vez.

—Los que están quemados supongo que saben amargos— Angry sonreía muy suave, era imperceptible esa expresión.—Gracias por el desayuno, no debiste.

—¿No debí por qué todo lo quemo?— alzó una ceja. Le gustaba crear dramas de cosas sencillas.

—No, digo que no debiste, o sea, hacerlo también para mí...—probó bocado, arrugando la nariz.

—¿Por qué no?—se fijó en el gesto de Angry y su aparente disgusto.

—Pues, no es necesario que me hagas el desayuno, pero igual muchas gracias— ante todo, quería ser agradecido y amable.

—Tú siempre haces las comidas para los dos, es injusto que yo no toque la cocina para casi nada—siguió comiendo.—¿No te gustaron?

—Sí me gustaron, saben rico— mintió.

Sabían crudos.

Aún así, para Souya siguió siendo un hecho cálido y lindo. Hakkai siempre era considerado, a veces demasiado amable.

—¿Hoy fuiste a correr?— bebió su café.

—Sí—Hakkai miraba a su amigo fijamente, sin querer lo ponía incómodo.

—¿Y había mucha gente?

—Sí, los mismos de siempre—en realidad, no se fijaba mucho en quienes iban a correr al mismo parque, pero si veía a algún conocido de cara, lo saludaba sin problemas. Era educado.

Souya notó que ya estaba bañado, el olor a rosas era intenso.

No entendía como a Hakkai le daba tiempo de hacer más cosas, pues apenas eran las 9 de la mañana y ya había ido a correr, se había bañado, hecho las compras y el desayuno. Tampoco olvidaba que seguramente ya se había pasado un rato viendo las noticias.

Souya a veces quería ser igual que Hakkai, alguien productivo.

—¿Hoy a qué hora entras al trabajo?

—Hoy entro más tarde, a las tres— Souya respondió monótono, suspirando con cansancio.—¿Tú?

—No me han avisado así que creo que no iré hoy—recostó la espalda en la silla.— Saben feos.

—No es cierto— negó la verdad luego de ver en el mismo punto que Hakkai.

—Sí, saben feos, acéptalo— alzó el plato desde una esquina para hacerlo sonar al caer.

—A mí me gustaron.

—Arrugaste la nariz al inicio.

—Claro que no.

—Claro que sí, me mentiste— apartó el plato, puso los codos sobre la mesa y frotó sus sienes —¿Por qué me mentiste, Angry?, debiste decirme que saben horribles...ahora sí te da dolor de estómago será mi culpa.

Souya siempre caía en las baratas actuaciones del más alto. Bueno, si se le daba bien manipular emocionalmente cuando quería jugar, y dejaba de lado que Souya también era bueno manipulando.

—Hakkai, no digas eso, saben ricos, sí me gustaron— pocas veces diferenciaba si era broma o verdad.— Con miel saben buenos— se sintió culpable y triste por ver a Hakkai "llorando".—Oye, no te pongas así, me vas a hacer sentir mal— lo dijo para cortar la cutre actuación, en realidad le daba igual si lloraba o no.

Los hot cakes no estaban tan buenos.

Hakkai paró su intento de gracia al percibir la voz de Souya con toques tristes.

—Estoy jugando— aseguró. Le guiñó un ojo en tono burlón — Porqué siempre caes Angry, ya deberías conocerme—se apuró en comer.

La amistad terminó en una breve pelea a la hora de lavar los platos, pues los dos eran competitivos en ver quién hacía los labores del hogar.

—Tú cocinaste, a mí me toca lavar los platos, es lo justo—dijo Angry.

—Cociné para los dos por gusto, déjate consentir al menos una mañana. Yo los lavo.

—No—lo empujó con el hombro.—Déjame lavar o me enojo—le abrió al grifo del agua.

—Angry, sabes que a mí me gusta lavar los platos.

—Al rato los lavas tú.

—Me caes mal— respondió berrinchudo. Accedió a pasar el resto de utensilios.

—Sí, tú también a mí — pudo reconocer la farsa.

Sus mañanas eran muy típicas, la normalidad estaba en pelearse por cosas mínimas, sin importancia, y solucionar sus conflictos con la misma facilidad de crearlos.
Se divertían y compartían todo lo que estuviera a su alcance.

Eran personas muy distintas y con algunos gustos similares.

—Por cierto, te compré un yogurt— Hakkai quiso ser servicial y buen hombre, ayudando a ordenar las recientes compras.—De frutos rojos, tu favorito.

Hakkai era el amigo que le compraba cosas a Souya por simple gusto, y éste la mayoría de las veces se sentía con pena de aceptarlos. Siempre quería devolverle todo lo que Hakkai gastara genuinamente en él.

—Gracias, al rato te traeré ensalada rusa del trabajo— siguió lavando, sin ser consciente de la amargura del más alto.

Hakkai prefería no preguntar el porqué esa necesidad de Souya de querer devolver los regalos. ¿Qué tanto le costaba aceptar algo y ya?

Se contenía de darle su punto de vista a Angry para no hacerlo sentir mal. A fin de cuentas, los obsequios también le gustaban, pero le agradaría más si su amigo no se complicara la vida tratando de devolver todo lo que recibe.

Hakkai suspiró, continuando con lo suyo, al pasar cerca de Angry le hizo maldad, le picó las costillas.

—¡Hakkai!—exclamó luego de sacudirse.—No me hagas eso.

—¿Qué cosa?— había amanecido con más deseos que otros días por molestar a su compañero.—¿Esto?—volvió a picarlo con los índices.

—Respetame.

—No— se alejó a tiempo para no tener jabón en la cara.—Uy, que delicado.

Hakkai y Souya, se llevaban bien, bien dentro de lo que ellos comprendían como bueno.
Ambos disfrutaban de su compañía y tenían coordinación.

No se aburrían mucho cuando estaban juntos, les era cómodo vivir en el mismo departamento.





Continue Reading

You'll Also Like

514K 52.7K 132
La verdad esta idea es pervertida al comienzo, pero si le ves más a fondo en vastante tierno más que perverso. nop, no hay Lemon, ecchi obviamente, p...
206K 11.6K 19
El maldito NTR pocas veces hace justicia por los protagonistas que tienen ver a sus seres queridos siendo poseidos por otras personas, pero ¿Qué suce...
2.2K 205 9
Souya ha metido un hombre a su casa con la intención de curarle las heridas, sin embargo, no sabe lo que ocasiona aquel detalle tan minúsculo como es...
5.3K 609 13
Finalmente es despertado el nuevo líder de la manada y el poder recayó en alguien inesperado que tampoco estaba interesado en el puesto, ni sus impl...