Cafuné (Jenlisa)

Od Amatista401

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Aun recuerdo tus dedos recogiendo mi cabello desordenado por las mañanas... pero ese recuerdo se ve manchado... Více

Aun te recuerdo
Lía
Roseanne Park
Doctora Manoban
Chaesoo (+18) ⚠️⚠️
Directora Kim
¿Anacoreta?
Fachada 1/2
Fachada 2/2
Sesión 1(Lía K)
Eufemismo
Sesión 2 (Lía K)
Había una vez
Hily
El inicio del Fin.
10 razones
Derrumbarse
⚠️Anécdotas de una prostituta. ⚠️
Abogados
Segunda etapa.
La razón del efecto.
*Siempre*
Palabras mayores.

Punto de quiebre - Sesión 4/ Lía K.

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Od Amatista401

Habían pasado algunas horas después de que la doctora Manoban fuese testigo de la forma tan violenta en que su hermana había reaccionado sobre una noticia que nadie le estaba dando...

13 horas para ser exactos. Eran ya las 2:00 de la tarde y ella estaba en el recibidor de la casa de Jennie... Podía ver algunos destrozos desde ahí, nada revelador... Todo estaba cubierto religiosamente con seda de "important" y a puertas cerradas. 

Tenía curiosidad, pero debía enfocarse. La última sesión que había tenido con Lía semanas atrás, la mencionada se había comportado groseramente e incluso juraba haber retrocedido tres pasos en falso ese mismo día...

El caso era, ahora; le habían notificado algo que la dejo aún mas confundida "de parte de Jennie". Seulgui le había hecho una llamada rogándole que viera a Lía. En su poca experiencia en la situación, algo grave debía de haberle pasado, lo que fundamentaba el comportamiento violento de su hermana y la actitud un tanto... Distante de su cuñada.

No tenia una sola idea de que esperar. En su paso por la universidad le habían dicho, "Siempre espera lo mas alocado y acertaras".

La casa de Jennie a simple vista era normal. Aunque, no sabía por que, algo no le cuadraba.

El único empleado que hubo visto hasta ahora era el velador y eso que un era algo tarde. Estaba esperando que según Seulgui, Lía estuviese mas tranquila...

Escucho las pisadas de la antes mencionada en la extensión de las escaleras...

— Se que tu, normalmente no me escuchas. Pero, se paciente y manten la calma. Cuando Lía está así.... Ella trata de herir a las personas para que la dejen en paz — Le dijo mientras sobaba su cabeza...

— ¿por que no prueban dejándola en paz?—

La chica se detuvo y pensó en la respuesta.

— Porque justo ahora no podemos. Le ha dicho algo a Jennie y Jennie esta ida, además, ella no quiere volver con su madre ahora. 

— ¿Dónde está Jennie?

— Está en el tribunal con tu hermana. Quieren una prórroga para el caso...

— ¿Que le pasó? — Pregunto sin saber bien la razón.

Obtuvo una respuesta corporal violenta de la chica. Apretando la orilla del respaldo de la silla. Sus dientes chirreantes y sus ojos ligeramente más pequeños...

— No es de tu incumbencia. Se te ha contratado para Lía...

En el fondo. Muy en el fondo... Kang culpaba a Lalisa Manobal y a su familia por todo eso. Que, aunque supiera que Jennie lo había decidido... Kim solo tenia 19 años. Demasiado lista para su situación y demasiado ilusa para su suerte. Pero, si las culpaba por alejarse. Por odiarla.

Sin mas que decir, sin avisar salió dejando a la rubia sola en aquel lugar.

Observando las escaleras que la llevarían a Lía... Ella ya había experimentado la aptitud que poseía la niña  para herir. ¿Estaria dispuesta a soportarlo?

Si. Estúpidamente si. Por que sólo así sabría un poco más sobre Jennie...

Aún si sabía que se estaba exponiendo a la humillación por parte de una niña de casi 8 años, aún si sabía que estaba pasando la ligera línea entre lo sanamente adecuado...

Terminó frente a la puerta cerrada que creía era la correcta. La habitación principal también poseía aquel royo de cinta aislante amarilla...

