Marzo
Un cómodo silencio reinaba en mi oficina mientras terminaba los informes de trabajo, pero mi paz no duró mucho cuando oí unos golpes en la puerta.
—Adelante —hablé para quien sea que haya cortado mi concentración, pasara.
La puerta se abrió y entró Sanem a mi oficina.
—Siento interrumpir —expresó—, traigo las fotografías que tomé — me entregó un sobre con las fotos antes de sentarse frente a mí.
—Excelente gracias —tomé el sobre y lo abrí—. Aunque aún necesitamos reunirnos para ultimar detalles.
—Ahí se encuentra todo lo necesario para el informe —expresa señalando el sobre que me entregó—. No es creo que sea necesario reunirnos con el equipo.
Arquee una ceja y entrelacé los dedos de mi mano antes de hablar.
—¿No es necesario para ti reunirte con el equipo o no quieres estar en el mismo lugar que Thomas? —lo solté así sin preámbulos, con Sanem siempre iba directo al grano, sin vueltas ni nada por el estilo.
—No lo veo necesario, Thomas no tiene importancia —respondió moviendo sus manos restándole importancia.
—No mientas Sanem, te conozco—suspiré —. ¿Me pregunto cuando dejaran esa idiotez de ignorarse y hacer de cuenta que no se conocen? Que no ha pasado nada entre ustedes.
—No ha pasado nada entre nosotros y tampoco pasará — pronunció mostrándose irritada.
—Solo te diré esto —comencé— Thomas en una persona maravillosa, siento que él te gusta y que tú le gustas; entiendo tu miedo a querer intentar algo con él, lo sé —repito—. Pero si no lo haces te arrepentirás y cuando eso suceda será demasiado tarde—mencioné conectando mi mirada con la suya.
>> No dejes que tu miedo sobre tu futuro o que tu inseguridad de que él no sienta lo mismo por ti los aleje.
No dijo más nada solo se quedó mirándome pensativa. Pero luego de unos minutos se puso de pie y salió de mi oficina.
Bueno al menos lo intenté. Suspiré y continué observando las fotografías.
❀❀❀
El sonido de mi móvil me sacó de mis pensamientos. Observé la pantalla y tenía varios mensajes en whatsapp, entré en la aplicación para comenzar a responder.
Moore : Oye, un chocolate caliente, te espera aquí para ti acompañado de un delicioso café para mí.
Sonreí por el mensaje que me envió Renata, prácticamente estoy viviendo con ella en su piso, tenemos una grandiosa conexión podemos entendernos con solo mirarnos. Una noche estábamos en su piso preparando la cena juntas y me preguntó si me gustaba la idea de vivir juntas, de compartir un piso.
Aún no le he dicho que sí pero luego de unas semanas pensándolo y de hablar con mi madre, la idea me entusiasma así que esa tarde cuando la visitara le diría que tendríamos que ir por mis cosas a la casa de mi madre.
Williams: Eres la mejor, ¿lo sabes?
Moore: Claro que lo sé, te espero aquí.
Williams: Tengo una noticia que darte.
Moore: Dime ahora, la intriga me matará.
Williams: No seas ansiosa, tendrás que aguantarte. Te veo luego.
Moore: Eres malvada.
Williams: Lo sé.
❀❀❀
Mientras subía las escaleras en el edificio donde se encontraba el piso de Renata pensaba en cómo iba a reaccionar cuando contara la noticia, que aceptaba compartir apartamento con ella.
Tardé bastante subiendo las escaleras pero no me importaba, no me gustaban los ascensores ya que padecía de claustrofobia. Por lo tanto solo solía entrar en ellos, solo si era sumamente necesario y acompañada por alguien claramente.
Toqué el timbre del apartamento y mientras esperaba que Renata abriera la puerta miré mis uñas despreocupada.
Cuando finalmente abrió la puerta le di mi mejor sonrisa.
—Hola amiga mía —saludé alegre.
—Hola amiga linda —sonríe mientras me abraza—, adelante.
Se movió hacia un costado para dejarme entrar. Dejé mi bolso y mi abrigo en el sofá antes de sentarme.
