Narra Draco.
Era un sábado cualquiera de diciembre, faltaba poco para irnos de vacaciones de navidad, excepto yo que iba a quedarme en el colegio por temas ''familiares''.
Estas últimas semanas estuve pensando que hacer con _____ ya que había aceptado la triste realidad de que amaba a Weasley y nunca iba a darse cuenta de lo que siento por ella. Sinceramente estaba tratando de hacer todo para olvidarme de ella pero no podía y tampoco podía tenerla. Jamás me había pasado algo así con alguien o creí que me pasaría alguna vez, tiene algo que no se como explicarlo pero era única.
Decidí, luego del almuerzo, salir a tomar aire fresco para aclarar mis ideas. Cuando estaba doblando en una esquina la vi literalmente corriendo con los ojos llorosos, sin pensarlo dos veces la envolví en mis brazos y lo único que salio de mi garganta fue un -Tranquila, todo va a estar bien.- No se porque ni quiero hacerme ilusiones pero pareciera que el destino quiere unirme a ____.
El resto de la tarde lo pasamos en uno de los invernaderos hablando de cualquier cosa, mientras hablaba no podía evitar sentir lastima por mi mismo por tenerla enfrente y no poder decirle todo lo que quería, era una constante sensación de frustración que no se diera cuenta que estaba ahí, que existía y que lo único que quería era hacerla feliz, igualmente fue culpa mía no mover las piezas más rápido que Weasley pero en fin, luego fuimos a cenar y por primera vez en mucho tiempo se sentó conmigo en la mesa de nuestra casa. Charlar con ella y reírnos hasta tarde en la saca común era lo que mas necesitaba, al despedirla sentí un vacío gigantesco, y me terminé de dar cuenta por todo lo que había sentido en la tarde que había vivido con ella.
Me dormí con una sola idea en mi mente:
Iba a intentar todo lo que fuera posible para que sea mía.