Toco a la puerta y abrió... No había nadie. Se tomó el cabello respirando suavemente... una, dos puertas repitieron el proceso. Al llegar a la última sabía que era la correcta, una biblioteca pequeña.

Observó que a comparación de la que está en la empresa de Jennie, esta estaba desordenada, oscura... repaso un poco más hasta encontrar a la pequeña sentada en un rincón frente a la ventana cerrada y cubierta por las cortinas de lino marrón.

Parecía ida, quizá un poco afligida. Haciendo un movimiento repetitivo con sus pulgares de forma rápida y observando el techo. La doctora automáticamente dirigió su vista al punto ubicado por la chica. Un techo amarillo, debía reconocer que tratándose de Lía, no era raro.

La niña estaba demasiado metida en su cabeza que ni siquiera noto por primera vez, aquel olor a café y menta que la doctora desprendía por haber sido llamada de improviso.

Lalisa Manobal solo paseo su vista encontrando libros tirados uno sobre otro y otro. Una repisa levemente torcida y un desorden raro tratandose de Lía.

Caminó sigilosa hasta la mesa y voltear uno de tantos libros. "Residencia en la Tierra II"  De Pablo Neruda   decoraban el empastado de aquel libro. Estaba de modo que una página quedara al descubierto... "Solo la morte". Se maravillo al encontrar el libro en su idioma original.

Tomó asiento sin lograr llamar la atención de la chica, sacando de su maletín la grabadora y una carpetilla de apuntes.

—¿No sientes frío? — Pregunto buscando llamar su atención.

La niña como ya le era costumbre la ignoro olímpicamente.

Tomó aquel libro y parpadeó repetidas veces al vislumbrar pequeñas gotas de sangre manchando la impecable armonía de versos.

Lo había hecho de nuevo, no tenía dudas, se había herido... ¿Por que?

— Hay cementerios solos,
tumbas llenas de huesos sin sonido,
el corazón pasando un túnel
oscuro, oscuro, oscuro,
como un naufragio hacia adentro nos morimos,
como ahogarnos en el corazón,
como irnos cayendo desde la piel al alma.

Escucho cada palabra que salió de la boca de la menor... Había recitado una parte de aquel poema...

— ¿Que pasa? — Se sentía una idiota por preguntar algo que ella misma tenia debía averiguar, pero no tenía muchas opciones... No con Lía.

No obtuvo respuesta. Ni siquiera una mirada o una reacción, nada.

— ¿Como te ha hido con tu padre últimamente? — Sabía que no debía ser demasiado brusca, pero se felicitó al obtener una respuesta.

La niña se encogió y se apretó a si misma mientras cubría sus oídos con sus manos. Como si no quisiera escucharla. Mesiendose, notó rápidamente sus ojos... Estaban hinchados y aseguraría que estaba apunto de llorar.

Quiso decir algo. Cualquier cosa, pero no lo hizo. No se lo permitió.

— ¡No más! Detengase!

Quiso acercarse. De inmediato lo descarto, la niña lo vio venir y se arrastro aún más lejos de ella.

— Que... ¿Que te pasa? — dejó sus cosas a un lado y caminó solo lo suficiente.

— La odio. Usted es la culpable, ¡¡Usted tiene la culpa!!

La doctora sintió su bilis subir y removerse en su esófago. La sensación amarga en su boca estaba provocándole molestia.

— Yo, no hice nada. Yo

La niña le dio la cara por primera vez. Era una vista arrebatadora.

— Usted! Metió todas esas ideas en mí. Dándole nombres a lo que siento. A lo que no se si quiero sentir! Y yo — de nuevo, temblores — Y-yo solo no quería. No quise hacerle daño... Yo solo quería que... Que dejara de doler.

Su rostro se había tornado rojizo de pronto.

— ¿Que es lo que hiciste?

A partir de ese momento no podría hablar más.

— Yo solo la vi. Si no la hubiera visto... Estaba tan mal, yo no quería verla así. Por que la amo y usted dijo que ella me amaba. Y que eso era bonito... pero p-pero... ¿Por que su amor me hace tanto daño?

Lía Kim había llegado a su punto de quiebre.