—Voy por tu chocolate y mi café —expresó Renata.
—De acuerdo.
Se marchó hacia la cocina en busca de nuestras bebidas. Mientras esperaba, tomé mi móvil para responder unos correos que había olvidado.
Unos minutos después regresó con nuestras tazas y se sentó a mi lado. Sabía que estaba ansiosa por saber qué era lo que tenía para decir. Pero aún no pensaba hacerlo, haría que se desesperara solo un poco más.
—¿Cómo has estado hoy, que tal el trabajo? —pregunté tomando mi taza.
—Bien, cerré unos contratos con unas modelos para la campaña de la nueva temporada.
—¡Eso es genial! —expresé alegre por ella.
—¿Y tú?
—Bastante bien, terminé mis informes, solo me quedan unos detalles, ya sabes me gusta que mis trabajos queden perfectos.
—Perfeccionistaaa —habló en tono burlón.
—Sabes que no puedo evitarlo, así soy —bebí un sorbo de mi chocolate caliente y cerré mis ojos al sentir el delicioso sabor.
Amaba el chocolate, era mi momento feliz.
Nos quedamos en silencio por unos minutos hasta que escuché el suspiro exagerado de Renata, provocando que sonría.
—Ya dime qué es lo que tiene para decirme, sabes que no puedo con la intriga, no seas perra —chilló.
—Ya —dejé la taza en la mesa pequeña frente a nosotras, mientras ella me miraba ansiosa—, tienes frente a ti a tu nueva compañera de piso.
Tardó unos segundo en reaccionar y luego comenzó a gritar y saltar alegre como demente mientras yo reía a carcajadas por su intensidad.
—¿Es en serio? —preguntó.
—¡Claro que si, viviré contigo!
—¡Estoy muy feliz! es la mejor noticia, tenemos que preparar tu habitación, no sé si te gusta el color o si la quieres decorar lo que sea lo haremos —vociferó—. Debemos ir por tu ropa, ahora estaremos todo el tiempo juntas, no es que ahora no lo hacemos pero es genial y...
—¡Oye para el carro! tranquila, luego veremos eso, primero debemos ir a por mi ropa.
—Claro, claro, lo siento es que... sabes que eres como mi hermana y estoy feliz —expresó abrazándome.
—Tú también eres como una hermana para mi Ren.
—Lo sé..., ¡Vamos por tu ropa!
—¿Ahora? —cuestioné.
—¡Si ahora vamos, levanta el culo!
—¡Pero aún no termino mi chocolate! —expresé observando la taza.
—No importa, ahora que vivirás aquí te haré todos los chocolates que quieras, muévete.
Negué repetidas veces sin quitar la sonrisa de mi rostro. Me puse de pie y tomé mi bolso junto con mi abrigo para salir del apartamento. Continué mi camino hacia las escaleras pero Renata me tomó del brazo de teniéndome.
—Hey, tomaremos el ascensor, se que no te agrada pero irás conmigo, no estás sola lo sabes —expresó con una suave voz.
—Quizá en otro momento, si no te importa —pronuncie con miedo.
—De acuerdo, cuando estés lista.
Bajamos las escaleras mientras conversábamos de nuestros planes. Sentía que había tomado la decisión correcta al aceptar su propuesta. Tal vez dudé un momento cuando Renata lo planteó pero finalmente acepté y me sentía realmente feliz por ello.
❀❀❀
Al llegar a la casa de mi madre nos dirigimos hacia la sala de estar y encontramos a mi madre mirando su serie, en el momento que nos escuchó llegar se giró hacia nosotras.
—¡Hola niñas! —se puso de pié rápidamente para acercarse a nosotras.
Sabía que ya no éramos niñas pero es mi madre, siempre nos llamaba así y yo solo la dejaba ser.
—¡Hola mami! —expresé abrazando a mi madre.
—Hola Alba —habló Renata junto a mí.
—Hola Renata —sonrió—. ¿Qué planean hacer? —preguntó mamá.
Crucé mi mirada con la de Renata y sonreímos de manera cómplice.
—Ven mamá hablemos —me dirigí hacia el sofá y me senté esperando a mi madre. Se colocó a mi lado, tomé su mano y comencé a hablar.
—Mamá, ¿recuerdas que Renata había sugerido que compartiéramos piso? —pregunté mirando sus ojos.
—Sí, claro cariño.
—Puesss... —sonreí nerviosa—, tomé la decisión de aceptar.
Mi madre se mantuvo en silencio unos minutos mientras podía ver como sus ojos contenían las lágrimas. Suspiró y luego habló.
—Me encanta tenerte en casa cielo, pero ya has crecido —tocó mi mejilla suavemente—, ya no eres una niña, se que debo dejarte ir pero nunca olvides que este es tu hogar y puedes regresar siempre que quieras hija —expresó con voz entrecortada.
—Lo se mamá, ya hablamos sobre ello.
—Te amo cariño —quitó suavemente una lágrima que caía sobre mi mejilla.
—Te amo mamá, vendré cada que pueda a visitarte, ¿lo sabes?
—Claro que sí, estaré aquí esperándote cariño, junto a tu padre.
Me estrechó en sus brazos dramáticamente y luego me puse de pie.
—Vamos a por mis cosas a mi habitación —agregué observando a Renata.
—Por supuesto —sonrió y se puso de pié.
Estaba segura que mamá se sentía feliz por mí, pero que también iba a echarme de menos tenerme en casa todo el tiempo, pero necesitaba hacerlo, realmente lo necesitaba.
❀❀❀
Me sentía completamente agotada luego de subir mis cosas al ascensor donde Renata iba más rápido mientras yo subía las escaleras varias veces trasladando algunas cosas a mi nuevo hogar. En esos momentos fue cuando me di cuenta que tenía demasiada ropa y zapatos, quizás debería donar un poco.
—Siento que moriré —expresé agotada.
—También yo.
—Necesito recuperar energías.
—Tengo una idea para eso —habló Renata, se puso de pie y se dirigió a la cocina. Luego de unos minutos volvió con dos cervezas.
—¿Esa es tu idea? —pregunté.
—Por supuesto.
—Excelente idea —sonreí y tomé la botella.
—Brindemos por nuestra nueva vida como pañeras de piso —pronunció Renata.
—Por un nuevo hogar con mi mejor amiga —sonreí.
—Salud.
—Salud.
Mientras hablaba con Renata de nuestros planes como compañeras de piso mi celular vibró con una notificación de whatsapp. Abrí la aplicación y ví un mensaje de mi madre y otro de Jerónimo de hacía una hora.
Sexy corredor: Hola.
Sophia: Hola.
Pasaron unos minutos y respondió.
Sexy corredor: ¿Cómo estás?
Sophia: Bien, ¿ y tú qué tal?
Sexy corredor: Bien. ¿te encuentras libre?
Sophia: Tal vez.
Sexy corredor: ¿Te apetece ir a cenar?
—¿Con quién hablas? —preguntó Renata acercándose a mí para ver mi móvil.
—Con Jerónimo.
Sophia: Lo siento, no puedo. Acabo de mudarme de piso y me falta desempacar cosas.
Sexy corredor: Eso es genial Sophia, excelente noticia.
Sophia: ¿Quizás mañana?
Sexy corredor: Claro, mañana está bien para mi.
Sophia: Genial.
Sexy corredor: Te veo mañana preciosa.
—Tengo una cita mañana —me expresé con una sonrisa en mi rostro.
—¿Con jerónimo? —interrogó Renata.
Sonreí y solo asentí en respuesta.
—Eso es genial, veo futuro en ustedes. Debo conocerlo para dar mi aprobación como mejor amiga—expresó Renata.
—Claro que sí, quizás en algún momento lo invite a cenar aquí.
Me sentía feliz y nerviosa al mismo tiempo por mi cita con Jerónimo, luego de conocernos en esa fiesta y de mi mensaje estando ebria. Tal vez creía que estaba loca o tal vez no, no lo sabía con exactitud.