— Su rostro estaba manchado. Conozco esas manchas en su piel, no desaparecen rápido, siempre las cubre de mi. Sonriendome todo el tiempo mientras puedo saber que está muy mal. Diciendo "Estoy bien" cada vez que su cabeza sangraba. "No pasa nada" cuando el la golpeaba.

Eh?

Era mucha, demaciada información. Demasiado rápido.

— No debería decir esto. Yo lo amaba también. Mucho, aunque el decía que arruiné su vida. Papi era bueno. "Papi te ama a su manera" dijo muchas veces. Y ahora de alguna manera termine siendo igual que mi papá. La lastime. 

Silencio...

La doctora Manobal había encontrado una posible respuesta... Lía Kim había desbloqueado una nueva emoción... La culpa.

— Yo, le dije que no soportaba más verla así y saber que mentía. L-le dije que recordaba cada grito y cada golpe que le daba... Le dije que yo... que y-Yo intentaba sentir su dolor y era agonizante. Ella lloró por mis apalabradas, quejas y por primera vez verla a los ojos no me gusto.

—Lía, estás yendo muy rápido, respira.

— Tampoco me gusto imaginar que por un momento creí haber visto la marca del cinturón de papá en su cuello...

Para la doctora eso había sido un detonante temporal...

— ¿como sabes eso? — sus manos comenzaron a picar y no sabía si su saliva se había acabado, o por qué su voz había sonado más grave de lo normal.

— Cuando la ama de llaves devuelve la ropa a los cajones a veces olvida los cinturones de papá... y — sus manitas dieron ligeros golpes en su cabeza... — puedo apostar a que leí Ermenegildo Zegna en la marca de la evilla que decoraba su cuello casi imperceptible... yo n-No quiero creerlo... No tiene que ser cierto. D-debe-ría tener una explicación 

Lalisa Manobal ahora estaba en ese frenesí que hace muchos años no recordaba. Era la sensación de estar ardiendo y sudando frío al mismo tiempo. 

Lía continuó revolviendo su cabello mientras comenzaba a llorar de nuevo.

— Lía... Es normal — por un momento no supo que decir o hacer. Trato de pensar, ¿ Que respuesta la calmaría?, ¿Que cosa le traería paz a su atormentada conciencia? — Todos en algún punto, niños, adultos, hemos hecho llorar a nuestras madres, a personas que eran y son importantes para nosotros. 

— ¡Entonces está bien!?,  ¿Puede asegurar que mi madre podrá verme a la cara sin recordar que le dije esas cosas?

— No, Lía. No puedo... Pero no es así como funciona. Tienes que sentír arrepentimiento y disculparte desde el fondo de tu corazón.

Ella se limpia las mejillas y ve a la doctora atenta, seria.

— ¿Y si eso no funciona?

El silencio corrió durante impredecibles segundos, hasta que la respuesta llegó.

— Entonces, perdónate a ti misma.

— ¿Sería Justo que yo me quitara la culpa así de fácil?

Su respuesta no se la esperaba. En un mundo donde nadie quería cargar con sus pecados...

— Puedes. Tu, porque estás descubriendo la vida. Porque estás desarrollando emociones y sentimientos que son complicados para todos. Porque tienes el beneficio de no hacerlo con malas intenciones. 

— M-mis ¿Intenciones?— pregunto confundida.

— Si, Lía. Se que no dijiste esas cosas con la intención de herirla, ¿Cierto?

La morenita solamente se quedó en silencio e hizo una mueca leve con sus labios, frustración.

— No lo se, yo solo no pude mantener mi boca cerrada. Sentía que explotaba y solo deje todo salir. Aún cuando la llame mentirosa y vi el dolor en sus ojos no fui capaz de detenerme... ¿Que clase de intención es esa?

Ella se estaba culpando por algo de lo cual no tenía la culpa realmente. La culpa no era de nadie, en realidad... Pero la verdad era tan cruel como cierta. Dada su respuesta y el hecho de que después de darse cuenta del dolor que había provocado... El no sentir empatía hasta el final, ese era el punto ahora. Si, se había comportado como una niña malcriada que reclama a su madre. Si, había dicho cosas hirientes que no debía. Pero, como en todo en la vida habían excepciones. Y la de Lía era claramente que ella era una PAS (Persona Altamente Sensible) además del evidente hecho de la ausencia de empatía y reacciones normales a cosas como lo son las repuestas emocionales.

— No soy alguien que pueda responder eso Lía, cada cabeza es un mundo lleno de emociones y reacciones complejas. Estoy segura que si te disculpas y eres honesta con tu madre ella lo entenderá. ¿No es así como te ha criado? Cuando te portas mal, ¿Ella no te castiga o habla contigo?

— Si, lo hace... habla conmigo si me porto mal, si lo vuelvo a hacer me castiga...

— Bien, está es la primera vez que esto pasa. Piensa en ello, la vida se trata de estos pequeños momentos Lía, no te atormentes por cometer errores humanos.

La carga en los ojos de La Niña era visiblemente más ligera, aunque no la de sus párpados. Parecía cansada...

— ¿Tienes sueño?

— Creo, solo quiero cerrar mis ojos.

— ¿Porqué no vas a dormir un poco?

— Tengo que ordenar esto — señaló el lugar — 

— Bien, espero te haya servido de ayuda, Lía. Es hora de irme —

Antes de poder darse la vuelta Lía estaba sosteniendo el borde de la ropa de la doctora.

— Usted... hablará con mamá? 

— Supongo que si, pero no te preocupes. No le diré exactamente lo que tú me has dicho. Solo un análisis de la sesión.

La Niña la soltó y volvió a darle la espalda... Era momento de irse...

.

.

.

De vuelta en casa... Últimamente el trabajo se le hacía menos entretenido, claro, no es que el sufrimiento ajeno tuviera que entretenerle, pero al menos ella disfrutaba hasta cierto punto ayudar aquellos niños. 

Cada vez rechazaba más pacientes y posponía sus citas usuales. Incluso pensó en tomarse un tiempo, ya no estaba controlando las cosas horribles que escuchaba en sus sesiones... Desde maltrato verbal, mental, hasta el físico y la negligencia de algunos padres...

Siempre pensó, si no tienes el tiempo y la vocación... No deberías traer niños al mundo. Eso nunca termina bien... 

Pero, dejando su bata en el consultorio y volviendo a casa, el único caso que le llenaba su raciocinio era el de Lía Kim. Recordaba con tanta exactitud las palabras vagas que esta soltaba de vez en cuando... la insistencia al enfatizar que su madre, Jennie, era alguien que sufría a escondidas. Le carcomía la curiosidad por saber porque había una situación que nadie le estaba comentando, ¿ Porque Jennie estaba mal de nuevo?, ¿Porque Lía vio marcas en su cuello?, ¿Cuántas veces a sucedido lo mismo?

Y a esas interrogantes se le sumaban sus viejas dudas, como , el ¿Porque su hermana no parecía guardarle rencor como al principio? O ¿Porque Jisoo la había perdonado tan rápido?

Fue hasta la cocina y abrió el mini bar. El olor a caja de empaque de vino tinto la recibió de inmediato. Tinto con 15% de alcohol. Eso necesitaba para dormir tranquila esa noche...

O eso creyó al principio, antes de beber las primeras copas con poco y más de 4 onzas cada una. Antes de sentir el calor agolpándose en sus mejillas y sentir sus párpados pesados, pero, sin llegarse a cerrar.

Estaba sola, como muchas ocasiones antes, camino tambaleante hasta la sala de nuevo. El sillón sería su compañero de copas, no creía aguantar el trayecto a su habitación.

Acomodándose en el mueble, bebiendo lo que quedaba de su copa, comenzando a quedarse dormida, sentía que el licor la tranquilizaría.

Respiraba tranquila, hasta que el alcohol surtió efecto en su subconsciente...  Tenía una clase de sueño imaginativo. Materializaba los escenarios mencionados por Lía. Veía a la menor esconderse tras una puerta mientras, su padre masacraba a Jennie. Su piel comenzó a humedecerse mientras se removía en el sillón. La imagen cambió, y pudo ver en ella a Jennie, tomando su cuello cubriendo marcas, marcas que no lograba ver. Lo relacionó al comentario de Lía. Rodando en el pequeño espacio sobre si misma, respiraba agitada. El sueño había vuelto a cambiar... Ahora se le presentaban las imágenes del "important" en la casa de Jennie, las etiquetas amarillas que recorrían las superficies y limitaban a los demás.

Gracias a sus movimientos terminó cayendo al suelo aún absorbida por sus pensamientos... Jennie no podría estar mal.... O si?

Se acomodó en el suelo, palpando su frente y re acomodando su cabello. El olor a alcohol ya se había apoderado de su cuerpo y sabía que si su hermana o cuñada la encontraban así, no la libraría. Con trabajo se puso de pie y camino con tambaleos a trastabillas hacia las habitaciones...logró dar una serie de pasos hasta que finalmente sus piernas cedieron cayendo con fuerza... Coño, había atravesado una puerta? No, la puerta estaba abierta... recorrió el lugar con la mirada.

El despacho de su hermana. Ella normalmente nunca husmea en sus cosas. Probablemente porque esté sobria... y nunca tenga acceso a a ellas... pero, ahora estando alcoholizada y curiosa se levanto de nuevo y ayudándose de los muebles logró alcanzar el escritorio. Bastante ordenado. Un par de carpetas con fechas y nombres... posó su vista borrosa y rápidamente...

-Evidence No.15 J.K-

Llamó su atención de inmediato. ¿Quien mas tendría esas iniciales? Río por su pensamiento. Tomó aquel folio y lo abrió. Nada raro, números de cuenta, llamadas, etc. Cosas usuales. 

Habían más papeles adjuntos. Todo organizado por orden numérico, pensó en husmear sus últimos papeles...

-Contrato de alianza, J.K and J.K- ¿Que diablos era eso? 

Sus ojos se desperezaron para comenzar a leer... -Kim Jisoo nueva acreedora de **% de acciones totales en.... Kim Jennie... Kang Seulgui figurará como única accionista mayoritaria...

¿Pero que mierda? Queriendo saber más, continuo ojeando, mala idea? 

-Esponsal, Kim Jennie/Kim Jong-Ing-  sus ojos se detuvieron abruptamente. Ella sabía claramente lo que era un esponsal.

Su cabeza había comenzado a doler... Aún faltaba información de este, dio vuelta a la página quedando helada...

No supo que más hacer. Aún cuando escucho la puerta ser accionada abajo. Aún cuando aquello no debía haberlo hecho. 

Palpo, sobre la fina hoja palpó el rostro amoratado de la imagen de Kim Jennie...

-abuso- varias fotografías de distintos ángulos. Pasó rápidamente la página para no ver más esas imágenes. Encontrando la gota que derramaba el vaso... una fotografía de un cinturón enrollado. Ermenegildo Zegna. Tomó valor para leer el escrito.

-Objeto utilizado mientras (el) la obligaba a tener (abuso sexual) relaciones en forma de castigo (forzadamente) en contra de su voluntad. Pasando alrededor de su cuello apretando con fuerza suficiente, como para someterla. En forma de advertencia en respuesta a su reciente petición de divorcio emitida el....

Nada mas. No pudo seguir leyendo. En un impulso de rabia, irá, dolor. Volcó el escritorio y empujó la silla.

— Lisa? Estás en casa? — la voz de su hermana la hizo sulfurar.

Escucho sus pasos cerca y efectivamente. Ella entró a la habitación por la puerta evidentemente sorprendida.

— ¿Pero, que demonios te pasa? ¿Que haces aquí? — ni bien terminada la pregunta La doctora había arremetido en su contra.

Tomándola de la ropa con fuerza. Escupiendo con rabia.

— Tu! Tu lo  sabías, y no me lo dijiste!

Los pasos de Jisoo al escuchar el escándalo se escucharon apresurados.

— Lisa! 

La nombrada la soltó.

— Ustedes dos, lo supieron todo el tiempo...

— No! Lisa, no es así, déjame explicar.

Su hermana la tomó con fuerza, abrazándola. La adrenalina había acabado, ahora solo quedaba el alcohol. Haciendo que esta llorara. Porque no tenía ningún derecho de enojarse. No lo tenia, ni de llorar, ni exigir algo que no le correspondía... mientras era llevada a rastras a su habitación y se quedaba dormida alcanzó a preguntar...

— Cómo está?

Y sus ojos se cerraron olvidando momentáneamente todo lo sucedido...

.

.

.

Continuará...

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